
Hace más de 30 años decidí que la medicina no era solo un ejercicio clínico. Era también un acumulado de conocimientos y práctica que podía ser utilizado para transformar las vidas de las mujeres y enfrentar las injusticias que las afectan. Así llegué al feminismo y al activismo por la despenalización del aborto. De ese recorrido nació “Abrazar una causa y luchar por ella, el liderazgo como imperativo ético”, una charla donde comparto lo que significa ejercer el liderazgo a partir de mi experiencia en casi 30 años de lucha, que incluyen al Movimiento Causa Justa, que logró la despenalización del aborto hasta la semana 24 en Colombia en 2022.
Los aprendizajes de esta lucha sirven no solo para defender derechos sexuales y reproductivos, sino para liderar cualquier proceso de cambio profundo en nuestras sociedades, y por eso quiero compartirlos con ustedes:
A uno de estos aprendizajes lo he nombrado inspirar y aspirar: construir una imagen potente del futuro que queremos y sostener una conversación pública que convoque, más allá de las diferencias. Nosotras imaginamos un país donde ninguna mujer fuera encarcelada por abortar, y donde la libertad para decidir fuera una realidad, no una promesa. Para ellas y para todas las personas con capacidad de gestar.
Por otro lado, es necesario transformar los términos de la conversación pública. Y ponerla en nuestros propios términos. En la lucha por el aborto, esto significó usar argumentos sólidos, rigurosos y diversos para que el debate dejara de ser polarizado y se convirtiera en un diálogo legítimo, informado y respetuoso. Un diálogo que convocara cada vez más voluntades e hiciera elevar más voces.
También aprendí que es crucial mantener el objetivo claro, aun en medio de la presión y el miedo. Sin importar cuánta incertidumbre se enfrente, hay que seguir persiguiendo el sueño, el objetivo. Y frente a la duda de si era el momento correcto para hablar de despenalización total, entendimos que ese, no existía. Por tanto, era necesario crearlo y sostenerlo con convicción.
Nada de esto hubiera sido posible sin una estrategia clara y flexible, que combinó acción legal, comunicación, trabajo pedagógico, movilización social, producción de conocimiento y trabajo territorial. Una estrategia que nos permitió dialogar, resistir y sumar.
Pero más allá del objetivo, la estrategia, las ideas, hay cosas que sostienen lo que somos y lo que hacemos. El valor de ser mentora y construir liderazgos colectivos, generando espacios para que nuevas voces emerjan, se formen y puedan continuar la lucha. Transferir conocimiento no es solo generosidad, es una apuesta por la sostenibilidad del movimiento.
Por eso digo que nuestras redes son sagradas. La historia de Causa Justa es el resultado de décadas de trabajo feminista, de alianzas, encuentros y resistencias que tejieron las condiciones para lograr lo que parecía imposible. Y esas redes que lo idean, lo disputan y lo sostienen son la columna vertebral de todos nuestros esfuerzos.
Así, entendí que cada conquista es el inicio de nuevos trabajos. Tras la sentencia que eliminó el delito de aborto hasta la semana 24, comenzaron nuevos desafíos: implementar lo logrado, protegerlo de retrocesos y seguir cambiando imaginarios y creando condiciones de legitimidad para las decisiones de las mujeres.
Estos aprendizajes siguen guiando mi práctica feminista y activista. Porque el liderazgo del que hablo, y que propongo, es una actividad compleja porque busca nada menos que generar transformaciones profundas, para cambiar el mundo y las vidas de las personas.
La charla completa está disponible en el canal de YouTube de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres.