Si me permiten disentir de la euforia feminista que trajo la película Barbie de la directora y feminista blanca Greta Gerwing, me gustaría compartir algunas reflexiones que me obligaron a pasar de una postura desinteresada antes del estreno, a una actitud reflexiva derivada de los múltiples temas, traumas y reproducciones culturales hegemónicas que la cinta despierta y posibilita.
Antes de compartirles mis preocupaciones, saliendo del cine y navegando por las redes sociales, inevitablemente me pregunté: ¿por qué el live action de La Sirenita no despertó los debates que ha abierto Barbie? Me respondí rápidamente que, obvio, al estar en un paradigma donde las opresiones son jerarquizadas, y donde el feminismo blanco, el más visible, ha sido el más relevante en comparación con otras luchas antirracistas, antipatriarcales y otros feminismos, hace que sus productos sean más abrazados (comercializables) frente a otros temas, ahí me caché en la reflexión, y me dije inmediatamente que la respuesta es más compleja.
Barbie presenta una noción cultural dentro del poder suave de la colonialidad feminista. Es un producto del feminismo hegemónico y por ende, de cierto feminismo geográficamente localizado en el norte global, que siempre ha puesto al género sobre otras luchas: antirracistas, anticapacitistas, anticapitalistas, anticoloniales etc. El feminismo blanco no cuestiona otros entramados que ponen en jaque la colonialidad del mundo, incluyendo a sus símbolos culturales como las barbies.
No creo en la casualidad ni en la neutralidad de absolutamente nada, ya sabemos que lo objetivo en un mundo de relaciones y posiciones asimétricas es inexistente. En este mundo de zonas, ubicaciones, cuerpos centralizados y otros fronterizados, de intereses, de sistemas y lógicas de organización —racistas, patriarcales, heterosexistas, coloniales, modernas y capitalistas—, donde la vida funciona en una dialéctica de verticalidad y las relaciones son posibles en cuanto hablamos de sujetos con privilegios o no (de blanquitud, blancura, sexualidad, clase, geografía y funcionalidad corporal en el capital, capacidad de consumo y dueñidad), podemos decir que los productos culturales, entre estos las películas, producidos por una industria hegemónica como Hollywood, no representan nada, sino que construyen imaginarios de consumo, deseo y progreso en términos occidentales dentro del capitalismo y el supremacismo blanco.
Dentro de este entendimiento podemos ver que el debate sobre racismo y representación que surgió a propósito de La Sirenita, a partir del rechazo de mucha gente blanca o blanqueada a que una mujer negra diera vida a un personaje ficticio representado originalmente como blanco, no resultara tan ruidoso o atractivo como las reacciones que ha traído Barbie. Es decir, con La Sirenita el debate se limitó a “la negra que puede o no puede interpretar algo” develando el racismo antinegro que gobierna este mundo, pero la Barbie y su eurofia total, no generan ruido por los mismos motivos que La Sirenita, sino por lo feminista empoderada que es y porque representa lo que todo el mundo quiere ser (blanca rica).
Mientras escribía este texto, pensé ¿por qué no escribiste nada sobre el debate racista en torno a La Sirenita? Y pensé: “lo mismo de siempre, gente racista”, no sentí la necesidad de reflexionar más allá de eso, ya que era evidente, que la desilusión instrumentalizada por la idea de “infancia rota” que alega: “me están robando mi niñez, es mi película favorita desde niñx”, no era sino un reflejo más de la fragilidad blanca, que sufre cuando ve desplazadas las representaciones e imaginarios que reproduce la hegemonía cultural de la blanquitud. Por lo que concluí, que el revuelo en torno a la Sirenita fue pura fragilidad y gente llorona blanca que no soportó, ya que no hubo ni un argumento serio, más allá de: “siempre ha sido blanca, por eso la actriz siempre debe ser blanca.” La típica gente defensora del status quo sale a defender su sistema de privilegios, nombrando su racismo como “inclusión forzada”, cuando sabemos que lo único forzado es la blanquitud occidental que se cree capaz de representar todas las culturas del mundo, por lo que no sentí la necesidad de explicar algo que caía por su propio peso, evidentemente racista.
Pero, algo diferente pasó con Barbie, la película, me despertó otras preocupaciones, porque la crítica no es solo aquella machista y muy básica, de hecho, que se queja del uso del color rosa y que sea protagonizada por mujeres —mujeres blancas, en su mayoría dicho sea de paso— , sino que a mi modo de ver, la película se escribió y se realizó como un producto cultural feminista (blanco) que pretende mandar un mensaje político y ser en sí una propuesta de “liberación”, empoderamiento y revalorización del progreso y el liberalismo blanco-gringo-occidental.
