
María Camila Díaz Grajales, de 24 años, es la menor de cinco hermanas. Su cabello es lacio y teñido de rubio, sus labios son gruesos y sus ojos grandes y cafés. “Tiene unas manchitas, como de brotes en brazos y piernas. La gente dice que ella y yo nos reímos parecido, pero no sé cómo explicarlo”, asegura su hermana Laura en entrevista con Volcánicas. Camila está próxima a graduarse como mercadóloga, pero no ha vuelto a casa.
Pocas horas antes de salir de Colombia, la joven platicó a su familia que el 6 de diciembre viajaría de Medellín a Ciudad de México para trabajar en un restaurante, una experiencia que les había ayudado a sus compañeras de la universidad para ahorrar dinero. Su plan era volver el 6 de enero, pero en una de las llamadas que tuvo con su hermana mayor le dijo que tendría que quedarse un mes más.
Desde el 26 de febrero María Camila no ha tenido comunicación con su familia. Su paradero es desconocido; lo último que saben de ella es que compartía un departamento con una chica argentina y una colombiana, en la colonia Ciudad de los Deportes, en la alcaldía Benito Juárez, al sur de la capital.

“Nuestros padres fallecieron hace algunos años, entonces mi hermana mayor es la que ha asumido el rol de mamá. Ella desarrolló ese sexto sentido que tienen las mamás y constantemente me decía que le hablara a Cami. Yo creo que ella ya presentía algo”, cuenta Laura sobre las situaciones que encendieron las alarmas de que las cosas no iban bien: desconocían el nombre de la persona que invitó a María Camila a trabajar, el lugar en el que estaba ubicado el restaurante, datos de las personas con las que vivía y la aerolínea en la que reservó el vuelo.
Las condiciones en las que la joven se comunicaba también les causaron preocupación. María Camila pegaba la cámara a su rostro; sus hermanas sólo veían un espacio cerrado con una cama al fondo. “Ella siempre se grababa así. Además, las videollamadas eran cortas, entre 15 y 18 minutos”, ahonda Laura al señalar que cuando empezaron con la búsqueda se enteraron de que ninguna compañera de la universidad había viajado a México para trabajar.
Como muchas familias, la de María Camila Díaz Grajales “no solía salir con frecuencia” y desconocía los protocolos a seguir en este tipo de casos. En los primeros días también se enfrentaron a llamadas y mensajes hostiles. “En redes sociales nos ponían comentarios de que no nos metiéramos con la gente que maneja la trata de personas; que no lo hiciéramos hasta que tuviéramos el capital [económico] para enfrentarlo. Me asusté mucho”, relata.
Pese a la falta de información oficial, Laura reconoce que ella y sus hermanas “han sido afortunadas” por contar con el apoyo de las instituciones de ambos países. “Desde el principio se mostraron muy solidarias […] No sé cómo le pudo haber ido a otras personas, pero con nosotras ha habido mucha coordinación”, describe sobre el trabajo de la Fiscalía General de la Nación en Colombia, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) y la Fiscalía General de la República (FGR).
Durante una rueda de prensa, el 1 de abril, el diputado morenista José Narro Céspedes comunicó que tras el análisis de llamadas telefónicas de María Camila y entrevistas con testigos, las autoridades mexicanas y colombianas mantienen la hipótesis de que este caso de desaparición puede estar vinculado con la trata de personas.
A las labores de búsqueda y difusión de la campaña #RegresenACamilaDíaz y #NoAlaTrata se ha sumado la Asamblea Me Muevo por Colombia y en ciudades como Medellín asociaciones y periodistas han participado en actos simbólicos que exigen la localización de la joven. “Ha sido una situación muy retadora. El tema era muy lejano a nosotras y no conocíamos a personas a las que pudiéramos acercarnos; no sabíamos por dónde empezar. Después de mes y medio que llevamos buscando, mucha gente apareció para viralizar el caso en internet y nos ha apoyado con entrevistas en medios de comunicación o que el caso llegue a la política”, agradece Laura.
México en la mira internacional por ser un país de origen, tránsito y destino para la trata de personas.
Por razones de seguridad y “de que es un asunto interno”, la familia de María Camila Díaz Grajales no puede ahondar en las explicaciones que han dado las autoridades mexicanas y colombianas para mantener a la trata de personas como principal línea de investigación. Sin embargo, desde hace varios años organizaciones y periodistas han documentado las rutas de captación.
México es el tercer país de destino para víctimas de trata que parten desde ciudades como Medellín, Cali y Bogotá bajo falsas ofertas de trabajo, principalmente en el sector del modelaje, la actuación, las agencias de viaje y la hotelería. Es también el segundo país del mundo con más reportes por trata externa, de acuerdo con la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha sido otro de los organismos que ha expresado preocupación por la situación de trata de personas en territorio mexicano, que en 2022 aumentó el 67.3% a modo general. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre 2015 y 2024 Edomex, CDMX, Baja California, Puebla y Chihuahua fueron mapeados como focos rojos de esta problemática.

INVESTIGACIÓN RELACIONADA: ASÍ FUNCIONA LA TRATA CON FINES DE EXPLOTACIÓN SEXUAL ENTRE COLOMBIA Y MÉXICO.
Los reportes periodísticos en el caso de María Camila Díaz Grajales han enfatizado que su domicilio estaba ubicado en la Benito Juárez. Tras el multifeminicidio y homicidio en la Narvarte (31 de julio de 2015),y con mayor ímpetu desde mayo de 2021, autoridades capitalinas han mantenido la hipótesis de que en esta alcaldía funciona una red de trata.
Medios locales también han señalado que la Benito Juárez —especialmente las colonias Álamos y Postal— se perfila como un “punto crítico de la trata con fines de explotación sexual”. En abril de 2018, elementos de la Policía Federal llevaron a cabo un operativo en un domicilio de la colonia Ciudad Deportiva y rescataron a 18 mujeres extranjeras (10 venezolanas, siete colombianas y 1 paraguaya) víctimas de este delito, según las primeras indagatorias. Otras colonias de la Benito Juárez en las que se han levantado reportes de este tipo son Mixcoac (abril de 2015), Niños Héroes de Chapultepec (noviembre de 2015) y San Pedro de los Pinos (mayo de 2020).