Marek Żydowicz, director del festival de cine programado entre el 16 y 23 de noviembre en Torún, Polonia, manchó el evento con los prejuicios misóginos que plasmó en un texto dentro de la revista “Cinematography World”. Publicó la columna en respuesta a una petición que “Women in Cinematography” presentó el 1 de agosto de 2024 en change.org. La colectiva global con sede en Reino Unido pidió que el EnergaCAMERIMAGE tomara “mayores pasos hacia la representación equitativa de género”. La petición que acumula más de 3,600 firmas surgió en esta edición en particular porque el festival declaró en redes que celebrarán “El Año de las Mujeres Valientes”. Además, el EnergaCAMERIMAGE designó a Cate Blanchett como presidenta del jurado, lo que la colectiva vio como una oportunidad para “finalmente comprometerse a presentar un programa que verdaderamente refleje el maravilloso trabajo de mujeres cinematógrafas”.
Marek Żydowicz respondió a la solicitud en la edición del 6 de noviembre de la revista. En su texto titulado “Tiempo de solidaridad” señaló que “La industria cinematográfica atraviesa rápidos cambios”, añadiendo que “uno de los más significativos es el creciente reconocimiento de cinematógrafas y directoras mujeres”. Żydowicz asegura que esta evolución plantea la duda: “¿Podemos sacrificar el trabajo y a los artistas con logros artísticos sobresalientes sólo para hacer espacio para producciones cinematográficas mediocres?”, haciendo una equivalencia entre la inclusión de mujeres cineastas y permitir la mediocridad.
Żydowicz añadió: “¿Debemos rechazar lo estimado y valioso sólo para hacer espacio por la necesidad de cambio social? Más esfuerzos por incluir más mujeres cinematógrafas y directoras en el festival son indiscutibles, pero no deben ocurrir en detrimento de lo que es realmente importante para el festival: evaluar mérito artístico y seleccionar cintas valiosas para la competencia”. Mientras Energa CAMERIMAGE busca reconocer las contribuciones de mujeres en la cinematografía, también busca mantener integridad artística. ¿Cambio? Sí, pero mantengámonos decentes y honestos”. El fundador y director del EnergaCAMERIMAGE terminó su texto comparando la inclusión de mujeres en el festival con “una revolución fanática que destruye catedrales y arte y avienta sus esculturas y pinturas”.
La cinematógrafa y directora Reed Morano que ha sido jueza en varias ediciones del festival reaccionó en Instagram. Reed escribió: “Debo admitir que siempre ha habido sin falla trabajos que honestamente estaba sorprendida ver habían sido incluidos en la competencia. Y como aparentemente estamos categorizando el mérito del arte por género, en retrospectiva diría que la mayoría de la mediocridad seleccionada *sorprendentemente*, ¡no fue filmada por mujeres! Sé esto porque recuerdo cada cinta filmada por una mujer porque era raro verlas y normalmente destacaban como trabajos ejemplares”. Es lógico. Para las mujeres en campos históricamente dominados por hombres, la excelencia es una obligación, la mediocridad algo impensable.
Organizaciones alrededor del mundo se pronunciaron contra Żydowicz. La Asociación de Operadores de Cámara del Reino Unido aseguró que “sugerir que corregir el desbalance de género en nuestra industria comprometerá el mérito artístico de las producciones es ofensivo e incorrecto y sólo sirve para mantener el status quo misógino”. La Red de Mujeres Cinematógrafas de Alemania, Austria y Suiza añadió que “asumir que la inclusión compromete la excelencia es un prejuicio arraigado que sugiere que las contribuciones de mujeres y de voces marginadas, son inherentemente menos”.
La Sociedad Británica de Cinefotógrafxs emitió un comunicado respaldado por la Sociedad Americana de Cinematógrafxs, y la Sociedad Canadiense de Cinematógrafxs. La organización dijo “sentir enojo por los comentarios profundamente misóginos y tono agresivo que ven como un síntoma de prejuicio profundo”. Sentenciaron que “si EnergaCAMERIMAGE desea mantenerse como un festival mundial de cinematografía, debe aceptar su responsabilidad de buscar y promover el increíble talento que existe alrededor del mundo – especialmente de grupos que tradicionalmente no han sido representados”.