La película es un producto de salvacionismo gringo y literalmente representa la voz del feminismo blanco del empoderamiento en el poder, al ser obviamente un producto que ejemplifica la teoría del progreso y la superación de las mujeres blancas norte-global-centradas. Sin querer-queriendo, reproduce (desaprovechando olímpicamente la oportunidad de la no genitalidad de las barbies y los kens) la CISgeneridad, la CISsexualidad reproductiva y el sistema moderno colonial de género (M. Lugones) al traer como punto de realización, emancipación, liberación y cierre: el dimorfismo sexual, que es la clasificación entre machos y hembras, impuesto por el orden colonial, construido como clasificatorio para dividir entre humanos y no humanos, y que hoy es uno de los valores centrales, a pesar de su colonialidad, del movimiento TERF. Todo lo anterior, aunado a la narrativa y blanquitud y blancura de sus actores centrales, a pesar de tener una “Barbie presidenta negra”, que también abona a un imaginario racista y de progreso en el Estado y en la blanquitud, al estilo de “mujeres al poder”, sin cuestionar mínimamente dicho poder.
Muches de ustedes estarán pensando “espera, no estoy entendiendo nada, ¿todo eso sale en la película, no te la están volando?”, por eso me gustaría desarrollar las siguientes 12 críticas de manera concreta, para demostrar, desde mi punto de vista, por qué es un error enarbolar positivamente la película Barbie como ejemplo de representación feminista y progreso, ignorando la blanquitud, la genitocentralidad y el supremacismo occidentalocentrado gringo que carga este producto. Podemos quedarnos aquí e ignorar todo lo anterior si lo que queremos es ser unas “american dreamers” y unas barbies Hillary Clinton presidentas, pero como no queremos ser feministas blancas, así que aquí vamos:
- No es Barbie feminista, es Barbie feminista blanca. Hay una historia política de resistencia contra un tipo de feminismo que ha sido históricamente racista y blanco. Es ese feminismo que habla por todas las mujeres del mundo, un feminismo donde no hay mujeres en plural, sino que plantea la “condición femenina-la condición de la mujer”, es un feminismo que tiene un solo y único sujeto. Es la mujer, borrando clase, raza, ubicación, geografía e intereses políticos de liberación. Siempre al final hay un sujeto territorializado, que es la mujer, cis, desde los inicios de los tiempos al estilo Adán y Eva. Es el feminismo de la razón feminista eurocentrada en palabras de Yuderkys Espinosa.
La película es propaganda del feminismo blanco, no porque esté protagonizada por una mujer hegemónicamente blanca, sería muy básico limitar nuestra crítica a esto, es blanca porque vende la idea de que todas las mujeres comparten la misma opresión y situación: todas se liberan de los Kens, a todas les afecta lo mismo, y porque la construcción de la historia habla sobre lo que significa la liberación y emancipación para las blancas, el feminismo blanco tiene una agenda racista, que significa que solo han visto el mundo desde los lentes violetas o desde lo que Betty Friedan llama el problema de las mujeres que no tiene nombre, es decir, la película no aborda temas de luchas imbricadas y estructurales, que cuestionen las relaciones de poder, los pactos de blanquitud y el racismo. La cinta invisibiliza situaciones que sufren gordas, negras y discas, y pone en el centro los problemas de Barbies-estándar, es decir, de las mujeres blancas, medida de todas las cosas.
Y quizás no tiene por qué proponerse esto, el tema está en que universaliza los problemas de las mujeres, centrándose en los problemas que siempre han sido propios de mujeres blancas acomodas: liberación de los tacones, empoderamiento y profesionalización en el capitalismo, ruptura del techo de cristal para ser lo quieran ser en la modernidad —sabemos que siempre que se rompen esos techos son otras racializadxs y en menor escala de privilegios quienes recogen esos vidrios rotos, como menciona Esther Girón en el Episodio de Café Marika Desencuentro con el feminismo Blankkko.
Creo que citando al texto del feminismo del 99%– o como digo, “esos pisos pegajosos alguien racializada/o empobrecida/o seguro les tocará limpiarlos, para que puedan subir las mujeres-blancas-estándar”, por lo que el patriarcado presentado en una lógica guerra de los sexos, es el problema central, ignorando la razón de por qué las negras, indias, subalternas-tercermundistas se alejaron del feminismo blanco y construyeron otros proyectos de liberación donde el problema de las burguesas-blancas no estuvieran en el centro. Visualizar esto como los problemas de las mujeres, ejerce una relación colonial de subordinación de invisibilizar otros. Y porque se trate de una película esto no es menor, ya que estos productos pop construyen marcos de inteligibilidad y verdad. Quizás muchxs se acerquen al feminismo por primera vez con Barbie, imaginate.
