Este primero de agosto, la red social X se llenó de mensajes transfóbicos contra Imane Khelif (una mujer cisgénero) que venció a la boxeadora italiana y ex-policía Angela Carini en una pelea que duró 46 segundos pues la italiana se retiró rompiendo en llanto, insinuando que no fue una pelea justa al decir “nunca en mi vida me habían golpeado tan fuerte. Depende del Comité Olímpico Internacional juzgar”. A partir de ese momento se desató una cadena de desinformación y transfobia en redes sociales que se encendió con la gasolina de JK Rowling, Agustín Laje, Javier Milei y el propio Elon Musk, dueño de la red social X.
Lo que parecía una reacción de indignación orgánica no lo fue. Fue un ataque coordinado en X que venía gestándose desde, por lo menos, el 27 de julio y continúa hasta hoy. Volcánicas, con ayuda de DFRLab, rastreó el inicio del bulo transfóbico y encontró más de 10 mil trinos en la red social “X” que replicaron el mismo mensaje de odio, reproducido en millones de cuentas a nivel global. Solo el nombre de Imane ha generado más de 2.3 millones de menciones en X hasta la mañana del viernes. Así empezó a instaurarse la falsa idea de que Imane, una mujer cisgénero, era una mujer trans y que podría haber matado a Carini en el ring:
27 de julio
La cuenta de Reduxx, un portal “pro-mujer” que difunde ideas transfóbicas, comparte en X un mensaje con link a un artículo en su web indicando que 2 atletas que compiten como “boxeadoras” (“female boxers” entre comillas) que competirán en París 2024 habían sido descalificadas previamente del Campeonato Mundial Femenino por tener “cromosomas XY”, refiriéndose a Imane y a la taiwanesa Lin Yu-Ting. Desde aquí empieza la especulación pues no existe ningún documento que soporte tal afirmación.
28 de julio
Mientras cuentas abiertamente transexcluyentes como ContraBorrado difundían la desinformación de Redux, faltando 4 días para la pelea, en X ya se empezaba a usar el hashtag #IStandWithAngelaCarini en apoyo a la boxeadora italiana, advirtiendo que se iba a enfrentar a Imane Khelif, quien había “fallado pruebas de género” y llamando desde antes a protestar por una pelea “injusta”:
“Ella es @Angelacarini98. Este jueves 1 de agosto se enfrentará a Imane Khelif en el ring de boxeo, Khelif anteriormente fue suspendida del boxeo femenino por no pasar una prueba de género” #IStandWithAngelaCarini
30 de julio
La derecha y el gobierno italiano también venían agitando desde antes los mensajes transodiantes, pidiendo la descalificación de Khelif, sugiriendo que si Carini se subía al ring la argelina la iba a matar. Dos días antes de la pelea, Matteo Salvini, Viceprimer Ministro y Ministro de Infraestructuras y Transportes de Italia, empieza a sembrar la idea de que Khelif es una persona trans que iba a matar a Carini en el ring. “La boxeadora trans de Argelia, excluida de los campeonatos mundiales de boxeo, puede participar en los Juegos Olímpicos y se enfrentará a nuestra Ángela Carini. Una atleta mexicana que había peleado contra ella dijo “sus golpes me duelen mucho, creo que nunca me había sentido así en mis 13 años como boxeadora, ni siquiera peleando contra sparrings masculinos”. Una bofetada a la ética del deporte y a la credibilidad de los Juegos Olímpicos. ¡Basta de locuras de la ideología “woke”!”.
31 de julio
El presidente de la Asociación Internacional de Boxeo, el ruso Umar Kremlev, conocido por su discurso de odio contra la comunidad LGBT+ y quien instauró la idea no soportada de que Imane Khelif tendría cromosomas XY, dice en su cuenta de X refiriéndose a la apertura de los Juegos “es pura sodomía y destrucción de los valores tradicionales (…) y ahora a hombres que cambian su género se les permite pelear con las mujeres en los Olímpicos”.
1 de agosto
Después de la pelea, que duró 46 segundos, Meloni salió a declarar que Imane tenía “mucha testosterona” y es nuevamente Matteo Salvini el que instala la falsa idea de que Imane es una persona trans. En sus declaraciones, la primera ministra de Italia, la ultraderechista Giorgia Meloni, dijo: “Con estos niveles de testosterona, esta no es una competencia equitativa. No se debe autorizar a deportistas con atributos masculinos en competiciones femeninas”. Sin embargo, Meloni no tiene cómo afirmar esto, pues la Asociación Internacional de Boxeo solo ha dicho que, en las pruebas de marzo del 2023 (Campeonato mundial de Boxeo Femenino en Nueva Delhi), Khelif “no cumplió los criterios de elegibilidad para participar en la competencia femenina”. Se sabe que NO se le realizó prueba de testosterona, solo se sabe que fueron análisis de laboratorio, lo demás es clasificado. A Meloni la respaldaron Eugenia Roccella, ministra de Familia, Natalidad e Igualdad de Oportunidades en Italia y, nuevamente, Matteo Salvini, viceprimer ministro de Infraestructura y Transporte de Italia.
Entre las primeras voces públicas que se sumaron a la cacería de brujas contra Imane estuvo la escritora J.K. Rowling, reconocida por su postura radical antitrans: “¿Podría alguna imagen resumir mejor nuestro nuevo movimiento por los derechos de los hombres? La sonrisa de un hombre que sabe que está protegido por un establishment deportivo misógino que disfruta de la angustia de una mujer a la que acaba de golpear en la cabeza y cuya ambición de vida acaba de destrozar”.
Minutos después empezaron a publicarse los mensajes coordinados. El primer mensaje sale de la cuenta @LogicLitLatte a las 8:57 am (GMT-5). Rápidamente otras cuentas de perfiles similares empezaron a replicar el mensaje completo o parcial. Sólo el 1 de agosto, el mismo mensaje se posteó 6.496 veces. La última cuenta en reproducirlo lo hizo a las 11:57 am (GMT-5).
Hasta la mañana del viernes 2 de agosto, este primer mensaje se reprodujo un total de 10.045 veces sólo en la red social X.
2 de agosto
Continúan los mensajes predeterminados. “A man punching a woman in front of the world. Match lasted 45 secs before she abandoned with a suspected broken nose” / “Un hombre golpeando a una mujer frente al mundo. El partido duró 45 segundos antes de que ella abandonara con una presunta fractura en la nariz”. El primer trino de este mensaje sale de la cuenta @Suhailfayaz71 exactamente a la medianoche.
El mismo viernes, el Comité Olímpico Internacional declaró en conferencia de prensa a través de su portavoz principal, Mark Adams: “La boxeadora argelina nació mujer, fue registrada como mujer, vivió su vida como mujer, boxeó como mujer y tiene pasaporte femenino. Este no es un caso de transexualidad”.
En este nuevo episodio, varias figuras políticas mundiales reconocidas por su discurso anti-derechos también se prestaron a la desinformación y se sumaron a la oleada, entre ellas el presidente de Argentina, Javier Milei, Elon Musk, dueño de la red social X, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, América Rangel, transodiante y diputada electa del Partido Acción Nacional en México y el empresario Ricardo Salinas Pliego. El mismo día que estalló el escándalo, el ex presidente estadounidense Donald Trump y actual candidato republicano por la presidencia, anuncia que prohibirá a los hombres biológicos (eufemismo para referirse a las mujeres trans) competir en deportes femeninos. Este ataque llama nuestra atención pues, normalmente, las granjas de bots cuestan y la coordinación simultánea también.
En nuestro reportaje “El terfismo: un borrado contra las personas trans”, señalamos las alianzas de la derecha mundial y sectores más conservadores (incluido por supuesto el Vaticano) con el discurso transexcluyente que les ha permitido cooptar la agenda feminista.