Marek Żydowicz respondió a la Sociedad Británica de Cinefotógrafxs (BSC por sus siglas en inglés), victimizándose. Escribió: “Realmente creo que las acusaciones en mi contra en el comunicado de la página web de BSC están enteramente mal dirigidas y son particularmente ofensivas. Realmente creo que la situación es un mal entendido. Siento mucho que la Sociedad Británica de Cinefotógrafxs malinterpretara mis comentarios. Por favor no busquen a un enemigo en un amigo que sólamente difiere en tratar de mantener los valores artísticos como mi mayor prioridad”. Irónicamente Żydowicz intentó deslindarse de las acusaciones en la misma oración en la que reiteró su retórica misógina. Asumió que como la BSC está a favor de la inclusión de las mujeres, entonces “difieren” en priorizar los valores artísticos, como si la representación de cinefotógrafas pusiera en riesgo mantener trabajos de alta calidad. No es un malentendido, Żydowicz es misógino y se niega a aceptarlo.
En su comunicado el fundador del EnergaCAMERIMAGE también trató de defenderse diciendo que su equipo está compuesto principalmente por mujeres e informando que mantuvo conversaciones con la organización “Women in Cinematography” para crear una política de diversidad e inclusión. Żydowicz adjuntó el documento de sólo una página en la que plantea compromisos sin plazos definidos. Aseguró que el EnergaCAMERIMAGE busca “lograr diversidad y balance de género en nuestra selección de comités, jurados, programas de mentores, programas de participantes, oradores e invitados”; que pondrán “mayor atención al porcentaje de cintas seleccionadas con mujeres directoras y mujeres cinefotógrafas” y que “se comprometen a ofrecer un ambiente seguro, inclusivo y respetuoso para todos los participantes”. ¿Cómo? No lo dice.
En Latinoamérica, la Comunidad Mexicana de Cinefotógrafas (Apertura) también se pronunció contra Żydowicz. La organización aseguró que el director del EnergaCAMERIMAGE reveló “una profunda falta de sensibilidad y entendimiento a las realidades en la industria del cine”. Apertura, fundada en 2017 por la cinematógrafa Sandra De Silva, actualmente suma más de 70 integrantes. La colectiva trabaja activamente en dar a conocer el trabajo de las mujeres en el cine, imparte clases y cursos, opera como una bolsa de trabajo y sirve como una herramienta para emitir exigencias a resolver en el medio.
Para la cinefotógrafa Véronique Decroux, profesora e integrante de Apertura, las palabras de Żydowicz reflejan una brecha de género viva en la industria del cine. En entrevista con Volcánicas, Decroux aseguró que “en el cine, los crews son generalmente de hombres”. La directora de fotografía, Isabela Ripoll, también parte de Apertura, coincide. “Sí creo que definitivamente hay una brecha en toda la industria cinematográfica. Fue una industria que siempre fue acaparada por hombres y continúa acaparada por hombres. De hecho, la primera mujer nominada a la Mejor Cinematografía en los Oscar fue Rachel Morrison en 2018, apenas acaba de ser”, explica Ripoll a este medio.
Ambas argumentan que las mujeres deben enfrentar ciertas barreras para entrar a la industria, y una vez dentro enfrentan prejuicios. Decroux revela que ella ha atestiguado comentarios machistas en set, menosprecio a su trabajo, y contacto físico no consensuado: “Hacen como que te van a ayudar pero te están agarrando. A mí me ha tocado en crews mayormente de hombres, que hablen de las mujeres y cómo son objetos, sus chistes de albures, siempre son los mismos, sexualizando, sexualizándose entre ellos, y todo eso ellos lo ven normal, y no ven que ahí empieza la violencia. Si algo nos sale mal somos señaladas, si a ellos algo les sale mal, se tapan entre ellos”. Decroux además confirma que hay una diferencia salarial: “Algunas veces sí me he enterado que (otros operadores de cámara) ganan más que yo, haciendo el mismo trabajo. Sí sé que a los hombres les pagan mejor muchas veces”.
Isabela Ripoll considera que parte de la brecha de género en la cinefotografía puede deberse a un arraigo histórico. “La dirección de fotografía es un arte tan preciso, y a la vez tan técnico y tan de observar, que siento que desde el inicio que comenzó todo esto, hace 100 años, no se veía que se le pudiera delegar a una mujer una responsabilidad tan grande. Es un tema histórico, cultural y social. Eso ha dejado una mancha hasta el día de hoy”, argumenta la directora de fotografía.
Véronique Decroux identifica varios factores que han incentivado la exclusión histórica de las mujeres en la cinefotografía, entre ellos la falta de referentes. Como profesora ha detectado un menor ingreso de mujeres a la carrera de Cine, y a la vez una mayor deserción. Otro elemento es la exclusión de redes profesionales: “Son puros hombres y se recomiendan entre ellos, trabajan entre ellos”. Además, Decroux sostiene que los prejuicios terminan permeando en las contrataciones, pues en ocasiones se ha percatado que tras mandar un curriculum y ser rechazada, “aceptaron a alguien más con menos experiencia”.
La falta de oportunidades también influye. “El señor Żydowicz dice que incluir a mujeres sería bajar el nivel artístico, y no es bajar el nivel artístico. Las mujeres no tienen la oportunidad de trabajar en las películas con los presupuestos que tienen los hombres. Es muy claro”, asegura Decroux. Añade que al proponer a una mujer para fotografíar una película de estudio (proyectos generalmente de Hollywood con grandes presupuestos) es una exigencia que ellas ya hayan fotografiado una película de estudio previamente. Este planteamiento es un sin sentido. No se le da el trabajo a una mujer cinefotógrafa al no tener experiencia previa en grandes proyectos, y por no tener esa experiencia se le sigue excluyendo de esos espacios perpetuamente. Decroux cuestiona: “¿Cómo carambas logramos que haya mujeres que fotografíen una película de estudio, si lo que están pidiendo es imposible? Cuando hay muchísimos cinefotógrafos hombres a los que se les da la oportunidad de fotografiar por primera vez una película de estudio y entonces ya después pueden fotografiar muchas”.
Esta falta de oportunidades se traduce en un menor presupuesto. “Agnès Godard, que es una cinefotógrafa que ya tiene muchos años, siempre dijo que las películas grandes se las dan a los hombres. Todavía las películas grandes no se las dan a las mujeres. Hay muy pocas fotógrafas que han tenido acceso a esos recursos, y a esos juguetes con los que trabajamos que son carísimos. Entonces a lo mejor no es una falta de talento, ni una falta artística, nada más es una falta de dinero”, sostiene la profesora.
Según las cinefotógrafas consultadas, los roles de género siguen presentes en la industria. Decroux explica: “Las mujeres pueden ser continuistas, llevar reportes como una secretaria, pueden ser maquillistas, directoras de arte, pero los puestos de jefes, en su mayoría se los dan a hombres. Creo que es un problema estructural, es un problema donde la cinefotografía es de hombres porque tienes que cargar la cámara, porque tienes que ser jefe de muchos hombres y pues las mujeres no pueden ser jefas de tantos hombres, ¿no?”.
Con la exigencia de incluir a mujeres, las producciones han optado por sumarlas en roles de “trainees”, bajo el mando de los directores de fotografía que tienen el rol de capacitarlas. Para Decroux esto es insuficiente, y una continuación de los mismos patrones machistas: “Ahora los fotógrafos, muy felices tienen trainees mujeres, si son extranjeras, mejor, blanca y guapa pues puntos de más. Y ellos creen que con eso son incluyentes y la verdad es que falta mucho. Falta que ellos nos volteen a ver como iguales”.
El trabajo de las mujeres cinefotógrafas exige una lucha constante. “Poco a poco se ha abierto mucho más (la industria) pero precisamente porque creo que hemos reclamado nuestros espacios, hemos resistido y porque creo que sí hay lealtades muy fuertes de apoyarnos entre nosotras”, concluye Ripoll.