Por El pasado 20 de marzo, mientras dictaba la conferencia “Genealogía del feminismo” en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Complutense de Madrid, Marcela Lagarde y de los Ríos, antropóloga y feminista histórica y transexcluyente mexicana, fue interrumpida por un grupo de personas con banderas trans y no binaries que expresaron su indignación por la presencia de la académica y su discurso transfóbico. Las consignas “Fuera terfas de la universidad” y “No hay feminismo sin las mujeres trans” fueron usadas en el breve acto de protesta.
Aunque Lagarde pudo terminar su conferencia, horas después, académicas españolas y mexicanas aseguraron que se había agredido, censurado y cancelado a la también investigadora. Como muestra de apoyo, en redes, circularon publicaciones con los hashtags #YoconMarcela y #YoSoyMarcelaLagarde y este 22 de marzo, la feminista y profesora de Derecho Aleida Hernández, , compartió en su cuenta de X un documento con las firmas de más de 265 universitarias de distintas partes del país en apoyo a Lagarde.
“Gracias a mujeres como ella es que estamos aquí, debatiendo entre nosotras, nosotros, nosotres qué queremos ser y que merecemos una vida en libertad y con derechos. Sin embargo, desde hace algunos años vemos con preocupación que se usen las universidades como espacios para el silenciamiento y la violencia a partir de la tergiversación y un profundo desconocimiento de las trayectorias, las victorias y las ideas de las mujeres”, dice el comunicado.
Exigir espacios libres de transfobia NO ES una “agresión”, “cancelación” o “censura”.
Indudablemente, Marcela Lagarde ha sido una figura clave para los feminismos. Fue una de las primeras académicas en usar el concepto de feminicidio y en incorporarlo a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007) en México y su trabajo fue fundamental para la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto al Caso González y Otras (Campo Algodonero).
No obstante, sus destacados aportes y longeva militancia en el movimiento feminista no la eximen de una mirada crítica y tampoco pueden ocuparse como una eterna justificación a su postura abiertamente transfóbica y anti-derechos del trabajo sexual. Si las feministas no podemos cuestionar a otras feministas o a las referentas, ¿entonces hacia dónde se está volcando nuestra lucha? ¿Qué tan sano puede ser tener figuras dogmáticas? ¡Nada!
Y es que Lagarde abiertamente se ha manifestado contra las identidades trans, abanderando el pánico moral del “borrado de las mujeres” en eventos como el Foro “Aclaraciones necesarias sobre las categorías sexo y género” en marzo de 2022, entrevistas, paneles y actos públicos que difunden y legitiman desde su lugar de poder discursos que deshumanizan a las personas trans presentándolas como un enemigo de los derechos de las “hembras humanas”.
En Volcánicas investigamos el origen del terfismo en América Latina y sus vínculos con movimientos esencialistas y fundamentalistas, grupos religiosos y partidos de derecha y señalamos también la manera peligrosa en que estos discursos se han legitimado desde la academia, en la voz de figuras reconocidas, respetadas e “incuestionables” como Marcela.
La cobertura mediática: otra cara de la transfobia
Por su parte, la cobertura de la noticia por parte de medios de comunicación hegemónicos también exhibió la complicidad transfóbica que existe en el tratamiento de la información, además de alimentar el oportunismo de hombres consagrados en el ámbito académico como Raúl Trejo Delarbre, señalado hace un par de años por normalizar el acoso, que aprovechó la oportunidad para solidarizarse con Lagarde, refiriéndose a les estudiantes como “intolerantes” y ‘fanáticos’.
Aunque la noticia tuvo cobertura mundial, la mayoría de las notas se centraron en obviar el lugar de poder de la académica y las denuncias legítimas de les estudiantes. Poco o nada se mencionó en estas notas sobre el derecho legítimo de las comunidades estudiantiles a exigir espacios académicos seguros y libres de discursos de odio. REITERAMOS: la académica pudo finalizar su conferencia y retirarse, absolutamente segura. Su integridad personal nunca corrió riesgo. Vale la pena que los medios de comunicación hagan un contraste y evalúen, sin negar los aportes de Marcela Lagarde al pensamiento feminista latinoamericano, la violencia y el peligro de su postura transexcluyente, misma que alimenta discursos de odio que sí ponen en riesgo la vida de personas trans.
Señalar la transfobia NO ES y NUNCA SERÁ equiparable a un acto de censura. La transfobia NO DEBE SER TOLERADA EN NINGÚN ESPACIO, MENOS EN LA ACADEMIA.
