Memorias de la Convención Nacional Feminista
Por Ita María @itamaria83 / Fotos de Alexa Rochi @alexarochi_
Las mujeres merecemos más de la política y de la nación. Merecemos una nación.
Se cumple ya una semana de la Convención Nacional Feminista (CNF) y sus efectos se siguen sintiendo en el debate público y en las redes pero, sobre todo, en quienes la vivimos. Y aunque el legado de la Convención irá más allá de lo que podamos anticipar y dimensionar hoy, pasada la euforia inmediata, quiero compartirles lo vivido, como mujer, como feminista, como comunicadora y divulgadora. Algunas conclusiones recogidas junto a mujeres diversas que también construyeron esos dos días que muy bien podrían cambiar el curso de la historia de este país.
Ver “Lo que debes saber de la Convención Feminista Nacional”
La antesala
El calor era insoportable pero en algún punto entre la efervescencia de los discursos, la emoción de la juntanza, los abanicos y el fresquito de la tarde cayendo, se disipó. En el lugar, las sillas rimax dispuestas con la distancia sugerida, y sin puestos marcados, junto con los mensajes “Juntas por la democracia, la igualdad y la justicia” y “Las feministas colombianas afirmamos nuestra vocación de poder para gobernar el país” nos daban la bienvenida al antiguo Club de Bavaria en Honda, la emancipadora.
Frente a las sillas blancas y una cámara ubicada en el centro del salón dispuesta para la transmisión en vivo a más de cien municipios del país, y aproximadamente 3000 personas, había una tarima sencilla cubierta por una tela violeta. Sobre ella, una mesa larga con manteles blancos y figuras también violeta, el color protagónico del encuentro, y algunas velas. Detrás, contra la pared, el pendón principal de fondo rosa pálido con flores y letras violeta que anunciaban:
CONVENCIÓN NACIONAL FEMINISTA
Río Grande de La Magdalena
Honda Tolima
5 y 6 de abril 2021
En el piso de la tarima, frente a la mesa, de cara a las asistentes, las flores blancas, amarillas, rosadas y violeta que llevaríamos la mañana siguiente, como ofrenda, al ritual de cierre y despedida en el río Grande de La Magdalena.
Llegamos temprano, con la puntualidad intensa de quien asiste a una cita con la historia. Reclamamos nuestras acreditaciones sin filas, ni trámites. Al principio éramos pocas, pero terminaríamos siendo unas 250 mujeres presentes, entre asistentes, prensa y organizadoras.
Francia fue la primera candidata en llegar, seguida de Ángela María. De inmediato el abrazo genuino que no tardamos en compartir en redes y medios, ambientado al grito de ¡Presidenta, presidenta, presidenta!. Angela María interrumpió su abrazo para aclarar, “Dos presidentas”. Volvieron a mirarse de frente y se tomaron de las manos. Los tapabocas no ocultaban la emoción de ambas, que era la emoción de todas. Desde ese momento se sintió un trato distinto al que siempre hemos presenciado entre quienes aspiran y se disputan el poder. Este era un trato desde el reconocimiento y la admiración hacia la otra, desde la posibilidad de un nosotras, desde el feminismo, algo rarísimo que puso la vara muy alta, por encima de todo lo conocido.
Luego se acercó a ellas Marta Restrepo, una de las mentes y corazonas no detrás sino al frente de todo esto, con una moneda en la mano. Llegaba a sortear el turno de las intervenciones de las candidatas, que vendrían después de la rueda de prensa, dando tiempo a los buses que venían retrasados desde Bogotá y Medellín. Sin más preámbulos ni protocolos, con una mesa representativa conformada por las comisionadas políticas que se encargaron de garantizar la representación plural y diversa de los feminismos colombianos, y con las 2 candidatas sentadas en la primera fila, comenzó la rueda de prensa. Sin rodeos y directo al grano, con una intervención concisa y clara de voz amorosa y cálida, Adriana Benjumea, directora de Corporación Humanas, habló en representación de las organizaciones feministas que articularon, junto al movimiento político Estamos Listas, esta Convención.
“Como organizaciones de mujeres y feministas nos unimos a esta Convención Nacional Feminista porque hoy queremos proclamar a Angela María Robledo y a Francia Márquez como candidatas presidenciales. Mujeres con vocación de poder electoral, en quienes confiamos una agenda feminista y de país, porque a las feministas nos cabe el país en la cabeza y queremos pensar otra forma de política: una política más justa y más humana en la que quepamos todos y todas”.
Compartían mesa con Adriana, desde Quibdó, Chocó, Jeidys Mena Córdoba, mujer negra, campesina y víctima del conflicto armado; desde el Caquetá, Magaly Belalcázar Ortega, mujer campesina, defensora de Derechos Humanos, territoriales y ambientales, y Luz Briston de San Andrés. Ellas, como cada mujer presente en la Convención, eran una potencia en sí misma.
