July 4, 2025

Contramestre de capoeira del grupo Nativos Colombia es denunciado por violencia de género y presunto abuso sexual a menores de edad.

Sergio Alejandro Merchán ‘Coreano’, profesor de la academia de Capoeira Nativos de Villavicencio, tiene dos denuncias por acceso carnal violento contra exalumnas de su academia, entonces menores de edad, y un proceso de divorcio con agravante de violencia de género. Las denunciantes comparten sus testimonios en Volcánicas.

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Ilustración por Isabella Londoño

Sergio Alejandro Merchán ‘Coreano’, profesor de la academia de Capoeira Nativos de Villavicencio, Colombia, y bicampeón de la competencia internacional Volta ao Mundo Bambas (VMB), tiene en su contra dos denuncias radicadas por presunto acceso carnal en persona puesta en incapacidad de resistir (ex alumnas, entonces menores de edad). Adicionalmente, un proceso de divorcio en el que la jueza a cargo determinó que hubo violencia de género y maltrato contra su expareja.

Además de ser contramestre de capoeira, Merchán es investigador del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI)1. Como parte de sus funciones, tiene acceso a armas de fuego y métodos de intervención de comunicaciones, entre otros. 

El grupo de Nativos Colombia (conocido anteriormente como Nativos de Minas) es uno de los grupos de capoeira más reconocidos de Colombia. Fue fundado en 1992 por Joelson Borges de Oliveira, también conocido como Mestre Aranha. Es uno de los grupos con más trayectoria de enseñanza de la capoeira en el país, siendo Bogotá su sede principal por muchos años. Su academia más emblemática estuvo ubicada en la carrera séptima en Chapinero. Sergio Merchán ‘Coreano’ es el líder del grupo Capoeira Nativos en Villavicencio desde el año 2011. En las redes sociales de dicho grupo se evidencia que la mayoría de los alumnos son menores de edad. 

En este reportaje compartimos los testimonios de las tres mujeres que denunciaron los presuntos abusos de Coreano ante la justicia colombiana; una fue su expareja y las otras dos fueron alumnas de su academia. Al publicar estos testimonios, las víctimas piden a la comunidad de capoeira y al público en general medidas que incluyan el retiro de Coreano de su estatus de contramestre y que no se le permita dirigir entrenamientos con menores de edad. “Quiero entrenar libre, feliz y segura, quiero construir y aprender, quiero que la capoeira como sus participantes sean respetados“ afirma una de ellas. 

Anteriormente, la capoeira era perseguida y castigada en Brasil, por lo que el uso de un alias se convirtió en un elemento fundamental para proteger la identidad de las y los capoeiristas. De igual manera, en este reportaje nos referiremos a las víctimas por su pseudónimo o apelido, por su seguridad y el desarrollo de los procesos legales que están en curso. Según las denunciantes, Coreano ha hostigado y difamado a las ex-parejas, familiares y compañeros de entrenamiento de las víctimas para impedir que hagan públicos estos casos, que ya están en conocimiento de la ley.

Los testimonios son el resultado de entrevistas directas que cuentan con soportes fechados. Todos estos documentos están protegidos por el secreto profesional. Los nombres y apelidos de algunas denunciantes fueron cambiados para respetar su privacidad y evitar represalias, y sus identidades están protegidas por el secreto profesional consagrado en el artículo 74 de la Constitución de Colombia.

Testimonio 1 –  Flor: “estábamos en un colchón en el suelo de la sala cuando él se me subió encima” 

En 2012 las hermanas Flor y Alondra conocieron a contramaestre Coreano cuando él entrenaba en un parque en Villavicencio, Meta. Ese día ellas iban de la mano de su mamá, tenían 12 y 13 años respectivamente. “Se presentó muy bien con mi mamá, dijo que trabajaba para la Fiscalía y se fue ganando la confianza”, recuerda Flor. En ese momento Coreano estaba recién llegado a la ciudad y buscaba una habitación para tomar en arriendo. Flor y Alondra comenzaron a entrenar con él. La relación con la familia fue tomando más confianza. A las pocas semanas, la abuela de Flor le arrendó un apartamento. Así, Coreano pasó a vivir en la misma casa que las niñas y poco a poco se integró a la familia. 

