El pasado 4 de febrero sobre las 8:00 pm, Nayib Bukele se autoproclamó vencedor indiscutible de las elecciones presidenciales de El Salvador, “con más del 85% de los votos”, a pesar de que el Tribunal Supremo Electoral TSE, apenas hacia la medianoche, escrutaba el 31% de las actas. Conversamos con periodistas de los medios feministas salvadoreños Alharaca, Revista la Brújula y MalaYerba sobre esta reelección con certezas de inconstitucionalidad y tufo de fraude.
Un poco de contexto
Nayib Bukele ganó las elecciones del 2019 con el 53% de los votos y desde entonces es Presidente de El Salvador. En mayo de 2021, la Asamblea Legislativa de El Salvador destituyó a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). La Asamblea, controlada por Nuevas Ideas, el partido de Bukele, nombró nuevos magistrados creando una nueva Sala de lo Constitucional bukelista. En septiembre del mismo año, la nueva CSJ emitió un fallo que permite que el presidente de turno pueda postularse como candidato para un periodo consecutivo, yendo en contra de los 6 artículos de la Constitución de El Salvador que prohíben la reelección presidencial. Gracias a ese fallo, Bukele y su fórmula vicepresidencial, Félix Ulloa, pudieron inscribirse en junio de 2023 como precandidatos para el 2024. Y, en noviembre del año pasado, el presidente pidió una licencia de seis meses a la Asamblea Legislativa para dedicarse a su campaña de reelección y asegurar su candidatura.
Todo esto ocurre en medio de un régimen de excepción instaurado por Bukele desde marzo de 2022 para “hacer frente a las pandillas”, que debía ser temporal y extraordinario pero que ya va a cumplir 2 años. Este mecanismo legal para atender emergencias, además le otorgó al presidente la posibilidad de suspender garantías constitucionales y eliminar controles legales sobre asuntos como el uso de fondos públicos y el acceso a la información pública, entre otros.
¿Cuáles fueron las irregularidades y por qué se habla de fraude?
Las elecciones de este 2024 en El Salvador se dieron en medio de una democracia que se viene quedando sin oxígeno y sin lugar a ningún tipo de oposición ni disidencia, sin mencionar un Miss Universo que fungió de campaña electoral y cortina de humo para las múltiples denuncias de violaciones a los derechos humanos que se diluyen en un régimen de excepción que ya de excepción no tiene nada y es el nuevo orden. En esas condiciones, la campaña de los partidos de oposición fue casi nula, pues no recibieron la deuda política del Ministerio de Hacienda (el mecanismo de financiamiento público), lo que los dejó sin fondos para el proceso electoral y en gran desventaja frente al partido oficialista y su candidato inconstitucional, Nayib Bukele. Además, durante la jornada de votación, se presentaron fallos como retrasos en la distribución de kits tecnológicos, falta de materiales para impresión de actas y problemas de conectividad y electricidad para un escrutinio que debía ser completamente digital.
La lista de irregularidades es larga. Indra Soluciones, la empresa española contratada por el TSE para el voto en el exterior ya había sido acusada de fraude en otros países como Colombia, Estados Unidos y Brasil. En el caso de El Salvador, Indra no hizo la divulgación de datos correspondiente para el voto electrónico en el exterior e incluso cerró los centros de votación antes de que las personas pudieran terminar de ejercer su derecho, además de demorarse en la entrega de los resultados del sufragio en el extranjero. Adicionalmente, Revista La Brújula tuvo conocimiento de que a mujeres trans que acudían a votar se les estaba negando el derecho al voto. Y es que ni el silencio electoral fue respetado por Bukele, que horas antes del cierre de las elecciones hizo una rueda de prensa en la que incitó a lxs salvadoreñxs a votar por él.
