February 25, 2022

Destrágame tierra: historias para normalizar la menstruación

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Ilustración de Carolina Urueta

¿Cuántas veces nos hemos sentido avergonzadas por situaciones completamente normales que atravesamos cuando tenemos la menstruación? Quizás muchas veces pues en nuestras mentes ha sido configurada, desde que éramos niñes, la idea absurda de que menstruar es algo incómodo, sucio e indigno, un proceso por el que tenemos que sentirnos mal.

Debería sonar disparatado que nos sintamos así con la menstruación, tan solas y aisladas, teniendo en cuenta que la mitad de la humanidad en un promedio de 38 años en su vida, tiene la regla una vez al mes y que cada de una de esas personas menstrua alrededor de 456 veces en su vida. ¿Por qué hay tanto silencio y vergüenza alrededor de algo tan normal? Deberíamos sentirnos tranquilas de nombrar la regla en voz alta y de entenderla como lo que es: un signo vital de nuestro cuerpo.

Afortunadamente cada día somos más las personas que tenemos agencia sobre nuestra menstruación y cada día hay más consciencia, y menos prejuicios, sobre lo que atraviesa una persona que menstrúa. Cada persona controla de manera distinta su menstruación e incluso la nombra de manera distinta: según una encuesta publicada en 2016 por la aplicación de salud femenina Clue y la Coalición Internacional de Salud de la Mujer, hay más de 5.000 términos o frases para referirse a la menstruación. Eso tiene que ver con que nos cuesta llamar a la menstruación por su nombre, porque, al igual que la genitalidad, es un tema que nos ha estado socialmente prohibido.

En muchos lugares del mundo, como en parte de la India, por ejemplo, está prohibido que las mujeres salgan a la calle mientras tienen el período porque es considerado indigno y una “humillación para los hombres”. En occidente también tenemos algunas prohibiciones culturales que nos impiden vivir una vida normal mientras tenemos el período, como no usar prendas blancas, ocultar los olores, no hablar del asunto y escondernos, entre muchas otras preocupaciones que nos quitan la tranquilidad.

Con el objetivo de romper este pacto de silencio que hay alrededor de la menstruación, y con la ayuda de Comfama, buscamos ejemplos de historias sobre la regla que nos han hecho sentir incómodas y avergonzadas, historias con las que muchas nos vamos a sentir identificadas, momentos en los que hemos querido que nos trague la tierra. Queremos hablar en voz alta de esos momentos para sacarlos del clóset y ver que hacen parte de la normalidad: ¡Destrágame Tierra! un ejercicio de humor y complicidad. 

Victoria

“Es sangre, ¡a alguien le pasó algo!”

Una vez estaba jugando con mi primo y él fue al baño. Cuando regresó, estaba pálido y muy asustado. Me dijo “venga que tengo que mostrarle algo”. Me tomó de la mano y me llevó hasta el baño. Lo que pasó fue que una de mis tías había dejado mal vaciado el baño y se veía en la taza un papel manchado con sangre menstrual. Mi primo, que en ese momento tendría unos 8 años y yo unos 9, me señaló el papel ensangrentado y me dijo “es sangre, ¡a alguien le pasó algo!”. Estaba pálido, aterrorizado. Yo, con nueve años, tuve que explicarle a mi primo de ocho que las mujeres menstruamos pero que la sangre no significa que estemos muriendo. Luego me regañó mi tía “por darle esa información tan delicada a un niño tan pequeño”. 

Les niñes nunca son “muy pequeños” para aprender sobre los procesos naturales del cuerpo y es importante que les hablemos sobre salud sexual y reproductiva desde muy temprana edad. También es importante que les niñes entiendan sobre los procesos corporales de las niñas (y niñes o niños trans), y viceversa, para que la experiencia menstrual no sea “un tema de niñas” sino que esté normalizado y sea comprendido por todes. 

