
Por años, el Programa de Cooperación Internacional al Desarrollo Mujeres Construyendo Paz ha insistido en la búsqueda de justicia para las víctimas de violencia sexual en las regiones colombianas de Magdalena Medio, Litoral Pacífico y en los Montes de María. Las expertas Yadira Esther García García, Yiseth Paola Ospino Julio, Ana María Negrette Sepúlveda y Daniela de Jesús Arteaga Segura, en el proyecto de investigación Génesis Histórico Político en el Desarrollo de los Conflictos Armados en la Zona de los Montes de María (2025), exponen cómo, a pesar de las normativas existentes, la impunidad prevalece.
La Ley 1257 (2008), creada para abordar las diversas formas de violencia y discriminación contra las mujeres; la Ley 1448 (2011), conocida como Ley de Víctimas y Restitución de Tierras y la Ley 1719 (2014), parecían pasos prometedores. La última, en particular, se destacó por tipificar de forma específica los delitos sexuales y establecer mecanismos para la denuncia y atención de las víctimas. Pero en la práctica, estas normativas no han significado justicia para las miles de mujeres violentadas.
En octubre de 2024, la Cooperación Española y la organización Caribe Afirmativo publicaron Enterezas en Resistencia: Resonamos todas, un informe que denuncia los impactos del conflicto armado y el paramilitarismo en las poblaciones de mujeres diversas (lesbianas, bisexuales y trans). El documento expone cómo el patriarcado, la violencia institucional y la cisheteronorma perpetúan la impunidad frente a las violencias sufridas por estas mujeres, especialmente en los territorios del Caribe y el Pacífico colombiano, incluyendo los Montes de María.
Particularmente sobre Montes de María (15 municipios de los departamentos de Bolívar y Sucre), el informe detalla que la organización el Movimiento por la Paz y la Unidad Nacional de Víctimas, han contabilizado al menos 17.285 víctimas de violencia sexual (90% mujeres) entre 1985 y 2016.
En 2020, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dio a conocer que recibió 47 casos de violencia sexual presentados por 39 mujeres de los municipios ubicados en Bolívar, entre ellosCórdoba Tetón, Zambrano, El Carmen de Bolívar, San Jacinto, San Juan Nepomuceno, María La Baja, Morroa, Ovejas y San Andrés de Sotavento entre 1983 y 2014. Estas cifras revelan el subregistro y la desconfianza de las víctimas frente a las instituciones.
Entre estos municipios, Zambrano se destaca como uno de los municipios más afectados, concentrando más del 30% de las víctimas de violencia sexual entre 1991 y 2008. Los señalamientos más frecuentes han sido contra las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), conocidas por sus estrategias de terror —desapariciones forzadas, despojo de tierras, secuestros y extorsión—, según detalla la organización Insight Crime.
Los municipios de Montes de María también han sido identificados como focos rojos para las lideresas LBT+, quienes, además de enfrentar una violencia generalizada, lidian con narrativas de odio que las califican de “pervertidas, promiscuas y desviadas”. Dichos estigmas han provocado que durante muchos años no hayan podido denunciar y, por ende, se alimente el subregistro en los casos de violencia sexual.
A esto se suma la exclusión institucional de una de las poblaciones más afectadas: las mujeres trans que se dedican al trabajo sexual en El Carmen de Bolívar. Según el informe, estas mujeres enfrentan una violencia múltiple y sistemática, agudizada por la complicidad de los cuerpos militares y policiales. La violencia institucional se manifiesta en la revictimización, la falta de respuestas efectivas y la negación de sus derechos básicos, perpetuando la exclusión y el maltrato
Frente al desinterés de las instituciones y de la impunidad que prevalece, en Montes de María las mujeres diversas han recurrido a estrategias de resistencia desde el ámbito cultural, como , que es llevada a cabo por mujeres lesbianas, bisexuales y trans en el marco de la conmemoración del Orgullo LGBT+. Esta apuesta por la cultura y la visibilización demuestra que, aunque las instituciones sigan mirando para otro lado, las mujeres LBT+ no dejarán de contar sus historias, exigir justicia y luchar por sus derechos.