Cada una expuso brevemente el motivo que la llevaba a estar ahí. Estas fueron las palabras de Magaly, que todavía retumban y tienen eco como una bola de fuego que desató la Convención: “Hoy estoy acá porque estoy convencida de que hay que pensarnos la política desde las mujeres, como una postura incluyente, una postura que nos permita hablar del poder para las mujeres, una postura clara en el sentido de que la política también es para las mujeres campesinas, para las mujeres indígenas, para las mujeres afro, para las mujeres pobres de este país; pero también para las mujeres que hemos vivido el conflicto, para las mujeres que construimos paz día a día, para las mujeres que nos han incluido en la política en la última fila del listado; a las mujeres que nos han utilizado y nos dicen que somos el grupo minoritario de Colombia cuando somos más del 52%. Yo hago parte de ese 52% que quiere otro país, que anhela la paz, que no quiere más la corrupción, que no quiere arrasar la Amazonía, que no quiere más violencia contra las mujeres. Hoy estoy acá porque nosotras nos pensamos la política de otra manera, una política que vea la diversidad de los territorios, que vea el campo, que vea la vida de las mujeres. Una política que no es para la muerte, una política que es para la transformación de nuevas generaciones. Estoy acá convencida de que las mujeres debemos estar en la política porque la política está en nosotras, porque nosotras hacemos paz en la convicción política de la transformación, día a día desde la cotidianidad. Y estamos aquí en la Convención Feminista porque la política corre por la trascendencia de lo que construimos en los territorios. Nosotras construimos política día a día, desde el feminismo, desde la ruralidad. Allá, donde no ha llegado todavía la política convencional, allá donde no ha llegado la política de los colores. Estoy aquí porque el único color que me vincula es el color de la política de las mujeres, el color morado, el color de los derechos, el color de las luchas de las mujeres, de las luchas históricas de este país. Estoy aquí porque me junto con las negras, porque me junto con las indígenas, porque camino con las campesinas. Estoy aquí porque conozco el territorio. Estoy aquí porque he caminado también este país. Estoy aquí porque yo no soy un voto. Estoy aquí porque yo soy una mujer que sueña un país y una política donde nuestras hijas y nuestros hijos no vayan a la guerra. Estoy aquí porque las mujeres que hemos apostado históricamente a un cambio, necesitamos pasar del escalón de abajo, donde se han subido todos, a estar en el escalón de arriba, donde debemos estar todas, porque hoy le entrego a mi hija y a mi familia, a todas mis sobrinas y a todas estas generaciones, esa política que hemos venido construyendo, la política de la vida, la política que nos junta en los colores, en la tierra, en la Amazonía, en los derechos y en el territorio, en la paz y en la vida.”
Marta Restrepo, por el movimiento político de mujeres Estamos Listas, fue la encargada de cerrar este primer punto de la agenda de la rueda de prensa con sus palabras roncas, llenas de certezas y augurios: “El feminismo hoy a escala global es un movimiento, tal vez más internacionalista del mundo, y es el movimiento que ha asumido con mayor compromiso enfrentar al capitalismo, al fascismo, a las guerras, a la injusticia de la desigualdad. Surge porque consideramos que somos más que género e identidades y surge por el compromiso con esta nación, esta nación que nos ha sido arrebatada por el gamonalismo, que nos ha sido arrebatada por los guerreros, por los hombres en el poder, por los pactos construidos en la centralidad de este país, sin escuchar de verdad y ofrecer garantías de participación política para las personas, todas, históricamente excluidas del poder, que somos las mayorías sociales. Surge por la necesidad también de anunciar un feminismo, de afirmar la potencia feminista como un hecho histórico, como un hecho que puede contribuir a transformar este país. Surge como un acto de valentía, de mucha valentía. Estar aquí todas nosotras solas, haciendo este acto de desobediencia al patriarcado no es fácil, no es fácil sentarnos aquí solas y decir directamente queremos tener una presidenta y la vamos a aclamar nosotras. Estamos aquí por eso, porque este país es nuestro”.
Las candidatas
Francia y Ángela María escuchaban atentamente y aplaudían hasta que les llegó el turno de subir a la tarima para dirigirse a la prensa y a las asistentes. Y ahí, nuevamente, se miraron de frente, se tomaron de ambas manos y en el auditorio se empezó a escuchar la misma alerta feminista que cantamos en las calles cada 8M, cada 25N, cada vez que nos plantamos o nos juntamos a marchar: nuestro grito de juntanza. Ambas candidatas se sumaron a la arenga, visiblemente conmovidas. Cantábamos como haciendo una premonición “Y tiemblan, y tiemblan y tiemblan los machistas” que efectivamente se cumplió, ese mismo día, gracias a las declaraciones públicas de las candidatas que sacudieron a los políticos y a las redes sociales.
“Era imposible no estar aquí” dijo Ángela María Robledo. “Era imposible. Hace 40 años las mujeres convocaron a las feministas de América Latina y el Caribe en Bogotá para decir “estamos listas” y todo esto nos hemos demorado. Y este esfuerzo titánico de Estamos Listas, de estas organizaciones y plataformas feministas, y de esta fuerza sobretodo de mujeres jóvenes que nos convocó, la que me trajo aquí. Era imposible no estar aquí. Como feminista, como pacifista, como mujer que ha tenido que asumir y vivir tantas adversidades, sentía que hay que estar aquí. Y que hay que estar aquí con esta aspiración, pero también para acompañar un proceso de largo aliento en Colombia. Nos hemos preparado para ello. Hemos estudiado, hemos trabajado, nos hemos rebelado, hemos desobedecido y estamos aquí para eso, para decir que queremos vivir en un país en democracia, en un país en paz, en un país con justicia y en un país que cuide la vida en todas sus expresiones. Y estoy aquí, muy orgullosa, con Francia. A Francia la conocí en Cali, en una primera reunión de Colombia Humana. Hoy estamos en lugares distintos pero con un propósito común: feminizar el poder, feminizar el Estado, desobedecer y proponer. Por eso estamos aquí”.
En este punto aún no comenzaban las preguntas de la prensa. Las dos precandidatas a la presidencia expresaban sus motivos para estar ahí, tal como lo hicieron las comisionadas y tal como lo harían después 16 mujeres elegidas al azar, en representación de todas las asistentes y sus territorios. Las voces de Ángela María y Francia, tan distintas pero tan cercanas, se escuchaban en un mismo registro, tranquilo y amable, seguro, contundente, pesado, confiado y esperanzador.
“Si algo me hace estar aquí es escuchar la voz de las ancestras que iniciaron el camino, esas ancestras a las que quemaron vivas por liberar nuestros vientres de la esclavitud, a propósito de los 200 años de la ley de libertad de vientres que hoy cumple este país. Creo que me convocó estar aquí la rebeldía que me caracteriza como mujer afrodescendiente, creo que me invita a estar aquí el dolor de las mujeres que hoy están saliendo desterradas por la política de la muerte, por la guerra que el patriarcado, que los hombres blancos privilegiados que nos gobiernan, insisten en mantener. Creo que me invita a estar aquí el amor y el compromiso por parir una política que dignifique la vida, que garantice la paz, que se piense con nosotras, que se piense en la diversidad, con las mujeres diversas, no solamente con las mujeres por ser mujeres, sino también las mujeres que han sufrido violencias en la diversidad. Y estoy aquí porque creo que desde este país vamos a aportarle, no solamente a Colombia, a América Latina y al mundo, profundizar la democracia. Vamos a reescribir la historia de este país, una historia que se piense con nosotras, que se piense con los pueblos, con los de abajo, una historia que se piense desde la raíz. Y que la juntanza nos ayude a hacer el camino” dijo Francia.
