‼️ Nota aclaratoria: El Movimiento Scout de Colombia se divide en dos grandes asociaciones: Asociación Scout de Colombia y Asociación Colombiana de Escultismo (ACE). La implicada en el presente reportaje es la ACE, que inició en julio de 1990.
*: Los testimonios presentados en este reportaje son resultado de entrevistas directas. Estos documentos están protegidos por el secreto profesional y han sido editados con criterio periodístico para garantizar su legibilidad. Los nombres de las personas que ofrecieron su relato fueron cambiados para respetar su privacidad y evitar represalias en su contra. Sus identidades están protegidas por el artículo 74 de la Constitución colombiana.
“Para poder estar conmigo y compartir tiempo conmigo, tienes que hacer sacrificios”, son las palabras con las que Victoria, a seis años de haber salido del grupo de scouts de Itagüí, recuerda a Arturo Cardozo, músico y jefe de tropa que, tras presuntamente ejercer violencia psicológica y sexual, “dejó una herida que acompañará el resto de las vidas” de cuatro mujeres que hoy deciden denunciar públicamente a su agresor.
De acuerdo con World Scouting, la finalidad del Movimiento Scout es que infancias y adolescencias integren a su vida valores como la libertad, la justicia, la solidaridad, el compañerismo y el trabajo en equipo. Actualmente hay más de 36.5 millones de scouts, en 163 países del mundo, según la Organización Mundial del Movimiento Scout (OMMS). Aunque se presume que estos grupos existen para contribuir de manera positiva a la formación de las y los jóvenes, en los últimos años se han denunciado múltiples casos de violencia física, psicológica y sexual.
A mediados de febrero de 2020, los Boy Scouts de Estados Unidos (BSA, por sus siglas en inglés) se declararon en bancarrota luego de recibir más de 84.000 denuncias por abusos contra menores. Para noviembre de ese mismo año, El País informó que un estimado de 92.700 exboy scouts de Estados Unidos fueron víctimas de exposición a pornografía, caricias no consentidas, sexo anal y oral forzado.
También en 2020, nacieron colectivas feministas como Clan Violeta para visibilizar y problematizar la violencia de género en el Movimiento Scout mexicano. En la manifestación frente a la Asociación de Scouts de México (ASMAC), el 18 de septiembre, se dieron a conocer 120 testimonios y para finales de mes Clan Violeta contaba con al menos 155 denuncias por acoso sexual, abuso sexual, violación, coacción sexual, violencia digital (exhibición de fotografías en redes sociales), violencia física, hostigamiento, discriminación por orientación sexual, forzamiento a ingerir alcohol e, incluso, amenazas de secuestro.
A las denuncias contra el Movimiento Scout se sumó España, que informó que las organizaciones scouts abrirían un buzón de denuncias para las víctimas de pederastia. Y luego también se sumó Colombia, cuando en julio de 2021 autoridades de Antioquia capturaron a un líder de scouts que presuntamente abusó sexualmente de tres niñas de 11, 13 y 14 años de edad.
Dos años después, en 2023, cuatro ex-scouts de Itagüí* se acercaron a Volcánicas para denunciar la violencia psicológica, sexual y económica que presuntamente vivieron por parte de Arturo Cardozo, voz y guitarra en la banda Asuntos Pendientes y líder scout. En sus testimonios, las extroperas comentaron que la estructura jerárquica, militar y religiosa del Movimiento Scout provocan que las violencias se normalicen. Sobre el funcionamiento del grupo scout de Itagüí, Victoria, una de las denunciantes explica:
“El grupo se divide en ramas. Las ramas van por edades y cada una tiene un jefe. Están los cachorros, que son los más chiquiticos. Está la manada y luego está la tropa. Es ahí donde entramos la mayoría de nosotras. Luego está el clan. Las patrullas son pequeños grupos exclusivamente de hombres o mujeres que se nombran por animales. Las patrullas tienen una mística y cada patrulla tiene un o una guía. Luego pasábamos a algo que se llamaba la Patrulla Mayor, que es cuando te daban responsabilidades familiares o te encargabas de la logística para los campamentos”.
Arturo Cardozo: el líder, el sabio, el presunto violentador
Victoria, Celeste, Sara y Lucía* se unieron al Movimiento Scout de Itagüí y conocieron a Arturo Cardozo, jefe de tropa 14 del Grupo Scout 14 Cacique Bitagüí, cuando tenían entre 13 y 17 años. Algunas lo hicieron porque era una tradición familiar. “Mi tío era jefe del grupo en el que estábamos nosotras”, dice Victoria al recordar cómo ella y su prima Celeste encontraron en los scouts una oportunidad para explorar su identidad como adolescentes y, al mismo tiempo, desarrollar habilidades que siempre habían sido de su agrado.
Celeste cuenta que “estuvo en la música desde que era muy chiquita” y cuando conoció a Arturo él la invitaba a su casa a tocar la guitarra. “Él tiene el don de enseñar y como que a través de eso, capta la atención de los demás”, profundiza Sara, quien fue pareja de Arturo casi una década; se conocieron cuando ella tenía 13 años y él 17.
Para Lucía, la música también fue la razón por la que se interesó en el Movimiento Scout. “Tiene su propia banda y es publicista, [entonces] se le admiraba”, comenta. “[Arturo] nos empezó a animar a que hiciéramos una banda con nuestros amigos en donde todos tuviéramos la oportunidad de aprender a tocar algún instrumento”, agrega Victoria.
Además de la música, las exscouts coinciden en que las palabras que describen su relación con Arturo Cardozo son: poder, control, miedo y manipulación. En sus testimonios, relatan que a Arturo se le veía como “el líder, el sabio y el Dios omnipotente”. Desde la perspectiva de Lucía, el músico se valía de su “don para caer bien y hablar” y luego lo reforzaba al, como señala Victoria: “adoptar una figura paternalista”.
Según las denunciantes, una vez que lograba acercarse a las y los jóvenes, ganar su confianza y hacerles creer parte de algo importante, Arturo se sentía con la libertad de mandar en la vida personal de las y los scouts.
En casos como el de Lucía la violencia comenzó con “cosas chiquitas” como criticar la música que escuchaban o los estilos que exploraban. Lucía tiene muy presente una ocasión en la que se tiñó el pelo. “Cualquier cosa que una hacía, se le tenía que preguntar. Me hice un cambio en el tinte sin decirle. Se enojó y me dijo que no había nada más feo que una mujer falsa o con tintura [en el cabello]. Se ponía en modo fiera”, narra.
Situaciones como esta escalaron a reclamos cuando no le contestaban el celular, a obligarlas a ir a su casa a altas horas de la noche o a exigirles dejar de ver a sus amigas o faltar al colegio. El modus operandi de Cardozo también consistía en vincularse con ellas sexoafectivamente.
Según cuenta Victoria, la concepción que ellas tenían de él, un hombre “talentoso y que entró a los scouts desde chiquito”, fue la que las hizo sentir honradas de que él las viera como algo más. “[Arturo] siempre operó así: haciéndonos creer que tenía mucho para ofrecernos. Me preguntaba a mí misma: ¿Cómo es que alguien tan inteligente y tan impresionante podía fijarse en mí?”, expresa.
Pero la figura casi canonizada de Cardozo no sólo se construyó a partir de sus logros en los scouts o su trayectoria en la música. Sus denunciantes comentan que él y su hermana, —“una cómplice en toda esta situación”, subrayan— también presumían que no había chica que no se enamorara de él. Después de que Arturo y Celeste “casi se dan un beso, él le escribió un mensaje para decirle que tenía una amistad especial con varias personas”.
Celeste precisa que en ese momento él sólo le preguntó “si quería entrar a un círculo en el que había otras cuatro personas”. Una explicación similar le dio Arturo a Victoria cuando ella le expresó sus sentimientos. “Él me dijo que quería que estuviéramos juntos, pero que yo tenía que entender que él no podía estar ni amar a una sola persona. Pero, a diferencia de Celeste o Lucía, nunca me dijo con cuántas personas estaba”, menciona.
Sara añade que, pese a estar juntos casi 10 años, su relación nunca fue pública; únicamente era del conocimiento de la familia de él. “Nunca nos tomamos de la mano ni nos dimos un beso en público. Nosotros no nos vimos como novios. Él era muy tajante y siempre decía: ‘no quiero que vayan a demeritar tu progreso como scout porque eres mi pareja’”, ahonda.
Violencia psicológica, así denuncian lo que ellas vivieron
Victoria salió de los scouts en 2018, siete años después de unirse al grupo y cinco después de que comenzaron los presuntos abusos por parte de Arturo. Recuerda que aunque “estaba perdidamente enamorada de él”, el miedo siempre fue una constante y que conforme pasó el tiempo, la violencia aumentó. Al principio, Arturo fue muy claro en que “para poder estar con él, ella tenía que hacer sacrificios”.
