
El primero de agosto del 2024, la red social X se llenó de mensajes de odio contra la boxeadora argelina Imane Khelif, después de que venciera a la italiana Angela Carini en una pelea que duró 46 segundos. La boxeadora y expolicía italiana se retiró con lágrimas en la cara, insinuando que no había sido una pelea justa. “Nunca en mi vida me habían golpeado tan fuerte. Depende del Comité Olímpico Internacional juzgar”, dijo a medios de comunicación. A partir de ese momento una campaña de desinformación y estigmatización se desencadenó rápidamente en redes sociales, alimentada con mensajes de la escritora británica JK Rowling, el activista de ultraderecha argentino Agustín Laje, el presidente de Argentina Javier Milei y el propio Elon Musk, dueño de la red social X. Todos ellos alineados en la idea de que la fuerza de Khelif no podía ser la de una mujer, sembrando la duda sobre su género.
Lo que parecía una reacción de indignación orgánica no lo fue. Fue un ataque coordinado en X que venía gestándose desde antes de la pelea. Volcánicas, con ayuda de DFRLab, rastreó el inicio del bulo transfóbico y encontró más de diez mil trinos en la red social “X” que replicaron el mismo mensaje de odio, reproducido en millones de cuentas a nivel global. Solo el nombre de Imane ha generado más de 2.3 millones de menciones en X hasta la mañana del viernes dos de agosto. Así empezó a instaurarse la falsa idea de que Imane, una mujer cisgénero (es decir, que se identifica con el sexo que le fue asignado al nacer), era en realidad una mujer trans (que no se identifica con el sexo que le fue asignado al nacer) y que podría haber matado a Carini en el ring:
27 de julio
La cuenta de X de Reduxx, un portal autodenominado “pro-mujer”, comparte un mensaje con link a un artículo de su web, afirmando que 2 atletas que competirían como “boxeadoras” (“female boxers” entre comillas) en París 2024 habían sido descalificadas previamente del Campeonato Mundial Femenino por tener “cromosomas XY”, refiriéndose a Imane y a la taiwanesa Lin Yu-Ting. Desde aquí empieza la especulación pues no existe ningún documento que soporte tal afirmación.
28 de julio
Faltando cuatro días para la pelea, cuentas reconocidas por sus posturas transexcluyentes como ContraBorrado amplificaron la desinformación de Redux. En X ya se empezaba a usar el hashtag #IStandWithAngelaCarini en apoyo a la boxeadora italiana, advirtiendo que se iba a enfrentar a Imane Khelif, quien había “fallado pruebas de género” y llamando desde antes a protestar por una pelea “injusta”:
30 de julio
La derecha y el gobierno italiano también venían agitando desde antes los mensajes desinformantes, pidiendo la descalificación de Khelif, sugiriendo que si Carini se subía al ring la argelina la iba a matar. Dos días antes de la pelea, Matteo Salvini, Viceprimer Ministro y Ministro de Infraestructuras y Transportes de Italia, empieza a implantar la idea de que Khelif era una persona trans que iba a matar a Carini en el ring. “La boxeadora trans de Argelia, excluida de los campeonatos mundiales de boxeo, puede participar en los Juegos Olímpicos y se enfrentará a nuestra Ángela Carini. Una atleta mexicana que había peleado contra ella dijo “sus golpes me duelen mucho, creo que nunca me había sentido así en mis 13 años como boxeadora, ni siquiera peleando contra sparrings masculinos”. Una bofetada a la ética del deporte y a la credibilidad de los Juegos Olímpicos. ¡Basta de locuras de la ideología “woke”!”.
31 de julio
El presidente de la Asociación Internacional de Boxeo, el ruso Umar Kremlev, conocido por su discurso de odio contra la comunidad LGBT+ y quien instauró la idea no soportada de que Imane Khelif tendría cromosomas XY, se refiere en su cuenta de X a la apertura de los Juegos, así: “es pura sodomía y destrucción de los valores tradicionales (…) y ahora a hombres que cambian su género se les permite pelear con las mujeres en los Olímpicos“.
1 de agosto
Después de la pelea, que duró 46 segundos, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, declaró a medios de comunicación que Imane tenía “mucha testosterona”. En sus declaraciones dijo: “Con estos niveles de testosterona, esta no es una competencia equitativa. No se debe autorizar a deportistas con atributos masculinos en competiciones femeninas”. Sin embargo, Meloni no tenía cómo afirmar esto, pues la Asociación Internacional de Boxeo solo dijo que, en las pruebas de marzo del 2023 (Campeonato mundial de Boxeo Femenino en Nueva Delhi), Khelif “no cumplió los criterios de elegibilidad para participar en la competencia femenina”. Se sabe que NO se le realizó prueba de testosterona, solo se sabe que fueron análisis de laboratorio, lo demás es clasificado. A Meloni la respaldaron Eugenia Roccella, ministra de Familia, Natalidad e Igualdad de Oportunidades en Italia y, nuevamente, Matteo Salvini, viceprimer ministro de Infraestructura y Transporte de Italia, uno de los personajes clave en cimentar en redes sociales la narrativa falsa que Imane es una persona trans.
Entre las primeras voces públicas que se sumaron a la cacería de brujas contra Imane estuvo la de la escritora J.K. Rowling, reconocida por su postura radical antitrans: “¿Podría alguna imagen resumir mejor nuestro nuevo movimiento por los derechos de los hombres? La sonrisa de un hombre que sabe que está protegido por un establishment deportivo misógino que disfruta de la angustia de una mujer a la que acaba de golpear en la cabeza y cuya ambición de vida acaba de destrozar”.