Se ignoran, de hecho, ni se mencionan los obstáculos que seguramente vivieron diferencialmente las barbies negras, presidenta y escritora, y que son incluidas en el “diverso” mundo Barbie de Mattel no por voluntad propia, sino por las críticas a la hegemónica muñeca clásica-estándar-típica siempre blanca. La narrativa de la película manda el mensaje de que todas las mujeres están en la misma posición, eso es un argumento clásico del feminismo blanco. Recordemos que las mujeres negras de la Colectiva Río Combahee, las feministas chicanas del tercer mundo, las propias feministas de color de Asia como Chamdra Mohanty, quien denunció al feminismo blanco por ejercer un colonialismo discursivo, han señalado a este feminismo blanco por hablar por todas bajo la mirada de occidente y por representar los problemas de las mujeres blancas del norte global como los asuntos de todas las mujeres del mundo. Han sido muchas las voces de críticas feministas descoloniales, anticapitalistas, comunitarias y tercermundistas, las que han enfatizado en que los problemas de las blancas no son los nuestros.
Si la película se nombra como un producto feminista, debe soportar esta crítica. Partiendo del entendimiento de que existe una pluralidad de feminismos, porque hay una pluralidad de mujeres y subjetividades feminizadas, racializadas y heterodisidentes, en protesta contra este “feminismo blanco”. Hay que saber que esta película se convierte en un producto del feminismo blanco al ignorar toda esta crítica y reterritorializar nuevamente la idea de que todas las mujeres luchan por ser lo quieren ser dentro del capitalismo, homogenizando al sujeto mujer, borrando otros problemas que tienen que ver con las mujeres negras, indias, trans, fronterizadas migrantes, tercermundistas, precarizadas, trabajadoras etc.
La película es un producto del feminismo blanco, porque son problemas de mujeres blancas con privilegios de raza y clase, que exporta y vende a nivel global como ejemplo de liberación y como la representación de los problemas de las mujeres. Es decir, esta película ejerce colonialismo discursivo, imponiendo una narrativa desubicada y reduccionista de los asuntos del feminismo en singular. Pone a todas las mujeres con propiedades, siendo dueñas de casas, tal cual como las feministas blancas de los 80 y de hoy con casa y sirvienta, que decían que estar en lo privado era una opresión, entendiendo que la liberación implicaba conquistar los espacios patriarcales del espacio público, mientras en ese momento el interior del hogar significaba para mujeres negras un alivio del racismo segregacionista y antinegro —pensando en Bell Hooks y Angela Davis— que caracteriza la sociedad gringa, y no solo gringa, sino también de nuestros contextos latinoamericanos y caribeños, donde las mujeres y sujetos racializados y empobrecidos no tienen el privilegio de guardarse en lo privado, haciendo que el descanso sea otro privilegio blanco.
Sobre este primer punto, la película representa la agenda de un feminismo que es blanco en cuanto lucha contrasituaciones de mujeres blancas, declarando desde el inicio de la película que gracias a esa representación las mujeres son más libres y empoderadas, que es la misma narrativa que usa el feminismo ilustrado de Amelia Valcárcel y de las propias feminacionalistas (Sara Farris), salvadoras blancas que hablan por las musulmanas, las negras y las indígenas habitantes del sur global, ejerciendo imperialismo e instrumentalizando el feminismo de la liberación de todas las mujeres para hacer orientalismo.
El problema aquí, es que, si Barbie es una película feminista, ¿a qué feministas, en qué condiciones de vida y a qué tipos de mujeres/sujetos representa? Si es un producto cultural de empoderamiento, ¿a quiénes empodera, cómo son esas mujeres/sujetos, qué condiciones de vida atraviesan y qué problemas padecen? ¿A quién o qué tipo de mujeres empoderan las barbies feministas? Si desde otros feminismos subalternos, decoloniales, negros y tercermundistas, se ha dicho que la lucha antipatriarcal es anticapitalista, antirracista y anticolonial, ¿qué y a quién representan las barbies abrazadoras del imperio capitalista Mattel, donde los señoros, empresarios blancos en su mayoría resultan tan feministas como las Barbie? ¿Quien limpiaba, lavaba y planchaba la ropa de la barbie? Las blancas prefieren creer que sus casas se limpian por arte de magia, pero la verdad es que otras subjetividades empobrecidas son quienes hacen ese trabajo que sostiene la liberación de las blancas. Si la directora de la película es muy feminista, ¿por qué desaprovechó la oportunidad de hablar de los significados del trabajo doméstico y cuidados, y del costo de la vida para muchas mujeres racializadas empobrecidas? Claro que no, prefiere hacer magia que tocar asuntos completos, y es que esto de la magia del trabajo doméstico es real para mujeres blancas-burguesas-feministas que creen que sus liberaciones son el resultado de su trabajo arduo, sin ver que han tenido que pisar los hombros de muchas y explotar a otros para estar ahí.
