Hasta hace unos años la discusión sobre el matrimonio de menores de edad, en el ámbito de derechos humanos, parecía ser una conversación en donde había unanimidad: son violentos y deben ser prohibidos. Sin embargo, recientemente las posturas se han diversificado a partir de una crítica que se pregunta, ¿el matrimonio entre adolescentes es siempre un matrimonio forzado?
Cuando el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) publicó en 2019 su informe “Prohibir sin proteger: El Matrimonio Adolescente en México”, en el que planteaban la necesidad de diferenciar el matrimonio infantil del matrimonio adolescente y analizar la realidad particular de estas uniones en México, la respuesta que obtuvieron de sus colegas fue polémica, por decir lo menos. Según GIRE, sí debería haber permisos excepcionales para que les adolescentes puedan casarse:
“Es importante distinguir entre matrimonio infantil y el matrimonio adolescente. Reconocer y tomarnos muy en serio esa parte de la autonomía progresiva de las y los adolescentes, considerar cuáles son las razones por las que deciden casarse. La vía del matrimonio puede ser una opción frente a situaciones de violencia al interior de sus familias o por cuestiones que tienen que ver con identidad de género, orientación sexual, migración”, dijo Rebca Ramos, Directora de GIRE.
En entrevista con Volcánicas Rebeca Ramos también dijo que la organización coincide con los posicionamientos de agencias como Naciones Unidas y la Suprema Corte de Justicia de la Nación en temas de derechos humanos como por ejemplo la despenalización del aborto. Pero este no fue el caso. Según Rebeca, la razón de esta nueva polémica es que las críticas que hay alrededor del tema del matrimonio adolescente siguen siendo adultocentristas.
El informe que presentaron buscaba incidir en la opinión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que iba a resolver si la prohibición sin dispensas ni excepciones de los matrimonios de menores de edad era o no inconstitucional. La controversia fue presentada por el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Aguascalientes, Jesús Martín Jáuregui, quien argumentaba que los matrimonios debían permitirse si la pareja tomaba la decisión por causas graves y justificadas.
Una de las organizaciones que presentaron un Amicus Curiae contra la propuesta de Aguascalientes, para que no se otorguen dispensas o excepciones para los matrimonios de personas menores de 18 años de edad, fue la organización World Vision México. En este documento decían que “la existencia de excepciones para permitir el matrimonio precoz no ha favorecido el desarrollo pleno de niñas, niños y adolescentes; por el contrario, desde hace décadas esta práctica ha significado la falta de acceso a prerrogativas fundamentales como la educación, la protección, la igualdad y no discriminación, vida libre de violencia hacia las mujeres, interés superior de la niñez, y de forma lacerante ha truncado proyectos de vida”, resumió Tonatiuh Magos, Director de Incidencia política para World Vision México, en entevista con Volcánicas.
Al final, el fallo de la Corte fue el siguiente: en ningún caso se permiten ni justifican los matrimonios de menores de edad. Las excepciones matrimoniales están prohibidas en prácticamente todos los estados de la República, excepto en Baja California, y son un mecanismo para autorizar o anular un matrimonio a partir del análisis particular de su situación por orden de una autoridad. En el caso de Baja California quien puede autorizar un matrimonio de excepción es el Presidente Municipal y solo se puede conceder a una pareja cuyos contrayentes tengan más de 16 años.
Entonces, aunque haya opiniones divididas, la discusión de fondo tiene dos componentes: las excepciones para permitir el matrimonio temprano no han favorecido el desarrollo pleno de les menores, pero la prohibición del matrimonio sin excepciones tampoco ha acabado con la violencia, deserción escolar y embarazo adolescente.
Pero vayamos por partes:
¿En verdad es tan distinto el matrimonio infantil del adolescente?
