
Edgar Orlando Gaitán Camacho es un falso chamán en Colombia. El tipo fue condenado por abusar sexualmente de varias mujeres mientras hacían rituales con yagé. Aprovechando su imagen de líder espiritual y médico ancestral, Gaitán utilizaba su autoridad para manipular a sus víctimas, que se encontraban en estados de vulnerabilidad física y psicológica tras consumir la planta sagrada para las comunidades indígenas. Durante las ceremonias, las mujeres eran sometidas a tocamientos y abusos bajo la justificación de un supuesto proceso de sanación.
Aunque inicialmente recibió una condena de 29 años, errores procesales y la interpretación judicial revictimizante sobre la incapacidad de resistencia de las víctimas llevaron a la reducción de su pena a 14 años.
La sentencia de segunda instancia del Tribunal Superior de Cundinamarca y Amazonas revisó la condena contra Edgar Orlando Gaitán Camacho por el delito de acceso carnal o acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir.
El fallo confirma parcialmente la decisión del Juzgado Promiscuo del Circuito de Guaduas, que había condenado a Gaitán por sus abusos. Sin embargo, en la revisión, el tribunal determina que no todas las víctimas se encontraban en un estado de incapacidad de resistir, y por eso decidieron absolver al acusado en algunos casos y, con eso, redujeron su condena.
La sentencia destaca que el acusado utilizó su posición de líder espiritual y su imagen de taita para generar confianza y manipular a las víctimas, pero considera que en ciertos casos la Fiscalía no probó de manera suficiente la incapacidad de resistencia de algunas denunciantes.
En el episodio más reciente de La Semanaria hablamos con siete de las nueve denunciantes de Gaitán, quienes nos contaron por qué esta decisión impacta sus vidas, una vez más, con revictimización. Además, hablamos con Nataly Macana, candidata a doctora de la Universidad de los Andes, quien analizó la nueva sentencia y con Carlos Fernando Guerrero, abogado penalista y representante de las víctimas de Gaitán, quienes nos explicaron por qué esta sentencia ignoró por completo las violencias basadas en género.