Angélica

“Todo parecía una escena salida de una película de Tarantino”

Una vez estaba en un baño, de esos que son cubículos, y quería vaciar mi copa menstrual. Después de la vacuna del covid me llega mucha mucha sangre y PLOP, la copa se regó y todo parecía una escena de una película de Tarantino. Me costó muuuucho salir de ese baño, finalmente, como después de quince minutos limpiando con papel higiénico y pañitos húmedos el piso, salí roja y me fui corriendo a casa.

Es normal que a veces nos untemos de sangre y que incluso hagamos regueros cuando estamos empezando a usar un nuevo método de cuidado menstrual. La copa, por ejemplo, es una gran aliada tanto para nuestra regla como para el medio ambiente y su buen uso es cuestión de práctica. Es importante que seamos pacientes con nosotras mismas y que sepamos que untarnos de nuestra sangre no tiene nada de malo, lo bueno de los regueros es que se pueden limpiar. 

Valentina 

“Hay algo peor que manchar de sangre menstrual tu pantalón blanco: manchar el de tu novio”

Una vez estaba sentada en las piernas de mi pareja y, al pararme, me di cuenta que HABÍA UNA MANCHA ROJA EN SU PANTALÓN BLANCO. Obviamente me había llegado. El man lo tomó bien, con risas, y entre los dos lo lavamos, pero yo no supero eso y pasó hace como 10 años.

Las manchas de menstruación SON NORMALES y así debemos entenderlas. También ayuda que nuestras parejas sean aliadas en los días en los que menstruamos y que nunca nos hagan sentir inseguras o culpables por tener la menstruación. 

Luisa

“Yo sabía que ella sabía”

Mis primeras menstruaciones siempre fueron muy abundantes, tanto que usaba tampón y toalla al mismo tiempo. Tenía como trece, estaba cursando octavo y en el colegio nos hacían rotar de salón y de puesto constantemente. En un momento me tocó levantarme de mi puesto y pasarme a otro. 

Una niña gritó “¡Ahh! ¡Qué asco! ¡Guácala!” y justo estaba señalando el puesto donde yo estaba sentada: había una mancha de sangre. Yo solo pensaba “que nadie caiga en cuenta que yo era la que estaba ahí sentada”. 

Yo me puse muy roja y me quedé mirando a la chica porque yo sabía que ella sabía que era yo quien estaba sentada ahí, pero no dijo nada. Pero igual yo me sentí muy mal, me tocó ir al baño, efectivamente estaba muy manchada y así me tocó quedarme, disimulando todo el día en el colegio. Todo tuvo que ver con que no estaba tan experimentada poniéndome la toalla y siempre lo hacía muy mal.

A pesar de que son el lugar en donde pasamos gran parte de nuestra adolescencia, en los colegios es tabú hablar de la menstruación y debería ser lo contrario. La complicidad y empatía son muy importantes, sobre todo en esta sociedad hostil que nos ha enseñado a callar y humillar. Cualquiera de nosotras podría mancharse y es importante que ayudemos a que las demás se sientan menos vulnerables e incómodas, que seamos un lugar seguro y que actuemos desde la sororidad, la comprensión y la empatía. 

Sara

“Pensé que había perdido a mi bebé imaginario”

Una vez estábamos en clase de biología en el colegio y recuerdo que nos explicaron algo referente a la pérdida del embarazo de manera espontánea, que “solía evidenciarse por el aparecimiento de coágulos o sangrado”. 

En mi segunda regla, recuerdo que tuve un coágulo por primera vez y salí corriendo a donde mi prima (mucho más grande que yo) a decirle que creía que había perdido mi embarazo. Por supuesto no había empezado mi vida sexual, ni mucho menos estaba embarazada, pero yo pensé que se trataba de eso. Mi prima rió y me explicó que la aparición de coágulos en el período es completamente normal.

Todes debemos exigir tener una educación sexual y reproductiva integral en todos los colegios. Es responsabilidad de los espacios educativos explicarnos cuáles situaciones son normales, y cuáles no, dentro de la menstruación, para que cosas tan normales como el sangrado no nos generen alerta o miedo.