Después vinieron las preguntas de los medios y desde Volcánicas les preguntamos que ¿qué nos garantizaba que, al regresar a sus movimientos, partidos, alianzas o coaliciones, sí fueran a seguir respetando este mandato feminista que se les estaba entregando?
Primero respondió Francia: “Desde el movimiento Soy porque Somos, no descartamos que en este camino tengamos que hacer una juntanza con algunas apuestas políticas que ya están sobre la mesa, donde gane este país. Sin embargo creo que esa política que se plantea de la unidad, pues esta vez, por lo menos de nuestra parte, la unidad no será para ser montón. La unidad no será para simplemente sumar, la unidad será para transformar este país, para hacer cambios estructurales que necesitamos y en ese sentido, creo que nuestra mejor opción, si pudiéramos lograrlo, sería mantenernos en una candidatura independiente, sin embargo, este es un proceso que inicia y en el camino miraremos qué es lo mejor para el país. De lo que sí estamos seguras es que no podemos permitir que la política de la muerte siga haciendo trizas los sueños y las esperanzas de los pueblos, esos pueblos que tanto han sufrido la política de guerra. No podemos permitir como mujeres que nuestros niños y niñas sigan muriendo de hambre. Así que nuestro papel es la juntanza con los otros, pero la juntanza en la diferencia, la juntanza en el respeto, la juntanza en el reconocimiento y la juntanza desde ese abrir el camino para construir en la diversidad”.
“Yo tengo un camino más complejo, no hay duda”. Dijo Ángela María. “Lo primero es que este apoyo, esta Convención, me inviste en términos de un mandato que es lograr que en la coalición de la esperanza la agenda feminista tenga un lugar central, tenga una apuesta fundamental. Por eso estoy aquí, porque vengo a decirles: necesito de esa fuerza de cada una de ustedes y de este colectivo para hacer realidad la agenda feminista en la coalición de la esperanza. Esta mañana me preguntaban en un medio, usted hasta dónde va a llegar y yo dije hasta donde el corazón nos lleve. No soy yo, somos un “nosotras”. Esperamos que en la coalición de la esperanza entiendan este enorme valor. Hemos exigido, estamos planteando, a través de los principios éticos, programáticos, nuestra mirada y es lo que espero que sea una realidad. Entonces, por eso les digo, estoy aquí pidiendo fuerza, aliento, enraizamiento de esta agenda feminista porque creo que el asunto no es solo del Pacto Histórico o de la Coalición de la esperanza, Colombia necesita una profunda transformación, que sea colectiva, que sea solidaria, que sea serena, que enfrente el continuismo y eso lo vamos a hacer, en principio desde estas dos coaliciones, desde esta juntanza como dice Francia. Y también he estado pensando y se lo propuse a Francia ahora y lo habíamos hablado en Estamos Listas, yo creo que este país puede asumir, más allá de los pactos, de las coaliciones, una agenda transversal. Invitar a las mujeres del partido verde, a las mujeres de Colombia Humana, a las mujeres del Polo, a las mujeres indígenas, a las mujeres afro, a hacer una tarea para el 2022 que reconozca esa aspiración que tenemos las mujeres feministas”.
Frente al cuestionamiento sobre por qué seguir trabajando o compartiendo partido con Sergio Fajardo y por qué no, unirse ambas, Ángela y Francia, en una candidatura conjunta, Ángela María agregó: “las feministas no aceptamos vetos, las feministas estamos cansadas de las prohibiciones, de las negaciones del otro, y una política de la vida pasa por reconocer al otro como es. Y esto lo digo también en razón de Sergio Fajardo, porque también me han preguntado ¿y ahora Sergio Fajardo qué? Sergio Fajardo también tiene el derecho de ocupar un lugar de deliberación en la política y en su aspiración a la presidencia de la república. Y ahí vino la frase que alborotó el avispero machiprogre del país: “¿Qué tenemos que hacer?, tú (Francia) ganarle a Petro y yo ganarle a Fajardo”. El auditorio vibró con un grito conjunto de emoción. Algo tan elemental como decir que dos mujeres tendrían que ganarle a dos hombres en sus consultas internas, para poder pensar en una posible alianza de ambas, fue lo suficientemente disruptivo como para poner a temblar al establecimiento confirmando que, si no ratificamos nosotras nuestra vocación de poder, ellos no van soltarlo nunca.
Francia, que posteriormente y ante la avalancha de reacciones y especulación en redes sociales tuvo que aclarar que aún no hacía parte de ningún pacto, alianza o coalición, agregó: “Si yo hiciera parte de un partido político, hoy creo que sería una pregunta difícil en términos de cómo están establecidos los partidos políticos en este país y es que en la práctica, en la realidad, no permiten la participación efectiva de las mujeres, ningún partido político en este país. Esto es un desafío porque esto hace parte del sistema y es un desafío que también pasa por establecer métodos entre nosotras, de cómo vamos a escoger, a elegir, de cómo vamos a poner la esperanza y la confianza en nuestras compañeras, que sería nuestra voz, para acompañar ese gobierno feminista, antiracista y antisistémico, para acompañar ese gobierno que se pone al servicio de la vida. Esto implicará también mover a nuestras compañeras para que apoyen, convoquen, porque esto se gana con votos. Eso no será fácil y es cierto que no todo está mediado por el dinero y la mejor forma de garantizar que hubiera paridad sería que hubiera listas cerradas donde se pudiera garantizar la alternancia, pero cuando hay listas abiertas es muy difícil lograr ese esfuerzo. Y como no vinimos a decirnos mentiras entre nosotras, pues tendremos que saber, y colocar sobre la mesa, que el trabajo que tenemos no es fácil. Es difícil pero no es imposible. Y la juntanza entre nosotras podrá romper esas barreras que a veces parecen que no se pueden cruzar. Ese es el gran desafío que tenemos no solo nosotras que estamos aquí al frente sino el desafío que tenemos al caminar con ustedes, cogidas de la mano.”