“Comenzamos a compartir mucho tiempo con él, se volvió una persona muy importante. Mi familia lo invitaba mucho a cenar, incluso en el colegio, él estaba pendiente de nuestras notas, de todo, de cualquier cosa, siempre estuvo ahí. Le teníamos mucha confianza”.

Durante esos meses, la academia Nativos, bajo la dirección de Coreano y la supervisión de Mestre Aranha, creció. “Siempre tuvo un grupo de alumnas niñas más o menos de la misma edad. Ninguna pasaba los 15 años. La mayoría no tenía un padre presente. Sabes, familias incluso de bajos recursos, humildes y muy de casa”. Ella recuerda que los entrenamientos eran en parques públicos y que ciertas prácticas de acondicionamiento de Coreano a sus alumnas y alumnos comenzaron a forzar una obediencia más allá del consentimiento. 

“Él casi siempre pasaba por la casa a recogernos para ir a entrenar. Una vez llegó en la moto y nos puso a correr detrás de él, pero no queríamos. Y nos llevó corriendo detrás hasta llegar a la academia.” recuerda Flor. Alondra dice que era habitual que les pusiera entrenamiento extra cuando estaban en desacuerdo con él. “Un día nos puso a hacer rollitos (botes) de un lado al otro en el piso del parque. Había llovido y el piso estaba todo embarrado. Los uniformes quedaron súper sucios. Tenía una forma de manipularnos y hacernos sentir que todo era nuestra culpa”. Las dos recuerdan un entrenamiento en particular, en el que él le pidió a todos los hombres que entrenaran sin camiseta. Un niño se negó a hacerlo y Coreano lo amenazó con suspenderlo de la academia si no lo hacía. Luego se burló de él “por gordo. Él se ha visto psicológicamente afectado por eso“. 

Entender este patrón de obediencia forzada es un contexto fundamental para comprender la relación de poder más allá del consentimiento con alumnas como Flor y Alondra. En 2012, cuando Flor tenía 13 años, presuntamente ocurrió el primer abuso.

“Hacíamos planes de películas. Era súper normal y mi mamá confiaba mucho en él. Coreano invitó a Flor a su apartamento. “Me dijo que íbamos a ver una película y que los chicos iban a ir llegando y es lo que siempre pasaba. Empezó la película y nadie había llegado. Yo estaba normal. Recuerdo que estábamos en un colchón en el suelo de la sala cuando él se me subió encima. Vi el deseo en sus ojos y empezó a hacer movimientos y yo entré en shock. No sé cuánto tiempo pasó, yo solo me fui, escuché la voz de mi mamá en el fondo y fue como que desperté. Lo que hice fue empujarlo del pecho pero no tenía fuerza. Le abrí los ojos y él se retiró un poco. Salí corriendo y él intentó detenerme. Me dijo no digas nada’”, recuerda Flor   

Flor cuenta que desde entonces los acercamientos físicos bajo pretextos de ‘cariño de profesor’ se volvieron constantes, incluyendo tocamientos en su rostro, abdomen, espalda y senos. “El acoso verbal fue constante. Obviamente mi cuerpo comenzó a cambiar, me desarrollé y sus palabras eran más fuertes”. Flor recuerda que él le decía “Yo soy su profesor, míreme como estoy todo tatuado… ¿no le gusta? ¿no le atrae? Obviamente en mi inocencia yo no entendía lo que estaba pasando”. Para ese momento ella tenía 15 años.

Alondra vivía en la misma casa de Flor. Cuenta que en 2014 Coreano entró a su cuarto cuando no había nadie más en la casa “abrió la puerta de mi habitación y yo me hice la dormida, pensé si me hago la dormida no me va a molestar”. Se tiró a mi cama y cayó como hacia el lado de mi espalda, me abrazó y me hizo movimientos obscenos. ¿Y yo obviamente me levanté de una vez y le dije como ¿Profe, qué está haciendo? Dijo Ay ¿No que estaba dormida? yo quedé ahí como en shock”. Ella tenía 12 años. 

Aparte del presunto acoso verbal e intentos de abuso, Flor da cuenta de una coerción económica en la academia de capoeira. “Cuando las chicas o los chicos no tenían depronto dinero para pagar la mensualidad o necesitaban un favor, él te ayudaba pero siempre debías pagar por ello. Tipo haciendo aseos en la academia, cuidábamos su perro o hacíamos aseo en su casa. En esos espacios él se aprovechaba”.