Según Victoria, Arturo se creía dueño de su vida. En conversación con Volcánicas, la denunciante cuenta que, incluso, se sintió con el derecho de decirle qué estudiar. “Cuando yo estaba eligiendo carrera, él no quería que metiera filosofía. Me decía que me fuera a algo más práctico”. Este periodo “fue en el que empezaron a tener más desacuerdos”, pues ya no podía estar a su disponibilidad ni inventar cosas para faltar a clases. En ese entonces Victoria también se unió a un comité editorial, lo que enfadó a Arturo.
Episodios de este tipo se sumaron a la situación de manipulación y de dependencia emocional por la que atravesó. “Era imposible decirle que no porque sabíamos que las consecuencias iban a ser horribles. Siempre encontraba la manera de castigarnos, ya fuera con su silencio o su ausencia. Cuando yo empecé a querer salir de los scouts, en 2017, él decía que me iba a dejar sin amigos y se iba a encargar de que todo mundo me odiara y nadie me volviera a hablar”, denuncia Victoria.
Para Celeste, las palabras de su prima son más que conocidas, pues “en cuatro años lo amoroso resultó siendo un control horrible”. Igual que a Victoria, Arturo le exigía toda su atención y le impedía concentrarse en sus estudios u otras actividades. Desde su experiencia, las peleas eran lo más desgastante de la relación.
“A veces perdía más de dos días discutiendo con él. Yo no podía dormir ni comer. No me dejaba descansar. Era tanta la presión que una vez hasta pensé en desaparecer. No le respondía por Messenger y me escribía por WhatsApp; me llamaba por teléfono y si no le contestaba me llamaba al número de mi casa”, relata.
El caso de Celeste exhibe que el modus operandi de Arturo Cardozo también consistía en aislarlas. Primero era entre ellas. “Éramos amigas, pero él creaba tensiones y celos [porque] entrábamos a esas dinámicas de [competir] para ser su favorita o a la que le prestara más atención”, precisa Lucía. Y luego con su familia.
Cuando Victoria logró salir de los scouts, quiso acercarse a Celeste para que terminara las cosas con Arturo, pero le fue muy difícil. “Yo creo que en esos momentos, Celeste pensaba que la juzgábamos. Él nos hizo conflictuar con nuestras familias. Hizo que odiáramos profundamente a nuestras mamás y a nuestros papás”, dice Victoria.
La mamá de Celeste, Salomé, empezó a notar cambios en su hija cuando tenía 16 años, cuando llevaba ya dos años de haber entrado a los scouts. Le parecía muy poco pertinente que Celeste y Victoria pasaran tanto tiempo con Arturo, trabajándole sin paga en “una taberna”. Cuando le expresó su preocupación a Celeste, la joven le dijo que esa podría ser una oportunidad para continuar con su preparación en la música. “Yo sentía que Celeste estaba siendo utilizada por este tipo, pero no me imaginaba que hubiera una relación [sentimental]”, explica Salomé.
Cuando Celeste cumplió los 18 años, su mamá encontró unas conversaciones de WhatsApp en las que Arturo le prohibía ver a uno de sus amigos. Al enterarse de esto, convocó a una reunión con el comité de padres y madres de familia de los scouts y citaron a Arturo, quien, entre lágrimas, negó tener un vínculo con Celeste. Al final, desde los scouts no se tomaron medidas, según contó Salomé a Volcánicas.
Presunto violentador sexual
Las denuncias contra Arturo Cardozo no sólo han sido por afectaciones psicológicas. El jefe de tropa también es señalado por presunta violencia sexual. En su testimonio, Victoria subraya que en la casa de Arturo siempre había gente. “No siempre [eran] chicas; a veces era alguien de la banda o jefes de los scouts. [Pero] casi siempre éramos mujeres. A veces éramos varias personas a la vez, grupos grandes y otras nosotras solas con él”.
En 2013, Arturo citó sólo a Victoria, de 16 años, y ella relata que presuntamente la agredió sexualmente. “Fue la primera vez que me tocó sin consentimiento”, enfatiza. Según la denunciante, esta agresión se repitió y ya no sólo en su casa. Presuntamente, Arturo la tocaba de forma indebida cuando estaban en las carpas, en los campamentos de los scouts. Otros de los episodios que cuenta Victoria son cuando el músico la obligaba a comprar condones y a pagar el motel, aunque fuera llevada ahí contra su voluntad.