El mandato
Una vez terminada la rueda de prensa, se dio inicio oficial a la Convención. Ese fue quizás el momento más poderoso para muchas de las asistentes porque le dio la validación y un peso enorme, desde la pluralidad y diversidad de mujeres y la horizontalidad de los feminismos, cuando 16 mujeres, elegidas al azar por las comisionadas, hicieron sus intervenciones que serían, al final, el mandato entregado de forma libre y espontánea a las candidatas desde las colectivas, los parches, los territorios y los sueños que cada una de esas mujeres llevaba en su maleta. Las intervenciones fueron diversas, musicales, con tamboras, banderas y pañuelos de colores verdes y violetas. Fueron discursos breves pero suficientes para entender la motivación de todas nosotras: tomarnos el poder.
“Vengo desde Montería, la bella Perla del Sinú en el departamento de Córdoba, soy una mujer que quiere, así como todas ustedes, un cambio radical en nuestro país, y estoy aquí porque estoy convencida de que las mujeres podemos hacer ese cambio, que todas y todos necesitamos, porque hay que tener en cuenta que la mujer no quiere dirigir, no quiere administrar”.
“Soy una mujer que lucha y considero que en manos de nosotras, las mujeres, está el futuro de Colombia, está esa Colombia que nos merecemos y necesitamos. Sabemos que las mujeres somos la célula de la familia y por qué no la célula de la sociedad y por ende en manos de nosotras está el futuro. Y que en cada una de las instancias políticas haya representatividad de las mujeres. Yo soy Yolanda Landázuri del municipio de Barbacoas Nariño, Costa Pacífico nariñense”.
“Estoy aquí porque soy fiel creyente de que emprender un camino que lleve a la transformación real requiere de esfuerzos reales y conscientes. Y no se trata de llevar una voz que sea mujer, se trata de llevar una voz al poder que represente realmente a la mujer, que represente las realidades de nuestros territorios, que represente y sea consciente de las vivencias que vivimos y que no llegue allá y se olvide de quién la llevó allá”. Paola Caicedo de Quibdó, Chocó.
“Creo que es el momento de que todas las mujeres tengamos país. Somos la democracia y la democracia es como una paloma, no puede volar sin un ala, así que juntas lo vamos a lograr. Soy de Popayán, tamborera del Cauca. Quiero la libertad pa´ la mujer rural, difícil es hablar, lo vamos a lograr. Las historias están en los territorios, no en un escritorio, es allá donde estamos, allá donde las necesitamos a ustedes, dignas. Hoy nos unimos por la libertad de las mujeres y por esa apuesta política que hacemos desde los territorios”.
“La Ruta considera que las mujeres estamos listas hace mucho rato para gobernar. Tenemos que llegar al Congreso, a las gobernaciones, a los Concejos, a las asambleas y en toda parte en un 50% por lo menos. El patriarcado tiene que quitarse del camino porque nosotras vamos hacia allá. Creemos que es una esperanza para que las mujeres podamos llegar al poder del país, a gobernar, a redistribuir. Trabajamos también por la paz, porque esa paz se termine de concretar en Colombia. Y también trabajamos por un país feminista, antimilitarista, no patriarcal, antiracista, esas son nuestras convicciones”. Marina Gallego, Ruta Pacífica de las mujeres.
“Yo soy Yiya, hago parte de una organización en Bogotá que se llama Alternativa, he adherido al manifiesto, estoy con Estamos Listas porque es el lado de la historia que hemos escogido. Estoy acá con mi mejor amiga, con las amigas que vamos haciendo en el camino y por muchos años le hemos trabajado a las organizaciones de izquierda, por muchos años le hicimos campaña a los varones, esta vez vamos a confiar, vamos a rodear a Francia, vamos a rodear Ángela y por eso estamos aquí. Ninguna agresión sin respuesta compañeras, ninguna”.
“Estoy aquí porque mi tierra la Amazonia viene por siglos siendo ultrajada, violada y saqueada por el patriarcado y porque las mujeres tenemos la obligación histórica y moral de estar listas. Necesitamos que lleguen a la política mujeres dispuestas a deconstruir el patriarcado que nos viola, nos asesina, nos vende, nos ultraja, nos prostituye y destruye nuestra madre tierra. Por eso estoy aquí, porque solo mujeres que conocen el significado del feminismo, y que están dispuestas a dar todas las batallas que haya que dar para cambiar este sistema político, económico y cultural, es que vamos a poder tomar las decisiones que nos permitan cambiar y tenemos esa obligación con nuestras hijas, nuestros hijos, con nuestros nietos. Aquí estamos y más adelante otras mujeres y otros hombres van a recoger nuestro estandarte”.
“Creo que esto es un hecho histórico. Creo que las mujeres nos merecemos este espacio. Porque nunca hemos tenido representación, nunca hemos sido visibilizadas, siempre hemos estado nos dicen que atrás, no, pero nosotras vamos allí, al frente, haciendo toda esta causa. Yo estoy aquí porque creo en las mujeres, creo que las mujeres somos capaces, creo que las mujeres de Colombia nos merecemos ser gobernadas por una mujer, porque nosotras parimos la vida y la vida en este país la están destruyendo. Las mujeres del Pacífico estamos poniendo la mayor cuota de muerte, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros sobrinos, nuestras niñas están siendo masacradas, masacrados, desaparecidos, todos los días y no está pasando nada. Los páramos de este país están desapareciendo y nosotros estamos indiferentes. Yo sé que habiendo en el poder una mujer, esto va a cambiar, pero una mujer que esté realmente comprometida con la problemática de las mujeres, porque en este momento tenemos mujeres en el poder que no nos representan para nada, entonces yo quiero en el poder una mujer que me represente y que cuando mi nieta salga a la calle se sienta más segura de lo que yo me sentí. Esta es nuestra hora, mujeres al poder, soy porque somos”.
“Primero me disculpo si se me quiebra la voz, estoy muy feliz. Estoy aquí porque soy una mujer campesina del departamento de Nariño, hija adoptiva del departamento del Cauca, y porque sueño y creo que podemos construir un país en el que no tenga todos los días el miedo de perder a mi madre que es defensora de derechos humanos. Yo creo en un país, y quiero que construyamos un país, en el que no tengamos que buscar a nuestras hermanas, en el que no volvamos a perder a nuestras hermanas. Quiero construir un país en el que un hombre no decida sobre mi cuerpo, en el que otras personas no hablen por mí, porque yo, mi madre campesina, mi abuela que fue campesina, mi familia y todas las que estamos aquí, tenemos voz propia. Quiero un país en el que las indígenas, las afro y las campesinas tengamos acceso a la tierra y no tengamos que sembrar en las materas, en el patio de la casa. Yo sueño con un país en el que yo no sea la excepción de una mujer campesina que llegó a la universidad y que mis compañeras, las mujeres que crecieron conmigo, estén criando a sus hijos porque no tuvieron otra posibilidad. Y los que fueron mis primos, los que fueron mis amigos, mis compañeros de escuela en la vereda no tengan que empuñar un fusil porque siendo unos niños les pusieron un arma en las manos. Esa es la razón por la que estoy aquí y estoy inmensamente feliz y conmovida de estar aquí al lado de mi madre, al lado de las mujeres que yo admiro, que siempre, desde niña admiré y con las maestras, con las que desde que yo tenía ocho años me iniciaron en el camino del feminismo y me enseñaron a soñar”. Claudia
“Para mí también es un orgullo, es un honor, después de haber estado once años en las selvas colombianas combatiendo como guerrillera de las FARC estar aquí con ustedes y decir que soy feminista y que hago parte de Somos un Rostro Colectivo en Bogotá. Estoy aquí porque tenemos un compromiso político por la autodeterminación, la autonomía, por el aborto libre, que también garantice la vida digna para nosotras, porque creemos en la posilibilidad de construir paz. Necesitamos manos comprometidas con esto. Todas las mujeres merecemos poder construir un proyecto de vida digno, después de la guerra y el conflicto. Vea estoy temblando. Porque las mujeres jóvenes no solo somos “por ser lindas”. Hacemos política y pedagogía en las calles y también dentro del Estado. Nosotras también estamos listas y somos parte de este rostro colectivo. Porque soñamos y trabajamos desde los diversos sectores del movimiento por el derecho que tenemos a una vida libre de violencias, porque hoy somos el Estallido Feminista Nacional. Estamos aquí porque queremos romper con las lógicas del Estado. Soñamos que tú, Francia y la profe Ángela María asuman la presidencia colectiva feminista antipatriarcal y antisistema en este país”. Alexa Rochi.
“De la hermosa ciudad de Manizales, departamento de Caldas, hago parte de la Red Nacional de Mujeres desde hace muchos años. También hago parte de Estamos Listas. Y estamos listas, las mujeres de Colombia estamos listas, porque como movimiento social de mujeres hemos recorrido un camino lleno de aprendizajes, lleno de sororidad. Estamos listas para gobernar, para inventarnos un modelo de Estado que no sea patriarcal, para decidir sobre lo que queremos hacer con nuestras vidas. Mujeres, alerta, alerta que camina la lucha feminista por América Latina”.
“Vengo del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, y esto dice así: In the Caribbean, the very best is the beautiful island of San Andrés, and Johnny Cay and Sound Bay Beach. Take me back to my San Andrés to the wave and the coral reefs back to be where the sunshine bright, where the sea changes colors day and night. Estamos aquí diciendo presentes, representando a Cay Association y a la Red de Mujeres Raizales del Departamento. Queremos decirle a todas las mujeres aquí hoy, que esto sí es un hecho histórico, que tenemos que creer. Las mujeres fuimos utilizadas hace muchos años, simplemente como una cuota política y hoy ya no vamos a ser esa cuota política, vamos a estar adelante. Donde nos decíamos que no podíamos, hoy decimos sí podemos y mucho más. Este es el tiempo de las mujeres”.
Los discursos
Anocheció en Honda pero para nosotras todo era cada vez más claro y había llegado el momento de escuchar los discursos de ambas, nuestras candidatas. Empezó Francia, como lo determinó la moneda lanzada al inicio de la jornada.
Discurso de Francia Márquez, precandidata feminista a la presidencia de la república de Colombia, 2022 en Honda, Tolima (abril 5 de 2021).
“Buenas noches hermanas, compañeras, comadres, tías, sobrinas, primas. Saludamos en esta noche a la madre tierra, a la casa grande, al útero mayor. Soy Francia Helena Márquez Mina y soy un eslabón de la cadena y la cadena no se rompe aquí. Esta es una frase que usan las mujeres de mi comunidad. La pronuncian al inicio y cierre de cada encuentro comunitario. Esa frase significa que estamos aquí y ahora. Estamos juntas, asumiendo el rumbo de nuestra propia historia. Cada una de nosotras se teje entre todas, desde la familia extensa y en comunidad. Seguimos el legado de nuestras ancestras y ancestros por parir la libertad y la dignidad para nuestros pueblos, para la humanidad. En los momentos más difíciles las mujeres recuerdan con fuerza que son un eslabón de la cadena, esa cadena que resiste y que siempre estará en favor de la vida. Cuando alguna se siente quebrantada esas palabras toman fuerza y hacen que quien esté de rodillas se pare para continuar el camino. En 2014 cuando las mujeres negras del norte del Cauca nos movilizamos para detener la minería ilegal e inconstitucional, esta frase siempre estuvo presente. En el camino aliviamos el cansancio de nuestras piernas diciendo “soy un eslabón de la cadena y la cadena no se rompe aquí”. Para enfrentar el miedo sembrado por las instituciones del Estado racial y patriarcal, siempre nos decíamos al inicio de cada reunión: “soy un eslabón de la cadena y la cadena no se rompe aquí”. Cuando el Estado colombiano empeñó su palabra con nosotras, después de haber firmado el compromiso de proteger nuestro territorio, la vida de nuestras familias y la nuestra, todas, sin planificar, gritamos con alegría y lágrimas “soy un eslabón de la cadena y la cadena no se rompe aquí”. Cuando regresamos a nuestra casa, nuestros niños y niñas nos recibieron con arengas “el territorio es la vida y la vida no se vende, se ama y se defiende”.