Flor aún tenía 15 años cuando Coreano le pidió hacer aseo a su apartamento para reponer una mensualidad. Ella no quería ir, pero como sentía que ‘no podía decir nada’ fue. “Me acuerdo que estábamos en el pasillo del segundo piso. Yo soy una persona muy callada, siempre tengo mi mirada hacia abajo. Me acuerdo que estaba viéndole los pies y el borde de una toalla. Me dijo que por qué no lo ayudaba a duchar, que él no alcanzaba a limpiarse la espalda. Y yo obviamente no le respondía nada. Él decía: ‘vamos, tú también lo necesitas, te va a gustar, yo también te puedo ayudar a duchar’. Yo me llenaba de mucho temor, no sabía lo que iba a pasar, me sentía débil, si este tipo realmente quiere hacerme algo, lo va a lograr porque era muy grande. En ese momento le vi los ojos y estaba desnudo y salí corriendo. Me fui y no me dijo nada. Ese tipo de cosas pasaban y de ahí en adelante, él hacía como si nada”.

Flor cuenta que había una ‘tradición’ cuando los alumnos o alumnas cumplían la mayoría de edad: “los emborrachaba y llevaba de fiesta hasta que perdían el conocimiento. Cuando tuve mis 18 fue igual, estuve borracha hasta estar inconsciente. Yo solo recuerdo que ese día él me acostó a dormir en un cuarto. Yo no estuve consciente, yo no tenía consciencia. Al día siguiente me levanté sintiéndome rara. Supe que algo pasó porque nunca había tenido una relación con un hombre y mi cuerpo me mostró que había pasado algo”. 

Al poco tiempo, Flor decidió retirarse de la academia y dejar de entrenar capoeira. Coreano le exigió entregar su cuerda (graduación y estatus) como condición para irse. Entre los 19 y 20 años Flor dice que tuvo episodios graves de depresión y ansiedad, como consecuencia de los presuntos abusos. Fue hasta 2024, con 25 años, cuando habló de lo ocurrido por primera vez. Lo hizo en una sala de audiencia de la Fiscalía, cuando testificó a favor de Princesa (expareja de Coreano) en su proceso de divorcio con agravante de violencia de género. 

“Cuando yo decidí hablar fue porque fui testigo de las cosas que pasaban entre ellos. La jueza me dijo que si había algo que quisiera sumar al caso y no fue planeado, pero yo dije lo que hizo conmigo y con otras personas”. La jueza la instó a presentar una denuncia aparte, cosa que Flor hizo en mayo de 2025. El proceso por acceso carnal o acto abusivo con incapaz de resistir está radicado en la Fiscalía de Colombia. Coreano presuntamente ha intimidado a la familia de Flor y la ha señalado con compañeros de entrenamiento para que ella no haga público lo que ya está en manos de la justicia.  

Testimonio 2 –  Princesa: “lo que le hizo a las niñas es imperdonable”

Profesora Princesa es una de las capoeiristas más reconocidas de Colombia. Ha practicado capoeira desde hace 23 años, cuando inició su formación en el grupo Nativos en Bogotá y en 2025 cofundó GAIA Capoeira. A lo largo de los años, ha liderado múltiples proyectos, como el espacio de entrenamiento ‘Mulher Nativa’ para mujeres, y ha participado en diversas competencias nacionales. Tenía 18 años y estaba en primer semestre de la universidad cuando comenzó una relación sentimental con Coreano. Él tenía 19 años. En 2014, cuando Princesa tenía 26 y Coreano 27, se mudó a Villavicencio para vivir con él. Entre 2012 y 2019 ocurrieron los hechos que relataremos y que Princesa puso en manos de la justicia cuando comenzó su proceso de divorcio. 

“Durante la relación normalicé situaciones como gritos, amenazas, chantajes, burlas, malas miradas y mentiras, justificándome por influencia de él que ‘esto es capoeira, no ballet’, repitiendo constantemente sus palabras ‘usted no necesita a nadie más, yo soy el hombre de su vida’, así permití que me apartara de mi familia, de mis amigos, de mis compañeros, de mi ‘cunita de oro’ (como se refería a mi hogar). La relación fue una constante manipulación cargada de celos infundados y peleas”, recuerda Princesa. 

Flor y Alondra fueron testigo de las múltiples discusiones entre los dos y el “ajuste de cuentas” durante las clases. “Cuando él llegaba enojado, puede ser conmigo por cosas del trabajo o de la casa, la manera en que se desquitaba era muy violenta”, dice Princesa. “No solo conmigo. Recuerdo que una vez una alumna le hizo una banda (derribo) y él la agarró de la cuerda y le empezó a dar vueltas en el piso como si fuera un reloj, era una confianza ya muy pasada, pasaba de la raya de lo que es un profesor, y con los chicos también”. Las tres coinciden en que era una práctica cómun de Coreano quitarle la cuerda (graduación) a sus alumnos como castigo. 

Pero ese patrón tiene un agravante. Princesa dice que un motivo recurrente de sus discusiones de pareja era que “prácticamente todos los fines de semana era una pijamada con los alumnos, no podíamos estar solos en la casa porque siempre tenía que tener ese comportamiento con los alumnos como si fueran sus amigos”. Para ese momento él tenía 28 años y sus alumnos eran (y son, según las últimas publicaciones en redes sociales de su academia) menores de edad. Ella también cuenta que “había varias chicas en la academia y él tenía un comportamiento preferencial con algunas, haciendo que nos volviéramos rivales entre alumnas”. Una de las alumnas que destacó fue Flor y luego, Borboleta, que adjunta su testimonio a este artículo. 

Princesa afirma que los maltratos psicológicos y físicos fueron recurrentes durante su relación. Sin embargo, recuerda especialmente uno en 2012, cuando Coreano vivía en la primera planta de la familia de Flor: “Estábamos entrenando en un parque. Había niños y papás viendo la roda. El tipo me metió un bênção (patada de frente) en la boca del estómago. Me sacó el aire, me acosté sobre las gradas. Él me siguió gritando frente a los niños y yo me molesté. Me quité la cuerda y se la tiré en frente de todos. 

Cuando terminó el entrenamiento regresamos a la casa, él tenía mi cuerda en el cuello. Yo le dije no voy a ir a recuperar mi cuerda y  amablemente le pedí el favor que si me la devolvía. Y él me dijo que no, que tenía que voltear. Yo dije bueno, pues, es el típico entreno de flexiones y sentadillas. Esto ya fue en la casa, teníamos una tula de pateo.  Y él me dijo que tenía que darle a esa tula hasta que me sangraran los pies (…) obviamente no pasó. Le dije ‘aquí nos va a dar la media noche’. Él me dijo ‘póngase en posición de asimilar’ (una posición para esquivar o defenderse de pateos) y yo me organicé. Me dijo ‘va a recibir tres por cada pierna’. En la primera me tiró al piso, el hematoma me cubrió toda la pierna y se me durmió. Él me gritó ‘Párese’. Como pude, me paré y para el otro lado fue lo mismo. Ese fue el punto en el que pasó el límite. Y de ahí siguió un montón de veces”.

Tanto Princesa como Coreano eran profesores de capoeira Nativos supervisados por Mestre Aranha. “Yo le conté a Aranha esto varias veces” afirma Princesa “incluso cuando fueron las audiencias de mi divorcio yo lo llamé a él como testigo y dijo ante el juez que no recordaba haber escuchado nada”. 

“Sus agresiones no solo permeaban a su círculo de estudiantes, a su familia, a mí (en esos momentos, su esposa). Infortunadamente su actuar violento incluyó a los animales: ‘Negro’, ‘Lila’, y ‘Chacha’ también conocieron el mal trato por su parte, negándoles alimento y pateándolos.” Princesa declara que él era quien manejaba las finanzas de la relación y que en 2016 tuvo que hacerse cargo de las deudas mientras él se iba de viaje. 

En 2019, cuando terminó la relación, supo que él le había sido infiel en varias ocasiones. La demanda de divorcio fue inicialmente por separación de cuerpos, sin embargo, durante la audiencia se presentó evidencia de violencia de género y de la causal de divorcio por infidelidad. Fue precisamente en esas audiencias que Flor compartió su relato. “Nunca supe, lo mío es sencillo, es una separación, pero lo que le hizo a las niñas es imperdonable”. Princesa agrega que, a raíz de la forma de actuar de Coreano, era normal que las alumnas no hablaran entre sí, menos con ella, que era su esposa en esa época, pero espera que hoy se puedan cambiar esas acciones nocivas y que aquellas personas que fueron –o son– víctimas de él, puedan hablar. 