Pero el ataque coordinado no habría tenido el mismo alcance e impacto sin la (ir)responsabilidad y falta de ética periodística de medios de comunicación internacionales, regionales, nacionales y, en menor medida, locales. Como lo subrayó le crítique mexicane de medios y periodista digital Danielle Cruz en su Newsletter “Crónica de la transfobia mediatizada: El deja vú del discurso de odio” (y previamente en el libro Polarización y transfobia), la cobertura de los temas LGBT+ tiende a apoyarse en la siguiente dinámica:
“Medios de extrema derecha y personalidades antiderechos en redes sociales publican algo descontextualizado y sólo es cuestión de tiempo para que medios nacionales la retomen con todos los sesgos de esos personajes. En el caso de la noticia de Imane Khelif, todo comenzó desde cuentas transfóbicas en Estados Unidos e Inglaterra, que retomaron la pelea del 2022 entre Imane y la boxeadora mexicana […]Desde [medios conservadores] hasta medios supuestamente “críticos” (…) replicaron dos narrativas (…): 1. Dar por sentado (con una distancia editorial diciendo que “acusan en redes”) que Imane es trans, y 2. Considerar que hay una “polémica” alrededor de su identidad de género, ambas atravesadas por estrategias de ragebait y desinformación que no sólo ponen en evidencia la prioridad de estos medios, también la nula preocupación que tienen por la ética periodística y “la verdad”, que siempre repiten hasta el cansancio”.
Como se puede apreciar desde las observaciones de Cruz, la discriminación contra la boxeadora Imane Khelif no sólo demostró —una vez más— la existencia de un ataque sistémico y coordinado contra la comunidad trans, sino también que las salas de redacción siguen siendo cómplices de la violencia no sólo hacia las poblaciones trans; también contra quienes “no caben” en la definición hegemónica, racista, xenófoba y biologicista de “mujer”. No se puede dejar de lado la participación de Elon Musk, el dueño de X, en la difusión de este bulo antiderechos que sirve para fomentar pánicos morales que presentan a las personas trans como un peligro para las mujeres cis. El control de la narrativa, por lo menos en X, está concentrado en manos de antiderechos.
El ataque coordinado también deja en evidencia la pobreza ideológica del terfismo, pues ya no basta con “tener vulva” para ser “una mujer real”, como han sostenido erróneamente hasta ahora. Parece que lo nuevo es que quieren trazar un límite en los niveles de testosterona, como si quisieran imponer un régimen de bio-vigilancia para determinar el género de las personas. Hay incluso especulaciones (en algunos casos bienintencionadas) de que Khelif es “intersex por tener altos niveles de testosterona” (de lo cual no hay pruebas), pero esta es una idea que malentiende las identidades trans. Las personas trans no lo son porque “se asuman de un género contrario a su sexo biológico”, pues el “sexo biológico” es un espectro mucho más amplio de lo que se cree y su clasificación binaria es una construcción social. Las identidades trans se asumen de un género diferente al que les asignaron al nacer, es decir, se oponen a un diagnóstico externo sobre sus cuerpos, a una asignación cultural, y no a una supuesta condición biológica.
Lo cierto es que Imane Khelif no es una mujer trans, es una mujer cis, así se presenta ella y así lo confirma su pasaporte. Sobre si es o no una persona intersexual, con cromosomas XY o con testosterona más alta de lo permitido por las pruebas, no hay ninguna fuente verificable. Hasta el momento todas estas son especulaciones por lo ocurrido en las pruebas del 2023. No está de más recordar que dichas pruebas han sido altamente cuestionadas pues siguen estándares eurocéntricos llamados a actualizarse para dejar de discriminar a mujeres con altos índices de testosterona como aquellas que sufren de ovario poliquístico.
Llamamos a medios de comunicación y usuarios en redes sociales a conocer cómo operan estos bulos desinformativos y a combatir la desinformación corroborando antes de divulgarla. Imane Khelif no es una persona trans y las personas trans no son un peligro. En cambio, sí están en peligro por este tipo de pánicos morales propagados por la ultraderecha mundial.