agosto 9, 2024

¿Imane Khelif es víctima de una conspiración rusa pro-Trump?

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¿Imane Khelif es víctima de una conspiración rusa pro-Trump?
¿Imane Khelif es víctima de una conspiración rusa pro-Trump?

La ola de mensajes transfobicos dirigidos hacia Imane Khelif, una atleta cisgénero, comenzó el 27 de julio con una publicación de la cuenta perteneciente al medio de comunicación “Reduxx” y en los últimos días nombres como Donald Trump y Vladimir Putin han aparecido en la discusión. En el tuit se afirmaba que Imane Khelif y Lin Yu-ting, ambas boxeadoras participantes en los Juegos Olímpicos de París 2024, tenían cromosomas “XY” (asociados usualmente a hombres cis). Como su fuente, Reduxx citó a la Asociación Internacional de Boxeo, la IBA (por sus siglas en inglés). Sin embargo, los lazos entre este organismo y el gobierno ruso despiertan sospechas. 

El presidente de la IBA es Umar Nazarovich Kremlev quien, de acuerdo a fuentes del Wall Street Journal, es cercano al presidente ruso Vladimir Putin. Desde que obtuvo el cargo en 2020, Kremlev trasladó parte de las operaciones de la IBA a Rusia. Además, una de sus primeras acciones al mando fue asegurar un contrato con Gazprom, la empresa petrolera estatal de Rusia, como su principal patrocinador. 

Más allá de sus evidentes lazos con el Kremlin, la IBA ha estado plagada de controversias por corrupción. Por ello, desde 2019, el Comité Olímpico Internacional (COI) determinó que esta asociación no estaría a cargo del boxeo a partir de los juegos en Tokio. El COI identificó que la IBA presentaba irregularidades en cuanto a sus parámetros de arbitraje y el jurado. Son tan graves los conflictos entre el COI y la IBA que, de no formarse otra asociación internacional de boxeo, la disciplina quedará fuera de los Juegos Olímpicos de 2028. 

Desde que inició la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero de 2022, diversos organismos deportivos internacionales optaron por prohibir la participación de rusos en sus competencias deportivas a menos que lo hicieran con estatus de neutralidad. La IBA no tomó esta medida. En el último Campeonato Mundial Femenil celebrado en marzo del 2023 en Nueva Delhi, la boxeadora Azaliia Amineva participó representando a Rusia. Amineva fue derrotada por Imane Khelif, por lo que la rusa perdió su pase a la final.  

Fue después de esta pelea que la IBA realizó “estudios de sexo” a la argelina. Imane llevaba compitiendo en varios torneos regulados por la IBA desde 2018 pero no fue hasta que eliminó a una rusa que la asociación liderada por Kremlev determinó que ella debía ser la que quedara fuera. Sin Imane, Azaliia Amineva regresó al campeonato. 

La otra boxeadora descalificada después de dichas pruebas, que continúan sin ser públicas, fue la taiwanesa Lin Yu-ting. Su expulsión también podría tener motivaciones políticas. Taiwán es un país independiente que China busca adjudicarse como una provincia. Estos deseos han sido respaldados por Rusia, que finalmente tiene la misma intención con Ucrania. De acuerdo a Joseph Wu, ministro de asuntos exteriores de Taiwán, Rusia y China están apoyándose para conseguir sus intereses expansionistas. 

Mientras tanto la IBA sigue sin dar prueba alguna de que las boxeadoras tengan cromosomas XY posean altos niveles de testosterona, o que sean algo más que mujeres cisgénero. Aún así, esto no sería determinante para descalificar a una boxeadora por “no ser mujer” pues se sabe que las mujeres también pueden producir altos niveles de testosterona y, en algunos casos, también pueden tener cromosomas XY (ej. Síndrome de Swyer). Este lunes 5 de agosto la asociación citó a una conferencia de prensa para dar claridad del tema, sin embargo no lo hicieron. Chris Roberts, Secretario General de la IBA, solo reiteró que no podía hacer públicos los supuestos estudios médicos por los que descalificaron a Imane y Lin. 

Así como los lazos entre la IBA y Rusia son evidentes, también lo es el apoyo del Kremlin al aspirante presidencial republicano, Donald Trump. Está ampliamente documentada la intervención rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016.  Desde 2017, la administración del expresidente Barack Obama denunció la injerencia extranjera. En un comunicado oficial aseguraron que bajo órdenes de Vladímir Putin, la inteligencia rusa lanzó ataques contra la candidata del partido Demócrata, Hillary Clinton. El comunicado también asegura que la CIA y el FBI tienen pruebas de que “Putin y el gobierno ruso desarrollaron una clara preferencia por el presidente electo Trump”.  