“Este ha sido un proceso lento y revictimizante, que hasta ahora, después de 3 años, está comenzando a andar.” Princesa comenzó su proceso legal de divorcio en el 2019. En la última audiencia del caso, en marzo de este año, la jueza agregó al divorcio un agravante por violencia de género y resolvió que la notificación de la sentencia escrita debería llegar en diez días, pero han pasado cuatro meses y aún no llega. 

Este vacío documental hace que hoy, Professora Princesa, no pueda tener participaciones seguras en eventos de capoeira. El ejemplo más reciente fue ‘Jogo Maneiro’, una competencia a cargo de la Organización Capoeira Suba, donde Princesa fue invitada como jueza. Su condición para participar fue tener una zona segura, dados los antecedentes con Coreano. La organización aceptó, pero el día del evento le dió acceso a mestres y contramestres (como Coreano) a dicha “zona segura”. A Princesa la alejaron “por su protección” y le prohibieron juzgar a los alumnos de Capoeira Nativos (ella ya no hace parte del grupo). El Profesor Foguete del grupo Axé Capoeira, le dijo que “era para evitar problemas”. Princesa reclamó y pidió por lo menos participar en la batería, algo que también le negó Professor Timba de  Grupo Capoeira Brasil “por ser jurado”. En las fotos del evento se evidencia que Coreano tocó el agogó (instrumento musical) en el centro de la batería, aún cuando era una competencia y sus alumnos estaban concursando. 

Testimonio 3 –  Borboleta: “me obligó a tener relaciones sexuales con él”

Borboleta comenzó a entrenar en la academia de Nativos, Villavicencio en 2015, cuando tenía 12 años. Relata que su trato con Coreano “fue relativamente formal, evolucionando cada año en lazos de confianza, principalmente con mi mamá”

Flor recuerda que, para 2018, Borboleta se volvió la alumna preferida de Coreano. Borboleta dice que él era para ella “un guía protector, cuidándome de manera paternal, estricto y dándome la seguridad de que podía confiar genuinamente”. Al año siguiente, en 2019, Coreano invitó a Borboleta a acompañarlo a un evento de capoeira fuera del país. Los padres de ella accedieron, al punto de radicar en notaría un permiso escrito para dejarla salir del país con su profesor como tutor. 

El plan era que Borboleta, entonces de 16 años, viajara con Coreano y Princesa (quien para esa fecha todavía era su  esposa), pero Princesa no consiguió permiso de trabajo, así que viajaron solos Borboleta y Coreano. La vía Villavicencio – Bogotá tenía problemas de infraestructura, así que decidieron tomar el camino largo y dormir una noche en Bogotá antes de tomar el vuelo para salir del país. 

Se hospedaron en la casa de una persona cercana, que les había preparado dos espacios separados para dormir, pero él insistió en que dormiría con ella. “Esa noche empezó lo feo”, recuerda Borboleta. “Si bien antes me hacían comentarios de, ‘ay, está bonita’, ‘ay, cómo ha crecido’, cosas así, yo no lo veía como algo malo porque pues era esa figura de confianza, ¿no?. Era esa figura que yo respetaba, entonces nunca vi un comentario suyo como algo con doble intención. Solo hasta esa noche… que empezó con tocamientos inapropiados, decía que eran cosquillas. Yo me sentía incómoda”.

A la mañana siguiente, Borboleta despertó y no había nadie más en la casa que ellos dos. “Me entré a bañar y cuando salí él había atravesado una colchoneta y tenía mi maleta con mi ropa al lado. Estaba desnudo. Me haló y me obligó a tener relaciones sexuales con él (…). Al terminar me pidió que fuera un secreto y no se lo comentara a nadie, que de ese apartamento no iba a salir ese tema, prácticamente actuar como si nada hubiese pasado”. Cuenta Borboleta.  Si alguien me pregunta, ‘¿usted se opuso?’ yo no dije nada. Yo estaba en shock… me sentía indefensa, yo me sentía desprotegida. Yo no me sentía en la posibilidad de decirle que no, así me sintiera incómoda, porque para mí era mi figura de autoridad, la persona que tenía que respetar, la persona que estaba a mi cuidado“.