Confieso que he tenido temor de asumirme como una mujer feminista, sobretodo un temor generado por algunas mujeres feministas que me han acusado de ser cómplice de violencia sexual por realizar mi liderazgo social y comunitario al lado también de compañeros hombres en procesos sociales mixtos. Claro está que esta no podrá ser jamás una excusa para no asumir el desafío de permitirme vivir y ser parte de una revolución nacional feminista que sea capaz de transformar el patriarcado, el racismo y la política de muerte que se ha cimentado ejerciendo violencias sobre nuestros cuerpos y nuestro ser. Esta es una responsabilidad que debemos asumir no solo las mujeres sino la sociedad colombiana y la humanidad en general. Sabemos de las violencias que hemos vivido todas las mujeres en nuestro país, pero no olvidamos las violencias diferenciadas que padecen mujeres, que de manera específica les ha tocado enfrentar la opresión en este sistema social racializado, por ejemplo, en contexto de mujeres afrodescendientes indagando en la verdad del conflicto armado en nuestro país, hemos conocido de casos de mujeres afrodescendientes que fueron marcadas en sus cuerpos por actores armados con carimbas, como en tiempos de la esclavitud.
Esa apuesta por liberar nuestros vientres y a la humanidad de la esclavitud le costó a nuestras ancestras que fueran quemadas vivas. Pese a este sacrificio el Estado racial y patriarcal volvió a esclavizar nuestros vientres y nos colocó a parir hijos e hijas para la guerra. Detener la guerra en nuestro país significa concretar la tarea iniciada por nuestras ancestras y ancestros. Esta juntanza deberá permitirnos asumir el compromiso de trabajar incansablemente por detener esa guerra absurda que convirtió nuestros ríos y territorios en cementerios y fosas comunes. Esa guerra que todos los días le cobra la vida a hombres y mujeres, a líderes y lideresas sociales, a jóvenes, niños y niñas. Esa guerra que expulsa a cientos de familias de sus casas, condenandolos a vivir en forma miserable. Esa guerra que ha dañado nuestro ser como nación. Esa que nos ha enseñado a vernos como enemigos, a tal punto de ver en la diferencia una razón para exterminar y no una razón para construir colectivamente. Esto nos ha impedido ver en la diferencia una virtud para construir. Tristemente esa guerra nos ha llevado como sociedad a vivir una profunda fractura sobre el valor de la vida y nos ha imposibilitado ver el valor y la valentía que radica en el diálogo social”.
Discurso de Ángela María Robledo, precandidata feminista a la presidencia de la república de Colombia, 2022 en Honda, Tolima (abril 5 de 2021).
“Quiero, con todo respeto, querida Francia y queridas mujeres, tomar tu palabra. Soy un eslabón de la cadena y la cadena no se rompe aquí. Quiero también agradecer esta fuerza y este poder feminista. Un agradecimiento a estos grupos y organizaciones y plataformas de mujeres feministas que, en una maravillosa alquimia de movimientos sociales y movimientos políticos nos convocan acá y con todo respeto, sabiendo que esta es una tarea colectiva, pero permítanme darle las gracias a Dora, y en Dora a todas las mujeres de Estamos Listas por la tarea, por la insistencia, por el ejercicio de poder colectivo. Con ustedes hemos aprendido y vamos a seguir aprendiendo.
Esta Convención significa la existencia expresa de una voluntad, de unos esfuerzos colectivos, de décadas de movilización y acción cotidiana de las mujeres. Y significa que hemos construido y transformado esa fuerza cotidiana y enraizada, como lo dice Francia, la hemos construido en una opción de poder. Qué significa también que muchos de esos estudios, de esos documentos, de esas investigaciones, pero también de esa combinación de saberes, como aquí lo pudimos presenciar, nos están impulsando a desarrollar un proyecto de sociedad. Tenemos mucho que aprender, queridas mujeres y querida Francia, en este año que nos espera de campaña. Mucho que aprender, mucho que escuchar. Hay que hacer pedagogía de la escucha y de la mirada. Pero podemos decirle a Colombia que en toda esta combinación de conocimientos y saberes ya tenemos un marco de proyecto político para este país.
Y también significa esta convención que estamos listas para construir un mejor presente, que queremos una manera distinta de ejercer el poder. No nos bastan las buenas ideas, no nos bastan las palabras y las iniciativas que emergen de un poder patriarcal que no reconoce la existencia y la diversidad. Necesitamos un proyecto, y me lo decían ahora, algunes todes, que están aquí. Entonces aquí necesitamos un proyecto para todas, para todos y para todes.
