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El humor puede ser una gran herramienta para criticar y exponer injusticias, opresiones y violencias que sufren las mujeres y disidencias del género, pero también puede llegar a reproducir y perpetuar estereotipos machistas, racistas, clasistas, homofóbicos, transfóbicos y xenofóbicos, con la excusa que les encanta a los comediantos hetero-cis: la “libertad de expresión”. Pero como cualquier derecho, la libertad de expresión tiene límites y envuelve responsabilidades, incluso en la comedia. Cuando la comedia sirve de plataforma para difundir ideas discriminatorias que refuerzan o perpetúan estereotipos y prejuicios, lejos de hacer uso del derecho a la libertad de expresión, lo que hace es aprovecharse de una posición de poder o de una plataforma para reproducir narrativas violentas.
La comedia siempre tiene que tirar para arriba, no para abajo.
Burlarse de aquellas personas que ya han sido oprimidas, violentadas o vulneradas por el sistema no es humor, es violencia simbólica y puede llegar incluso hasta rayar en el acoso. Aunque la comedia puede abordar temas difíciles o controvertidos, como el machismo, la violencia o el racismo, su objetivo final es generar un impacto positivo en el público, ya sea a través de la risa, la empatía o la reflexión. De esta manera, la comedia puede ser una herramienta poderosa para concientizar sobre problemas sociales y elevar a la audiencia en lugar de rebajarla.
Los chistes siempre tienen un espacio y contexto social
El humor cambia a medida que la sociedad evoluciona y aprende. Los chistes están influenciados por el contexto social y cultural en el que se cuentan, lo que puede ser considerado gracioso en una sociedad, puede no serlo en otra o incluso en la misma, cuando se han adquirido nuevos conocimientos. Por eso, los chistes misóginos de tus tíos y abuelos ya no dan risa. El humor puede ser utilizado de manera consciente, tomando en cuenta los contextos sociales contemporáneos y el impacto que puede tener un mensaje en la audiencia.
Para humores los colores.
Aunque el humor puede ser subjetivo, ya no es justificable el uso de «chistes» que perpetúen y normalicen la discriminación, el sexismo y la violencia contra las mujeres y las personas disidentes; hoy tenemos nuevas herramientas para saber que eso es violencia y podemos hacer un mejor humor, que no sea violento. Es posible hacer humor sin recurrir a estereotipos de género, o bien burlarse de ellos, otra cosa es que los comediantes promedio no tengan la creatividad de hacerlo.
No es que “ya no se pueda hacer chistes de nada”, es que ahora ya no tienen la comodidad de nuestro silencio. Cuando denunciamos las violencias reproducidas desde el humor, no estamos buscando cancelarlo, sino evidenciando la necesidad de otro tipo de humor, uno que no sea usado para perpetuar narrativas violentas.
¿Quieres hablar del feminismo y la igualdad de género desde el humor? Toma en cuenta lo siguiente:
- Infórmate sobre el tema y asegúrate de entender el asunto que vas a abordar
- Aprende a burlarte de los estereotipos de género en lugar de reforzarlos
- Usa el humor para concientizar
- Sé consciente de tus privilegios y prejuicios
Hacer reír a las personas ayuda a romper barreras y abrir espacios para el diálogo y la reflexión. Hagámonos responsables de nuestros chistes. Sigue a estas cuentas para acercarte a un humor inteligente, que cuestiona las estructuras de poder y no replica sus violencias:
