March 6, 2024

Argentina: orgullosamente feministas hacia el 8M

Las feministas argentinas preparan un 8M de reivindicación y de hacer frente al nuevo gobierno de Milei, que las señala explícitamente como sus enemigas.

COMPARTIR ARTÍCULO
Compartir en Facebook Tweet Enviar por WhatsApp Enviar por WhatsApp Enviar por email
Portada: Isabella Londoño

El patio del anfiteatro de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) en el barrio porteño de Balvanera no alcanza para la multitud que se acercó a la tercera asamblea en Ciudad de Buenos Aires para organizar el 8 de marzo. Docentes, inquilinas, trabajadoras textiles, ferroviarias, bancarias, estudiantes secundarias, estatales, trabajadoras del subte, isleñas, madres monoparentales, viejas e históricas feministas, cocineras de los comedores, militantes políticas, sindicalistas, migrantes, trabajadoras informales, desocupadas, investigadoras, madres que cultivan cannabis, ex funcionarias del Estado: la lista de oradoras no alcanza para todas las que se acercaron en subte, tren, colectivo, bici, caminando o en auto. 

Cada encuentro queda una veintena de inscriptas pendiente de la reunión anterior. Dos compañeras de la comisión organizadora anotan y anuncian por micrófono que se vayan preparando las siguientes para hablar. El tiempo no alcanza para todo lo que hay para decir y hay que regularlo: cada intervención tiene que durar tres minutos y otra compañera controla que se cumpla. Todas quieren seguir conversando. Por eso, cuando se desarma la asamblea, algunas migran a bares, improvisan juntadas en la vereda. 

Están las que vienen por primera vez, las que están organizadas y representan espacios políticos partidarios u organizaciones sociales, las curiosas y sueltas, las que ya hace 8 años que tienen asistencia perfecta, desde que Ni Una Menos empujó la posibilidad que sea un espacio sin más intermediarias que un micrófono e intérpretes en lengua de señas para poder escucharnos y leernos mejor. Todas pueden anotarse en la lista de oradoras y tomar la palabra. 

La luz no alcanza. Se hace de noche y el encuentro continúa pero los acuerdos para la convocatoria se van delineando: la asamblea del 8M de la Ciudad de Buenos Aires convocará a concentrar desde las 16 a la Plaza de los Dos Congresos con múltiples actividades que organizarán colectivas y agrupaciones, sindicatos, asambleas vecinales, organizaciones sociales y partidos políticos. También confluirá una marcha que llegará desde las intersecciones de la Av. 9 de Julio y la Av. de Mayo. Habrá intervenciones gráficas y performáticas, música, batucada, y la lectura de un documento consensuado alrededor de las 19 horas desde un escenario central. 

“Esta vez hay que estar” es uno de los lemas para convocar a las multitudes. La comisión de comunicación de la asamblea tiene claro que hay que volver a enamorar a las feministas que se unieron al grito de Ni Una Menos, le hicieron paro al gobierno de Mauricio Macri o fueron marea verde con la lucha por el aborto. El 8M será el primer acontecimiento político que tenga a los feminismos como protagonistas de una movilización contra el gobierno de Javier Milei, el presidente experimento liberal libertario que explícitamente ha señalado a nuestras existencias como sus enemigas.

“Podemos elegir hablarnos a nosotras, a las centrales sindicales o al mundo”, sintetizó Valeria Salech de Mamá Cultiva, cuando agarró el micrófono para hablar en el último encuentro. En sus palabras se resumen casi 8 horas de discusión y tensión de los tres encuentros. Hay grietas y divisiones: Congreso o Plaza de Mayo, concentración o movilización, paro feminista o paro general. Diferentes lecturas políticas que se ven expresadas en detalles: no hacen al fondo pero pueden desgastar esfuerzos de intercambio y expulsan a las que no están acostumbradas a estos espacios.

