Comunidades heridas y cotidianidades en pausa:

Guerrero después de la noche-madrugada del 26 y 27 de septiembre de 2014 

El 14 de marzo de 2018, con el apoyo del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y Fundar. Centro de Análisis e Investigación, A.C., psicólogxs y médicxs especialistas en el acompañamiento a sobrevivientes de violaciones de derechos humanos publicaron Yo sólo quería que amaneciera. Informe sobre impactos psicosociales del Caso Ayotzinapa en el que se documentaron las afectaciones a la salud física y mental de los estudiantes sobrevivientes, los normalistas heridos y las familias. 

En el documento también se ofreció una explicación antropológica sobre cómo los hechos de Iguala desestabilizaron la cotidianidad de las comunidades y cómo la revictimización y la espectacularización de la violencia son factores centrales en el “trauma secuencial”: eventos posteriores que se suman al evento traumático (en este caso, la desaparición o pérdida de familiares o haber sobrevivido a los ataques del 26 y 27 de septiembre de 2014. 

Además de la perspectiva psicosocial, la importancia de este documento radicó en que incluyó recomendaciones del GIEI al Estado mexicano para la atención y reparación del daño a las víctimas. Por ejemplo:

  • Reivindicar y dignificar a todas las víctimas que fueron heridas, privadas de la vida y a los estudiantes desaparecidos.
  • Reconocer públicamente, en voz de autoridades de alto nivel, la falta de sustento científico de la ‘verdad histórica’. 
  • Generar las condiciones para el avance de la búsqueda e investigación.
  • Generar medidas de atención en salud y psicológica a los normalistas sobrevivientes, sus familias, así como la de los estudiantes desaparecidos.
  • Garantizar atención médica de por vida a los normalistas con secuelas permanentes. 
  • Reconocer formalmente a las familias como víctimas indirectas. 
  • Acordar y otorgar becas educativas para les niñes familiares de los normalistas desaparecidos.