
Tras la interceptación y secuestro por parte de las fuerzas de ocupación israelíes de la Flotilla Global Sumud, que navegaba hacia Gaza con ayuda humanitaria en un intento por romper el bloqueo ilegítimo impuesto por Israel, 171 tripulantes fueron deportadxs a Grecia y Eslovaquia. Varixs denunciaron abusos, incluyendo golpes, amenazas con perros y privación del sueño. Contaron que Greta Thunberg fue sometida a malos tratos y humillación.
Al llegar a Grecia, Greta declaró: “Podría hablar muchísimo tiempo sobre los malos tratos y abusos que sufrimos en prisión. Pero esa no es la historia. Israel está intensificando el genocidio y la destrucción masiva con intenciones genocidas, intentando borrar a una población entera ante nuestros ojos”.
Los malos tratos reportados por la flotilla
“Arrastraron a la pequeña Greta por su pelo ante nuestros ojos, la golpearon y la obligaron a besar la bandera israelí. Le hicieron todo lo imaginable, como una advertencia a los demás”, dijo el activista turco Ersin Çelik a la agencia Anadolu. El periodista italiano Lorenzo D’Agostino contó que vio a Greta envuelta en la bandera israelí y la obligaron a desfilar como un trofeo, mientras los soldados se tomaban selfis con ella. Un funcionario de la embajada sueca confirmó que ella había descrito un “trato duro”, acceso inadecuado a alimentos y agua, y que había estado retenida en una celda infestada de chinches.
Greta solo es una de las 437 personas detenidas después del ataque de Israel a la Flotilla Global Sumud. Si esto le hacen a ella, que es la activista con más visibilidad, ¿qué le hacen a las demás personas detenidas que el mundo no ve?
Se han documentado violaciones y abusos sexuales
El ejército de ocupación israelí ya ha sido señalado de cometer abusos, torturas y tratos degradantes contra sus detenidos. La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) ha documentado casos en que detenidos palestinos han sido sometidos a tortura, malos tratos, privación prolongada de comunicación, uso de perros, “waterboarding” (ahogamiento controlado) y otros tratos crueles. En un informe de 2024, expertos de derechos humanos denunciaron “abusos generalizados, tortura, asalto sexual y violaciones” en prisiones israelíes, con decenas de muertes bajo custodia.
La organización israelí B’Tselem ha acusado al Estado de Israel de tener una “política sistemática” de abuso y tortura hacia prisioneros palestinos. Sobre el campo de detención Sde Teiman (ubicado en el desierto del Negev, cerca de la frontera con Gaza), recaen denuncias de violaciones, electrocución, humillaciones sexuales y tortura psicológica.
Un reportaje de Euro-Med Monitor con un centenar de testimonios describe que muchos detenidos fueron “retenidos bajo condiciones de venganza”, con violencia física, insultos, interrogatorios de alta presión y sin acceso a garantías jurídicas.
Estos abusos denunciados constituyen violaciones graves del derecho internacional, están prohibidos por la Convención contra la Tortura y además se consideran crímenes de guerra y de lesa humanidad según el Derecho Internacional Humanitario y Penal Internacional.
La tortura de prisioneros o personas detenidas civiles es un crimen de guerra, perseguible por tribunales internacionales.