Este viernes 24 de marzo Yellowjackets regresó con su segunda temporada, una de las mejores series que nos dejó el 2021 y que aborda una historia de misterio sobre amistad femenina, supervivencia y trauma. Estoy segura de que, si no la han visto, con todo lo que les voy a contar (no haré muchos spoilers, al menos no de cosas importantes que dañen la serie) quedarán convencidas de que sí vale la pena dedicarle 10 horas a Yellowjackets y saldrán corriendo a verla completa en Paramount+.
¿Cómo podría describirles esta serie? Cuando me han preguntado, he dicho que parece una mezcla de Lost, El señor de las moscas, Viven, Heathers, Daria, Raw, Jennifer’s Body y Jóvenes brujas. Esta historia empieza en 1996, cuando un equipo de fútbol colegial de chicas adolescentes va en camino hacia un campeonato nacional, pero su avión se estrella en un bosque que queda en medio de la nada.
En el primer episodio, dirigido maravillosamente por Karyn Kusama, una de las mejores directoras de terror del momento, sabemos que en algún punto de los 19 meses en los que estuvieron perdidas, empezaron a hacer unos rituales raros que quizás involucraron algo de canibalismo. Y además de esa línea temporal en los noventa, también vemos a cuatro de las sobrevivientes del accidente en 2021. Estas cuatro mujeres además de tener que lidiar con sus deprimentes vidas cotidianas, tienen que resolver un chantaje y un misterio conectado con el pasado. ¿Misterio, un poco de terror, quizás algo de elementos sobrenaturales, drama adolescente noventero y una pizca de humor? La combinación perfecta, si me lo preguntan.
Pero una gran premisa no sería nada sin buenas actrices para darle vida. Y para convencernos de que estos personajes nos deberían importar, el reparto tenía que ser bueno y en este departamento la serie saca cinco estrellas. Especialmente con el casting de las actrices que interpretan a las sobrevivientes adultas. Acá encontramos actrices que se volvieron famosas en los 90s, como Juliette Lewis (Natural Born Killers, Cape Fear), Christina Ricci (The Addams Family, Casper) y Melanie Lynskey (Heavenly Creatures, Two and a Half Men). Junto a ellas está Tawny Cypress, que empezó su carrera en la televisión a finales de los 90, y quien logra estar a la altura de sus tres coestrellas.
Después de la primera temporada, la serie estuvo nominada en muchos premios, Melanie Lynskey (quien interpreta a Shauna), ganó el premio a Mejor actriz de drama en los Critic’s Choice Awards y estuvo nominada con Christina Ricci (Misty en la serie) en los premios Emmy.
Además de estas icónicas actrices, está el elenco de las actrices jóvenes, que no se quedan atrás en talento y le dan frescura a arquetipos que hemos visto muchas veces en películas y series adolescentes como “la queen bee”, “la tímida”, “la fuerte” o “la rarita”. Ella Purnell, Sophie Nélisse, Sophie Thatcher, Samantha Hanratty, Jasmin Savoy Brown, Liv Hewson y Courtney Eaton me dejaron con la boca abierta.
A todas les creí que, en efecto, eran las versiones jóvenes de las adultas que veíamos en el presente, y sus maneras de reaccionar ante algo tan traumático como estar varadas en medio de la nada sin tener cómo sobrevivir y sin el prospecto de que las vayan a rescatar. Cada una de estas chicas y mujeres, así nos hagan reír, llorar, asustar o decir “¿qué le pasa a esta vieja?”, atrapa. Shauna, Jackie, Misty, Nat, Lottie, Van y Taissa son personajes memorables, identificables y con los que es fácil comprometerse emocionalmente.
Hace poco repetí la primera temporada como parte del Serie Club de mi Patreon, y no podía dejar de pensar que si esta serie se hubiera estrenado en los 90 o a principios de los años 2000, seguramente el equipo de fútbol habría sido mixto, o los productores de la cadena habrían encontrado la forma de meter más manes en el elenco. Afortunadamente, estamos en el año 2023 y las audiencias hemos probado una y otra vez que sí nos interesa ver historias protagonizadas por mujeres, especialmente si son mujeres imperfectas, mujeres que la cagan, que quizás no siempre hacen lo correcto, así eso a veces nos haga odiarlas. Me emociono mucho cuando veo una serie que se arriesga a tener protagonistas que están escritas de tal forma que es difícil que te caigan bien y justificar sus decisiones.
