Qatar realiza operativos de detención contra personas LGBTQ+ a través de varias aplicaciones de citas, entre ellas Grindr. Así lo confirmó Manuel Guerrero Aviña, mexicano-británico detenido por autoridades qataríes por ser gay. Este lunes 19 llegó a la Ciudad de México donde ofreció una conferencia de prensa para dar su primer testimonio tras recobrar su libertad.
Manuel, un administrador de 45 años, llegó a Doha tras ser contratado por Qatar Airways. A pesar de ser gay, en un país profundamente homofóbico, durante siete años llevó una vida tranquila. Esto cambió el pasado 4 de febrero, cuando fue detenido después de caer en una trampa tendida por la policía. A través de Grindr pensó haber conectado con otro hombre gay que lo invitó a una reunión con más personas LGBTQ+. Al bajar de su departamento, elementos policiacos interceptaron al mexicano. Manuel detalla que, además, le plantaron metanfetaminas para acelerar el proceso en su contra acusándolo de posesión de drogas.
Manuel fue víctima de un operativo anti-LGBTQ+. El mexicano relató que en el centro de detención donde fue llevado vio “un montón de policías haciendo trabajo encubierto en Grindr y otras aplicaciones, y te das cuenta que no eres el único, que hay un modus operandi, que así buscan a la gente”. Además, al ser arrestado, la policía también aprehendió a un hombre marroquí que había sufrido la misma trampa que él.
Manuel denunció que durante su proceso lo hicieron firmar documentos y asistir a audiencias en árabe, sin ayuda de traducción, ni asesoría legal. En prisión los abusos fueron constantes y sistemáticos. El centro de detención al que lo llevaron tenía condiciones insalubres, con una gran presencia de cucarachas. Los primeros siete días de arresto fue encerrado en una celda con una capacidad de 12 reos, pero que compartía con otras 40 personas. Ahí fue obligado a dormir en un colchón individual con cuatro hombres.
Cuando los policías supieron que Manuel era VIH positivo, sus condiciones empeoraron. Lo llevaron a una celda de castigo durante cuatro días. Lo mantuvieron aislado en un espacio vigilado las 24 horas del día, donde además no se apagaba la luz. También le limitaron la comida y agua. Manuel explicó que los guardias no querían darle “de comer ni beber porque tenían miedo de infectarse”. Fue hasta que un doctor confirmó que el VIH no podía contagiarse de esa manera que lo sacaron de la celda de aislamiento. Aún así, no le dieron sus medicamentos, poniendo en riesgo su vida. Manuel también sufrió tortura psicológica. Recibió amenazas de la policía de ser latigado si no entregaba una lista de otras personas LGBTQ+ que conocía en Qatar. El mexicano presenció cómo otros detenidos fueron agredidos.
Tras la presión mediática, tanto en Reino Unido como México, en marzo un tribunal permitió que enfrentara su proceso penal fuera de prisión. El 1 de agosto se ratificó su condena por posesión de drogas. Tuvo que pagar 10,000 riales (equivalente a unos 50 mil pesos mexicanos, 10 millones de pesos colombianos o 2,590 dólares estadounidenses) y fue expulsado del país. Manuel reitera que es inocente y que los cargos fueron fabricados después de ser víctima de un operativo sistemático para detener a personas LGBTQ+ en Qatar. Este país basa sus leyes en una interpretación del Islam que considera la homosexualidad un pecado, por consiguiente un delito. Actualmente en Qatar las personas pueden ser condenadas a 7 años en prisión por su sexualidad.