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“Ánimo que ustedes sí pueden” fueron las últimas palabras que Catalina Gutiérrez dejó escritas para sus compañeros. Desde entonces, cientos de ellos han contado en X, TikTok e Instagram sus propias historias de maltrato y abuso. Humillaciones, descalificaciones, burlas, exigencias injustificadas, manoseos, besos forzados y violaciones, además de otros suicidios, son algunos de los testimonios que se han volcado por estos medios y que han evidenciado la realidad de las y los residentes de medicina en Colombia.
Desde entonces, el caso ha escalado a distintas instancias. El presidente Gustavo Petro aseguró durante un discurso que el sistema de educación es “un sistema que ya no reconoce el derecho del ser humano”. La revista CAMBIO aseguró que la Fiscalía abriría una mesa de trabajo para investigar la sistematicidad del abuso en la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana. A través de un comunicado, la misma universidad lamentó el fallecimiento de la doctora, reconoció que la formación del personal médico era retadora y dijo que escucharía y revisaría “todo lo que la comunidad pueda aportar y sugerir para seguir implementando todas las medidas que correspondan como Facultad y como Universidad”.
Pese a esto, el director de la Facultad de Medicina de la Javeriana, Carlos Gómez, dijo en una entrevista con Blu Radio que aunque sí tienen una carga de trabajo elevada la nueva ley de residentes había reducido la labor de 88 horas a la semana a 66. Al ser cuestionado, el director señaló que aún no se cumplen las condiciones acordadas en esta ley, que han considerado aumentar los años de residencia y que el país debe encaminarse a las condiciones que se tienen en otros países, entre ellas, que los residentes no deben pagar por cursar su especialidad.
Sin embargo, las mismas denuncias en redes sociales demostraron que este tema está lejos de ser nuevo. De hecho, desde hace décadas, las alertas por la salud mental del personal de salud vienen en aumento: de acuerdo con varios análisis, uno de ellos publicado en The Lancet, dependiendo de la región del mundo y la especialidad, el personal de salud tiene un riesgo duplicado o cuadruplicado, con respecto al resto de la población, de recurrir al suicidio. En el caso de las mujeres, ese mismo factor de riesgo aumenta un 7.5% adicional.
¿Qué pasa con la salud mental del personal de salud?
Según el estudio, desde la pandemia por COVID-19, el personal de salud se convirtió en uno de los principales focos de preocupación por las secuelas emocionales y la consolidación de nuevos cuadros depresivos, ansiosos, burnout y de estrés postraumático (PTSD).
A esto se suma el importante incremento en riesgos a recurrir al suicidio. Este desenlace suele alimentarse por diversos factores, entre ellos la dureza del entorno durante la formación, la falta de cercanía con los entornos familiares y de cuidado, las jornadas que exceden los límites de tiempo, el desgaste emocional frente al sufrimiento humano y las malas condiciones laborales y de remuneración. Todo esto puede llevar al desarrollo, o afianzamiento de cuadros de salud mental mayores que decantan en una respuesta suicida.
Otro estudio publicado en Wiley, una biblioteca de ensayos y estudios médicos, detectó que mientras el riesgo de suicidio de una persona que no pertenece al sector de la salud es de 14.5 por cada 100 mil habitantes, en el caso del personal de salud asciende a entre un 28 a 40 por cada 100 mil habitantes. Esto ha llevado a que en países como Estados Unidos cada año se registren entre 300 y 400 suicidios en médicxs.
Un tercer estudio, publicado por la revista médica JAMA Network, se enfocó específicamente en estudiantes de medicina: allí consiguieron demostrar que a medida que avanza la carrera, la gravedad del cuadro depresivo aumenta, al tiempo que las ideaciones suicidas. Detectaron que al menos un 27.2% de lxs estudiantes tenían cuadros depresivos severos, un 11.1% tenía ideaciones suicidas y, del total de ellxs, sólo un 15.7% acudían a buscar acompañamiento psicológico o psiquiátrico.
Es necesario enmarcar estas cifras en otra realidad: en la actualidad, el principal motivo de muerte de las personas entre 12 y 29 años es el suicidio. De hecho, desde la pandemia, las ideaciones suicidas aumentaron un 32% entre las personas adolescentes y jóvenes a nivel global.
En Colombia, las cifras no terminan de ser claras por un importante subregistro. Sin embargo, la Procuraduría emitió una alerta a finales de 2023 pues, con respecto a 2022, la tasa aumentó un 15.73%: “El Viceprocurador explicó que situaciones como la violencia, la desigualdad y el conflicto armado han dejado cicatrices profundas en el tejido social y han afectado a millones de familias en su salud mental, situación que se hizo más compleja con la pandemia Covid- 19, poniendo en evidencia la importancia de la salud mental como nunca antes”, señalan.
Entre todo, estudiantes de la Universidad Javeriana organizaron una velatón para exigir respuestas y atención urgente, además de honrar la vida de la doctora Gutiérrez. Unidos, durante el homenaje, se negaron a mantener el silencio y, como escribieron en sus carteles: “Es una residencia, no una resistencia”.