Los detalles específicos de lo que pasó ese día y otros acontecimientos durante el viaje se adjuntaron a la denuncia formal que Borboleta hizo a principios de este año. En ese 2019, al regresar a Villavicencio, ella recuerda que él le insistió nuevamente que lo sucedido iba a ser en secreto, que no debía, ni podía comentarle a nadie lo sucedido. “Y así fue. Suprimí el recuerdo y seguí con mis actividades de capoeira. Pero el declive de mi salud mental comenzó en ese momento”. 

Desde 2021, Borboleta comenzó a buscar apoyo psicológico profesional y fue diagnosticada con depresión y ansiedad. Sin embargo, continuó entrenando en Nativos, incluso tratando de proteger a otras chicas que llegaban nuevas a la academia. Cuando Coreano hacía comentarios sobre sus cuerpos, Borboleta intervenía. “La manipulación con él era una vaina horrible, uno sentía que dependía de él, uno sentía que sí o sí estaba en la obligación de hacerle caso, uno sentía que la opinión de uno, pues la verdad, a la larga no importaba, que era como lo que él decía, como él lo decía, y si tú no pensabas lo contrario, trataba de persuadirte al máximo hasta que lograba su objetivo”.

Princesa señaló este mismo comportamiento como una práctica extendida. “Él me apartaba para que yo no me diera cuenta de lo que estaba pasando con las alumnas nuevas o con otras personas de Nativos. Y eso hizo que el grupo se partiera en dos: los que estábamos con Coreano y los que estaban en su contra. Me tomó muchos tiempo llegar a hablarles, porque tenía miedo”. Tanto Flor como Borboleta recuerdan que el miedo era parte del día a día y  que Coreano les insistía en defender a su profesor, su imagen y reputación, por encima de todo.

Borboleta continuó entrenando y siguió aportando a la academia hasta 2024, cuando decidió irse. Desarrolló un proyecto como promotora de deportes en Villavicencio, que contó con el apoyo de otros capoeiristas del país y fue ahí cuando Coreano la contactó de nuevo. “Me mandó un mensaje como, es que usted no es digna para hacer eso, usted no es capaz de hacer eso porque no está en la academia, entonces… como que no es digna de nuestro apoyo, fue lo que me dio a entender”.

Este año, Borboleta decidió dejar el grupo Capoeira Nativos e interponer una denuncia formal en 2025, por presunto acceso carnal violento, a raíz de lo ocurrido en 2019.

La comunidad de capoeira en acción

Los testimonios publicados sugieren la posibilidad de que otras personas, tanto mujeres como menores de edad, puedan haber sido o ser susceptibles a dinámicas similares a las aquí descritas, así como una de las denunciantes pide investigar presunta divulgación de contenido no apropiado para niños. Mientras estos procesos avanzan en la justicia, la comunidad de capoeira tiene un papel vital para proteger a las víctimas e impedir que nuevos abusos se repitan, en Capoeira Nativos o cualquier otro grupo. 

Esto no pasa solo en Colombia. La Maestra Joy San Agustin (Mestra Joy), líder del grupo Capoeira Brasil New York, resumió en su blog, su dificultad para abrirse paso en un entorno hostil para las mujeres. “La lucha para sentirme igual a una contraparte masculina era algo que necesitaba dejar ir” recuerda “Es solo en la conciencia de nuestras heridas y dolor que somos capaces de sanarlas. Es solo hasta que tengamos la capacidad y el coraje de empujar contra los viejos sistemas estructurales que ya no nos sirven, que ayudaremos a fomentar la igualdad y a romper el ciclo”

Más allá de los líderes de cada núcleo, la mayoría de capoeiristas son alumnos y el cambio puede comenzar por cuestionar a sus propios maestros o establecer protocolos para acompañar posibles nuevas denunciantes. 

Como se evidencia en la publicación ‘Identificando Barreras para las mujeres en capoeira‘ del Chicago Capoeira Center (mayo de 2025), en una encuesta global que reunió más de 1.000 participantes, más de la mitad de las encuestadas ha pensado en dejar la capoeira debido a la decepción con los líderes, la falta de apoyo de la comunidad, una cultura dominada por hombres, el abuso de poder y una jerarquía rígida.