Minutos después empezaron a publicarse los mensajes coordinados. El primer mensaje sale de la cuenta @LogicLitLatte a las 8:57 am (GMT-5). Rápidamente otras cuentas de perfiles similares empezaron a replicar el mensaje completo o parcial. Sólo el 1 de agosto, el mismo mensaje se posteó 6.496 veces. La última cuenta en reproducirlo lo hizo a las 11:57 am (GMT-5). Hasta la mañana del viernes 2 de agosto, este primer mensaje se reprodujo un total de 10.045 veces sólo en la red social X.
2 de agosto
Continúan los mensajes predeterminados. “A man punching a woman in front of the world. Match lasted 45 secs before she abandoned with a suspected broken nose” / “Un hombre golpeando a una mujer frente al mundo. El partido duró 45 segundos antes de que ella abandonara con una presunta fractura en la nariz”. El primer trino de este mensaje sale de la cuenta @Suhailfayaz71 exactamente a la medianoche. Este ataque llama nuestra atención pues, normalmente, las granjas de bots cuestan y la coordinación simultánea también.
El daño ya estaba hecho
El mismo viernes, el Comité Olímpico Internacional declaró en conferencia de prensa a través de su portavoz principal, Mark Adams que “La boxeadora argelina nació mujer, fue registrada como mujer, vivió su vida como mujer, boxeó como mujer y tiene pasaporte femenino. Este no es un caso de transexualidad”. Sin embargo, varias figuras políticas mundiales reconocidas por su discurso anti-derechos ya se habían prestado a la desinformación y sumado a la oleada de mensajes estigmatizantes. El mismo día que estalló el escándalo, el ex-presidente estadounidense y actual candidato republicano por la presidencia de ese país, Donald Trump, anuncia que prohibirá a los hombres biológicos (eufemismo para referirse a las mujeres trans) competir en deportes femeninos, aprovechándose de la situación y capitalizando el sentimiento de indignación que logró posicionar la campaña de desinformación.
El ataque coordinado no habría tenido el mismo alcance e impacto sin la amplificación de medios de de comunicación que no factchequearon la información antes de divulgarla. Danielle Cruz, periodista digital de México con énfasis en crítica de medios ha explicado este fenómeno en su Newsletter “Crónica de la transfobia mediatizada: El deja vú del discurso de odio” y en su libro Polarización y transfobia. De acuerdo con Cruz, la cobertura de los temas LGBT+ tiende a apoyarse en la siguiente dinámica:
“Medios de extrema derecha y personalidades antiderechos en redes sociales publican algo descontextualizado y sólo es cuestión de tiempo para que medios nacionales la retomen con todos los sesgos de esos personajes. En el caso de la noticia de Imane Khelif, todo comenzó desde cuentas transfóbicas en Estados Unidos e Inglaterra, que retomaron la pelea del 2022 entre Imane y la boxeadora mexicana […]Desde [medios conservadores] hasta medios supuestamente “críticos” (…) replicaron dos narrativas (…): 1. Dar por sentado (con una distancia editorial diciendo que “acusan en redes”) que Imane es trans, y 2. Considerar que hay una “polémica” alrededor de su identidad de género, ambas atravesadas por estrategias de ragebait y desinformación que no sólo ponen en evidencia la prioridad de estos medios, también la nula preocupación que tienen por la ética periodística y “la verdad”, que siempre repiten hasta el cansancio”.
Cruz subraya que la discriminación contra la boxeadora Imane Khelif no sólo evidenció la existencia de un ataque sistémico y coordinado contra la comunidad trans, sino también que las salas de redacción siguen siendo cómplices de la violencia no sólo hacia las poblaciones trans, también contra quienes “no caben” en la definición hegemónica, racista, xenófoba y biologicista de “mujer”, incluidas mujeres cisgénero racializadas.
Imane Khelif es una mujer cisgénero
En medio de la marea de desinformación, surgieron algunas especulaciones, posiblemente bienintencionadas, sugiriendo que Khelif era una persona intersex “por tener altos niveles de testosterona” (afirmación para la que no existen pruebas). Sin embargo, esta idea malentiende las identidades trans pues las personas trans no lo son porque “se asuman de un género contrario a su sexo biológico”, pues el “sexo biológico” es un espectro mucho más amplio de lo que se cree y su clasificación binaria es una construcción social que va mucho más allá de límites arbitrarios en los niveles de testosterona, y otras formas de bio-vigilancia. Las identidades trans se asumen de un género diferente al que se les asignó al nacer, es decir, se oponen a un diagnóstico externo sobre sus cuerpos, a una asignación cultural, y no a una supuesta condición biológica.
Aunque la desinformación ya se instaló en un sector importante del discurso público, lo cierto es que Imane Khelif es una mujer cisgénero, no una mujer trans. Así se presenta ella y así lo confirma su pasaporte de Argelia, país que no solo no brinda reconocimiento legal a las personas LGBT+ sino que les criminaliza. Sobre si Imane es o no una persona intersexual, con cromosomas XY o con testosterona más alta de lo permitido por las pruebas, no existe ninguna fuente verificable, se trata de especulaciones por lo ocurrido en las pruebas del 2023. No está de más recordar que dichas pruebas han sido altamente cuestionadas pues siguen estándares eurocéntricos llamados a actualizarse para dejar de discriminar a mujeres con altos índices de testosterona como aquellas que sufren de ovario poliquístico.
Este reportaje fue realizado con fines informativos sobre cómo operan estos bulos desinformativos y como un llamado a medios de comunicación y usuarios en redes sociales a tomar consciencia sobre su papel en la difusión de los mismos, al decidir compartir información no corroborada que alimenta pánicos morales y discursos de odio.