septiembre 18, 2024

Puentes al odio: Por qué Renata Turrent y la transfobia no caben en Canal Once

La llegada de Renata Turrent a la dirección de Canal Once podría significar una nueva amenaza a los derechos de las personas trans y no binaries en México. Su historial, lleno de ataques vedados contra la comunidad, ha levantado muchas preocupaciones.

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Portada: Isabella Londoño.

¿Se le puede llamar “medio público” a uno en el que las voces de personas trans no tengan cabida?, ¿por qué es difícil creerle a un personaje como Renata Turrent que “no sea transfóbica”?, ¿por qué hay operadores políticos defendiéndola y qué está en riesgo cuando un grupo antiderechos se coloca al frente de uno de los medios públicos  más importantes de América Latina?

El pasado 11 de septiembre, la presidenta electa en México, Claudia Sheinbaum, continuó la revelación de su gabinete. Entre los anuncios, la designación de Renata Turrent como la futura directora de Canal Once ha generado una reacción inmediata. La ex funcionaria de la Secretaría de Administración y Finanzas del gobierno de la Ciudad de México estará a cargo de la que fuera una de las más importantes televisoras públicas de América Latina a pesar de que su paso por medios se reduzca a la conducción de un programa de opinión y análisis, y la dirección de una revista digital.

Si bien México es célebre por personajes transfóbicos altamente visibles como Laura Lecuona o las ex diputadas de ultraderecha América Rangel y Teresa Castell, Renata Turrent pareciera ser un personaje menor que puede pasar bajo el radar: no tiene muchas publicaciones donde abiertamente critique las identidades trans. Sin embargo, no han sido pocas las ocasiones en las que su transfobia y racismo han asomado la cabeza. Un ejemplo de ello ocurrió en marzo del 2022, cuando, durante un conversatorio a su cargo, encargados del programa expulsaron a Mikaelah Drullard, activista afrotrans, a pesar de haber sido invitada y ya estar lista para participar.

Por ello, más de cien colectivos y organizaciones de la sociedad civil y 357 académicxs, activistas, periodistas y ciudadanxs publicaron este 17 de septiembre un comunicado en el que se exige la dimisión de Turrent como futura directora de Canal Once: si el gobierno entrante se considera “de izquierda”, dar espacios a este tipo de discursos no debería de tener cabida.

Turrent no sólo ha sido cercana a grupos transfóbicos instalados dentro del organigrama de Morena desde su fundación, sino que también ha servido como plataforma de grupos de odio: esto cuando en septiembre de 2022, miembros de la Alianza LGB México fueron invitados por Turrent al programa El Aquelarre, de Capital 21, un medio público de la Ciudad de México, luego de que la UNAM cancelara una mesa en la Feria del Libro Universitario al hacerse públicas las posturas transexcluyentes de Itzel Suárez y Mauricio Dimeo.

Las protestas y denuncias a la Defensoría de las Audiencias del canal obligaron tanto al medio como a Turrent a ofrecer algo similar a disculpas, al sostener que se trató de “un error editorial” que “incomodó a un grupo de la audiencia”. Sin mencionar a los grupos agravados, ni ofrecer una disculpa real por lo acontecido, Turrent y Capital 21 ignoraron los otros puntos de la resolución estipulada por la Defensoría de la audiencia del canal, que incluían sensibilización para el equipo de producción y conducción del programa, así como la creación de espacios para voces trans y no binaries en Capital 21.

Luego de la pifia, la “alianza LGB” desapareció, tal como lo explica Julianna Neuhouser en entrevista para Presentes, porque no tenía una base ni era relevante más que por el espacio otorgado por Turrent. La conductora, en cambio, siguió operando dentro de Morena: sus redes sociales están llenas de entrevistas bien producidas y editadas a personajes del partido que buscaban relevancia en un momento específico (ya sea como respuesta a escándalos mediáticos, o porque buscaban crecer su perfil público).

Durante la campaña presidencial fue designada por Claudia Sheinbaum como “enlace con el sector académico” y su partido comenzó un proceso largo de reposicionamiento de su figura a través de operadoras políticas cercanas a la diputada federal Ana Francis Mor y parte de Marcha Lencha –como lo narra en la filósofa Siobhan Guerrero McManus en su podcast Trans Utopías, en el capítulo “De marchas y operadores políticos”. Ahora, activistas y periodistas cisgénero, como Tania Morales, de Infancias Trans, y Genaro Lozano, están “dando el beneficio de la duda” a la funcionaria porque “les aseguró que no es transfóbica”.

Lo ocurrido en Capital 21 no puede hacerse a un lado por una declaración en una entrevista, y menos aún si su partido busca gastar capital político para rehabilitarla frente a colectivos y activistas trans y LGBT+. Tanto la “disculpa pública” que dio en su programa, como la negativa a decir explícitamente que “las mujeres trans son mujeres” en la entrevista para Animal Político, funcionan como una ventana hacia un sistema de violencias sofisticadas que, aunque retóricamente están lejos de las declaraciones públicas de Laura Lecuona o Dana Corres, siguen empujando subrepticiamente una agenda antiderechos dentro del partido en el gobierno.

