En ciudades de América Latina como Medellín, Buenos Aires y Ciudad de México han aumentado considerablemente los precios de renta de inmuebles, con valores incluso por encima de la inflación. Una problemática que surge como consecuencia de construcciones o remodelaciones de antiguos edificios o casas en barrios ubicados en los márgenes de los centros de grandes ciudades, que han quedado en manos de inmobiliarias o empresarios. Entre los impactos más importantes está el aumento de brechas sociales.
La gentrificación, sucede cuando se desplaza una población de escasos recursos o de clase media por una población con capacidad económica mayor, que llega a instalarse a barrios que comúnmente son considerados de ‘mala fama’, ‘abandonados’, o ‘problemáticos’, según explica Carla Escoffié, abogada especialista en derechos humanos y asuntos de vivienda.
“Llegan a estos lugares y empiezan a impactar las dinámicas de consumo, los precios de la renta, el costo de vida y otros factores. Generan una revalorización, entonces, se empiezan a elevar los precios hasta que la población original empieza a ser desplazada simbólica y económicamente”, asegura Escoffié.
Ahora bien, el impacto de la gentrificación es difícil de medir, pero ya es visible en diferentes contextos latinoamericanos. Expertos lo han identificado en barrios como Lastarria en Santiago de Chile (Chile), Chapinero, San Felipe, la Candelaria y la Perseverancia en Bogotá (Colombia), Palermo en Buenos Aires (Argentina), Las Mercedes en Asunción (Paraguay) y otros barrios en Ciudad de México, como Roma, Mérida y alrededor del Parque Morelos en Guadalajara (México).
En Colombia, Medellín se alza como nuevo foco de gentrificación, junto a los municipios de Envigado y Guatapé. Expertos atribuyen el fenómeno a la alta afluencia de turistas extranjeros, que solo en 2022 representaron el 53,1% del total de visitantes, de acuerdo con cifras de Cotelco.
En el caso de Guatapé, se aprobó la construcción de un edificio de viviendas de interés social en una zona tradicional del lugar. Inmuebles pensados para familias con dificultades para acceder a vivienda pero con precios desde los 159 millones de pesos y que en municipios de este tipo llegan máximo a 120 millones de pesos.
Las alertas también están encendidas en diferentes zonas de Ciudad de México. La preocupación se exacerbó después de que en octubre pasado el Gobierno firmara un acuerdo con la Unesco y Airbnb para promover el turismo de lxs «nómadas digitales».
En la capital mexicana el 2023 arrancó con un alza en el precio de la vivienda del 16% en promedio. En algunas zonas, de acuerdo con expertas, ya alcanza el 64% de alza en los últimos años.
“Se tiene que hacer algo en términos de regulación del mercado de vivienda. A pesar de que durante la pandemia bajó la demanda, los y las arrendatarias preferían tener vacías sus viviendas en lugar de bajar los precios”, asegura Max Jaramillo, experto en desigualdades sociales en México.
Aumentan las brechas sociales
La gentrificación también se traduce en desigualdades. Melina Pekholtz, co–directora de Territorio Paralelos en Paraguay, expone que para que una ciudad sea segura y habitable se necesita que las clases altas, medias y bajas interactúen en un mismo espacio y converjan en el espacio público en donde todos deberíamos ser iguales.
“Necesitamos entender que no podemos hacer guetos, que no podemos crear barrios para ricos y barrios para pobres porque eso genera inseguridad, brechas sociales y violencia”, asegura la experta.
Por otra parte, se ha criticado y tildado de xenófobos a quienes se oponen a estos proyectos inmobiliarios por asegurar que la mayoría de ocupantes son extranjeros. Sin embargo, la crítica no es por el origen de los compradores sino por el alza de precios que esto genera para los locales. “No podemos ignorar que están llegando extranjeros desde el norte global. Estados Unidos, Canadá y Europa. Hay una relación de subordinación simplemente por la capacidad adquisitiva”, explica Carla Escoffié.
A Ciudad de México, Buenos Aires o Medellín están llegando extranjerxs, por temporadas cortas o estancias permanentes, a vivir en zonas de las que se desplazó a la población local, física y simbólicamente
El impacto en los más vulnerables
Las personas más afectadas por este fenómeno son aquellas en situación de vulnerabilidad.
“Como hay un déficit habitacional tan grande y no hay oferta, sobre todo, para la demanda de viviendas económicas y no se pueden independizar nunca, entonces las mujeres tienen que quedarse con sus familias extendidas o quedarse sometidas en algunos casos a violencia intrafamiliar si están con parejas abusivas”, expone Melina Pekholtz.
Muchas de las personas que empezaron a ser desplazadas de estos barrios, donde llevaban varios años viviendo, se han tomado las calles para mostrar su indignación y la falta de regulación estatal. Por ejemplo, en Ciudad de México se han registrado protestas contra el acuerdo al que llegaron con Airbnb.
“Se nos olvida que para la persona no es solo dejar la casa física, es dejar el lugar donde están sus familiares y sus vínculos vecinales”, como explica Max Jaramillo.
La memoria también al margen
La gentrificación se debe analizar más allá de las cuatro paredes del inmueble del que las personas están siendo desplazadas, pues junto a ello también se ven marginadas prácticas culturales y tradicionales que se daban en estos espacios y que protagonizaban sus habitantes.
Jaramillo explica que la resistencia que se hace a estos proyectos parte de una defensa por la dignidad y lo que se construye en el territorio: el tejido social y comunitario. En ese lugar que es base de vida y va creando una memoria que termina siendo transformada y cambiada por los intereses de otros nuevos actores.
¡Regulación urgente!
Los expertos coinciden en que es necesaria una intervención del Estado para un sector que no está operando bajo la lógica de libre mercado, sino del “acaparamiento”. Lo urgente, además, es hacer un diagnóstico de los impactos de este tipo de proyectos antes de su aprobación. Advierten que las rentas seguirán al alza si no hay un ejercicio de control, no de precios, sino de las dinámicas que están sucediendo en estas zonas.
Es un llamado a respetar las dinámicas y costumbres de los ciudadanos y sus espacios. En lugar de permitir inversión que desplaza, se debería invertir en apoyos y garantías a quienes ya habitan estos lugares.
En el caso de Argentina especialmente CABA, hay varios barrios mas victimas de «gentrificaciòn» como ser: Almagro, Villa Crespo, Chacarita, Cogham, Bajo Belgrano, el corredor de la autopista «Holmberg», yendo a Gran Buenos Aires esto es terrible, pero destaco Florida, Vicente Lòpez, ya no queda nada en pie de lo que habia antes! no solo se construye indiscriminadamente, como las excepciones al Cod estan a la orden del dia! Algo muy similar a lo que pasa en CABA. Es terrible y parece no detenerse jamás!!