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Por casi 80 años, desde que fue creada en 1945 por Perón, entonces como Telenoticiosa Americana, Télam fue la agencia de noticias nacional de Argentina, hasta este lunes 4 de marzo cuando amaneció cerrada por el gobierno de Javier Milei. Télam, administrada por el gobierno, era la agencia encargada de informar a entidades gubernamentales, medios de comunicación nacionales e internacionales y 300 suscriptores más. Durante toda su existencia fue objeto de distintos ataques por parte de los gobiernos militares que buscaban su clausura sin tener éxito. Ni siquiera en democracia Télam estuvo exenta de estos intentos; los gobiernos de Menem y Macri también buscaron privatizar la agencia y cerrarla, pero no lo lograron.
En noviembre de 2023, como parte de su campaña a la presidencia, Milei prometió privatizar los medios públicos. El pasado 5 de febrero, casi 3 meses después, el gobierno argentino anunció que haría una intervención de un año a todos los medios estatales dentro de la política de “reorganización de las empresas públicas”. El cierre de Télam llega tres días después de que Milei anunciara en su discurso de apertura del Congreso, que cerraría Télam, refiriéndose a esta como una “agencia de propaganda kirchnerista”. En la madrugada del 3 marzo inició el operativo policial para cercar las instalaciones del medio, la inhabilitación del portal digital y el envío de correos a les trabajadores, en el que se les informaba que no seguirían laborando durante el resto de la semana. Manuel Adorni, vocero presidencial, anunció en una conferencia de prensa que el cierre de Télam es el primer paso para cumplir con las indicaciones de Milei en campaña: privatizar los medios públicos bajo la excusa de ‘detener los mecanismos de propaganda’. Desde tempranas horas de la mañana 4 de marzo, el gobierno de Milei suspendió las actividades de Télam, una de las agencias de comunicaciones estatales argentinas. Los dos edificios en los que funciona la agencia amanecieron vallados y custodiados por la Policía Federal.
Esta nueva medida autoritaria de Milei se percibe como un ataque directo a la libertad de expresión, a la prensa y los medios de comunicación, al derecho a la información y al derecho al trabajo, y como un golpe indirecto a la democracia. En rechazo al cierre, el mismo 4 de marzo se organizó un ‘abrazo simbólico’ en las instalaciones para rechazar la medida arbitraria que deja a más de 700 trabajadores sin empleo. Aún no es seguro si este cierre es temporal o definitivo.
