December 16, 2024

Daniel Mendoza y el peligro de proteger discursos de odio en la era Musk

La defensa del escritor Daniel Mendoza pidiendo para sus trinos el mismo trato de obra literaria protegida por libertad de expresión, abre una puerta muy peligrosa en plena era Musk y de crisis por la falta de regulación a los discursos de odio en plataformas digitales.

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Aunque el escritor Daniel Mendoza declinó la propuesta de ser embajador en Tailandia tras una oleada de merecido rechazo e indignación por su falta de preparación para el cargo y sus trinos misóginos y mal atribuidos a la novela “El diablo es Dios”, la defensa acérrima en la que se embarcó el presidente Gustavo Petro y un amplio sector del petrismo dándole a esos trinos el mismo trato de obra literaria protegida por libertad de expresión, abre una puerta muy peligrosa en plena era Musk y de crisis por la falta de regulación a los discursos de odio en plataformas digitales.

Lo que escribe Mendoza en sus libros es literatura, nos guste o no. Pero lo que dice en la mayoría de trinos que desataron la polémica no está en sus libros y esto es lo que parecen no entender o querer ver ni el presidente ni quienes torpemente siguen defendiendo y graduando de mártir censurado al escritor. Una cuenta creada como “voz” o “alter ego” de personajes de un libro de ficción que emiten opiniones que rayan en el discurso de odio no es equiparable a la obra literaria, como explicó la abogada y experta en libertad de expresión, Ana Bejarano. Entonces no tienen cabida ni sentido alguno las comparaciones entre estos trinos con la obra de grandes autores como Vladimir Nabokov, ni mucho menos apelar en este caso a la libertad de expresión que protege a la creación artística, pues lo que se está cuestionando no es la novela.

¿Entonces, cómo leemos esos trinos? Asumamos que los trinos hacían parte de una estrategia de marketing, como el mismo autor ha dicho en repetidas ocasiones, para promocionar su libro. Pero el marketing sí está sometido a regulaciones para evitar que se promuevan mensajes discriminatorios y violentos. Así que, ni como “obra” ni como marketing son aceptables bajo el manto de la libre expresión los trinos en cuestión ni ningún mensaje que haga alegoría a la violencia sexual contra mujeres y niñas, a la sumisión química y a la pedofilia. Por el contrario, defender esas ideas abre la puerta a que cualquiera con ínfulas de escritor o creativo abra una cuenta de personaje de ficción o “alter ego” y divulgue mensajes que constituyen apología a discursos de odio, amparándose en la libertad de expresión, que no está de más recordar, no es infinita ni absoluta.

Esto, sumado a la falta de regulación de contenidos violentos y discursos de odio cada vez más evidente en X bajo los lineamientos de Musk, que incluyen alimentar una IA con el contenido de las cuentas, prende aún más alarmas sobre este tipo de “estrategias” y, en general, sobre todo el contenido misógino (ficción o no) que se publica en esta red. El problema va más allá de que Mendoza fuera apto o no para una embajada por estos trinos (evidentemente no lo era) y es que, al defenderlo, se está normalizando la producción, reproducción y difusión de discurso de odio que incita a la violencia contra niñas y mujeres. porque, aunque el autor crea que su intención fue clara, el público (como quedó claro) pudo no entenderla y haber leído esos trinos, durante todos estos años, como opiniones que resonaban o normalizaban conductas delictivas.

¿Qué pasaría si Agustín Laje o algún escritor o escritora sionista y/o transfóbicx replicara el ejercicio y creara cuentas en X para dar rienda suelta a “la voz” de sus protagonistas? ¿Cuántas personas que resuenan con esas posturas, que son discursos de odio, no se sentirían legitimadas, incluso empoderadas al resonar con estos mensajes y cuentas? Son precisamente esas posturas polarizantes las que más rápido se viralizan en X y otras redes, y así es como operan la desinformación y la normalización de las violencias en estas plataformas. Y si bien el autor puede pensar que las distinciones en su cuenta son claras, la audiencia no, y menos en X donde la viralidad no está amarrada al contexto ni a marcos teóricos. Y, ¿qué podemos esperar de Grok, la inteligencia artificial de X que Musk está alimentando con todo el contenido de las cuentas en esta red social, sin discriminar si es ficción, marketing, opinión o información verificada? Nada bueno y por eso, desde el nuevo triunfo electoral de Donald Trump, apoyado en estos mismos algoritmos, cada vez más personas abandonan la red y migran a otras opciones menos hostiles y más seguras como Bluesky.

Lo más probable es que Mendoza se siga victimizando mientras sigue mansplicando a todas las funcionarias, políticas y feministas que han señalado el problema con sus trinos, incapaz de reflexionar y entender la crítica y hacerse cargo de su estrategia de tiro en el pie. Pero es innegable que existe una responsabilidad ética, quizás nueva para algunxs autorxs y opinadorxs, al momento de poner sus opiniones o las de otrxs, reales o no, en las redes sociales. Y esa es la conversación, con una mirada mucho más amplia, es que a muchas nos interesa seguir teniendo, incluso desde antes y mucho más allá de Daniel Mendoza y su comité de machiprogres que insisten en desviarla apelando a una censura moralista inexistente.

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