Otro problema es que reduce el patriarcado a la lectura binaria hombres vs. mujeres —un mundo al revés— cuando sabemos que entender el patriarcado así de simple es una lectura no solo reduccionista sino racista, clasista, eurocentrada y que beneficia a las mujeres blancas, porque así se ocultan las relaciones de poder que ejercen mujeres con privilegios de raza, clase, sexualidad y geografía y el pacto de blanquitud que comparten con sus iguales hombres varones blancos, sobre otras mujeres, subjetividades no binarias e incluso sobre otros hombres racializados y empobrecidos.
La lucha antipatriarcal, que sabemos que no es lo mismo contra lo que lucha todo feminismo, no es la guerra entre barbies y kens por conquistar el poder y ocupar la dueñidad del mundo. Esa narrativa de querer conquistar los espacios públicos, usar las herramientas del amo (Audre Lorde) y gozar de la misma posición masculina patriarcal del hombre CISblanco sin cuestionar las estructuras capacististas, racistas, capitalistas y modernas, siempre ha sido una agenda política del feminismo blanco, es por eso que deliberadamente dejan de ver el racismo, la clase y las posiciones e intereses de los sujetos subalternos, ya que el logro y la emancipación última de las mujeres (blancas, burguesas o barbies) se traduce en insertarse en el poder patriarcal y ejercerlo.
Entender el patriarcado en clave guerra de los sexos, es esencialista y universalista, el patriarcado blanco no es tan banal e indefenso como lo hace ver la película, es un sistema imbricado que construye y reproduce relaciones de colonialidad, racialidad, clasismo y capitalismo. Ustedes dirán que pido demasiado a una película, pero aquí es donde está el problema, en el carácter adoctrinador, vaciador de sentido y propagandístico del feminismo libertario y salvador blanco que promueve la cinta con una campaña de marketing de 150 millones de dólares, debemos sospechar de los propósitos detrás y del poder pedagógico-adoctrinador del cine
Debemos cuestionar las intenciones, porque el error no es solo representar el feminismo blanco que pone en el centro problema de la white people, el problema es que los productos culturales y sus aparatos (pensando en Fucó) construyen realidades, y esta película desoye a feminismos otros–subalternos y no hegemónicos e ignora años de críticas contra esa narrativa que lee el mundo solo en clave de género y entiende el patriarcado fuera de la multiplicidad de CIStemas que los hacen posible como la heterosexualidad como régimen político (M. wittig), el capitalismo y la colonialidad de raza, clase y geografía que clasifica el mundo entre sures y nortes. Y todo mientras llega en masa gracias al privilegio de una publicidad millonaria. Todo lo anterior es la definición de feminismo blanco. Y esta película se nombra feminista, entonces debe soportar a crítica anticapitalista y antirracista.
La diversidad de representación, se limita a ser un tokenismo, un casting diverso: tienen a la gorda, a la negra, a la embarazada, a la disca, a las trans blanca hegemónica, pero nunca se tocan esos sistemas de opresión y esos problemas que derivan del capacitismo, la gordofobia, el racismo, la transfobia-travestiodio etc. Que producen a esos sujetos, porque en el mundo de Barbieland estas violencias no existen, solo aquella que unifica, homogeniza y hace de todas una sola, son mujeres y todas luchan contra lo mismo. Y esto no es cierto, es de hecho violento.
Ya hemos mandado a callar a las blancas cuando dicen que al final “todas las mujeres viven las mismas violencias”, si tan inclusivas querían ser, ¿por qué no se atrevieron a tocar estos problemas? Creo que caemos en esa estrategia que le he llamado la inclusión-netflix, parece que al ver estos productos, sentimos que “mejoramos como sociedad” cuando en realidad solo se administran las violencias y se mercantilizan las diferencias, sin cuestionar ni tocar mínimamente los entramados coloniales que las originan.
