June 12, 2025

Deseada pero nunca nombrada: carta explícita a un trans chaser

La escritora La Juana Torres habla sobre la crueldad y el rechazo hacia los cuerpos trans.

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trans chaser
Portada: Isabella Londoño

Nadie quiere en esta vida que le hagan sentir desechable, reemplazable o que le griten en su propia cara, una y otra vez, que su valor depende de qué tan novedosa sea su presencia frente a miradas ajenas. Por eso, cuando me pregunto por mi novedad en el mundo, por este transicionar inevitable y hermoso, por mi cuerpo hormonal, por mi corazón trans y por mi futuro alejado de la cisgeneridad, pero tan cerca de ella y de sus crueles formas de meterse en ti y en tu cuerpo y en tu belleza y en tus deseos, me pregunto si algún día se llenará el abismo y si seré una forma legítima en el amor, en el plano sexual y en los afectos feroces. 

Imagínate luchar tanto por tu cuerpo y por tu identidad para terminar siendo vista solo como un reto, como un premio plástico, como una cuerpa desechable. Esa es la crueldad de la que te hablo: la tuya y la de los hombres que le han robado demasiada dignidad a nuestra existencia por todo el silencio acumulado. 

El deseo es político, cuando a quien se desea y quien desea es una persona trans, porque el deseo nunca ha sido neutral. En una sociedad que regula, castiga y silencia las corporalidades disidentes, desear —y ser deseada— fuera del binarismo hegemónico es un acto de revancha. El deseo es político porque opera sobre jerarquías: se nos enseña a desear ciertos cuerpos y a despreciar o fetichizar otros.

Desear y ser deseada como persona trans es también disputar el lugar del goce, no como objeto, sino como sujeto. Es decirle al mundo: mi cuerpo es digno de amor, de ternura, de sexo, de deseo mutuo y legítimo, sin condiciones. Por eso, desear a una persona trans sin vergüenza, sin ocultamientos, es también un gesto revolucionario.

Y desde aquí te escribo con la generosidad que nos niegas –así, en plural-, a las travas que somos. Las que nos hemos peleado nuestra carne, nuestros nombres, nuestra historia, nuestros sueños compartidos y nuestros reclamos tan humanos como el de cualquier otro, para terminar en una extraña red, donde parece que no somos más que una obsesión, una fantasía secreta, un cuerpo disponible y accesible y vulnerable, una presa fácil de embaucar. 

Y es que nuestro querer amor es tu arma más poderosa. Y desmantelar tu modus operandi, trans chaser, es el primer paso para reclamar otra parte distinta del imaginario cis. Porque no somos muñecas que puedan conseguirse en una vitrina, ni estamos en este plano para satisfacer la cosificación constante y deshumanizante que te caracteriza, ni mucho menos me encuentro esperando que tu fantasía ansiosa se despierte para darle alas. Nada de eso valida mi existencia. 

Entonces, si me niego a esa pretensión, si rechazo tus intenciones violentas, me convierto en tu enemiga. Y definitivamente prefiero ser la enemiga de una realidad fetichista, hipersexualizante, y posiciono mi política de la venganza, donde persigo una oportunidad fuera de todo esto que no se nombra, como no se nombra que tengo derecho a ser amada trans, a ser honrada trans, a ser tomada de la mano en la calle y no solo restringida a una habitación a medianoche. Como un secreto bien guardado que esconde la cobardía cisgénero, heterosexual, la cobardía social, que no es otra cosa que hipocresía disfrazada de temor: 