“Estaba descubriendo mi sexualidad y lo que me gustaba, pero lo que vine a entender mucho tiempo después fue que la mayoría de cosas que ocurrieron en esos encuentros sexuales estaban mediadas por el miedo y la manipulación (…) De manera repetitiva, Arturo me tocaba y obligaba a tocarlo contra mi voluntad en las carpas en donde dormíamos en los campamentos, me desnudaba y dejaba expuesta en situaciones incómodas, porque otras personas estaban en la misma carpa. A inicios de 2018 pactamos encontrarnos en el local donde tenía su bar, FOCKS, me dijo que me hiciera en una posición específica para hacerle sexo oral, y eyaculó en mi boca sin mi consentimiento. Inmediatamente después me dijo que me lo tragara. Muerta de miedo y muy confundida, lo hice. Tuve náuseas muchos meses después de ese episodio”, relata Victoria.
Victoria no fue la única que reportó a Volcánicas la presunta violencia sexual de Cardozo. En 2016, Lucía, de 14 años, Arturo y otro compañero de los scouts viajaron a Bogotá para un show del grupo humorístico-musical Les Luthiers; se quedaron en la casa de una amiga. A mitad de la noche, mientras dormía, Lucía cuenta que sintió que Arturo, de 25 años, “le metió la mano debajo del pijama y la manoseó sin que hubiera algo consensuado”. Según Lucía, la mañana siguiente, el líder de tropa le pidió que no le dijera a nadie.
Lucía se acercó a su hermana, Marcia, que también estaba en el Movimiento Scout. Cuando le contó lo que Arturo le había hecho, Marcia le dijo que “a ella le pasaba lo mismo”. Cuando Lucía le pidió a Arturo hablar y le dijo que se había sentido incómoda, él le respondió que “no se arrepentía y que si lo había hecho es porque quería y sentía cierta atracción”.
A los 16 años, cuenta que otra vez durante un viaje a Bogotá, Lucía ya no sólo recibió tocamientos no consentidos; según Lucía, en esa ocasión Arturo también la obligó a hacerle sexo oral. Hechos como este se repitieron entre 2016 y 2021, de acuerdo con el testimonio de Lucía. “Me dijo que en algún momento él y yo íbamos a tener sexo. Yo pienso que él estaba esperando a que yo fuera mayor de edad”, agrega.
Para Celeste, la presunta violencia sexual estuvo ligada a la violencia psicológica desde un principio. Según cuenta, en 2017, Arturo la manipuló para que accediera a ir a un motel y tener relaciones sexuales con él. Además, nunca respetó su decisión de no querer hacer tríos o cuando le decía que no se sentía cómoda enviándole fotos íntimas. “Uno de los traumas más grandes [fue] su obsesión por hacer tríos. Él siempre romantizaba eso; me lo intentaba vender como algo super lindo. Yo le dije en todos los idiomas posibles que no quería hacerlo”, enfatiza Celeste.
Sin embargo, Arturo encontraba la forma de hacer que esto sucediera. Según recuerda Celeste, una estrategia frecuente era que la invitaba a comer helado “y ya luego miraban qué pasaba”.
Sobre los episodios en los que vieron vulneradas su intimidad y sexualidad Victoria enfatizó que le es complicado ofrecer una reconstrucción totalmente exacta de lo sucedido, pero sabe que estos estuvieron marcados por violencias.
“No logro recordar cómo llegamos al primer momento en el que él me pidió fotos desnuda. Lo cierto es que esto se convirtió en la normalidad. Lo que sí tengo claro es que Arturo me desvistió y tocó y yo simplemente me quedé como piedra. Eso pasó sin antes haber tenido ninguna clase de acercamiento previo, ni siquiera un beso. Arturo evitaba los intercambios, más los de tipo romántico (…) En mi caso era la confusión de que quería estar con él, pero sin saber si me sentía cómoda (…) En el caso de Lucía, que ni siquiera tenía un gusto inicial o interés por él, creo que es aún más difícil”, explicó.
¿Hubo respuesta por parte del movimiento scout?