El problema de la inclusión en el liberalismo es que no cuestiona las diferencias producto de los sistemas de opresión (Ochy Curiel). El problema aquí, es que Barbie es vista de manera masiva, tan solo en su primer fin de semana, recaudó 300 millones de dólares. Cuando ves rosa solo piensas en Barbie feminismo, por tanto, es un producto pedagógico del feminismo blanco. Seamos sinceras, si pensamos en esta película —desde su directora hasta la narrativa— pensamos en feminismo, y si ya sabemos que no todos los feminismos son iguales, ¿cuál feminismo creen que representa este producto cultural?, ¿el negro, el de color, el chicano tercermundista, el comunitario, el transfmenismo? Hasta la más feminista blanca por universalista que sea, sabe que la Barbie habla de ellas. Es por esto que creo que merecemos una conversación al respecto.
A veces celebramos las realizaciones de mujeres feministas en el cine y en cualquier otro espacio, pero muchas veces valdría la pena preguntarnos ¿qué clase de directora feminista es la que le dará vida a Barbie? Los lentes violetas del feminismo blanco son los que hicieron posible este producto cultural del feminismo pop, vaciado y hegemónico en el poder.
Al respecto me gustaría hablar sobre la instrumentalización de temas sociales, incluso por más blancos que sean, se ha dicho que esta película es genuinamente feminista porque Greta Gerwin es feminista todo el tiempo, lo cual es cierto, pero eso no quita que estemos hablando de una industria y un producto millonario de un tipo de feminismo que ha devenido símbolo de liberación occidental en el mundo y en el capitalismo. Tan solo recordemos cuando Maria Grazia Chiuri directora creativa de la marca de lujo Dior en 2017, vendió una playera carísima que decía “We should all be feminist”, la misma que recientemente instrumentalizó la lucha contra los feminicidos en su último desfile Crucero en México. Nadie puede decir que Maria Grazia no es feminista, lo es empedernidamente, pero es un tipo de feminista: blanca, capitalista, liberal y burguesa. Sus creencias políticas forman parte de su productividad y su privilegio en el capitalismo.
Con todo lo anterior quiero decir, que es necesario sospechar de cualquier producto cultural hollywoodense que se autodeclare liberador, veamos Barbie como lo que es: una comedia, un producto redituable, hipervendible generador de un fenómeno rosa al que le han llamado barbiemanía, pero nunca como ejemplo de lucha social.
Sobre los siguientes 11 puntos, pasaré a mencionarlos rápidamente.
2. La carga individualista y la reproducción de un mundo blanco, de progreso, modernidad y dueñidad. La película Barbie no solo es propaganda del feminismo blanco, sino de la cultura blanca del consumo y su supremacía humana, y esto no se limita a esta en particular, sino a los significados de la Barbie históricamente como una muñeca gringa de feminidad perfecta.
Barbie es Barbie porque es profesionalizada y tiene todas sus cosas. Barbie sin dueñidad y propiedad no es nadie, esa muñeca representa la más alta realización del sueño americano y la cultura gringa. El mundo de Barbie es feminista, porque es dueña de su casa malibú, porque baja de su cama a la piscina, porque es Barbie todas las profesiones liberales funcionales en el capital, porque tiene su propio carro en varios colores, es decir, el individualismo, la acumulación y la sensación capitalista de tener un mundo que le pertenece.
Barbie representa más que el sueño racista del feminismo blanco de que el mundo sea una isla de amazonas, es el sueño de saber que en occidente, en el capitalismo, en la modernidad euro-usa-centrada y en el liberalismo económico, puedes ser lo quieras ser. Representa la promesa económica y blanca de occidente. Esta película no cuestiona nada de eso, lucha por el mundo de Barbie y por la liberación en los términos de la blanquitud.
3. La oportunidad desaprovechada de desgenitalizar la narrativa, la mayor realización es un cuerpo sexuado en la colonialidad. Si Barbie no tiene genitales, ¿por qué lograr la realización final humana del personaje poniendo unos? Una de las premisas básicas del feminismo blanco es su centralidad en la genitalidad, son quienes sostienen que el sujeto nace sexuado y no que el mundo heterosexista y binario nos sexúa y nos inscribe atributos en nuestros cuerpos a partir de la idea colonial del dimorfismo sexual, son las terfs que hacen política biologicista, esencialista y creacionista pensando que somos mujeres y hombres, no porque somos una situación política, sino porque nacemos, condenados a un destino determinado por la biología, que dicho sea de paso, es un biologismo creado por una ciencia patriarcal, CIShetero, machista y colonial, la cual es blanca y occidental.
