junio 29, 2021

Diversidad, no enfermedad

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(La deuda de los sistemas de salud con las personas trans)

Por María Camila Gómez Ayala

Ilustración de Carolina Urueta

Como médica que investiga las barreras que alejan a las personas trans de los servicios de salud, quiero empezar dejando algo claro: La identidad de género de una persona trans o no binaria es un tema de diversidad, no de enfermedad. Sin embargo, los servicios de salud deben reconocer unas necesidades especiales para este grupo poblacional, así como reconocen unas atenciones específicas para personas gestantes o para personas de la tercera edad (y estamos de acuerdo con que ninguna de las dos condiciones anteriores son enfermedades). Lo único que se podría identificar como un problema de salud, es el grado de malestar físico y emocional que puede llegar a experimentar una persona trans en una sociedad comúnmente excluyente y opresora de la diversidad.

“La patologización de la diversidad sexual, es una forma de decirnos enfermos sin serlo, tener ese diagnóstico no nos ayuda en nada, creo que es el acto más transfóbico que existe”. Demian 

Otro asunto para tener en cuenta es que la medicina es una mezcla extraña entre ciencia natural, ciencia social y arte. Como ciencia natural, quiere estandarizar su proceder basándose en evidencia de alta calidad para poder brindar los mejores estándares de cuidado, a la mayor cantidad de personas. Como ciencia social, se debe únicamente a sus pacientes, no sólo desde lo individual, sino también desde lo colectivo y poblacional y, ahora más que nunca, reconocemos que la medicina trasciende el consultorio o la sala de cirugía y que toca aspectos socioambientales, culturales y políticos a todo nivel. Y como arte, en la práctica diaria cada profesional debe saber escuchar, observar, sentir y más importante aún, debe poder interpretar toda esa información para gestionarla adecuadamente, buscando el mejor resultado posible para le paciente con los menores riesgos.

“Soñar con un sistema de salud que te brinde una ruta adecuada, donde desde le vigilante hasta le profesional de la salud te respeten y que realmente les importe el motivo por el cual estás asistiendo a este espacio, entender que si solicitamos una cirugía de modificación corporal no lo hacemos por algo estético, realmente es una necesidad. Es algo demasiado importante para nuestras vidas. Si bien muchas personas trans y no binaries no buscan cirugías como parte de su tránsito, otras muchas, o la gran mayoría, sí las buscamos y son demasiado importantes para nuestro proceso de transformación corporal. Queremos poder contar con personal médico que nos brinde la posibilidad de sentir confianza, sentirnos en un espacio cómodo y seguro y, sobre todo, donde podamos sentir que llevaremos un proceso amoroso y no que nuestro tránsito se vuelva una tortura, más de lo que ya es para muches”. Sahory

Desde hace muchos años, y en diferentes partes del mundo, se han intentado desarrollar lineamientos para la atención de las necesidades en salud particulares de las personas trans: esquemas de hormonización con estrógenos o testosterona y las consecuencias que estos traen a nivel cardiovascular y metabólico; asesoría en temas de fertilidad, planificación familiar y enfermedades de transmisión sexual; una amplia gama de procedimientos quirúrgicos propios del proceso de transformación corporal como la mastectomía o mamoplastia de aumento, faloplastia o vaginoplastia, masculinización o feminización facial y de la voz; cirugías reconstructivas para complicaciones derivadas de procedimientos artesanales y acompañamiento psicosocial, entre muchos otros, sin olvidar la adaptación de los servicios generales a la experiencia de vida trans, como son los tamizajes para cáncer de cuello uterino, o cáncer de próstata, en hombres y mujeres trans respectivamente. Estas pautas no deben buscar unificar los cuidados, ni mucho menos estandarizar los tránsitos, porque cada persona los vive de forma única, sino que buscan guiar a los sistemas de salud, y a cada profesional, con el fin de establecer rutas de atención de calidad, eficientes y seguras a nivel individual y colectivo.