Rebeca explicó que en el matrimonio infantil, como en las relaciones sexuales de menores o el embarazo infantil, hay una presunción de agresión sexual y tanto ella como Tonatiuh coinciden en que es una situación distinta en donde no cabe el consentimiento. A diferencia del matrimonio entre adolescentes de 16 y 17 años, cuando la pareja no tiene una diferencia de edad tan marcada:
“Lo que quisimos fue poner sobre la mesa que es una situación distinta. El matrimonio infantil no es una opción y cuando vemos relaciones o embarazos de niñas de 11 años ahí se sostiene la presunción de que fue producto de una agresión sexual. En el matrimonio adolescente entra el tema del consentimiento. Y es importante esta distinción y por eso quisimos concentrarnos en relaciones entre adolescentes que, a veces, en ciertos espacios y contextos, no son matrimonios forzados. Y presentabamos los datos de cómo si se daban estas relaciones a través de la institución del matrimonio, de manera más formal, los efectos negativos (desersión escolar, embarazo adolescente, violencia económica) disminuían en contraste con las uniones libres”, dijo Rebeca.
En México, el matrimonio forzado continúa y existen casos documentados de niñas y adolescentes que se rebelan a las prácticas de sus comunidades. World Vision México resalta que en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2011, el “10.6% de las jóvenes de 15 a 24 años que se casaron o unieron siendo niñas/adolescentes, lo hicieron con hombres mayores que ellas por 10 años o más y un 27.2%, con hombres entre 5 y 9 años mayores. Esta situación refleja un riesgo y vulnerabilidad a la discriminación y violencia contra niñas y adolescentes”.
Esto contrasta con el caso (registrado por GIRE) de Blanca y Roberto, una pareja adolescente de Nayarit que no estaba casada pero ya esperaba un hijo, al cual no podían registrar debido a que las leyes estatales no reconocían a hijes de personas sin la edad exigida para contraer matrimonio. El juez que recibió el amparo de Blanca y Roberto consideró que era necesario reconocer todos los derechos de los jóvenes y respetar su decisión de casarse pues no se trataba de un matrimonio forzado sino consentido: “No existe justificación racional para reconocer a los jóvenes un conjunto incompleto de derechos en los casos en los que no existe indicio alguno de coacción o violencia”. A casos como este se refiere el informe de GIRE que apoya las excepciones.
Entonces, ¿pueden casarse los menores de edad en México?
No. En México, por ley, los menores de 18 años no pueden casarse. Desde el 2014, la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establece que en ningún estado del país es legal el matrimonio adolescente e infantil. En los últimos años, los estados de la República, además, eliminaron las excepciones.
Sin embargo, Tonatiuh Magos de World Vision México comentó en entrevista que la prohibición explícita del matrimonio infantil no ha sido suficiente para detener la práctica: “En el Informe Nacional sobre las Violencias en Contra de Niñas, Niños y Adolescentes, presentado en marzo de este año, encontramos que el 68.5% de las niñas y adolescentes se encuentran en alto riesgo de vivir en pareja o en situación de matrimonio temprano. Del 2011 al 2020 se registraron 234 uniones legales entre menores de edad y en el 2020, de acuerdo con el INEGI, fueron 26.”, dijo.
¿Qué ha pasado a partir de la prohibición?
Primero debemos entender algo que Rebeca resume así: “La realidad no se cambia por decreto”. Ya hay uniones tempranas de adolescentes sin el contrato matrimonial y parejas menores de edad.
Tal como lo explica el GIRE en su informe: En México, 4.7% de las menores de edad viven con su pareja, de las cuales más del 80% viven en unión libre.
De acuerdo al último Censo de Población y Vivienda en 2020, en México hay 3,0 74 niñas de entre 12 y 14 años casadas, y 15, 900 en unión libre; así como 601, 558 adolescentes entre 15 y 19 años en unión libre y 62,028 casadas. En otras palabras: Prohibir el matrimonio no hace que las parejas adolescentes no vivan como si lo estuvieran, pero sí los excluye de recibir los derechos que otorga el matrimonio.