Uno de los puntos en los que siento que la serie reta más esas simpatías de nosotras como espectadoras es cuando habla de amistad y conflictos de la adolescencia. En una entrevista con el portal The Ringer, la actriz Jasmin Savoy Brown dice que Yellowjackets abraza todos los lados de la feminidad: “no sólo el lado positivo de lo que significa ser mujer, sino más bien el salvajismo, las cosas feas, las traiciones –cosas que tenemos que ver más porque son fieles a la experiencia femenina, especialmente cuando estás en la secundaria. Y también cuando tienes 40”.
No creo que sea casualidad que las actrices que hacen los papeles de sobrevivientes adultas se hayan dado a conocer con películas que no son sobre adolescencias limpiecitas y dulces, sino con películas como Heavenly Creatures, Natural Born Killers o The Addams Family. ¿Y quién no quiere ver relaciones entre mujeres, no solo de amistad sino románticas o de enemistad, que sean fieles a la realidad?
Al principio de este artículo les mencioné que el primer episodio fue dirigido por la directora Karyn Kusama. Ella es la responsable de una de mis películas de terror favoritas, Jennifer’s Body, ese clásico de culto que habla de bisexualidad y amistad entre mujeres, protagonizada por Megan Fox y Amanda Seyfried. Me pareció importante mencionarla, porque siento que al dirigir el primer episodio, Kusama no sólo les dio su sello a las tomas del culto en el bosque, sino porque además estableció visualmente una de las dinámicas más importantes de la serie: la amistad entre Jackie y Shauna.
La primera vez que vi la serie (y ahora que la repetí me pasó lo mismo), sentí una tensión lésbica entre estos dos personajes: Jackie y Shauna, la capitana del equipo y su mejor amiga. La popular y la tímida. La preppy y la grunge. Y podría pensar que es solo cosa mía, que siento tensión homoerótica entre todos los personajes de todas las historias que veo o leo, pero no. Cuando la serie estaba al aire, eso de si Shauna estaba realmente enamorada de Jackie fue un tema recurrente de discusión (miren, por ejemplo este hilo –que no tiene spoilers porque es solo sobre el primer episodio– que empieza con la frase: «every time Jackie and Shauna were gay or gay for each other»).
Yo no creo que sea casualidad que la directora de este episodio, que además dirigió el clásico de la bisexualidad que es Jennifer’s Body, haya decidido incluir escenas en las que Shauna mira a Jackie de una forma que se puede interpretar como deseo. Claro, después se puede interpretar como que sólo la estaba mirando con, ¿miedo? ¿celos? porque es una morronga que se le está comiendo al novio, pero creo que detrás de esas miradas hay más. Creo que así como en Jennifer’s Body, la amistad de Shauna y Jackie estaba atrevesada por distintos sentimientos.
No estoy diciendo que todas las malas amigas que se comen a los novios de sus amigas secretamente tengan un deseo lésbico reprimido, pero no sé, en el caso de Shauna y Jackie siento que hay muchas cosas enredadas. Muchos sentimientos pueden convivir al mismo tiempo: celos, envidia, amor, deseo, fastidio, rabia. Y eso me parece maravilloso de explorar. Porque aunque tenemos muchos ejemplos de series en los que la amistad femenina todo lo puede y estas son series necesarias (siempre necesitaremos volver a las de Sex and the City diciéndose que ellas son soulmates, o a Cristina Yang diciéndole a Meredith que ella es su person), también son necesarias las historias en las que la amistad femenina no lo puede todo, las historias en las que la amistad se rompe, se traiciona y se complica por emociones que a veces no todas queremos aceptar que sentimos.
Pero bueno, para no spoilearles mucho sobre esta relación y dejarles algo para cuando la vean, mejor hablemos ahora de la música. ¡La música! Ya les mencioné que una de las líneas de tiempo de la serie ocurre en 1996, así que no será una sorpresa saber que la banda sonora es gloriosamente noventera. Las canciones de PJ Harvey, Alanis Morissette, The Smashing Pumpkins, Liz Phair, Hole, Peaches, Portishead, Jane’s Addiction y The Offspring acompañan algunas de las escenas y seguro despertarán recuerdos entre la audiencia que vivió su adolescencia en esta década (y seguro activarán los Shazam de la audiencia más joven que quiere agregarlas a sus listas de reproducción). La buena noticia es que la banda sonora está completa en Spotify, así que cuando terminen la temporada, podrán darle play para transportarse en el tiempo.
¿Quién tendrá ese trabajo tan chévere de elegir la música de esta serie?, se preguntarán. La respuesta es Jen Malone, la misma supervisora musical encargada de Euphoria, otra serie con una banda sonora perfecta. Un punto más para esta serie que no tiene solo mujeres delante de las cámaras sino detrás de ellas. Para Malone, elegir la música de Yellowjackets fue fácil porque ella estuvo en el colegio en los 90, entonces solo tuvo que revisar sus casetes de esa época y proponer muchas de sus canciones favoritas. Y para la segunda temporada seguramente seguirá haciendo este excelente trabajo de elegir la canción perfecta para el momento indicado.