Respecto a las dinámicas internas de los scouts con relación a los señalamientos a Cardozo, Esteban*, en ese entonces jefe de tropa, recuerda que una de las troperas se acercó a él para decirle “que estaban circulando comentarios sobre algo que había pasado con Arturo”. Él escuchó y trató de investigar por su cuenta. No obstante, “era un tema muy hermético”. No encontraba con quién hablarlo.
Según relató a Volcánicas, la primera conversación que tuvo al respecto fue con la hermana de Arturo. “Fui a una reunión en la casa de la hermana de Arturo Cardozo; [ella] me llevó a un cuarto y me empezó a contar lo sucedido (…) Fue una conversación de horas. Empezó contándome sobre eventos aislados que le sucedieron a ella con uno de los jefes que en ese momento también había sido parte del grupo (…) [Luego me dijo que] Arturo tenía una relación con una de las chicas [y] la relación empezó a flaquear (…) Fue cuando [Arturo y la chica] empezaron a considerar involucrar a otras chicas en la relación y la abrieron con ciertos acuerdos”, dijo Estaban al precisar que cuando tuvo la plática con la hermana de Arturo, los señalamientos hacia él “llevaban muy poquito tiempo, cuestión de semanas”.
Anexo a las charlas que tuvo con la tropera y la hermana de Arturo, otro de los episodios que tiene presente Esteban fue una reunión virtual que hicieron las y los scouts durante la primera etapa de la pandemia, en 2020, en la que en el chat “hubo gente escribiendo cosas” sobre los sucesos en los que, según las denunciantes, está involucrado Arturo.
Según puntualizó Esteban, aunque las discusiones al respecto eran muy escasas y reservadas, el tema de las presuntas violencias del exjefe de tropa “era muy público”, al grado que la primera tropera que se acercó a él “se enteró por una niña que estaba en un grupo [scout] diferente”.
Tras las denuncias, Esteban buscó al jefe de tropa para que se tomaran medidas. Consideraba prioritaria la creación de una corte de honor, órgano jerárquico integrado por jefes de grupos y algunos padres de familia a través del que el movimiento scout soluciona situaciones delicadas. Sobre el proceso, Esteban apuntó que fue complicado desde la comunicación con el jefe de tropa, pues mostró una actitud “desentendida y desinteresada”.
Pese a la insistencia, la corte de honor no se consolidó. En diálogo con Volcánicas, Esteban también compartió que los señalamientos hacia Arturo Cardozo y el eventual distanciamiento de las denunciantes del movimiento scout provocaron que madres y padres de familia reclamaran medidas contra la violencia hacia las mujeres, pero a la fecha no ha habido una implementación. “Claramente, los scouts deben tener una entidad autónoma que regule estos temas”, acentuó.
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“Me dejó muchos traumas psicológicos que ahora repercuten en la forma en la que me relaciono con las personas y en las dificultades a las que me enfrento al momento de vivir mi sexualidad”, comparte Victoria a manera de reflexión tras recordar que cuando decidió salir de los scouts se enfrentó a los intentos de confrontación de Arturo y su familia.
Por otro lado, Celeste continúa en terapia; ella explica que está en el proceso de perdonarse y conocerse a sí misma, pues los cuatro años al lado de Arturo le dejaron como secuela un constante sentimiento de humillación y culpa. En la denuncia presentada ante la Fiscalía General de la Nación Victoria y Celeste también incluyeron las presuntas amenazas por parte de Cardozo. “Un día estábamos en un parque cerca a su casa y habíamos discutido. Allí entre conversaciones me dijo que si Victoria llegaba a dañarle todo lo que él había construido referente a su imagen, él la mataba. Por la forma en la que lo dijo, le creí. Me di cuenta que él sería capaz de hacer algo así y sentí miedo”, especificó Celeste.
Lucía ha lidiado con una situación similar y, a diferencia de sus compañeras, su proceso de sanación también ha consistido en hacerse a la idea de que la relación con su hermana Marcia se quebró. “Es algo que no ha vuelto (…) Yo con ella no me hablo más que para pedirle la contraseña de alguna cuenta streaming, pero de resto, nada”, lamenta.
“Es una herida que nos va a acompañar el resto de nuestras vidas”, asegura Victoria antes de explicar por qué ahora alzan la voz. “No es una venganza. Sentimos que él siguió con su vida”, dice Lucía en vísperas de que Arturo y su banda, Asuntos Pendientes, se presentaran en la edición 2024 del Día de Rock en Medellín.
