Una de las cosas que dejó clara la pandemia fue la falta de perspectiva de género del sector farmacéutico, particularmente en la fabricación de las vacunas y los efectos adversos diferenciales que estas podrían tener sobre las mujeres, hombres trans y personas no binarias que menstrúan. Dichos efectos solo fueron tenidos en cuenta después de ser reportados masivamente tras la aplicación de las vacunas contra el COVID-19.
Pero las vacunas no han sido el único producto farmacéutico que evidencia la ausencia de un enfoque de género en el sector. Investigadoras de la Universidad de Columbia y la Universidad Estatal de Michigan descubrieron recientemente arsénico, plomo y otros 14 metales pesados en tampones, en un estudio que ya aparece publicado en la edición de agosto de la publicación “Environment International”; las autoras advierten que la presencia de estos metales en el cuerpo podría poner en riesgo el sistema endocrino. La autora principal del estudio, Kathrin Schilling dijo que por el momento no han podido determinar si estos metales pesados pueden filtrarse de los tampones al cuerpo, por lo que tendremos que esperar a sus próximas conclusiones. De cualquier forma, lo que más preocupa es la presencia de plomo, pues según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, no hay ningún nivel seguro de exposición a este metal pesado. ¿Nos sorprende?
Para no ir tan lejos, hablemos de BogotáBio, la que iba a ser la primera fábrica de vacunas de Colombia. En diciembre del año pasado, la saliente alcaldesa de Bogotá, Claudia López, anunciaba con entusiasmo que se hacía realidad el proyecto BogotáBio, una fábrica de vacunas resultado de la alianza público/privada que apostaba por la soberanía sanitaria del distrito, de la mano de un socio estratégico (SINOVAC) y que fabricaría inicialmente 4 vacunas: COVID19, Hepatitis A, polio y varicela.
Hoy, más de 6 meses después, el proyecto parece no contar con el mismo entusiasmo por parte de la actual alcaldía y hay preocupación en el sector farmacéutico por su futuro y la dirección del proyecto. Tras la salida de Carolina Gómez, ex-gerente del proyecto, el equipo de salud de Carlos Fernando Galán, que es prácticamente el mismo del exministro de salud de Duque, Fernando Ruíz, propuso para la empresa un gerente interino que no cumplía con los requisitos, así que se contrató a un head-hunter para seleccionar gerente. Hasta el momento, siegue como gerente encargado Leonardo Arregocés, quien quedó después de realizar cambios en los estatutos y es, además, asesor de la Secretaría de Salud. De las 7 personas que hacían parte del proyecto, solo quedan 2: un contador y un abogado. Todavía no se designa a nadie para dirigir el proyecto y los nombres que suenan, al igual que los funcionarios que quedan, son todos hombres, entre ellos Juan Fernando García, quien hizo parte del Ministerio de Salud en el gobierno de Álvaro Uribe y en el de Comercio de Juan Manuel Santos; otro opcionado es Fabio Aristizábal, ex superintendente de Salud de Iván Duque.
Inicialmente la junta directiva (conformada por 6 hombres y una mujer), tenía hasta el 30 de junio para nombrar gerente propiedad pero la fecha se ha ido aplazando hasta el 18 de julio. ¿Hay perspectiva de género en la selección? Adicionalmente, el pasado jueves, ASINFAR, el gremio farmacéutico nacional, celebró sus 50 años con un foro latinoamericano predominantemente masculino ¿Dónde están la perspectiva de género en el sector farmacéutico? ¿Otra vez tendremos vacunas sin perspectiva de género con efectos adversos no estudiados ni advertidos en las mujeres, hombres trans y personas no binarias que menstrúan? ¿Acaso no aprendimos nada? ¿Van a seguir todos los asuntos relacionados con nuestro cuerpo y salud en manos de hombres?
¿Y de paso nos preguntamos, dónde está la perspectiva de género de una administración cada vez más masculinizada? Este nuevo cuestionamiento se suma a la revictimización e insuficiente atención y prevención a los feminicidios y violencias basadas en género asociadas a esta administración, y a los despidos y desmantelamiento de la Secretaría de la Mujer, denunciados recientemente por la concejala Heidy Sánchez Barreto. Hacen falta no solo mujeres sino mujeres feministas en cargos de poder que garanticen la implementación de un enfoque de género tanto en el distrito como en sectores tan masculinizados como el farmacéutico y sus intersecciones en las apuestas público/privadas como el proyecto de soberanía sanitaria, BogotáBio.