“La eliminación de dispensas, en realidad, no tiene un efecto importante para evitar estas uniones; al contrario, puede contribuir a fomentarlas debido a que no permite ninguna otra posibilidad a las jóvenes que desean unirse o ya llevan una vida en común con sus parejas”, dice el informe de GIRE.
Pero si instancias de Derechos Humanos apoyan la prohibición del matrimonio infantil y adolescente, sus razones han de tener ¿no?
Sí. Los argumentos más comunes para este tipo de legislaciones, de acuerdo con el informe de GIRE, son:
- Las jóvenes se casan con parejas mucho mayores a ellas y esto es una forma de violencia
- Los matrimonios tienen un impacto en la deserción escolar
- Existe una relación entre matrimonio y crecimiento de tasas de embarazo adolescente
Pero, de acuerdo a su investigación, en México las parejas adolescentes no suelen tener una diferencia de edad tan grande y la unión libre es mucho más común entre jóvenes de 16 y 17 años.
En el año 2000, las uniones adolescentes representaron 15% del total de los matrimonios celebrados. En 2010 este porcentaje se redujo a 10%, y para 2015 sólo representaron 4%. En 2015, las parejas tenían en su mayoría 17 años en el caso de la mujer y 19 o 20 en el caso de los hombres: “En general, las diferencias de edad en las parejas en México no son muy significativas y han tendido a disminuir”, dice GIRE.
También realizaron comparaciones sobre la deserción escolar y tasas de embarazo entre adolescentes casadas o en unión libre, y concluyeron que hay más parejas adolescentes con hijes viviendo en unión libre que casadas, es decir, el matrimonio no necesariamente incrementa los embarazos ni la deserción escolar, porque esos índices también se presentan en parejas de adolescentes no casados.
¿Cuáles son los beneficios que otorga el matrimonio?
World Vision México apuntó que el matrimonio no es en sí mismo un derecho humano, sino una figura vinculada con otras instituciones y principios como la protección a la familia y el derecho de cada persona a diseñar su plan de vida. Estos son algunos de los beneficios:
- Deducciones personales por los honorarios médicos y gastos de salud por uno de los cónyuges para el otro
- La Ley del Seguro Social considera a la pareja como “beneficiario”, es decir, si una persona está asegurada, por extensión su pareja también tiene esas prestaciones
- En caso del fallecimiento de una persona asegurada, su pareja tiene derecho a una indemnización si es por riesgo de trabajo, en caso que dependa de esa persona económicamente y tenga incapacidad. También tiene derecho a heredar en la sucesión intestamentaria
- Puede tomar decisiones médicas post mortem respecto al cuerpo de su pareja y consentir prácticas de necropsia
- Para las personas migrantes, casarse con una persona mexicana le da derecho a acceder a distintos estatus migratorios y el derecho a la nacionalidad cuando haya residido y vivido junto a su pareja en el domicilio conyugal durante dos años
Entonces, ¿el matrimonio adolescente debería ser legal?
No, pero debería estar abierto a excepciones. Como dice Tonatiuh: El Comité de los Derechos del Niño y el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) han catalogado al matrimonio infantil como una práctica nociva que impide el pleno desarrollo en particular de las niñas y a las adolescentes y en esto todes estamos, en general, de acuerdo.
Pero prohibir el matrimonio adolescente sin excepciones pretendiendo que esta es una acción contra la violencia, el embarazo adolescente y la deserción escolar es, cuanto menos, engañoso. Pues la razón de todos estos problemas sociales no es el matrimonio y ocurren independientemente del estatus legal de las mujeres.
Las mujeres sufren violencia de género en el noviazgo y el concubinato, la deserción escolar tiene más que ver con las condiciones de marginalidad y acceso a educación pública de calidad, así como los embarazos adolescentes se relacionan con la violencia sexual y la falta de educación sexual integral, que sucede a mujeres solteras y casadas.
