January 5, 2024

Personas con discapacidad en vacaciones del terror

Las personas con discapacidad también desean tener acceso a espacios de vacaciones. Para ellxs, muchos espacios no pueden ser ocupados.

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Se acercan las vacaciones y con ellas, para muchas personas con discapacidad, se viene la pesadilla.

Aunque todas las personas tenemos derecho a las vacaciones, al descanso, al esparcimiento, a las actividades recreativas e incluso al ocio de vez en cuando, para muchas personas con discapacidad esto se convierte en un reto,  más que en un momento de placer.

El capacitismo que vivimos día con día, en todo momento y en todos los espacios, hace prácticamente imposible que podamos disfrutar de unas vacaciones como lo haría regularmente una persona normativa, y no, no es por el hecho mismo de tener una discapacidad, sino por el entorno que nos rodea.

Empezando por la falta de oportunidades y espacios laborales para personas con discapacidad. La ONU estima que 7 de cada 10 personas con discapacidad a nivel mundial se encuentran totalmente inactivas; es decir, que no cuentan con un empleo ni están cerca de conseguirlo y por lo tanto, no tienen ingresos económicos, mientras que el 30% de personas con discapacidad que sí cuentan con un empleo, en promedio ganan 7% menos que personas sin discapacidad realizando el mismo trabajo.

Y tú te estarás preguntando ¿Esto qué tiene que ver con la Navidad?… o bueno, ¿con las vacaciones? Pues que, en este mundo capitalista, quien no tiene los recursos no tiene acceso a vacacionar, por lo tanto, un porcentaje muy bajo de personas con discapacidad puede acceder a unas vacaciones cómodas y de esparcimiento y este número disminuye mucho más si hablamos de viajar para vacacionar. 

Por otro lado, para aquellas personas afortunadas que, por una u otra cosa, si tienen recursos para vacacionar hay muy pocos espacios accesibles. Desde museos, plazas, teatros, auditorios, hasta campamentos, playas, hoteles, etc. Lo que reduce nuevamente sus posibilidades de acceder a unas vacaciones cómodas y de esparcimiento, incluso sin salir de su ciudad.

Por ejemplo, la Ciudad de México, a pesar de ser la segunda ciudad en el mundo con mayor número de museos, – solo después de Londres – cuenta con muy pocos espacios  que son realmente accesibles para personas con discapacidad, incluso cuando en sus páginas oficiales dicen serlo. 

Todo esto, suponiendo que no salgamos de nuestras respectivas ciudades, pero cuando viajamos, el reto se vuelve mucho más complicado.

Prácticamente ningún camión de viaje es accesible para personas con discapacidad; No cuentan con rampas para ascender y descender ni espacios establecidos o accesibles para un viaje cómodo, sin mencionar que para una persona con movilidad reducida o usuaria de silla de ruedas es prácticamente imposible acudir al baño de estas unidades. 

Tampoco el personal está capacitado para poder apoyar a una persona con discapacidad ni para tratar los aditamentos que requerimos para nuestra movilidad, como sillas de ruedas, andaderas, bastones, etc. 

Pero si viajamos en avión no es muy diferente. Tienen un ascenso y descenso más accesible, pero el personal tampoco está capacitado, muchas veces no te dejan subir con tus aditamentos de apoyo y el trato a ellos es pésimo. Incluso han salido casos en internet dónde cuentan que han perdido, descompuesto o echado a perder las sillas de ruedas de algunos pasajeros, sobre todo, sillas eléctricas, y para que la aerolínea se haga responsable ha sido todo un calvario. Esto sucede porque las personas sin discapacidad no alcanzan a dimensionar la importancia de estos artefactos para nosotros. Una persona usuaria de silla de ruedas sin su silla, prácticamente no podrá realizar ninguna actividad y eso arruina cualquier viaje. 

Pero bueno, no todo es malo en esta vida. Sabemos que hay espacios que naturalmente no son accesibles para personas con discapacidad, como las playas. Sin embargo, gracias a Andrés Mata, un ingeniero automotriz, se creó la silla de ruedas anfibia, que es una silla “todo terreno” que puede ser usada en la arena para que las personas con discapacidad podamos acceder al mar. A raíz de esto, se empezaron a crear otros aditamentos como andaderas y muletas para la arena, pero no solo eso; Algunos gobiernos comenzaron a adoptar estos artículos para crear playas incluyentes. Playas que regularmente tienen poco oleaje y arena fina, dónde han adaptado caminos de piedra o madera para que las personas con discapacidad podamos acceder y estando en ella, poder solicitar una silla de ruedas anfibia para poder ingresar al mar. En algunas playas rentan estos aditamentos, en otras es completamente gratuito el préstamo solo mostrando una identificación, sin embargo, es un gran paso para la inclusión de las personas con discapacidad a espacios naturales sin tener que dañarlos. 

En México, 5 estados han adoptado y creado las playas incluyentes: Jalisco, Quintana Roo, Guerrero, Yucatán y Oaxaca, pero no se quedó ahí, ya que en muchas partes del mundo, principalmente en latinoamérica, también se han adaptado playas para que sean accesibles para las personas con discapacidad, como en Colombia, Uruguay, Brasil, Perú, Ecuador, Chile, Argentina y España entre otros.

Yo no he tenido la oportunidad de visitar ninguna de estas playas, justamente por todo lo que hemos mencionado en esta columna, sin embargo, creo que es un gran paso para la inclusión, visibilización y accesibilidad de las personas con discapacidad en los espacios recreativos. Ahora solo falta que el hospedaje y espacios recreativos alrededor de estas playas también sean accesibles, pues he escuchado historias sobre algunas de estas playas, que dicen que no cuentan con hospedaje accesible ni cercano y eso, nuevamente las convierte en inaccesibles. 

Espero poder conocer pronto estas playas, para poder confirmar o desmentir que sean accesibles. Ya les estaré haciendo la reseña. Por lo pronto, quiero concluir recordando que: Las personas con discapacidad no tendríamos que estar luchando constantemente por adaptarnos al mundo, pues el mundo es el que se debe adaptar a nosotros. 

Y que las personas con discapacidad, también deberíamos poder disfrutar de nuestras vacaciones. 

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Autor

  • Feminista con discapacidad, mexicana de 33 años, creadora digital y activista por los derechos de las personas con discapacidad. Creadora del podcast "la coja que coge". También ha participado en sesiones de modelaje y maquillaje. Tarotista y emprendedora.

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