¿Cómo llegamos hasta aquí? Quizás lo más bello de esta Convención y de Estamos Listas y del feminismo es que reconocemos que hubo ancestras, que hubo pioneras, que hubo mujeres que nos impulsaron a seguir sus pasos y hoy recogemos ese legado de hace 40 años, de ese primer congreso, pero de esas luchas cotidianas, de esas caminatas, de esa calle que nos ha convocado. Y en segundo lugar, ¿qué nos trae aquí? Ustedes, sobretodo las mujeres más jóvenes. Yo decía que lo más bello también es que este es un encuentro feminista. Yo salgo a la calle hace mucho tiempo y me tomo de la mano de las mujeres más jóvenes, porque toca trotar, toca alcanzarlas en esas aspiraciones. Estamos aquí porque esto significa un maravilloso encuentro intergeneracional, donde vamos a aprender todos los días. Y ¿por qué ahora? Bueno pudo haber sido antes. Porque hay una crisis planetaria, porque hay una crisis nacional, porque hay una crisis local y como bien se ha dicho no es una crisis coyuntural. Este es un país de crisis en crisis. Haber vivido por décadas, por siglos en la guerra, nos pone en todo tipo de crisis, pero como bien decía también Francia, esta pandemia ha desnudado la crisis económica, la crisis política, la crisis social, la crisis sicológica que a las mujeres, sí que nos ha golpeado. Y ¿por qué ahora? Porque lo que nos han planteado los partidos tradicionales y los políticos que se enamoran de sí mismos, de su imagen, que están tan ocupados en mirarse en ese espejo, que no ven, como dice el manifiesto, un espejo roto de país. Estamos aquí para decir que ese espejo se rompió, esa fisura está ahí, pero en esa multiplicada de espejo roto estamos las mujeres con nuestra capacidad de ubicuidad, de transformar cada lugar que habitamos. ¿Y para qué estamos aquí? Estamos aquí para explorar nuevos caminos, porque las soluciones que nos han dado no son soluciones, son quizás las causas de las crisis que tenemos. Y estamos aquí para decir que estamos listas para dirigir, para gobernar, para cuidar de Colombia, para cuidar de cada vida, de mujeres, de jóvenes, de niñas, de afros, de indígenas, de campesinos y campesinas, de mestizos, de habitantes de las ciudades.
No en vano se escogió Honda: Honda es el corazón de Colombia. Hoy Honda palpita, con fuerza, con intensidad con nosotras. Honda es una ciudad del agua, no solo de la Magdalena, Honda es un lugar que recibe mucha agua y que tiene que protegerla. Y Honda está llena de puentes para un país roto como Colombia. Esos puentes son vínculos, son encuentro, son reconciliación. Vamos entonces a decir llegó la Magdalena ya le peino la pena con mi voz, es el agua que pesa que tiene en su fuerza la devoción. Somos la Magdalena subiendo la marea, fuego que arde como el sol, somos río que crece llevando en su corriente una nación”.
Las conclusiones
Después de escuchar ambos discursos, y antes de dar por terminada a la jornada, se leyeron las palabras de Verónica Gago, enviadas por Olga Amparo Sánchez, feminista histórica y coordinadora de la Casa de la Mujer, otra de las organizaciones que hicieron posible la Convención, quien no pudo estar presente pero estuvo en palabras y en legado: “Potencia feminista que significa reivindicar la indeterminación de lo que sucede, de lo que podemos, es decir, que no sabemos lo que podemos hasta que experimentemos el desplazamiento de los límites que nos hicieron creer y obedecer. Un poder de otro tipo, que es invención común contra la explotación, disfrute colectivo contra la privatización y ampliación de lo que deseamos como posible aquí y ahora”.
Luego vinieron las palabras finales de Marta Restrepo, a quien no nos cansamos de escuchar, y quien esperamos también llegue a ocupar la política para zarandear las estructuras desde adentro, así como nos zarandea las emociones cada vez que habla.
“Como mujeres feministas somos política y lo que hacemos es político. Para nosotras es inaplazable el poder real de las feministas en la política de Colombia. Colombia y el mundo tienen una deuda histórica con las mujeres, aún cuando somos más del 52% de todos los pueblos. El patriarcado y la política tradicional, tantas veces al servicio de la muerte y del exterminio, solo nos cuentan como votos, para luego gobernar en contra nuestra y de nuestros derechos. Este es un acto reivindicatorio de los derechos de las mujeres, vamos a llevar la bandera porque necesitamos estar en estos espacios de representación efectiva, en donde nosotras podamos derribar estos muros de cristal que los hombres nos han tenido por tanto tiempo. Necesitamos que el mundo sepa que las mujeres estamos aquí y que estamos listas para gobernar”.
El martes madrugamos a embarcarnos -literalmente- en la aventura final de la travesía que apenas empieza. Navegamos juntas las aguas de La Magdalena y ahí, en medio de toda su fuerza, nos abrazamos una vez más, escuchamos cantar a las cantadoras, recitar a Juana sus poesías y aproveché para conversar con algunas asistentes sobre sus impresiones y sensaciones de lo vivido en la Convención. Estas fueron algunas de sus observaciones:
“Fue muy inspirador. Siento que fue un momento muy importante por el momento histórico que estamos viviendo de crisis, de una pandemia que ha acabado completamente con la vida de las mujeres también en vida, y volvernos a reencontrar y además en una juntanza muy diversa, mujeres de diferentes lugares, de diferentes territorios, mujeres que nos hemos conocido digitalmente, que hemos construido desde diferentes orillas. Es muy emocionante porque es ver que se están produciendo cambios mucho más rápido de lo que hubiéramos esperado en algún momento. Siento una esperanza enorme y también miedo, es un escenario electoral bastante fuerte el que se nos viene y va a ser una disputa electoral muy fuerte pero vernos reunidas y vernos con esa fuerza es esperanzador. Es dejar de sentirnos tan solas en lo que ha sido este año de feminismo digital, que también lleva una soledad profunda y también que aterra de saber cómo se va a traducir eso en lo análogo, y ver esto es como una traducción enorme de cómo el país se está conectando y se está movilizando”. Juliana Hernández, directora de la Fundación Artemisas.
“El sentimiento es de una fuerza enorme, una fuerza feminista que desde hace mucho tiempo empezó a prender esa esperanza y que poco a poco, con muchas compñareas que venimos transitando este camino desde años atrás, va creciendo y va creciendo y vemos cómo se va consolidando más para los derechos de las mujeres, para que la participación política que es tan importante se vaya concretando”. Sandra Sáenz Sotomonte de la Red de Mujeres para el Empoderamiento Político y Económico de la provincia de Vélez, Santander.
