El exprocurador que #SeCansó
El 5 de octubre de 2014, el titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), Rodrigo Archundia Barrientos, anunció que la entonces Procuraduría General de la República (PGR) atrajo la investigación de lo sucedido en Iguala. Al día siguiente, el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam informó que él estaría a la cabeza de la indagatoria y aseguró que “ni los mexicanos, ni el Gobierno, ni los guerrerenses admitirían que (…) ningún grupo se imponga sobre la sociedad”. Ese mismo día, Tomás Zerón de Lucio, Director en Jefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), comunicó que se enviaría más personal de investigación a Iguala.
A partir del 12 de octubre de 2014, la investigación y búsqueda de los 43 estudiantes quedó en control total de la PGR. Entre esa fecha y el 18 de octubre se detuvo a 14 policías presuntamente involucrados.
Paralelamente, Murillo Karam informó que los 28 cuerpos hallados en las fosas no correspondían a los normalistas, se hallaron otras tres fosas clandestinas en Pueblo Viejo y se detuvo a Sidronio Casarrubias Salgado, señalado como líder de Guerreros Unidos.
El 22 de octubre, Murillo Karam habló —burdamente— sobre la situación del crimen organizado en Guerrero y dijo que la PGR ya tenía una línea de investigación sobre cómo Guerreros Unidos “había tejido una red de complicidad en varias alcaldías, sobre todo con personal de seguridad municipal”.
En esta conferencia, Murillo Karam dijo textualmente que dicho grupo delictivo había señalado vínculos con José Luis Abarca (presidente municipal de Iguala), María de los Ángeles Pineda Villa (exprimera dama de Iguala y presunta principal operadora de las actividades delictivas en la presidencia municipal) y Felipe Flores Velázquez (Secretario de Seguridad). Sobre la noche-madrugada del 26 y 27 de septiembre el titular de la PGR sostuvo: