Mikaelah, bonita, mujer trans, mula no–humana, afrodescendiente y fronteriza, es una travestinegra habitante del tercer mundo. MarikaMigrante y fugada del Estado ocupacionista dominicano y de la plantación sexo-género, antirracista y contaminadora de categorías, hoy se nombra mexicana no por ciudadana, sino para transpasar fronteras negadas y espacios prohibidos por su no humanidad y su clasificación caribeña termundizada, derivado de que nació en el laboratorio colonial del caribe, lugar de cuerpos negados por nacimiento, contamina sus sentidos, cimarronea sus significados de género, nacionalidad, humanidad…insuficiente en la masculinidad hegemónica y como mujer, deviene cimarrona de género, es una carne indomesticable en la sexuación forzada heterocis. Como cuerpo no apto para moverse, hace uso de la estrategia del Calibán, no es sumisa ni pone la otra mejilla, sabe contestar, defenderse es una necesidad vital en mundo que odia a las travestisnegras/personasnegras. Es parte de las colectiva AFROntera Cimarrona, del Grupo Latinoamérica de Acción y Formación Feminista (Glefas), del proyecto de–formativo DécimaOla, artista, voguera y performance. Creadora del Podcast antirracista Café Marika y Pájaro Negro. Pensadora, educadora popular, comunicadora, antiacadémica y escritora. Estudió la Licenciatura en Relaciones Internacionales y escribe para diversas revistas y medios de comunicación. Ha participado en el Poemario “Aquelarre de Negras un poemario de Negritudes insumisas”, en la Antología ¡Pájaros, lesbianas y queers, a volar” de Dominican Writers y en el Fanzine “siete mil ríos nos comunican” por FRESTAS Trienal de Artes 2021. Es autora del libro el Feminismo ya fue, público por OnA Ediciones. Lleva 10 años trabajando en organizaciones sociales en México, en diseño y formulación de proyectos y en temas de libertad de expresión y acompañamiento a personas defensoras en riesgo.
¿El feminismo blanco punitivo está abusando del escrache? Mikaelah Drullard reflexiona al respecto ¿Qué hacemos con el vaciado o banalización de los significados de violencias y abuso, el uso mañoso del feminismo para ser punitivas y buscar la cancelación del otro por no haber estado de acuerdo en algo, por haber tenido un conflicto o haberle roto el corazón a alguien?
Con la falsa premisa de que Israel sí respeta los derechos humanos, de las mujeres y las personas LGBT+ mientras que en Palestina no, se justifica un genocidio. El pinkwashing y el purplewashing se suman al orientalismo y al homonacioanlismo sionista como herramientas de propaganda y lavado de exterminio.
Lo que ocurre en Palestina, el Congo, Sudán y Haití frente a los ojos del mundo, se sostiene sobre la premisa racista y colonial de que no existe “ningún humano involucrado”. Mikaelah Drullard profundiza esta mirada.
Después de ser agredida en el anterior 8M por un grupo de terfs, Mikaelah vuelve a marchar este 8M, a pesar de los riesgos. ¿Qué la moviliza? Una necesaria reflexión en torno a las movilizaciones feministas contra las violencias.
Nota introductoria: este texto plantea una disputa de sentido de mi identidad travesti frente al canon occidental de lo trans. Es una exploración y reflexión en voz alta de cómo me entiendo como una subjetividad trans, con la intención de separarme radicalmente de las blancas trans, porque hermanas tampoco somos, porque muchas por más trans que sean, han sido muy racistas. Desde mi experiencia no hay transitividad sin antirracismo.
"Pensar que estas mujeres representan cambios por ser quienes son, es pecar de ingenuidad, es no querer ver la realidad, no es solo ser feministas blancas nacionalistas e institucionales, sino estar convencidas en la falacia de la identidad sin complejizar, sin entrelazarla con un análisis imbricado desde una mirada de raza, clase, posiciones e intereses. Es no comprender que las identidades por sí solas no nos salvarán, ni tampoco se traducirán en un cambio positivo por el hecho de ser mujeres."
"Veamos Barbie como lo que es: una comedia, un producto redituable, hipervendible generador de un fenómeno rosa al que le han llamado barbiemanía, pero nunca como ejemplo de lucha social.”
Una reflexión personal de la autora sobre su experiencia trans–negra–migrante y la constante fiscalización de su conducta por no dedicarse a resolver los problemas estructurales que aquejan a otrxs. “(…)cuando abandonemos el derecho penal, el colonialismo penal y el punitivismo que aborda todo a través de la culpa y el castigo, veremos el enemigo en lo estructural y no en lo individual, entonces podremos identificar quién o qué es el verdadero problema y dejaremos de joder un poco a la compa, que sinceramente no está haciendo nada, más que tratar de vivir su vida.”
Las trenzas para las mujeres afro no son un accesorio, son memoria de re–existencia y cimarronaje. En este artículo la autora elabora un manifiesto político sobre el uso y la técnica detrás del trenzado del pelo afro.