
El 29 de junio, en Ciudad de México, colectivos LGBT+ convocaron a una contramarcha apartidista, anticapitalista, antiracista, anticolonial y antipatriarcal para denunciar el pinkwashing y genocidio de Israel contra Palestina.
Durante el recorrido, que partió del Metrobús “El Ángel” con destino a la Embajada de Israel, también se exigió un alto a los crímenes de odio contra las personas LGBT+ (especialmente contra mujeres trans y lesbianas), atención integral e inmediata a la población que vive con VIH, garantía del derecho al acceso a la salud para personas NB, neurodivergentes y con discapacidad y la tipificación del transfeminicidio como delito. CDMX no fue el único estado que convocó a una contramarcha; estas movilizaciones también se llevaron a cabo en Yucatán y Jalisco.
Las exigencias al Estado mexicano de no apoyar a Israel y de posicionarse contra el genocidio también formaron parte del pronunciamiento que la Marcha del Orgullo LGBT+ entregó a la jefa de gobierno electa, Clara Brugada. Otra de las demandas de la Marcha del Orgullo fue el acceso a la verdad y justicia de familias que buscan a personas desaparecidas LGBT+.
La complicidad de las autoridades mexicanas
Además del despliegue de cuerpos policiales el día de la movilización, el 1 de julio la Embajada de Israel en México incurrió en pinkwashing asegurando que Israel “es el único país de Medio Oriente” que respeta los derechos y las libertades de las personas LGBT+ y criminalizó a la contramarcha, enfocando la atención en “los daños a los inmuebles y perturbaciones a los vecinos” de la zona.
A la narrativa criminalizante se sumó el portal Enlace Judío, que publicó una entrevista con Einat Kranz, embajadora de Israel el México. Luego de hacer énfasis en ‘las agresiones’ a los cuerpos policiales, Kranz aseguró que Israel es “el único aliado” que tiene la comunidad LGBT+ en el Medio Oriente. “Es el único país (…) en donde tienen plenos derechos, en donde están protegidos por la ley y pueden vivir su vida de manera completamente libre [y] expresar su identidad de manera abierta”, compartió.
En la conversación, la directora de Enlace Judío, May Samra Cohen, dijo que en Gaza las personas LGBT+ son perseguidas, puntualización que fue secundada por Kranz. “En Gaza (…) no tienen derecho de vivir libremente de acuerdo a sus preferencias y su identidad y están amenazados por el islam, los musulmanes radicales y los terroristas de Hamás”, agregó. Para finalizar Kranz expresó que no podía entender por qué la comunidad LGBT+ estaba convirtiendo a Israel “un objetivo de su odio y crítica”.
En respuesta, el 2 de julio, los colectivos participantes denunciaron “el victimismo de la embajada sionista” y reiteraron la exigencia al Gobierno de romper relaciones diplomáticas con Israel y recordaron que la Contramarcha, así como movimientos como Jewish Voice For Peace, cuentan con el apoyo y la participación de personas judías “que condenan el genocidio, la ocupación y la explotación del judaísmo para justificar las atrocidades que el Estado de Israel ha cometido desde su fundación”. En el comunicado también se subrayó que “las acciones directas y de protesta social que hagan los movimientos anticoloniales por la liberación de Palestina son legítimas”.
CON GENOCIDIO NO HAY ORGULLO.