April 10, 2025

La Semanaria: A la memoria de Sara Millerey. T2. E12.

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El transfeminicidio de Sara Millerey en Colombia no es un caso aislado: es el reflejo brutal de un sistema que sigue considerando las vidas trans como desechables.

El brutal asesinato de Sara Millerey González Borja, una mujer trans de 32 años conocida como “La Millerey”, ha puesto en evidencia la profunda transfobia que persiste en el país. El crimen ocurrió en Bello, Antioquia, donde Sara fue sometida a torturas que incluyeron fracturas en sus extremidades antes de ser arrojada a la quebrada La García, lo que le impidió escapar y finalmente le causó la muerte.

Pero esto por supuesto que no es aislado y es consecuencia de un cúmulo de violencias que pasan por las afirmaciones transfóbicas que terminan por normalizar la violencia contra esta población en Colombia y a nivel global. 

Recientemente, nuestra reportera Valeria Quiroga publicó un reportaje, acá en Volcánicas, en donde contaba que: En noviembre de 2024, la Defensoría del Pueblo expresó su preocupación por el aumento de hechos de violencia en contra de la población trans en Colombia, tras los 258 casos registrados de violencia por prejuicio contra mujeres y hombres trans y personas no binarias, lo que indicó un aumento del 29.6% comparando el mismo periodo de 2023, con 199 casos atendidos. 

La Fiscalía General de la Nación reportó en noviembre del año pasado que 26 personas trans fueron asesinadas durante los 11 meses de 2024, sin embargo sabemos que es un subregistro. Daniela Zambrano, abogada e investigadora de Caribe Afirmativo, organización colombiana que trabaja por los derechos de las personas LGBT+ a nivel nacional, afirma que: “es urgente que el sistema de información funcione correctamente. Hay sistemas débiles, incluso en el registro de asesinatos, que no permiten evidenciar la realidad de lo que está ocurriendo en términos de cifras. No hay datos reales y eso es preocupante. El Plan Nacional de Desarrollo también estableció un sistema de información y esa estrategia no se ha movido del todo”.

Las personas trans enfrentan una violencia sis temática que va mucho más allá de la violencia que termina con sus vidas. Comienza en la exclusión del sistema educativo, en el rechazo familiar, en la precarización del trabajo, y se consolida en el trato deshumanizante por parte de instituciones que deberían protegerlas. En el caso de Sara, incluso después de su muerte, la revictimización no se detuvo: medios de comunicación irrespetuosos y autoridades sin enfoque de género insisten en borrar su identidad, su historia y el contexto de su asesinato, que es un crimen de odio. Como lo hicieron, por ejemplo, funcionarios de la Alcaldía de Bello, cuando decidieron utilizar su nombre asignado al nacer y no referirse a ella respetando su identidad. 

Decidieron no respetar que se llamaba Sara y que era una mujer 

Según cifras de organizaciones como Colombia Diversa, la expectativa de vida de una mujer trans en el país es de apenas 35 años. En toda Latinoamérica, los datos no son mucho mejores. Brasil, México y Colombia encabezan la lista de países con más crímenes de odio contra personas trans, y aún así, los esfuerzos estatales para prevenir esta violencia son mínimos o inexistentes. La impunidad es la norma. La falta de justicia, parte del castigo estructural.

El clima político actual ha acarreado la normalización e incluso la justificación de la violencia contra las disidencias sexogenéricas y contra las mujeres. Y a esto es necesario sumar la espectacularización que se creó alrededor del caso de Sara, con personas que incluso llegaron a crear fotos estilo Studio Ghibli alrededor de su asesinato. Eso, sumado a los comentarios de odio, a la malgenerización, al aprovechamiento de su muerte por parte de personas que promueven el terfismo pero ahora quisieron lavarse las manos. 

Los comentarios transfóbicos, las políticas regresivas, la violencia estatal discursiva y material han llevado a que se cree el clima perfecto para seguir perpetrando estos actos de violencia desmedida. Y Colombia no es ajena a esa realidad de ninguna manera. De hecho, recientemente, el Secretario de Seguridad de Bello aseguró en entrevista con Blu Radio que nadie ayudó a Sara por miedo a que les dispararan pues, según él, fueron grupos de limpieza social los que la asesinaron. 

En el más reciente episodio de La Semanaria, hablamos con Emma y con Danne Aro Belmont, dos activistas por los derechos humanos, para intentar entender el panorama de extrema violencia en contra de las vidas trans. Además, asistimos a la velatón en honor de Sara, para recoger las voces que claman por justicia para ella y para las cientos de vidas trans que han sido arrebatadas por el odio.

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