A lo largo de la administración de Claudia Sheinbaum como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, varias iniciativas para garantizar los derechos de personas trans fueron frenadas o congeladas (como la Ley de Infancias Trans y la homologación de documentos de personas no binaries) a pesar de que, discursivamente, la entonces Jefa de Gobierno se nombraba “aliada” de la comunidad LGBT+. Una aliada que, a través de su policía, reprimió protestas de familias trans, colectivos que buscan la garantía de tratamientos médicos y el reconocimiento pleno de nuestras identidades disidentes. Una “aliada” que llegó casi una hora tarde a la marcha del orgullo en el que un grupo de operadores políticos le cedió el podio para un acto anticipado de campaña en el 2022.

La primera defensa que se hace de Turrent es que ella “ya dijo que no es transfóbica” o que algún personaje cercano a ella asegura que no lo es. Esto, luego, se convierte en un ataque hacia quienes señalamos la transfobia institucional del partido: estamos “tratando de cancelarla” por un error “del que ya se disculpó”. Al individualizar y aislar un evento se busca distraer y demeritar una crítica a todo el sistema político que la protege y en el que personajes y agendas antiderechos corren sigilosos hasta que se convierten en amenazas para los grupos históricamente vulnerados.

Es importante prestar atención a las acciones específicas que se han tomado: ¿qué ha hecho Turrent para contrarrestar los señalamientos de transfobia, qué medidas ha tomado Morena para incluir activamente a personas trans dentro de su organigrama? El partido llega a la siguiente legislatura sin ninguna persona trans en el Senado ni en la Cámara de Diputados y no fueron pocos los casos de usurpación de candidaturas trans a nivel local, estatal y federal.

Tenemos que alzar la voz cuando personajes como Turrent y su círculo cercano toman espacios de poder porque se colocan en una posición única para mover el discurso público y la legislación. Los últimos seis años han demostrado que el sistema presidencialista sigue vivo y que las decisiones de una sola persona son suficientes para aprobar reformas constitucionales peligrosas para el sostenimiento del Estado de Derecho. 

Turrent no desempeñará su papel en El Once sola: como mando medio dentro de la burocracia federal, llegará a las oficinas del canal con su equipo de trabajo y aliados cercanos que, tanto en sus espacios mediáticos como en redes sociales, han demostrado frecuente y directamente, sus opiniones respecto a las identidades trans y los derechos básicos de nuestra comunidad.

¿Cómo va a salvaguardar bajo su dirección las obligaciones que tiene un medio público? La Constitución, la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación tienen apartados específicos que los medios públicos deben cumplir para salvaguardar la diversidad y promover voces diversas: todos estos artículos y apartados fueron vulnerados en septiembre del 2022 por Turrent y su equipo de producción sin reconocer sus errores y sin dar medidas de reparación. ¿Cómo van a garantizar la producción de contenidos que incluya a todxs lxs mexicanxs cuando su círculo cercano está negociando con legisladores para congelar nuestros derechos?

Los medios de comunicación privados se encuentran en una profunda crisis provocada por sus propios modelos de negocio y sus alianzas con y dependencia a las plataformas digitales de distribución, como Meta y Google. Las audiencias cada vez tienen menos acceso a la información que les puede ayudar a tomar decisiones críticas sobre cambios sociales, políticos y económicos, sobre la crianza de sus hijxs o sobre qué está ocurriendo en el país y el mundo. ¿Cuál es el papel que El Once va a tomar en medio de esta crisis? En este sexenio, todos los medios públicos federales se convirtieron en espacios de propaganda partidista; así, el nombramiento de Turrent pareciera que anuncia una continuación a esta agenda con el riesgo constante de que los contenidos diversos sean eliminados y el discurso de odio tome un papel central.

La administración actual de Canal Once ha cometido errores graves contra las personas trans, como el uso del nombre registral de un hombre trans: ¿qué cambios propone la futura directora, además de “continuar la transformación”?, ¿cómo va a garantizar medios públicos diversos y con personas trans y sexodisidentes en posiciones de decisión?

En su último libro, Who’s Afraid of Gender, le filósofe feminista Judith Butler (de quien Turrent se rió burlonamente al ser mencionade en su programa del 2022) escribe sobre la importancia de medios críticos a los discursos de odio: 

Cuando el miedo atraviesa a una población vulnerable, cuando el odio es lanzado contra el concepto o la idea de que el género tiene el poder de la destrucción total, es entonces que necesitamos herramientas para entender, disipar y oponernos a estos movimientos, y las obtenemos de medios con el poder de disipar y ocupar el fantasma [del odio] en pos de construir otras formas de imaginar, formas necesarias para construir alianzas transaccionales vibrantes. (250-1)

Necesitamos urgentemente formas vibrantes de construir nuevas alianzas: herramientas para sostener críticamente una esperanza que se ha convertido en arma política de un grupo para sostener sus privilegios a costa de nuestra posibilidad de soñar (y crear) futuros que nos incluyan a todxs.

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Autor

  • Danielle R. Cruz

    Es crítique de medios y editora digital. Su paso por redacciones, salones de clase y la academia literaria le han enseñado que las jerarquías formales le hacen mucho ruido y se ha dedicado los últimos 20 años a analizar cómo los sistemas construyen narrativas que normalizan la violencia y cuestionan la humanidad de quienes se le oponen. Está actualmente trabajando un proyecto amplio sobre el impacto que las redes sociales han tenido en el periodismo mexicano.

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