
La deforestación y la explotación minera son dos de las múltiples causas por las que actualmente la Amazonía, un regulador esencial del clima, atraviesa por disminución de las lluvias que amenaza a la biodiversidad y reduce la capacidad de esta selva tropical para capturar CO2. En un artículo publicado por la revista Nature, científicxs demostraron con datos satelitales y simulaciones climáticas que, entre 2000 y 2020, el impacto de la deforestación varía según la estación del año.
Según el estudio, en la temporada húmeda, periodo que comprende de diciembre a febrero, las lluvias en la Amazonía aumentan en áreas deforestadas, lo que puede provocar inundaciones y afectar la agricultura regional. Mientras que en la temporada seca, de junio a agosto, las lluvias disminuyen en una zona más amplia, lo que también perjudica los cultivos y la vegetación, intensificando las sequías y los incendios forestales.
El artículo explica que entre el 10% y el 47% del Amazonas estaría expuesto a tensiones combinadas de calentamiento y pérdida forestal para 2050, un panorama en el que la selva tropical podría transformarse en una sabana, reducir su capacidad de almacenar carbono y acelerar el calentamiento global.
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El cambio climático y su afectación a la soberanía alimentaria de los pueblos indígenas
Cyndi Patricia Solarte es una de las mujeres indígenas del pueblo Macuna que dedica sus días a sembrar en la chagra, un área de cultivo transitorio con 2 o 3 años de duración que garantiza la soberanía alimentaria en los pueblos amazónicos ubicados en el territorio Mirití Paraná, en el Amazonas colombiano.
La chagra, más allá de sólo suministrar alimentos a la comunidad, representa un espacio en el que se integran conocimientos, prácticas y saberes de los pueblos originarios. “Las mujeres desde la chagra aportamos en la alimentación para los bailes, para los rituales. Estas actividades son las que permiten seguir manteniendo la vida, la salud, la buena alimentación, que la gente esté siempre contenta y no le haga falta nada”, explica a Volcánicas Solarte.
Las indígenas del pueblo Macuna cumplen varios roles dentro de su comunidad, ubicada en el departamento de Vaupés. Además de su labor en las chagras, hay quienes son madres semillas, mujeres que cuentan con una especialidad en la transmisión de conocimientos. También están las artesanas, dedicadas a la elaboración de manualidades como cerámicas y canastos.
“Somos nosotras las mujeres quienes aportamos desde esos conocimientos, en el cuidado, pero también en el manejo de estos territorios. Nosotras como mujeres conocemos las políticas territoriales y también ayudamos a que esas realidades sigan fortaleciendo esas formas de gobierno propio que tenemos”, dice Cyndi Solarte.
Al oriente de la Amazonía colombiana, más de 30 pueblos indígenas conforman el macroterritorio Jaguares de Yuruparí. Con 3.3 millones de hectáreas, territorios como Mirití Paraná, Pirá Paraná, Yaigojé Apaporis y Río Tiquié le apuestan a un Sistema de Información para la Gestión de las Entidades Territoriales Indígenas (Sigeti), el cual desarrolla estrategias sostenibles y adaptativas con las que se garantiza la autonomía de los cuatro gobiernos indígenas. A través del Sigeti, comunidades indígenas identificaron cómo la sequía que atraviesa la Amazonía afecta sus cultivos en la chagra.
Una sequía nunca antes vista
Aunque el macroterritorio al que pertenece Cindy está ubicado al norte del río Amazonas, el área mejor conservada de la Amazonía, la lideresa indígena explica que, a través del calendario ecológico cultural con el que el pueblo Macuna se guía para sembrar las chagras durante el año, han podido identificar y registrar los embates del cambio climático en el Sigeti, la herramienta intercultural que conjuga la información generada en terreno con la información satelital georreferenciada.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) registró niveles mínimos históricos del río Amazonas durante 2024 en Colombia. A través de sus equipos especializados midió el agua en las estaciones hidrológicas entre Leticia y Puerto Nariño en las que se: “evidenciaron una reducción significativa tanto en los niveles del río como en la velocidad del flujo de agua, en comparación con las cifras obtenidas en abril de 2024″. El Ideam explicó que en abril de 2024, el caudal medio fue de 44711 m³/s, mientras que en septiembre se registró 8428 m³/s, cifras que indican que en el río Amazonas hubo una reducción del 82%.
“En los territorios indígenas nos hemos dado cuenta de una gran problemática en nuestra soberanía alimentaria. A pesar de que nuestras prácticas son muy propias en el manejo, en el cuidado, en la forma de sembrar nuestras semillas, al realizar nuestras chagras hemos tenido dificultad”, cuenta Cyndi.
Con el calendario ecológico cultural, las comunidades mantienen el orden, la armonía y el territorio que habitan. Según la Fundación Gaia Amazonas: “A través del calendario, los pueblos indígenas renuevan la fuerza espiritual que ayuda a orientar a los jóvenes, a mantener la salud y a preservar la tierra. Además, esta herramienta de ordenamiento del territorio, también les indica cuándo realizar los trabajos de la chagra como socolar, tumbar o sembrar”.
“Nos dimos cuenta que llueve cuando no tiene que llover. Por ejemplo, no son lluvias de un día, sino son lluvias de cuatro, cinco o seis días. Entonces, nos preguntamos, ¿qué está pasando? Y cuando ya quemamos la chagra y estamos esperando que llueva, resulta que el verano vino un mes, y todos estos cambios han generado desorden en nuestra soberanía alimentaria”, dice Solarte.
Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial aseguró a inicios de noviembre que 2024 podría convertirse en el año más cálido de la historia, un panorama en el que la falta de alimentos causada por el cambio climático aumenta los niveles de malnutrición, retraso del crecimiento y emaciación, y muerte en niñes de los pueblos amazónicos. Según Unicef, la sequía en países de la Amazonía como Colombia, Brasil y Perú están dejando sin comida, agua y educación a 420.000 niñes.
“Nos hemos reunido también bastante con lideresas, con sabedoras que conocen y que aportamos a nuestros procesos. Realmente a veces salimos tristes, porque nosotros cuidamos, pero otros destruyen, y entonces al destruir no solamente se afectan ellos, también están afectando esta madre naturaleza. La sequía ha sido muy exagerada en nuestros territorios. Los ríos están pidiendo a gritos auxilio y para nosotros es muy triste mirar que nuestros ríos se están secando por el mal uso de nosotros como seres humanos”, agrega la lideresa indígena del pueblo Macuna, quien asistió en representación de su macroterritorio Jaguares de Yuruparí a la COP16 en Cali para enseñar cómo funciona el Sigeti en su comunidad y hacer un llamado a gobiernos del mundo y la sociedad civil sobre la situación actual que viven los pueblos indígenas amazónicos por el cambio climático.
El informe del Ideam explica que durante el primer semestre de 2025 habrá una reducción de lluvias entre un 10 y un 30% en gran parte del Amazonas, un panorama que podría seguir afectando la soberanía alimentaria de pueblos indígenas como al que pertenece Cyndi, una comunidad que le seguirá haciendo un llamado incansable al mundo sobre las consecuencias de no preservar los bosques en esta crisis de cambio climático.