Según una investigación del Senado estadounidense, los correos electrónicos filtrados, por los que el republicano atacó a Clinton, precisamente fueron diseminados por hackers rusos, bajo órdenes de Putin. El informe del Senado incluso asegura que durante la campaña de 2016, personas que se identificaron como representantes del gobierno ruso se reunieron en una ocasión con integrantes de la campaña del republicano, precisamente en la Torre Trump en Nueva York. 

Otro factor importante en el apoyo de Rusia a la candidatura del republicano fueron las granjas de bots que difundieron desinformación en redes sociales. De acuerdo a un análisis realizado por la compañía de ciberseguridad Gen Digital Inc. (antes Symantec Corporation), la campaña de ataques contra Clinton y a favor de Trump provenían de la Agencia de Investigación de Internet, empresa rusa alineada con el régimen de Putin. 

Actualmente, el gobierno estadounidense teme que Rusia incida en las elecciones. De acuerdo a Jake Sullivan, el Consejero de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, hay “múltiples razones para tener preocupación”. El senador demócrata Mark Warner alertó el 3 de junio que a unos meses de las votaciones, Estados Unidos podría estar más susceptible a sufrir injerencia extranjera, particularmente mediante campañas de desinformación en redes, nuevamente financiadas por el Kremlin. 

Con todo este contexto no parece coincidencia que Trump se haya sumado a la ola de odio que comenzó en Rusia contra la boxeadora Imane Khelif. En su red social “Truth Social”, que creó después de ser expulsado de Twitter, el republicano publicó un fragmento de la pelea entre Imane Khelif y Ángela Carini. Escribió: “¡YO VOY A MANTENER A LOS HOMBRES FUERA DE LOS DEPORTES DE MUJERES!”. Luego, en un rally, volvió a tocar el tema y aseguró que Imane era “una persona que transicionó”, “un boxeador varón”. 

Y es que como lo demostramos en Volcánicas, los mensajes de odio contra la boxeadora argelina no fueron orgánicos. Con ayuda de DFRLab rastreamos que más de 10,000 mensajes en la red social “X” contenían exactamente el mismo texto. Fue un ataque coordinado y seguramente pagado.

En sus campañas previas, tanto en 2016 como en 2020, Trump utilizó la táctica facista del “enemigo común”. Ahí apiló a migrantes, latinxs y musulmanes. En esta contienda también sumó a la lista a la comunidad LGBTQ+. La demonización de este grupo, particularmente acusándoles de ser “depravadxs sexuales” y “pedófilxs” no es nueva. Lo que es interesante es cómo antes, la mayoría de estos señalamientos eran dirigidos a hombres homosexuales. Ahora, la ultraderecha estadounidense ha centrado su odio en la comunidad trans. 

Como el bando conservador es incapaz de justificar su desprecio contra las personas trans, crearon el mito de que se están infiltrando en las competencias deportivas femeninas. El ejemplo que dan es el de la nadadora Lia Thomas. Usarla como supuesta evidencia es particularmente irónico considerando que el Tribunal Arbitral del Deporte desestimó su apelación para participar en las Olimpiadas. La campaña de desinformación masiva contra la argelina le sirve a Donald Trump para reforzar el pánico moral en el que ha basado gran parte de su contienda actual. 

Aunque Rusia ya ha intercedido a favor del candidato republicano, esta vez tienen todavía más que ganar si es electo. El 10 de febrero Trump aseguró que le dejaría a Rusia hacer “lo que le diera la gana” contra países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), si no aportaban a la alianza militar el dinero que a él le parecía correcto. Además de dejar claro que estaría dispuesto a dejar desprotegidos a sus países aliados, Trump también ha criticado el financiamiento estadounidense a Ucrania. 

En junio, durante un evento, Trump aseguró: “Yo creo que Zelenski es quizás el mejor vendedor de cualquier político que haya vivido jamás. ¡Cada vez que viene a nuestro país, se regresa con 60 mil millones de dólares!. Llega a su casa y anuncia que necesita otros 60 mil millones. Esto nunca termina. Voy a tener eso arreglado antes de llegar a la Casa Blanca como presidente electo”. 

No resulta descabellada la idea de que la IBA promoviera una teoría conspirativa sin pruebas que resulta serle útil al republicano para respaldar el pánico moral antitrans en el que está basando su campaña. Y que todo esto, además, permita deslegitimar unas Olimpiadas a las que Rusia no fue invitada, parece una consecuencia adicional, positiva para el Kremlin. 

Hay que mirar las tendencias digitales presuntamente orgánicas con una mirada crítica, especialmente si estas respaldan teorías para encontrar enemigos en común. El deporte también es político.

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Autor

  • Sofía Otero

    Mujer mexicana, analista política, creadora de contenido digital y estudiante de Comunicación con enfoque en periodismo. Apasionada del cuestionamiento al poder. Ha colaborado con diversos medios como Milenio, Nexos/MCCII, POSTA, Entre Ladrillos e Ibero 90.9.

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