Barbie se sintió libre y hecha, al lograr ir por primera vez a unx ginecologx, ¿se preguntó la directora qué significa la ginecología para las mujeres negras cis? El placer de las blancas de ir a lx ginecólogo, se traduce en la tortura de muchas mujeres negras que fueron sacrificadas para lograr el progreso de la ginecología. Pero lo peor de todo, es que desaprovecharon la oportunidad de quizás representar a las mujeres como situación política y no como la “mujer biológica” de las terfs, pensemos que pasa de ser muñeca a humana, y parece que lo que logra su humanidad es su sexuación, lo que me lleva a afirmar que la película es profundamente determinista en términos biológicos. Esto no debería sorprendernos, al ser un producto del feminismo blanco, terminó reproduciendo la idea transfóbica de que toda mujer tiene vagina y que la genitalidad es la causante de la misma situación femenina en el mundo, y la que otorga género y en consecuencia humanidad, se es humano en cuanto se es cis y blanca. Para ejemplificar esto, traigamos a esta reflexión a Oyèrónkẹ Oyěwùmí y a María Lugones: el género es un atributo de la blanquitud, lxs racializadxs estaban desprovistxs de él, les caracterizaba el dimorfismo sexual, como si de animales de carga, o de perros y gatas se tratara.
Por otro lado, es la misma narrativa que hace que una mujer cis blanca racista con privilegios de clase y raza, sea sororamente la hermana por nacimiento de la afroindígena defensora del territorio. En resumen, hubiera sido interesante políticamente proponer un mundo donde nuestros genitales no determinan y definan nuestras vidas, donde la genitalidad en cuanto producto colonial no tenga el poder de otorgar humanidad. Donde en forma de guiño, y sin incluir a una barbie trans (que de hecho no había, ni la pido tampoco) existieran los cuerpos desplazados de esa narrativa reproductiva y binaria propia del cristianocentrismo y del heteroCIScapitalismo que fundamenta la familia tradicional.
4. Aspiración a la humanidad blanca como mayor logro, otra oportunidad desaprovechada de imaginar otros mundos donde el humanismo blanco, racista, heterosexista, binario y colonial no existiera. La película es un culto a la humanidad blanca, dejó de ser muñeca para devenir en mujerCIS-humana-blanca, sabemos que la humanidad es un producto de la modernidad-colonialidad, en cuanto hay humanos y los otros se consideran menos humanos-civilizados-racializados y bárbaras (Dussel, A. Quijano, Catro Gomez, etc.). ¿Por qué no soñar con mundos imaginados que se fugan de lo humano? Pero obvio, esto no iba a pasar con Barbie, porque si la película es un producto de propaganda del feminismo blanco y la white culture, entonces obviamente que la Barbie alcanzaría su mayor logro, no solo genitalizándose en el binarismo heterosexista de género, sino también humanizándose.
5. La Barbie estándar, es decir, medida de todas las mujeres del mundo, es blanca y estéticamente hegemónica, por más casting “diverso” que tenga. Viene a representar la imagen de una mujer occidental liberada, muy al estilo la mujer maravilla. Piensen en los tropos gringos y verán toda la blanquitud como medida de todas las cosas. Ella es la voz, ella es la Barbie que libera a niñas blancas de jugar con nenucos/minenes, para que sueñen con ser las mujeres blancas empoderadas en el consumo y que se vean perfectas. Aquí, quizás, valdría la pena pensar sobre qué significa jugar a la cocina para disidencias sexuales y otras niñas racializadas.
La cocina ha sido un lugar desechado por el feminismo blanco, cuando sabemos que la cocina, el campo, lavar la ropa en ríos etc. han significados espacios políticos para muchísimas otras subjetividades no hegemónicas y espacios de mucho cuidado. Regresando a la Sirenita y pensando en la Barbie como estándar ¿Si la Barbie estándar hubiera sido negra, hubiera pasado lo que sucedió con la Sirenita? Bueno, esta pregunta es improcedente, porque la Barbie representa a la mujer blanca feminista y todo lo demás son sus derivados.
6. El discurso coaching feminista de Gloria, en este discurso se pudieron visibilizar problemas concretos que ha generado el patriarcado blanco, así se hubieran desplazado de la narrativa individualista del feminismo blanco, con el objetivo de mandar un mensaje potente de resistencia, tocando temas como las luchas obreras, las resistencias de mujeres negras, luchas y violencias contras mujeres y marikas migrantes en USA, asuntos sobre violencias obstétricas, las demandas por condiciones de vida, derechos laborales, luchas de mujeres del sur, no sé, quizás las muchas personas adultas que vieron esta película, se hubieran quedado con un mensaje político potente y no con la necesidad de recuperar las mansiones Barbies robadas por los Kens. ¡Es absurdo! Pero la pregunta es, ¿cómo le podemos pedir esto a un producto propagandístico del feminismo blanco? Todas estas críticas son válidas porque la cinta se nombra feminista y si es feminista es política, y desde ahí debe soportar.