Para el momento en que Bukele se declaraba nuevamente presidente, el TSE aún no había divulgado los datos oficiales. Por su parte, las Juntas Receptoras de Votos (JRV) anunciaban que aún tenían más de la mitad de las papeletas sin diligenciar. Pero las JRV también cometieron errores al momento de llenar las actas; en algunos casos registraron votos que superaron el máximo de papeletas existentes y las actas que debían entregar al TSE incumplieron el Instructivo para Integrantes de Juntas Receptoras de Votos. Para sumar a la incertidumbre y falta de transparencia, al momento de trasladar los paquetes de votos de las JRV a las Juntas Electorales Departamentales (JED), cientos de estos se perdieron durante casi 24 horas.
Y aunque se había establecido que los medios de comunicación estarían autorizados para cubrir las elecciones antes, durante y después del escrutinio si cumplían con la acreditación correspondiente, a la prensa feminista y de oposoción no se le permitió la entrada a puestos de votación. La Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) registró 173 agresiones a la prensa durante la jornada y la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) confirmó que el 50% estarían relacionadas con restricciones al trabajo periodístico. Pero para Bukele la situación de la prensa en su país es más que “ideal”.
Es evidente que Bukele ha manipulado todo el sistema a su favor y que la confianza en las instituciones, así como la independencia de poderes, ya se rompió. Con la reorganización de la Asamblea Legislativa y un Congreso mayoritariamente aliado con 56 diputadxs de Nuevas Ideas, Bukele tiene todo el poder para la aprobación de cualquier proyecto que plantee. Esto ha llegado a permear también al TSE que, aún admitiendo las fallas en el proceso electoral, no permitió la veeduría ciudadana ni admitió los cuestionamientos de la prensa frente a la responsabilidad del gobierno ante un posible fraude ni a entidades como la Procuraduría General y la Fiscalía, que han limitado los derechos de lxs salvadoreñxs.
El papel de las mujeres y el periodismo feminista
Las mujeres fueron las primeras en organizarse para salir a las calles desde que empezó el régimen patriarcal de Bukele y fueron también las primeras en hacerlo tras el anuncio de esta nueva temporada bukelista. Han sido las colectivas feministas y defensoras de derechos humanos las que han denunciado las violaciones a derechos en el régimen de excepción, manifestándose contra la violencia sexual a niñas por parte de militares, los feminicidios que NO HAN DISMINUIDO DURANTE EL RÉGIMEN y la penalización del aborto.
En la noche del 5 de febrero, mientras el escrutinio fallido se llevaba a cabo, la Asamblea Feminista convocó a un cacerolazo en la plaza Salvador del Mundo en San Salvador, contra el fraude electoral y la inconstitucionalidad de la candidatura de Bukele. En la plaza, las mujeres leyeron los artículos de la Constitución que impedirían la candidatura del presidente. En horas de la noche, mientras realizábamos un SPACE con medios feministas de El Salvador, las compañeras de MalaYerba, que se encontraban en el cacerolazo, publicaron un video de la manifestación en su cuenta de X, que fue usado por Nayib Bukele para burlarse y ridiculizar la protesta.
Como resultado de la burla y estigmatización de Bukele, se desató una ola de comentarios violentos y misóginos en la red social X contra las mujeres que protestaban y las periodistas que visibilizaron el acto, dejando en evidencia, una vez más, el talante dictatorial y patriarcal del mandatario y sus seguidores y las razones por las que cada vez más personas sienten miedo de manifestarse en El Salvador.
A finales de noviembre del 2023, Volcánicas estuvo en San Salvador y comprobó la presencia de militares en las calles perfilando a manifestantes (en este caso, familiares de presos y falsos positivos judiciales, feministas y periodistas feministas).
¿Qué sigue ahora?
Este 7 de febrero comenzó el recuento manual, ordenado por el TSE, de todos los votos de las urnas que no pudieron ser transmitidas por las fallas del sistema en la noche de las elecciones. La oposición, liderada por los partidos Vamos, Nuestro Tiempo y ARENA advirtió que pedirá la nulidad de la elección si no se garantiza que todos los votos, incluidos los anulados e impugnados, sean contados. Hasta el momento no se conoce el resultado final del escrutinio.
Mientras tanto, las feministas y los medios independientes siguen poniendo el cuerpo por una democracia que se sofoca bajo la figura de “el dictador más cool del mundo”.