Esther

Alfombra blanca… con rojo

Una amiga de la maestría estaba muy entusada y nos contó su historia en una reunión que hicimos en mi casa a varios amigos y a mi. Nos sentamos todos en una alfombra blanca. Mi amiga se puso super mal, lloraba y temblaba. Cómo sería su nivel de impacto que le bajó la menstruación, justo en ese momento. En el momento en el que se paró, la alfombra blanca estaba manchada, se puso super mal, pidió perdón y se sintió muy apenada. Todos le dijimos que tranquila, que eso es normal y suele pasar. Ella se limpió, la alfombra se limpió, y al día siguiente ella seguía escribiéndome por teléfono que la perdonara. Hasta me mandó un kit de limpieza con líquido para limpiar la alfombra y me dijo que si quería me enviaba a alguien que lavara la alfombra. Pobrecita. 

Las cosas se pueden lavar y reemplazar y es normal que la menstruación a veces llegue antes de lo esperado. No debemos sentirnos culpables por mancharnos y dejar manchas, porque a cualquiera le puede pasar, y es importante que respondamos a esas situaciones con solidaridad y empatía.

Isabella

Y las alitas, ¿son para volar? 

Cuando me llegó por primera vez estaba en un paseo del colegio y cuando fui a la tienda tuve que preguntarle a la señora que atendía cómo se ponía una toalla. Ella me explicó, me habló de “las alitas” de las toallas y me dejó de una pieza. Tuvo que abrir la toalla para mostrarme todo el asunto.

Siempre agradeceremos a las personas que nos comparten su conocimiento en los momentos que más lo necesitamos y no debemos sentirnos avergonzadas por tener dudas y cosas por aprender. El uso de los métodos de gestión menstrual no siempre es intuitivo y ayudar a quienes tienen preguntas sobre cómo usarlos es un acto de sororidad. 

Laura

Aguinaldos cotidianos

Cuando me llegó por primera vez, fue en diciembre, toda mi familia se enteró. De navidad, en modo de broma, mis tías en el destape de regalos me dieron DELANTE DE TODOS, unas toallas empaquetadas así como si fuera el máximo regalo. Me dio muchísima pena, estaba muy pequeña y no quería que nadie se enterara. 

Si tuviéramos normalizado el proceso de menstruar, y no fuera considerado un proceso vergonzoso, no nos daría pena que nos regalaran productos para la gestión menstrual. Sin embargo es importante entender que la menstruación es una experiencia personal, y que no todas la vivimos de la misma manera, y debemos ser respetuosas de la privacidad de las demás. 

María

Humillación y vergüenza 

Una vez me llegó en medio de una tarde de películas con mis amigos y mis 

calzones quedaron manchados, así que fui a cambiarme. Yo tenía muchísimo afán por seguir viendo la película y por error dejé los calzones en el baño tirados. Mi tía los vio y me humilló delante de mis amigos diciendo que era una cochina. Sentí mucha vergüenza. 

Nadie debería sentirse sucio por menstruar y nadie debería sentir asco de la menstruación. Humillar jamás será una opción pedagógica, especialmente tratándose de un proceso natural del cuerpo.

Silvana

Pillada… 

Estaba teniendo relaciones con mi novio en la sala, era muy joven, y mi tía estaba en la otra habitación. El caso es que se me descuadró la toalla higiénica,  manché todo el mueble y mi tía se terminó dando cuenta de todo lo que pasó. Mi tía me dio un regaño horrible y me dijo que era muy mal visto que una mujer tuviera relaciones durante su período.

Tener relaciones sexuales durante el período es completamente normal y hacerlo, o no, debería ser nuestra decisión y de nadie más. Es importante que hablemos sobre el placer y sobre la sexualidad y que superemos la creencia de que la regla, o el sexo, son temas de los que nos debemos avergonzar.  

Las invitamos entonces a que compartan sus historias con el hashtag #DestrágameTierra para que sepamos que no estamos solas y que la menstruación es un proceso normal que no debería avergonzarnos.  

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