Por todas estas razones, Yellowjackets fue un fenómeno a finales de 2021 y principios de 2022. La audiencia de la serie fue creciendo semana tras semana hasta convertirse en una serie de esas que me hicieron pensar: “bueno, he visto que todo el mundo en mi Twitter habla de esto, tocará verla”. ¿Por qué ocurrió esto? Voy a decir algo que quizás sea controversial porque sé que muchas personas aman ver todos los episodios de una serie de corrido y se angustian cuando los estrenos son semanales, pero creo que la clave del éxito de Yellowjackets está en la manera en que se transmitió. Al lanzar un episodio por semana, la cadena Showtime permitió que ocurriera ese fenómeno que los gringos llaman “word of mouth”, que es cuando una persona le dice a otra que algo le gustó y esa otra persona la ve y le dice a otra y así y así, es decir, se empieza a regar la bola.
Quizás si hubiera sido lanzada de un golpe, con los 10 episodios de la temporada completos, se habría perdido en medio del océano infinito de series que se estrenan en esta época maravillosa en la que vivimos. En cambio, quienes la vimos semana tras semana (así la hayamos empezado cuando iba por la mitad, como yo), pudimos vivir la experiencia colectiva de hacer hipótesis, buscar en internet si alguien más tenía las mismas teorías y pasar horas echándole cabeza a qué pasaría en el siguiente episodio. Incluso cuando la repetí en el Serie Club de mi Patreon, la vimos semana a semana (de a dos episodios por semana, porque o si no, no habríamos alcanzado a quedar al día para el estreno de la segunda temporada).
Fue muy divertido ver cómo, aunque tenían la temporada completa disponible, muchas se aguantaron las ganas y esperaron, y cómo después de cada episodio sus cerebros crearon teorías sobre lo que podría estar pasando en la serie. Desde la primera temporada de True Detective no me divertía tanto teorizando con amigas y desconocidas en internet. ¿Y lo mejor? Que tendremos teorías para rato. La pareja creadora de Yellowjackets, Ashley Lyle y Bart Nickerson, anunciaron que tienen un plan de cuatro o cinco temporadas. Y si las reseñas que he leído sobre la segunda temporada, que se estrena este viernes, son ciertas, parece que regresará mejor que nunca.
Por lo que he visto en los tráilers y el material promocional de la nueva temporada, (y acá les advierto que sí haré unos spoilers, así que si no han visto la serie, pueden saltar al último párrafo) el asesinato de Adam será un problema para Shauna y Jeff, mientras que Nat deberá buscar cómo escapar de las garras de esas personas que la secuestraron (¿son parte del culto del bosque? ¿quiénes eran?) y, lo más importante, ¡veremos a Lottie y a Van adultas! Y en el 96, las adolescentes tendrán que enfrentarse a las duras condiciones del invierno, y espero que descubramos qué pasó con el bebé de Shauna (¿se lo habrán comido? ¿habrá sido el primer sacrificio?) y cómo empezó a evolucionar el culto que vimos en el primer episodio de la primera temporada (¿será que sí es Lottie la líder de los cachos? ¿será Taissa? ¿será que sí son caníbales o lo estamos asumiendo?).
La segunda temporada seguro nos responderá algunas de las preguntas que nos dejó la primera, y también nos dejará nuevos interrogantes abiertos. Eso es lo hermoso de una serie que tiene un plan de 4 o 5 temporadas.
Así que, ahí tienen mis razones. No quiero rogarles que la vean, pero… por favor, véanla. Yellowjackets es imperdible. Sé que algunas de ustedes estarán pensando: “pero yo ya alguna vez me emocioné por series como Lost o True Detective solo para que después me rompieran el corazón”. Las escucho y las entiendo. Pero espero que sus lastimados corazones no les impidan darle la oportunidad a una nueva serie que promete mucho.
Les imploro que no olviden lo emocionante que es lanzarse a las teorías y perderse en discusiones de internet sobre si la identidad real de cierto personaje, o sobre quién está detrás de un complot, o sobre si realmente la líder malvada es quien pensamos o es otra. ¿Podría Yellowjackets rompernos el corazón y dentro de cinco años decepcionarnos? Quizás. No les negaré que esa es una posibilidad. Pero mi optimista corazón prefiere tener esperanza y disfrutar el presente. Por ahora, saboreemos el misterio.