El 19 de junio se anunciaron las nominaciones al premio Ariel 2024, realizados por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. En su versión 66, tanto en la categoría de mejor película como en la de mejor dirección, tres de las cinco nominaciones corresponden a películas dirigidas por mujeres. A pesar de no ser la primera vez que algo así ocurre en este festival, pues el año pasado 4 directoras fueron nominadas a mejor película y una de ellas fue la ganadora, que haya cada vez más representación femenina en estas categorías sigue siendo un reconocimiento importante para todas las mujeres de la industria cinematográfica, del cine mexicano en particular.
Por medio de sus películas y documentales, las nominadas de este año, Lila Avilés (Tótem), Tatiana Huezo (El Eco) y Elisa Miller (Temporada de huracanes), presentan perspectivas diversas de México con protagonistas y personajes femeninos complejos, que retratan aspectos tanto sensibles y emotivos como desgarradores e inquietantes, sobre los que vale la pena poner sobre los reflectores.
Tampoco es la primera vez que vemos a estas directoras en la lista de nominadxs en estas categorías. Lila Avilés fue nominada en 2018 con La Camarista, la historia de una joven que trabaja en un hotel de la Ciudad de México y confronta la monotonía y exigencia de su trabajo mientras busca mejores oportunidades. En 2016, Tatiana Huezo fue nominada con Tempestad, un documental sobre el crimen organizado en México, narrado a través de las historias de Miriam, acusada injustamente de tráfico de personas y encarcelada en una prisión controlada por un cártel, y Adela, quien lleva diez años buscando a su hija desaparecida. Y en 2021, Huezo fue nuevamente nominada con Noche de Fuego, la historia de un grupo de mujeres jóvenes que viven en una comunidad rural en la que deben soportar los abusos de un violento grupo de crimen organizado.
Así como estas directoras hay muchas otras que han aportado críticas relevantes sobre problemas vigentes de la sociedad mexicana, ofreciendo a las audiencias, desde una perspectiva femenina, las batallas y obstáculos que, tanto las mujeres mexicanas/latinoamericanas como comunidades y sociedades enteras, tienen que enfrentar a diario.
Con la película de terror Huesera (2022), una de las directoras nominada en la entrega anterior, Michelle Garza Cervera, aborda lo difícil y aterradora que puede ser la maternidad no deseada; Ángeles Cruz, por su parte, hace una denuncia social desde la perspectiva de una mujer indígena y lesbiana en Nudo Mixteco (2021); Fernanda Valadez dirigió el desgarrador filme Sin señas particulares (2020), visibilizando hasta dónde es capaz de llegar una madre que busca a su hijo desaparecido; con su documental Bellas de Noche (2016), María José Cuevas profundizó en la vida de las principales vedettes mexicanas de 1970.
Más allá de lo artístico, es un importante logro tener una mayor representación femenina en la industria cinematográfica, tanto para las mujeres que buscan dedicarse a esto en el futuro como para las audiencias. Con el paso de los años, siendo las nominaciones de los premios Ariel un ejemplo de ello, hemos visto a más mujeres destacar en el cine; fue hasta 1975 (después de 18 entregas de este premio) que Marcela Fernández Violante fue la primer y única mujer nominada en la categoría de mejor película con De todos modos Juan te llamas. Ahora, hemos visto a varias mujeres siendo nominadas en esta y en otras categorías de los premios, como cortometraje de animación, documental, diseño de arte, edición, dirección de fotografía, ópera prima, etc. Ver esta representación femenina siendo reconocida y promovida en premiaciones le abre el paso a futuras cineastas que también tengan una historia que contar.
Por otro lado, las audiencias femeninas que no participan en la creación del cine pero sí en su consumo, ahora pueden identificarse con sus protagonistas o las visiones que se muestran en el filme. Las audiencias tienen la oportunidad de sentirse vistas y representadas después de años en los que han predominado narrativas y personajes masculinos, o personajes femeninos hechos a partir de visiones masculinas inexactas. Es importante darle estos espacios a las artistas femeninas para poder mostrar una visión más justa y fiel a la realidad, con personajes que rompen con esos estereotipos de la mirada masculina.
En el pasado, concretamente entre las décadas de los cuarentas y sesentas, los personajes femeninos en el cine mexicano caían en los mismos roles limitados; solían ser la esposa, la hermana, la madre, la amante o la trabajadora sexual del protagonista maculino. También solían tener personalidades exageradamente sensibles, se representaban como mujeres indefensas y se normalizaba la violencia contra ellas por parte de cualquier hombre. Lo vemos en películas como Nosotros los pobres, Enamorada, Él, El esqueleto de la señora Morales, Susana, La Oveja Negra, Dos tipos de cuidado y muchas más.
La visión femenina en el cine no sólo es importante porque enriquece al séptimo arte con narrativas y personajes únicos y sumamente relevantes, el cine hecho por mujeres también es una cuestión de igualdad, ya que lucha contra los estereotipos y arquetipos creados por representaciones machistas. Ya sea a través de tramas verídicas o de ficción, las cineastas femeninas han logrado hacer críticas sociales que reflejan situaciones que mujeres reales viven en su cotidianidad y cómo luchan contra ellas y denuncian injusticias, incitan a que las audiencias lleven a cabo un proceso de reflexión muy necesarios para combatir de fondo con las raíces de esas problemáticas y violencias. Por esa razón, celebramos con más ahínco lo que significan estos reconocimientos para el momento que viven nuestras sociedades.
Me sirvio mucho este arituculo no solo como interest personal, ademas pude citar algunas loneas para mi tesis de cine 🙂