Lo que se ha encontrado es que las agresiones sexuales, el embarazo en edades tempranas, e incluso la división desigual en el sistema de cuidados y trabajo doméstico, continúan en las uniones libres a pesar de que esté prohibido el matrimonio infantil y adolescente.
En el 2015, la Encuesta Intercensal de México arrojaba que el 22.4% de las menores de edad casadas estudiaban mientras que solo el 9.5% de las jóvenes en unión libre asisten a la escuela. También, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica en 2014, el 13% de las menores que han estado embarazadas están casadas, mientras que el 64% viven en unión libre y el 23%, solteras.
“Como muestran los datos, la mayoría de las adolescentes embarazadas, de hecho, no está casadas, por lo que la eliminación de dispensas no tendría un efecto importante en el plan de reducir los embarazos en este sector de la población (…) La protección a los derechos de niñas y mujeres en México requiere acciones profundas a corto, mediano y largo plazo encaminadas a modificar los patrones culturales y de conducta que se basan en una errónea percepción de la posición subordinada de las mujeres”, expresa GIRE.
Ok. Pero el matrimonio sigue siendo un recurso del sistema heteronormado, ¿no?
Sí. Una de las críticas más importantes es cómo en los contextos de marginalidad, el matrimonio adolescente puede llevar a las mujeres a repetir roles de dependencia económica y estereotipos de género.
World Vision México aclaró que en su Informe Nacional sobre la Violencia contra niñas, niños y adolescentes (2019-2021) encontraron que son más las niñas que los niños en un estatus de matrimonio: 68.5% en el caso de niñas y mujeres adolescentes, en contraste con el 31.5% de niños y hombres adolescentes. Esta desigualdad muestra que el matrimonio adolescente es un tema también de género:
“El adultocentrismo presente en esta sociedad, aunado al machismo que permea en el territorio nacional, favorecen la preservación de esta práctica que vulnera los derechos de niñas y adolescentes, alterando sus trayectorias de vida, tornándolas inciertas e inmersas en un contexto de violencia estructural, física, simbólica, psicológica, económica y sexual”, opinaron.
Sin embargo, GIRE cree que la prohibición del matrimonio adolescente no acaba con los roles de género: “En las entrevistas que hicimos a jóvenes, lo que vimos es que para ellas el matrimonio es una opción muy real, precisamente por toda esta construcción cultural que existe. Prohibirlo en la ley no necesariamente va a atacar esos estereotipos de género que ya están, entonces, lo que acabas haciendo es que esas relaciones se dan en la clandestinidad. Y el matrimonio, en el sistema jurídico mexicano, sigue siendo una puerta de entrada para el ejercicio de unos derechos”, explicó Rebeca.
¿Cuáles son las alternativas?
GIRE opina que se requieren soluciones INTEGRALES para que les adolescentes puedan tomar decisiones de manera libre e informada acerca de sus vidas. Las condiciones de pobreza, discriminación, violencia y falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva no se solucionan con prohibiciones de ley, sino con acciones concretas que garanticen derechos.
World Vision México también propone:
- La Estrategia Nacional de Prevención de Embarazos en Adolescentes (ENAPEA) se siga fortaleciendo
- Se fortalezcan los programas de educación sexual con contenidos que favorezcan el libre desarrollo, prevengan el abuso sexual infantil y embarazos a temprana edad
- Existan campañas de sensibilización sobre los riesgos del matrimonio infantil
- Exista un sistema de cuidados en el país, donde las niñas y adolescentes en principio, accedan a la escuela y no se les impida el acceso, por razones de roles de género, el cuidado de familiares o el trabajo doméstico
Si bien aún existen opiniones encontradas, es importante seguir discutiendo el tema no solo con perspectiva de género, sino también cuestionando la mirada adultocéntrica y punitivista. Las leyes que no se adaptan a las realidades y contextos específicos de las distintas poblaciones no necesariamente protegen ni garantizan derechos sino que son lo contrario a la evolución.