“Me voy feliz porque es un sueño que tuvo mi madre desde muy joven y es un sueño que me tocó a mí y que persigo desde que soy una niña y creo que por fin vemos este futuro en el que estarán las mujeres gobernando, las mujeres cambiando las realidades en los territorios”. Claudia, Nariño.
“El mayor sentimiento que tengo es el de la esperanza y el de la felicidad. Estamos muy optimistas de saber que cuando las mujeres nos juntamos, que cuando decidimos estar juntas, gobernar, lo logramos. El mayor sentimiento que tenemos es de esperanza, de saber que ese país que soñaron nuestras ancestras, ese país que se soñaron las mayoras, hoy lo estamos construyendo nosotras, estamos abriendo nuevos caminos para las mujeres que vienen atrás”. Génesis, Cartagena.
“Es un momento para repensarnos, me deja la sensación y la necesidad de empezar a hacer las cosas, de no solamente quedarnos en discursos sino movilizar para la transformación, para sumar, para fortalecernos como mujeres que defendemos y queremos una transformación real, que defendemos los derechos de otras mujeres. Es una experiencia que llena, que revitaliza y le devuelve a uno motivos para seguir haciendo el trabajo que hace”. Paola Caicedo, Quibdó,Chocó.
“El mensaje es claro: hoy nuestra voz ha llegado, no solo a la Convención Nacional Feminista. Hoy mi voz se llena de nostalgia pero más de orgullo, de amor, porque esta unión con todas estas mujeres demuestra que la diversidad, pero principalmente que las mujeres trans, hoy ocupamos espacios pensantes políticos para nuestras bases constructivas que garanticen nuestra vida, que le garanticen el respeto y la vida a nuestras familias. Hoy creemos en esta lucha, hoy creemos en la Convención Nacional Feminista, porque esa T en la palabra feminista hoy representa a las mujeres trans de los territorios, y desde aquí, desde la Magdalena, queremos decirle a todas ustedes que son bienvenidas, y que aquí las estamos esperando, porque esta lucha es de nosotres y de todas ustedes mis hermanas, por ustedes hoy estoy aquí, porque creemos en esta alianza feminista”. Zamantha Durango de la Red Popular Trans de Medellín.
A Zamantha no le alcancé a hacer la pregunta. Ella misma, mientras brindábamos con el viche que las compañeras del Chocó llevaron para compartir, se tomó la palabra y delante de todas, de la mano de Francia, habló. Y su voz dio pie a una intervención final y no planeada de Francia que cerró de la mejor manera posible el ritual, afirmando el carácter diverso y transincluyente de la juntanza que nos convocó. Estas fueron sus palabras finales:
“Nuestra apuesta no será silenciar las voces de ninguna, de ninguna. Nuestra apuesta no es en contra de los hombres. Nuestra apuesta es en contra del patriarcado y en esa apuesta hoy reafirmamos nuestra decisión de ser poder y ocupar el estado, ese estado que nos ha sido negado, ese estado que nos mata, que mata a nuestros hijos y a nuestras hijas, que les desaparece, que les impide soñar, que les impide tener esperanzas. Creo que esta juntanza entre nosotras es el poder que necesita este país para hacer de Colombia un mejor lugar para todos, para todas, un lugar donde las mujeres trans no tengan que esconderse, no tengan que huir de sus familias, no tengan que ser abandonadas por sus familias, un lugar donde la humanidad de todos, de todas, de todes, sea reconocida. Un lugar donde nosotros como mujeres y como pueblos afrodescendientes no tengamos que seguir padeciendo el racismo que nos destruye, que nos mata. Un lugar donde las mujeres campesinas que labran la tierra, que siembran, que nos llevan la comida a la ciudad no tengan que ser desterradas. Un lugar donde los ríos, como La Magdalena, no tengan que ir muriendo a costa de la minería, a costa de las represas que se imponen sobre nuestras vidas, sobre nuestra relación, sobre esas formas que tejemos con el río, con el territorio.
Yo creo que hoy estamos sembrando esa semilla aquí, en este gran territorio, con la Magdalena que germina esa semilla, pero también que limpia nuestro ser de todas las violencias que nos ha tocado soportar. Hoy queremos que este río nos limpie a nosotras también para que nosotras no reproduzcamos acciones de violencia, no reproduzcamos el patriarcado que también nos atraviesa, que también nos daña, que también nos ha puesto en esa condición. Nuestra decisión es de feminizar la política. Es de dignificar la vida, de hacer de esta nación una nación posible, donde todos podamos vivir con dignidad, con sueños, con esperanzas. Hoy, desde aquí, como mujeres negras, indígenas, campesinas, diversas, mujeres trans, mujeres lesbianas, mujeres feministas, declaramos nuestra decisión de ser poder, de llegar a la Casa de Nariño y de poner el poder feminino al servicio de la vida. Hace 66 años nos permitieron votar pero nuestro voto ha reproducido la política patriarcal. Hoy tenemos que poner nuestro voto, no al servicio de la muerte, sino al servicio de la vida. Y si no recogemos el fruto hoy tenemos que asegurarnos que nuestras hijas lo recogerán mañana”.
Sin embargo, la Convención no acabó ahí. Durante el recorrido de regreso a nuestras ciudades muchas, si no es que todas, seguimos debatiendo con nuestras compañeras de viaje. Pensándonos, aún con muchas preguntas y retos, pero ahora con la certeza de ese Estado Feminista del que tanto conversamos, esa forma de hacer una política feminista. Después de ver el trato entre Francia y Ángela María, respetuoso y lleno de admiración, no podemos ver con los mismos ojos el trato en los políticos tradicionales. La condescendencia hacia las mujeres y la pasivoagresividad que ejercen entre ellos y hacia nosotras. Luego de ver a nuestras candidatas confirmamos que merecemos más. Lo merecemos todo y no nos conformaremos con menos.
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