  1. DE LO PRIVADO A LO PÚBLICO: Desmantelar lo sistemática que es tu existencia, trans chaser, implica hablar de la cantidad de chats de hombres casados, de hombres en relaciones estables con mujeres cis, de la insistencia nerviosa en la que se activan conversaciones efímeras para llegar a decirte –como si nada- lo que desean hacer contigo. Así mismo, de lo normalizado que se tiene el acoso sexual, las fotografías explícitas no pedidas, la persecución digital de cuentas falsas y anónimas y la vergüenza expuesta en sus palabras, donde parece que no tenemos otra opción. Y ahí persiste el error. 
  1. BORRADO DEL PLANO AFECTIVO Y RELACIONAL: Hay más que decirte cuando se trata de sumar todas las veces que he llegado a sentir el dolor y la pequeñez de tus acciones. Ir al cine o tomar un café es prácticamente una osadía nuestra, pero cuando se trata de sexo secreto, todo pasa. Y mi renuncia a eso está justificada. Borrar la ternura, el cuidado y las muestras mínimas de humanidad, no es otra cosa que transfobia internalizada
  1. LA EROTIZACIÓN DE LA “TRANSICIÓN”, DEL CUERPO “DIFERENTE”, COMO UNA FORMA DE DESHUMANIZACIÓN: Tienen sentido las muestras específicas de cosificación, cuando mi cuerpo se convierte en parte de una expectativa de disponibilidad y de fantasía. Y el problema no radica ahí, radica precisamente en el cómo una fantasía se forja para diferenciarte del resto, en cómo se construyen sus bases, en el cómo se elimina tu voz y tu presencia en el mundo, en la constante reducción de una fuerza y de una belleza política, al cierre de toda oportunidad por no ser tratada una única vez como alguien que parece merecer esa crueldad. O peor aún, que te hagan sentir que te hacen un favor, que deberías agradecer, que no hay de otra.  
  1. YO, UN PREMIO: Durante mucho tiempo creí que ser deseada era un premio. Hasta que entendí que el deseo, como lo viven muchas personas trans, es una moneda con doble filo. A veces, se nos desea como fantasía, como carne exótica, pero no como posibilidad de amor. Y cuando deseamos nosotras, nos miran como si estuviéramos cruzando una línea que no deberíamos cruzar, como si el deseo nos estuviera prohibido. Como si el amor visible por nosotrans fuera un privilegio que solo algunas se pueden permitir obtener. Y mi cuerpo no puede permitirse ser uno más en la estantería escondida de aquellos como tú. 
  1. QUIÉREME ABIERTAMENTE TRANS Y TRAVESTI: ¿Cuántas veces toca decir en palabras de Jahira Quintero y de Danne Belmont, que si te gustan trans lo digas? Querer a una persona trans como pareja o como a algo más que un “pedazo de carne”, en un escenario de violencia y muertes y bajo el golpe de la típica narrativa donde no existimos en el amor ni podemos siquiera pensarlo, resulta siendo verdaderamente otra fantasía, pero al menos una fantasía honesta, esperada, posible. Y también renuncio a tus armas. Decido quedarme con el amor de mi madre, con el de mis otras hermanas trans, con el de mis amigas, con el de mis amigues, con el amor y la fuerza que acompañan la escritura y sus soledades. Pero mi cuerpo no terminará en una esquina sintiéndose vacío nuevamente, porque otro trans chaser se quitó la máscara. 
  1. RADICALIZAR LA HERMANDAD TRANS: Cuando digo que mis hermanxs trans me han salvado la vida, también tengo que hablar de sus advertencias, de sus consejos, de las herramientas de seguridad y autocuidado que me han enseñado a tener con los años. Y por eso, radicalizar la hermandad trans implica radicalizar el poder de nuestras redes de apoyo, el poder de la experiencia, el poder de lo aprendido a las malas, el poder de los dolores conocidos, para lograr escapar a tiempo. Porque desafortunadamente, y para bien o no, de eso ha llegado a tratarse nuestra vida: de escapar a tiempo, de preguntar a tiempo, de desconfiar, de no abrir las puertas rápidamente. 