La crítica realidad económica que vive el país es una preocupación compartida que se repitió en los discursos hasta el tedio y contagió de una angustia colectiva. El hambre y las ollas vacías en los comedores porque el alimento que llegaba del Estado ya no llega. Los aumentos en el transporte, las tarifas y las obras sociales. Las universidades públicas que advierten que no podrán pagar sueldos a partir de abril. Las clases que no comenzarán porque habrá paro. El consumo de la leche que cayó el 15% por los aumentos. Tardó en llegar pero también se habló de la prohibición del lenguaje inclusivo y la perspectiva de género, el proyecto presentado para derogar el aborto legal. Estuvo presente la preocupación por cómo llevará adelante el área del Ministerio de Capital Humano y la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género todas las políticas que llevaba adelante el desmantelado (y demonizado) Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. 

“169 trabajadoras despedidas de la Agencia Nacional de Discapacidad, ente ellas 16 personas discapacitadas, una persona embarazada, personas que tenían licencia psiquiátrica, personas con 20 años de antigüedad , 4 delegados sindicales. Mañana vamos a movilizar”, contó una mujer que trabaja en ese organismo. 

Una asamblea feminista no se parece a nada. No tiene punto de comparación en términos de convocatoria y transversalidad con otro espacio político. Una asamblea feminista es la invitación a la confluencia de todas las luchas que se dan en simultáneo. Es la construcción de una agenda propia. 

Hoy la asamblea feminista es síntesis de lo que está pasando en Argentina. En la última reunión una de las oradoras pidió perdón porque la semana anterior no pudo llegar por el paro de trenes. Otra invitó a saltar los molinetes del subte el viernes. 

Una asamblea feminista es un ejercicio político: de escucha, de aprendizaje, de puesta en común. Es una apuesta interseccional e intergeneracional. En cada asamblea hay linaje, hay un presente que arde urgente y hay futuro. Una asamblea feminista es recordatorio: la reivindicación de que estamos y vamos a estar para nosotras.

Pienso al feminismo como una conversación omnipresente. La conversación continúa más allá de los hitos multitudinarios. Y en estos últimos años después de Ni Una Menos sostuvimos una conversación de mayorías con más o menos gritos de furia y colectivos, con el megáfono en la mano y sin él, encolumnadas detrás de un mismo grito y hasta hubo momentos ruidosos en los que no nos entendimos y tampoco nos entendieron, algunos en los que volvimos a ser susurro, otros en los que nos han pedido silencio más o menos amablemente, fragmentos de tiempo en los que volvimos a gritar articuladas con otros movimientos, más cerca de la política tradicional, más lejos. También nos acallaron y corrieron de esos lugares donde podíamos conversar o nos señalaron cuando teníamos o podíamos hablar o de qué. Pero de una forma u otra el feminismo y todas sus demandas y denuncias estuvieron (y están) en el centro. Quizás lo que faltó en esa conversación fue colocar, en el mismo nivel, la posibilidad de imaginar un mundo libre de violencias, lo que soñamos como buen vivir. 

Este 8 de marzo no sabemos cómo será porque el ciclo político que vive la Argentina es impensado. Pero estoy segura que tiene que ser una jornada de reivindicación. Por lo que fuimos, lo que somos y lo que todavía podemos ser: orgullosamente feministas. 

COMPARTIR ARTÍCULO
Compartir en Facebook Tweet Enviar por WhatsApp Enviar por WhatsApp Enviar por email
  • Me indigna
    (0)
  • Me moviliza
    (0)
  • Me es útil
    (0)
  • Me informa
    (1)
  • Me es indiferente
    (0)
  • Me entretiene
    (0)

Autor

  • María Florencia Alcaraz (1985) es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). Es co-directora y miembra fundadora del medio de comunicación nativo digital LatFem. Investiga y trabaja en comunicación política estratégica especialmente enfocado en narrativas de ampliación de derechos. Además es cronista en Desiguales por la Televisión Pública. Como periodista colaboró y colabora en distintos medios: Washington Post, Revista Anfibia, Cosecha Roja, Infojus Noticias, entre otros. Trabajó en radios comunitarias y en las radios FM Nacional Rock y El Destape. En 2018 condujo el ciclo de entrevistas a feministas por Youtube, La olla. En 2013 recibió el premio Lola Mora que entrega la Dirección de la Mujer de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por su trabajo en Infojus Noticias. En 2016 fue galardonada con el premio estímulo que entrega la escuela de periodismo TEA por su labor en periodismo digital.

    View all posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Artículos relacionados