
Un grupo de hombres y mujeres, lesbianas, gays y trans, se encuentra todos los días en una casa en la comuna 8 de Medellín, un espacio comunitario de resistencia y cuidado ubicado en medio del cruce del desplazamiento y la violencia, donde los grupos armados exigen la heterosexualidad como mandato de convivencia en los barrios. Esta es la historia que narra el cortometraje Casa Diversa, dirigido por la documentalista Isabella Bernal y producido por la abogada Susana Pachón. Una historia que desafía el statu quo de la guerra y de la heteronorma.
La diversidad y el conflicto armado
En Colombia, las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas han sido perseguidas y violentadas, en especial en contextos donde el conflicto armado ha permitido la presencia de grupos armados ilegales.
El 28 de febrero de 2023, la Unidad de Víctimas de Colombia reconoció que hubo 9,446,572 víctimas del conflicto armado entre 1985 y diciembre de 2016, quienes sufrieron más de 12 mil hechos victimizantes. El 80% de esta cifra era población civil, y más de 5 mil de ellas hacían parte de la comunidad LGBT. El Registro Único de Víctimas señaló que una misma persona pudo haber vivido más de una situación de violencia: desplazamiento forzado, violencia sexual, amenazas, desaparición o reclutamiento forzado.
Tras la firma del Acuerdo de Paz con la guerrilla de las FARC-EP en 2016, se empezaron a conocer algunos de los relatos de las víctimas sobrevivientes a través del informe final de la Comisión de la Verdad, en el que se supo que las personas LGBT habían sido víctimas de persecución por parte de grupos armados legales e ilegales. En la mayoría de los casos, las violencias en contra de estas personas no eran aisladas ni tampoco únicas para la víctima, sino que conformaban un conjunto de actos o situaciones repetitivas. La Comisión señaló que todos los grupos armados, incluyendo paramilitares, FARC-EP y Fuerza Pública, perpetuaban violencias específicamente por la orientación sexual y la identidad de género de las personas, basándose en parámetros morales y religiosos que justificaban la muerte o el castigo.
Para ejercer el control social, los grupos armados han impuesto las normas para el comportamiento público, han limitado el derecho a la asociación y la reunión en distintas comunidades. Por eso, para las personas LGBTIQ+, las expresiones de género y las muestras de afecto públicas significaron y siguen siendo en muchos lugares un riesgo para sus vidas.
La casa
La comuna 8 de Medellín recibió durante muchos años a miles de personas desplazadas de manera forzosa que venían de municipios rurales y que se fueron organizando en la parte alta de la ciudad hasta conformar barrios como el Enciso, donde nació la Casa Diversa. Con esa migración interna llegaron nuevas formas de violencia a la ciudad que, nuevamente, tuvieron que enfrentar muchas familias. En medio de esas luchas por la territorialidad, en 2006 un grupo de personas decidió ocupar una casa en obra gris para hacerle frente, por sus propios medios y sin violencia, a la presión que recibían de los grupos armados urbanos que aún hoy siguen utilizando formas de delincuencia como el microtráfico, el sicariato y las vacunas, para controlar los barrios bajo sus propios parámetros. Poco a poco, esa casa se fue convirtiendo en un refugio para las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, y al mismo tiempo, en un lugar para el desarrollo de actividades culturales que involucraban a los vecinos del barrio. En esa rutina cotidiana de convivencia, los vecinos e integrantes de la Casa Diversa empezaron a desmontar prejuicios mutuos y a crear formas de cuidado más allá de la orientación sexual y la identidad de género de cada persona.
La Casa Diversa se convirtió en un espacio de acceso libre y de protección para infancias y juventudes hostigadas por la LGBTIfobia. Lo que empezó como una iniciativa espontánea se fue organizando en un proceso civil con participación activa en distintos escenarios de la ciudad. La Casa consiguió apoyo y asesoría jurídica para exigir reparación y, en enero de 2016, fue reconocida en el Registro Único de Víctimas como el primer caso de reparación colectiva LGBTQ+ en la historia de la justicia colombiana. Se confirmó que sus integrantes habían sufrido violencia de manera diferencial a causa de sus orientaciones sexuales e identidades de género; es decir, por ser lesbianas, gais, bisexuales o trans.
Este caso abrió el camino a que otros colectivos y grupos del país también pudieran ser reconocidos por el sistema judicial. Y, aunque marcó un precedente para los procesos comunitarios, hoy la violencia contra las personas LBTIQ+ persiste en Colombia y los datos más recientes hablan por sí solos. En los primeros cinco meses de 2025, la Fiscalía General documentó el asesinato de 30 personas trans y la Defensoría del Pueblo registró más de 280 casos de violencia contra personas LGBTIQ+.
El cortometraje
Casa Diversa es un video experimental de seis minutos filmado en el barrio Enciso, que recoge varios de los testimonios de los integrantes de la Casa Diversa. Las montañas que bordean el Valle Aburrá donde se desarrolla esta historia, fueron en su momento el epicentro de escuelas de sicariato y el escenario de cientos de relatos sobre el narcotráfico. Pero antes de esa, hubo una Medellín rural, la de los primeros pobladores que transformaron el paisaje, familias campesinas que llegaron desplazadas por la violencia y construyeron un hogar. Algunos de los integrantes de la Casa Diversa son la segunda generación de los fundadores del barrio Enciso.
Este cortometraje reconoce la relevancia histórica de un triunfo colectivo y rinde homenaje a un grupo de personas que hoy pueden expresar su identidad de género y orientación sexual en un lugar donde antes no era posible.
La producción del corto se hizo a través de un enfoque participativo que involucró, en todo momento, a los integrantes de la Casa Diversa, desde la idea hasta la edición. Aquí aparecen Barbara Victoria, una mujer trans y migrante venezolana; Jhon Restrepo, hombre gay fundador de Casa Diversa; Jazmid Escudero, madre lesbiana; y César Piedrahita, hombre gay con un hogar homoparental. Estas personas narran la historia de lo que era su vida en el barrio antes de la Casa Diversa y lo que es hoy, después de un camino de logros recogidos. El cortometraje puede verse a continuación:
Créditos del cortometraje:
Dirección: Isabella Bernal
Producción: Susana Pachón
Edición: Lina Botero
Dirección de fotografía: María Murcia
Sonido directo: Camilo Otero
Diseño sonoro, mezcla y música: Nicolás Pacheco