“Cada uno de los tránsitos es completamente diferente y que realmente no existe un protocolo para la atención en personas transgénero. Las mejorías no se han dado porque se interponen intereses de diferentes índoles y no hay realmente voluntad de conocer estos procesos, ni vocación para ello”. Alejandro

Organizaciones internacionales como la Asociación Mundial para la Salud Transgénero (WPATH, por sus siglas en inglés) y países como Cuba, Chile, Estados Unidos, Argentina, España y Holanda, han intentado diseñar y adaptar estas rutas a los diferentes sistemas de salud y contextos socioculturales. Para que este tipo de iniciativas sean exitosas, se requiere de tres pilares: 1. Investigación (para conocer la población y sus necesidades particulares) 2. Voluntad de todas las partes involucradas (lo público, lo privado, la academia y la comunidad misma) 3. Difusión (porque de nada vale tener todos los documentos, si tanto prestadores como usuaries desconocen las rutas).

No ha habido un cambio porque no nos quieren aceptar. Creen que somos los maricas y ya. No quieren que seamos visibles entonces no educan, no hay aceptación. O los mismos médicos son los que por sus “creencias” no pueden aceptar. Me parece que no hemos avanzado en nada, debemos comenzar en educación, que una persona trans eduque sería genial”. Demian

Particularmente en Colombia, se han realizado varios estudios buscando identificar cuales son las necesidades de las personas transgénero en cuanto a salud, y cuales son los factores que actúan como facilitadores o barreras para acceder a los servicios. La mayoría de estos estudios han sido cualitativos, por medio de entrevistas y grupos focales, con un grupo reducido de personas, y se ha buscado entender a profundidad estas problemáticas, indagando en las experiencias y percepciones personales. Este tipo de investigación ha aportado gran conocimiento del problema y ha permitido identificar algunas de las barreras más comunes que experimentan las personas trans al acceder a un servicio de salud: Falta de aseguramiento dentro del sistema de salud o largos procesos burocráticos incluso cuando cuentan con seguridad social; Percepción de discriminación, violencia, estigma y patologización por parte del sistema de salud y todes sus actores; Desconocimiento de la identidad de género y las necesidades en salud de las personas trans por parte de les profesionales de la salud. 

“Mi experiencia ha sido muy difícil debido a que la EAPB (entidad administradora del plan de beneficios, antigua EPS)  dilata mucho los procesos, aun cuando ya llevo más de un año en el mismo. Muchas barreras en cuanto a autorización de citas, más que todo de ginecología, debido a que «para los hombre no están habilitadas este tipo de citas», así mismo como para exámenes y los medicamentos”. Alejandro

Los estudios también describen algunas de las consecuencias negativas que han generado dichas barreras. Por ejemplo, la desconfianza hacia el sistema y les profesionales involucrades, el miedo a experimentar violencia verbal, psicológica, física e incluso sexual, miedo a perder el control de las decisiones sobre su propio tránsito y miedo a ser categorizades como enfermes. Todo esto lleva a acciones desfavorables, pero en cierto sentido entendibles: evitar buscar atención en salud incluso en situaciones de urgencia vital, o buscar información en fuentes no profesionales como redes sociales, acudir a procesos de hormonización recomendada por pares, o autoadministrada, y realizarse procedimientos quirúrgicos por medio de personas no idóneas, en entornos clandestinos, que generan complicaciones desde infección localizada o deformidad, hasta la muerte. La mayoría de los estudios muestran estas dos últimas como las consecuencias más graves, ya que, junto con factores como la violencia de género, la transfobia y el conflicto armado, contribuyen a que la expectativa de vida de las personas trans en Colombia no supere los 40 años de edad.