7. Mal entendimiento del patriarcado y los intereses ¿de qué mujeres?, seré concreta, hay una ridiculización del patriarcado y una lectura simple de un sistema que es profundamente violento, hay que tener cuidado en descafeinar las violencias, porque queda la sensación de que se trata de un problema menor, creo a mi modo de ver, que una de las formas de asimilación y captura de parte de estos aparatos culturales como Hollywood es presentar estos asuntos sociales de carácter estructural en su versión pop de manera ridiculizada, de la única forma que se hace esto, es si los problemas que se presentan son problemas de personas blancas, porque si pones ejemplos de cómo operan las lógicas racistas-patriarcales en otros espacios subalternizados, tendrían la obligación de develar la complicidad que como industria tienen en estos entramados y los privilegios que ostenta la blanquitud.
8. No hay que descafeinar nada, esta película es de adultos, criticar el patriarcado al estilo Barbie, hasta a los machos les gustó, esto es parte del logro del capital, la película que parece ser la más feminista del año sabe segmentar mercados, tiene la capacidad de recaudar plata de machitos y feministas, todo en una misma sala. Si así fuera el patriarcado seguro ya no existiría.
9. Violencia Ernesto: Barbie como un producto blanco, reproduce violencias colaterales, ya que forman parte de un imaginario blanco y estéticamente hegemónico en sí mismo. Nadie pertenece ni se parece a ese mundo, excepto los blancos y blancos hegemónicos, nadie es tan estándar como la blanquitud delgada, veamos el caso de Ernesto, quien fue objeto de violencias y burlas por vestir de rosa y asistir a ver la película. ¿Hubiera sucedido esto con otro tipo de producto, que no involucre a la hegemónica y blanca Barbie estéticamente perfecta? Probablemente no, porque Barbie no es solo una película, es un imaginario blanco que por defecto reproduce y perpetúa violencias y determinada colonialidad estética.
No todas alcanzamos a ser estándar y podemos ser Barbie girl, porque quizás puedes ser gorda, pero mínimo que se note la blanquitud y la clase, la inclusión en la blanquitud no es tan permisiva como creemos. Creo que este producto cultural viene a reproducir y a fortalecer los valores de la belleza hegemónica y la colonialidad estética.
10. El derecho al juego como una promesa blanca, ¿quienes pueden o pudieron jugar con Barbie? Yo no jugué con barbies no solo por marika y la prohibición heteroCISexual, sino también por caras. Ni las niñas negras cis en mi barrio jugaban con esas muñecas, estaba la alternativa de las “Maria Palito”, eran las muñecas de las empobrecidas, se definen como: “muñeca imitación de Barbie de mala calidad”. Esta película viene a reforzar también algo que muchas pasamos de vista, es que ser Barbie es ser blanca porque se es cara, es decir, se debe gozar de privilegios de clase y raza, para ser o tener una, por más tokenismo que hayan hecho, una piensa en esa muñeca y piensa en la estándar
Estas muñecas despiertan no solo recuerdos “bonitos” a algunas que tuvieron privilegios de clase, y seguramente de raza, sino que despierta otros recuerdos no tan gratos para muchas otras: el recuerdo de nunca haber tenido una, en una sociedad donde ese deseo está inducido por la blanquitud. Esa nostalgia de infancia de muchas feministas blancas adultas, al ver Barbie, y que rememoran todos los tipos de barbies y accesorios que tuvieron de niñas, deben saber que no solo son un recuerdo, también era un privilegio de poseer y tener el tiempo para el juego. Con esto no quiero responsabilizar a ninguna infancia, solo hago un llamado a esas feministas blancas que no critican y romantizan todo, convenientemente claro, y hoy dedican su despertar feminista a sus barbies de infancia. ¡Por favor!
11. La película Barbie como producto de marketing, ¿cuántos millones más ha hecho el imperio Mattel? ¿Cuánto más se ha fortalecido el capital y el imaginario del capital y blanquitud? ¿Cuántos productos se han generado color rosa derivado de esta estrategia hollywoodense de marketing gringo? Mattel ha producido y vendido millones, hasta se construyó una mansión para Airbnb para llevar el sueño barbie-millonaria a la realidad. La activación capitalista es interminable. Perdón la intensidad, pero ¿por qué confiamos?, ¿por qué no sospechamos?, ¿por qué no criticamos?, ¿por qué no dudamos en lo producido por la matriz que todo lo vende y de paso te sujeta? ¿Quién tiene acceso y qué simboliza ese Airbnb? El feminismo blanco es productivo de una clase de subjetividad blanca-liberal feminista a través del poder suave como el cine y este producto de propaganda lo demuestra. Si todo capitalismo es racial, cualquier movimiento que se beneficie de él es parte del problema que hay que destruir.
12. La profesionalización de las barbies en el capitalismo y el discurso aleccionador del activismo blanco de los feministos. Sobre este último punto, quiero decir dos cosas, primero, toda Barbie está realizada dentro de la funcionalidad y la especialización en el capitalismo, esto fortalece la narrativa del feminismo blanco que ve como liberada solo a aquellas mujeres productivas en el sistema. Y segundo, es la precariedad crítica y de análisis que ha abundado en sitios webs y en redes sociales, que llaman a hombres a no sentirse mal por ser Kens, y les piden que mejor abracen la película y se reconozcan en ella, a esa gente le quiero decir: ¡qué fuerte! El patriarcado no es Ken, las prácticas heteroCISpatriarcales no son Ken ni las representan, y sinceramente, muchos hombres, a menos de que sean blancos y con privilegios de raza, clase y sexualidad, tampoco lo son. Esa película está lejos de representar la realidad patriarcal. ¿Será que la industria capitalista, racista y patriarcal creen que así de indefenso es el patriarcado? Además, creo que si quieren dirigir su crítica, llévenla a los manes de la Universidad de los Andes, de la Javeriana, a los académicos del ITAM, a políticos, a los nómadas blancos digitales gentrificadores de la Condesa, dejen de universalizar experiencias y replicar como papagayos las “verdades” del feminismo blanco universalizador que ve el patriarcado solo desde la óptica de las privilegiadas.
A modo de cierre, no pido que la película sea todo esto, Barbie no puede ser más de lo que es, es Barbie. Solo creo que hay que tener cautela con algo que está siendo abrazado en masa y que fue creado por una industria blanca (nadie me va discutir que tanto Hollywood, como Matell y toda la gente detrás es blanquisima y capitalista) que está generando tanta plata y se está concibiendo como un producto feminista. Sí es cierto que es feminista, pero es feminista blanca, y no solo por quien representa a Barbie, como ya dije es lo de menos, sino por la violencia estética que ejerce contra quienes nunca se acercarán a lo que representa y por los valores blancos, racistas, capitalistas y modernos que simboliza y reproduce. En conclusión, esta película funda a Barbie feminista blanca.
Totalmente de acuerdo! Muy buen artículo, desde que miré toda si estrategia de marketing y lo blanca que se miraba siempre sospeche de esta película. Barbie es un producto del capital así como el feminismo blanco
Hola, querida
Primero que todo, que delicia tu columna, sinceramente como lectora del feminismo me resultó un deleite leerte. Me encanta la variedad de autorxs que usas en tu argumentación y el foco crítico que haces frente al fenómeno comercial de Barbie y como espectadora quedó complacida que alguien haya escrito sobre ello; ya que al salir del cine sentí un sin sabor que resumí en un sólo: “pero qué puedo esperar de una blanquita”.
Por último, espero seguir leyéndote, aquí tienes una lectora fiel. Te envío un cálido abrazo.
! Me encantó!, y cabal, no podemos pedirle a la Barbie ser otra cosa, nace como un mensaje en el contexto blanco de que las niñas cis salgan de su mundo doméstico a conquistar el mundo capitalista, capacista, por ello, su crisis existencial recae en el tema de los dolores que causa el exacerbado individualismo y consumismo que “deshumaniza”, preocupada por la superficialidad y la falta de autenticidad en la sociedad “moderna”.
Es muy potente la reflexión. Gratitud.
Qué reflexiones tan importantes haces, me encanta leer a personas que me sacan de mi lugar de alienación, gracias 🫶🏽
Muy bien todo. Pero “el placer de las blancas de ir a lx ginecólogo” a quién carajos que tenga vagina le puede parecer placentero ir al ginecólogo?? ¡Es horrible! Por favor, expliquenme
Hablaste con presición de cada punto que no me gusto de la pelicula. Gracias por tú reflexión y por compartirla.
Realmente excelente artículo. Claro y muy puntual. Un impulso para la reflexión crítica en las aulas.
Gracias.
Tremenda crítica, totalmente de acuerdo, y para poner en otras palabras lo que ya dijiste ahí, y que otras han dicho en estos términos: Barbie es un anuncio publicitario de Mattel de 2 horas de duración