ALERTA: SPOILERS
¿Por qué vale la pena hablar sobre una película que desde el título muestra lo violenta que puede ser? Simple, porque desde la crítica y el cuestionamiento a una película como The Whale se puede entender y ver cómo la gordofobia es violenta y está profundamente normalizada. Claro está, si se tiene el mínimo de empatía.
Es importante aclarar que quien está escribiendo este texto es una mujer que toda su vida ha habitado un cuerpo gordo y ha sufrido diferentes tipos de violencias por esto mismo, así que, sí, esta crítica será realizada con una mirada anti–gordofóbica y enfocada específicamente en este tema.
The Whale, dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por Brendan Fraser, es una película basada en la obra de teatro del mismo nombre escrita por Samuel D. Hunter. Aquí la sinopsis de la película que se encuentra en IMDb: Un solitario profesor de inglés que vive con obesidad severa intenta reconectarse con su distanciada hija adolescente para tener una última oportunidad de redención. Así es, una película que trata sobre un hombre homosexual muy gordo que está muriendo por ser gordo y busca redención para así morir en paz. Antes de empezar, me parece pertinente que si usted ya vio la película o si tiene planes de verla, se pregunte: ¿siento empatía por un hombre que perdió su vida por un sistema gordofóbico y homofóbico? o ¿ siento lástima por un hombre que vivió y murió en un cuerpo no normativo y tengo el privilegio de no encontrarme en su situación?
El nombre del filme hace referencia al libro de Moby Dick que es abordado en varios momentos del largometraje, pero también su nombre hace referencia al cetáceo de gran tamaño que es “similar” al protagonista, porque siempre ha sido muy normal asociar a las personas gordas con animales de gran tamaño como la ballena, la vaca, el cerdo o el hipopótamo. No obstante, en el reino animal el peso o dimensión no es determinante para nada.
Esta película recibió 3 nominaciones a los Óscar (y ha sido una de las más comentadas), una de ellas por mejor maquillaje y peinado, porque Brendan Fraser tuvo que usar un Fat Suit para interpretar el papel de Charlie, el protagonista. Se sabe que una de las razones por las que el director decidió trabajar con este actor fue porque este “se encontraba en el olvido” debido a algunos problemas de salud y porque también estaba marginado de Hollywood por haber denunciado por abuso sexual a Philip Berk, presidente en ese entonces de la Asociación de prensa Extranjera de Hollywood , el actor ha contado cómo incluso ha recibido gordofobia al haber ganado peso con el paso de los años, lo irónico es que el filme es sumamente gordofóbico, entre otras cosas, por lo ofensivo que resulta el uso de un fat suit para interpretar un personaje con esa cantidad de peso.
El hecho de que se tenga que usar un fat suit lo único que indica es que las personas que realizaron la película no tuvieron ningún interés de siquiera conocer el punto de vista de una persona que habita un cuerpo así de gordo. Que una persona tenga que entrar en un traje para verse más gordo de lo que puede llegar a ser solo refuerza la creencia, a la que históricamente hemos tenido que ser sometidas las personas gordas, de que siempre dentro de un cuerpo gordo hay uno delgado, y que este se habita exclusivamente por falta de voluntad o por descuido. Aronofsky en una rueda de prensa en la Bienal de Venecia cuenta cómo le tomó más de 10 años realizar está película porque no encontraba quién interpretará el papel del personaje principal, dice que no había nadie con quién hiciese “click”, solo buscó super estrellas y actores reconocidos que pudiesen interpretar el papel, hasta que vio a Fraser en el trailer de una película brasilera y por iluminación divina se dio cuenta de que era quien debía interpretar el papel, lo que muestra que el director –ni nadie involucrado en al ejecución de la película– tuvo la intención de buscar a alguien que tuviera la experiencia de vida que tenía el personaje principal, ni siquiera para asesorarse. ¿Dónde queda el mínimo respeto por la experiencia de vida de un cuerpo gordo y sobre todo dónde queda la representación?
Esta simplemente es una película más que cae en el cliché gordofóbico de que las personas gordas están gordas por dejadez, falta de voluntad o descuido; aunque busque humanizar a un hombre que ha atravesado cambios por una situación de estrés tal como la muerte de su pareja, lo cual es algo sumamente real y nuestros cuerpos reaccionan y cambian bajo situaciones de estrés, lo que consigue es producir lástima y con eso perpetuar la discriminación sistemática que hemos recibido toda la vida las personas con sobrepeso.
Este largometraje se encuentra clasificado como Drama psicológico, pero mostrar la depresión, el luto, la adicción a la comida y la soledad que atraviesa este personaje de la forma que es mostrado debería considerarse como una falta de respeto. Una de las escenas más insensibles y que evidencia cómo está película está hecha desde el privilegio de la delgadez es cuando el protagonista tiene un atracón de comida y después de esto es juzgado por otro de los personajes, dando un mensaje sumamente violento y también bastante triggering para las personas que viven o han atravesado por un trastorno de la conducta alimentaria (TCA), pero al parecer el abordaje de estos temas por parte del director resultan casi un fetiche, como también lo hizo con la anorexia en Black Swan y con el Heroin Chick en Requiem for a Dream, con la diferencia de que en ninguna de las anteriores se llega a generar una reacción negativa como el asco o desagrado que consigue en The Whale.
Les cinéfiles empedernides defienden que está película busca generar empatía y retratar una realidad, pero lo cierto es que esta perspectiva se llega a confundir con la lástima y el desagrado y en ningún momento retrata una realidad sino que muestra lo que se cree que es la realidad, pero que simplemente es un punto de vista sumamente insensible y poco empático con las personas que habitamos cuerpos gordos, empezando porque no se debe explicar por qué se llega a el peso que se llega o por qué “estamos en esa situación” que estamos. ¿Qué necesidad abordar la autodestrucción desde la gordura?
En fin, vivimos en un mundo en el que la gordofobia está tan normalizada que si no cuestionamos películas como estas que están en boca de todo el mundo y que incluso han tenido la osadía de decir que muestran una “mirada nueva” de la gordura, seguiremos en lo mismo. Aplaudir una película como The Whale lo único que hace es perpetuar el rechazo y la discriminación sistemática que toda la vida hemos recibido las personas gordas.
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