La encuesta propone soluciones clave para la seguridad y permanencia de las mujeres en la capoeira, incluyendo la implementación de sistemas que castiguen la mala conducta y una mayor representación femenina en roles de liderazgo.  Academias como el Chicago Capoeira Center, tienen un código de conducta de cero tolerancia contra cualquier violencia de género para todxs sus invitadxs previo a la asistencia a un evento. Tener un estándar como este asegura espacios seguros y unos límites claros.  También esta academia sugiere la creación de redes de mujeres para seguridad y apoyo mutuo, capacitaciones obligatorias en inclusividad para profesores, y un mayor activismo y respaldo por parte de los hombres. 

En 2017 la organización Roda Unida encontró en otra encuesta que el 69% de las mujeres y el 12% de los hombres pasaron por un asedio sexual en capoeira. Y que el 60% de las denuncias recibidas en dicha encuesta involucraban menores de edad. Casos como el de Mestre Suassuna y otros mestres del grupo Cordão de Ouro en Brasil ya son de conocimiento público. 

El cambio en el liderazgo y la capacitación en violencias de género puede ser una solución estructural. Capoeira es una disciplina y arte marcial que implica contacto físico, pero el contexto en que se da cada contacto es lo que más importa a la hora de identificar comportamientos violentos. También es necesario que las academias de capoeira ejecuten acciones de reparación para las víctimas y de prevención.

Las denunciantes exigen:

Desvinculación inmediata de Coreano de todo proceso de enseñanza, torneo o competición de capoeira mientras las denuncias estén vigentes y los hechos se esclarezcan, así como el retiro de su estatus de contramaestre. Su título de bicampeón nacional debe ser reconsiderado a la luz de estas denuncias. Hoy en día la mayoría de integrantes de su academia siguen siendo menores de edad. 

Protocolos de denuncia y prevención para presuntos casos de presunto abuso y acoso en las academias de capoeira  que partan de la activación de rutas psicológicas y jurídicas que acompañen a las víctimas.

Formación y sensibilización mediante capacitaciones para todxs lxs profesorxs sobre prevención del abuso, relaciones de poder, consentimiento y buen trato. 

Espacios seguros: fomentar y crear efectivamente espacios seguros (ruedas, torneos, entrenamientos, socializaciones, etc.), donde las víctimas puedan desarrollar sus actividades sin temor o expuestas ante sus agresores.

Al sistema judicial de Colombia: debido a que Sergio Alejandro Merchán tiene tiene acceso a plataformas judiciales, uso de armas de fuego y seguimiento de procesos penales como parte de su contrato como investigador del CTI, las víctimas piden celeridad y un tratamiento riguroso que incluya protección a las denunciantes y posibles nuevas víctimas.

Adicionalmente, piden el respaldo de toda la comunidad de capoeira para difundir estas denuncias, detener los hostigamientos, acompañar posibles nuevas víctimas y asegurar reparación y no repetición. Mientras tanto,el periodismo y la capoeira feminista no darán un paso al costado. Iniciativas como la  “Rueda de Mujeres Capoeiristas de Colombia, la Rueda de Parceras” publicó el mes pasado un formulario para recibir presuntas denuncias de presuntos casos de abuso, acoso sexual o violencia de género. Así como esta arte fue creada y transmitida para liberar de la opresión, se espera que la comunidad de capoeira acompañe a todas sus alumnas para que ni una graduación, ni una academia, ni una roda sea nunca más un instrumento de violencia de género, acoso o abuso sexual. 

Volcánicas envió algunas preguntas vía correo electrónico a Sergio Alejandro Merchán ‘Coreano’, relacionadas con estas denuncias. Hasta el momento no recibimos respuesta. 

  1. Página 75. https://www.fiscalia.gov.co/colombia/wp-content/uploads/HuellasEne_Jun2022.pdf 
    ↩︎
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3 thoughts on “Contramestre de capoeira del grupo Nativos Colombia es denunciado por violencia de género y presunto abuso sexual a menores de edad.

  1. como ex alumna, perteneciente a la academia, también fui testigo de cómo fue el profesor coreano con algunas alumnas, incluyéndome.
    era un comportamiento fuerte… castigos, como los que mencionó una de las chicas, que después de haberle dado una patada que le sacó el aire, la puso a darle patadas hasta sangrar. ese es uno de varios comportamientos indebidos/exagerados que se presentaron en la academia por parte de coreano.
    desconozco de lo demás expuesto (abuso sexual/intenciones sexuales)… pero no lo minimizo. les brindo mi apoyo en esto.

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