Para las cuatro exscouts hablar sobre lo que vivieron también es una forma de exigir la medida de no repetición. “Además, es importante recordarnos que la culpa no era nuestra; nunca fue nuestra. y por eso es un tema de dignidad”, finaliza Celeste.
Créditos
Reporterías: Mariana Guerrero y An Flores
Edición y fact checking: María Fitzgerald
Buenos días, quiero agradecerles por hacer públicas estas denuncias.
Yo también fui parte de ese grupo scout, Arturo también fue mi jefe de patrulla y fui testigo de muchos abusos psicológicos y sexuales de Arturo Cardozo. No solo de él, su hermana Vanessa actualmente tiene una hija con un tropero con el que inició una relación cuando el era menor de edad(16) y ella ya estaba por cumplir 30 años. El mismo modus de Cardozo hombre, ocultar la relación, manipulación psicológica.
El otro hermano Cardozo, el menor, tiene referencias de haber golpeado a sus ex-parejas.
En fin, gracias por hacer visible este caso, la lista de victimas de Arturo es larga y espero esto motive a las demás chicas a contar su historia.
Que se haga justicia.
No queremos más federicos.
Éstas situaciones también son formas de matarnos.
Justicia justicia justicia.
Es realmente admirable ver cómo estas jóvenes valientes han decidido alzar la voz y compartir sus experiencias. Sin embargo, hay muchos más casos de estos que aún no se han investigado, o hablado. He estado tratando de visibilizar esta preocupante situación en las páginas scout, pero me da la impresión de que prefieren mirar hacia otro lado. En lugar de abrir el espacio para discutir temas serios y necesarios, como lo asqueroso, deleznable, amoral de situaciones similares a las que describieron las víctimas… así como otras situaciones similares a las que yo pondré el grito en el cielo. Parece que su interés se centra más en hacer ruido. Se enfocan en publicar y apoyar confesiones triviales de «me gusta B», dejando de lado las cuestiones más profundas que realmente necesitan ser abordadas.
Es realmente inaceptable que ser humano de 23, 24, 25 o 26 años esté intentando invitar a salir a una chica que apenas ha salido del colegio, o que NI SIQUIERA ha tenido esa experiencia. Y esta a su vez esté intentando salir con alguien que es mucho mayor, con una barba mal afeitada y con pretensiones de «sabiduría» y dominancia. Ese falso ego.
Es claro que la socialización y las dinámicas dentro de los scouts pueden ser positivas y enriquecedoras, pero estas personas son precisamente la razón por la que decidí distanciarme del movimiento. Hay tantos más que aún necesitan ser expuestos.
¿Qué hace un ex-scout asociado con el clan de Amanzi siendo un groomer, manipulador y acosador, falto de empatía, dirigiéndose hacia una joven que es muchísimo más pequeña que él?
Lo más preocupante es que otra persona, que es líder y cofundadora de un proyecto que se dice llamar «Tenemos que hablar», estaba al tanto de esta situación. Se presenta como una defensora de las mujeres y afirma haber sufrido acoso, pero cuando llega el momento de denunciar a quién fue su pareja, no parece encontrar el valor necesario. Solo dejó de hablar con él cuando surgió un tema que no estaba relacionado con el post, como si el hecho de que él sea un groomer no fuera razón suficiente para distanciarse de él.
Aunque prefiero permanecer en el anonimato por mi propia seguridad, siento que es crucial señalar la gravedad de lo que voy a decir: este primer individuo mencionado debería tener mucho cuidado con su celular. Si el Gaula de delitos cibernéticos lo revisa, podría meterse en serios problemas. Me repugna saber que he estado cerca de él en incontables ocasiones, sin tener idea de la oscuridad que oculta su comportamiento de un «solapado».
Además, hay otro individuo cuyo comportamiento también es muy cuestionable, ya que invita a salir a chicas que son significativamente más jóvenes que él. Y la gente parece ignorarlo. Este tipo, cuyo nombre comienza con N, se mueve entre los scouts, tanto así que se le permite tener contacto en la patrulla de «Leones». Otro más del grupo Amanzi.
Lo más triste de todo es que se creen parte de una comunidad unida, pero ante el más mínimo inconveniente, se vuelven cerrados y herméticos. ¡Pero cuando conviven con un groomer… nononono no!
¡Todo normal y no pasa na!
Que sepan que a pesar de no dar mi identidad, me repugnan estos 2 individuos.
Tengan algo de pantalones a contar la gravedad de su actuar.