  1. “YO TAMBIÉN LO RECONOZCO”: Lo más duro de escribir sobre esto es reconocer el fraude del amor y de la esperanza que hemos llegado a tener con la cisgeneridad, con los hombres, con la heterosexualidad. Y además, que hablar específicamente de la conexión que la gran mayoría de nosotrans hemos llegado a tener con alguno como tú, me permite reconocer abiertamente –como tú no puedes reconocer lo que sientes por una mujer trans- que en algún punto, todavía queda mucho por conocer del mundo y que yo todavía guardo mis fracasos en un lugar cada vez más lejano, como una herida que me recuerda lo que no puedo volver a permitir. Porque toparse con alguien que te mira, te usa y te trata como a un pedazo de carne, es lo peor que a una como yo –trans, muñeca y joven- le puede pasar. 
  1. ¿DÓNDE QUEDO?: He conseguido irme de donde solo tomarían partes importantes de mí. He salido de las manos erradas de un chaser. Y de otro. Y de otro como tú. Y siempre me he topado con lo mismo: nunca iba a ser presentada a tu familia o a tus amigos. Nunca fui vista como una opción estable. Nunca apreciaste la entrega de mi cuerpo y su vulnerabilidad. Nunca esperé bondad de alguien que, luego de tenerme, sacó su transfobia para sacarme rápidamente de su vida. Ni mucho menos de aquellos –que al igual que tú- mintieron sobre su soltería para tenerme. Nunca siendo una nena trans, más pequeña, iniciando su transición, merecí que mi búsqueda hambrienta de validación masculina fuera tu oportunidad para meterme en tus garras. ¿Dónde quedo? Al menos ya no ahí. 
  1. “SI TE QUIEREN Y TE TRATAN BIEN, NO SON CHASERS”: Otra vil mentira. La modalidad de persecución está bien preparada. El tiempo que nos permite sobrevivir e identificar a un chaser también les enseña a mutar sus formas de tenernos. De acercarse. Pero tarde o temprano aparecen las verdaderas intenciones. 
  1.  LA CLAVE ES LA ATRACCIÓN INDEPENDIENTE DE NUESTRA IDENTIDAD TRANS EN LUGAR DE O POR CAUSA DE. 
  1.  ME NIEGO A SER LA MUJER TRANS CERCANA QUE CUMPLIRÁ TU FANTASÍA PORNOGRÁFICA. MI IDENTIDAD NO ES UNA CATEGORÍA PORNO. MI VALOR HUMANO EXISTE, NO ES UN # DE UNA PÁGINA WEB, DONDE VENDEN NUESTRA SEXUALIDAD COMO UN FETICHE REPRODUCIDO Y REPRODUCIDO. 
  1.  MI GENITALIDAD ES VÁLIDA, NO ME REDUCE A UN CUERPO/OBJETO. 
  1.  QUERERME, ESTAR CONMIGO, DARME UN LUGAR LEGITIMO, NO ES TAN DISTINTO. SOY UNA MUJER COMO CUALQUIER OTRA, PERO CON UN PENE. Y ASÍ MEREZCO AMARME Y SER AMADA, ESO NO TE RESTARÁ NADA. 
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Autor

  • Mujer Trans/Travesti, Marika, Escritora, Estudiante de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana y artista performática. Ha publicado textos en revistas nacionales e internacionales, dónde se destacan Casa Bukowski Internacional, Lugar Poema, Santa Rabia Poetry, Alter Vox Media, Revista Kametsa, entre otras. Es embajadora en Colombia de la plataforma multicultural Casa Bukowski. Ha realizado varias puestas performáticas dónde involucra su experiencia de vida TransTravesti con lo poético, lo político y lo reivindicativo, entre esas “Contravención Travesti”, “Mi derecho a habitar el mundo” y “Aquí está mi cara”. Integrante del grupo de apoyo a personas Trans y No-Binaries Borboleta, en la ciudad de Montería. Forma parte de la antología poética “Todos los Dioses”. Interesada en temas Transfeministas, derechos humanos y en lo artístico y en la escritura como medio de reivindicación política.

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