“Mi experiencia en el sistema de salud con referencia a mi transformación corporal ha sido nula, realmente mi transformación fue a base de los consejos y espejos con mis amigas. No siento que “el sistema de salud” sea un lugar seguro para mí”.  Sahory

Entonces, ¿qué podemos hacer? ¡UNIR ESFUERZOS! Integrar la rigurosidad metodológica de la academia, la capacidad de tomar decisiones de los sectores gubernamentales y la única fuente real de conocimiento: la comunidad misma. Es claro que las personas trans tienen necesidades generales y particulares en salud que no siempre son atendidas con conocimientos y sensibilidad por parte de les actores del sistema de salud. También es evidente que, aunque los procedimientos quirúrgicos no son un paso obligatorio, y mucho menos el fin último de los procesos de transformación corporal en las personas transgénero, sí es de gran importancia entender cómo interactúan las características individuales con la realización, o no, de dichas intervenciones, ya que se ha evidenciado que las barreras para acceder a estos servicios terminan teniendo consecuencias graves a nivel mental, emocional, social, físico y en ocasiones hasta mortales. 

Teniendo esto en mente, junto con mi equipo hemos trabajado en la iniciativa “Proyecto Trans Corporal”, un estudio que tiene como objetivo identificar barreras y facilitadores que pueden encontrar las personas transgénero en la ciudad de Bogotá al acceder a los servicios de salud, en busca de un procedimiento quirúrgico como parte de su transformación corporal. Estamos convencides de que el desarrollo de evidencia de calidad es la mejor herramienta para sustentar cambios en la política pública que impacten la oportunidad y la calidad de los servicios en salud brindados a las personas trans. Sin embargo, ningún cambio real se puede llevar a cabo sin el apoyo, el consentimiento y el aporte de las comunidades que viven día a día estas dificultades. 

Por esta razón hemos reunido esfuerzos para crear un grupo de trabajo diverso que cuenta con personas trans y con representantes de la academia y los sectores públicos y, por medio de una encuesta, queremos identificar y encontrar asociaciones entre todos los factores mencionados. Para lograrlo buscamos que mínimo mil personas con experiencia de vida trans, contesten esta encuesta, completamente digital, anónima, sencilla y clara. Especialmente buscamos personas que vivan en la ciudad de Bogotá pero también recogeremos y analizaremos la información que venga de personas trans de otras ciudades. Sabemos que nuestras expectativas son grandes, pero es más grande la deuda social que tenemos con las personas trans como sistema de salud, como entes gubernamentales y como sociedad. 

“Si todo esto cambia las nuevas generaciones trans tendrían un tránsito más amoroso con sus cuerpos, con su salud mental. Darnos la oportunidad de creer en nosotres mismes, si la confianza es algo que se nos hace habitual, podríamos tomar con mucha más tranquilidad nuestras decisiones. El sistema de salud debería ser un espacio donde todas las personas se sientan cómodas, seguras y tranquilas”. Sahory 

Lograr cumplir estas, y otras expectativas, no sería posible sin la difusión adecuada del proyecto. Por eso queremos invitar a todas las personas a usar sus plataformas digitales y redes sociales para dar a conocer este proyecto y participar de esta importante conversación. Por nuestra parte, reconociendo las realidades de Bogotá y su población, estaremos en las calles buscando personas que quieran participar y que no se hayan enterado del proyecto por los medios digitales. 

Desde ya nos comprometemos a difundir ampliamente los hallazgos derivados del estudio en diferentes medios (incluida esta revista), para que sustenten cambios reales y prácticos a nivel del sistema de salud. Además, consideramos que la mejor manera de reconocer a una población es haciéndola partícipe de los resultados y poniéndolos a su servicio y beneficio. Este estudio tiene el aval del Comité de Investigaciones y Ética de la Pontificia Universidad Javeriana / Hospital Universitario San Ignacio. 

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Autor

  • María Camila Gómez Ayala

    "Maria Camila Gómez Ayala Bogotá, Colombia. Médica, candidata a Magister en Epidemiología Clínica de la Pontificia Universidad Javeriana. Coordinadora y creadora del Proyecto Trans Corporal. Feminista en construcción. Chef y repostera autodidacta. "

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Comentarios

2 thoughts on “Diversidad, no enfermedad

  1. Gracias por este oportuno artículo, nuestra formación cómo profesionales de salud está siendo nula en la perspectiva de género que no tenga un abordaje de violencia. Espero que cada vez seamos más los que podamos aportar, espero poderlo ejecutar desde el Cauca y ampliar la cobertura de este tipo de necesidades. nuevamente gracias!

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