Mientras los centros de eventos se llenaron en Cali con las actividades de la COP16 los pueblos indígenas y defensores del ambiente se están organizando para la anti-COP. Este año, la COP, que es la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica que se celebra cada dos años y en la que se reúnen distintas autoridades gubernamentales, empresariales y líderes ambientales a hablar sobre la conservación de la biodiversidad del planeta y establecer compromisos para su cuidado, se celebró en Colombia.
Cerca de 12 mil asistentes llegaron al país, más exactamente a Cali, donde se llenaron los hoteles y los moteles de toda la ciudad con las comisiones de los distintos países. Cali, en palabras del presidente Gustavo Petro, se convirtió en fiesta y celebración por la vida.
Se lograron acuerdos importantes. Por ejemplo, se aprobó el órgano subsidiario para pueblos indígenas y comunidades locales, lo que significa que tendrán la capacidad de tener una voz protagonista, además de empezar a negociar directamente con organizaciones internacionales, con gobiernos nacionales y recibir financiación, en todos los programas de protección de la biodiversidad.
Además, se consiguió afianzar un papel protagónico para las comunidades afrodescendientes y que así se reconozca también su importancia vital en la conservación de la biodiversidad y el medio ambiente. Pero también, llegaron voces que aunque valoran mucho este avance, saben que aún no es suficiente.
Distintos grupos indígenas, afro, líderes ambientales de todo el país llegaron a protestar: aseguraron que no se les estaba teniendo en cuenta dentro de las negociaciones y que Colombia sigue siendo un país mortal para quienes defienden el medio ambiente. La preocupación no es menor:
Colombia es el país más letal para ser líder ambiental. De acuerdo con el Informe sobre situación e violencia contra liderazgos ambientales en Colombia, el 40% de los casos globales de asesinatos son de líderes colombianos, entre 2018 y 2024. Un aterrador primer puesto.
Otra cosa clave que señala el informe es que los líderes ambientales enfrentan violencia homicida, amenazas, desplazamientos y secuestros como formas de silenciarlos debido a su oposición a intereses económicos y extractivos. Además, que las empresas, tanto nacionales como internacionales, son responsables de gran parte de la violencia contra defensores del medio ambiente, ya que los líderes se oponen a la explotación desproporcionada de recursos naturales (varias que, de hecho, estaban en la COP hablando de sus iniciativas ambientales).
Además, que los grupos armados ilegales usan la violencia para controlar territorios ricos en recursos naturales, afectando gravemente a los ecosistemas a través de minería ilegal y cultivos ilícitos. Esto ha llevado a incrementar gravemente los procesos de deforestación y contaminación en áreas que de hecho son protegidas. Pero, lo más grave de todo, es que el 66% de los casos de asesinatos a líderes ambientales en Colombia quedan en total impunidad.
En este nuevo episodio de La Semanaria hablamos con Cindy Solarte Macuna, lideresa del pueblo indígena Macuna, que hace parte del Mirití Paraná en el Amazonas colombiano, que nos contó cómo vivió ella, como lideresa indígena, la COP16. También con Francisco Daza, coordinador de la línea de paz y derechos territoriales de la Fundación Pares, quien nos contó más sobre las conclusiones a las que llegaron con el informe y la importancia del a protección de los liderazgos ambientales. Además, hablamos con Viviana González, abogada subdirectora del centro socio-jurídico SIEMBRA, una organización que acompaña a comunidades étnicas y campesinas para proteger sus territorios de conflictos socio-ambientales. Y con Mario Quintero, una de las personas que está liderando la conformación de la AntiCOP desde Oaxaca, en México.