
Este domingo 30 de noviembre, Honduras tendrá elecciones no solo para elegir presidente o presidenta, sino también a legisladores nacionales, autoridades municipales y representantes al Parlamento Centroamericano. Esto, en un ambiente de desconfianza institucional, denuncias de fraude, violencia política e injerencia trumpista.
Los candidatos con más opciones de ocupar la Presidencia de Honduras son Rixi Moncada (partido LIBRE), Salvador Nasralla (partido Liberal) y Nasty “Tito” Asfura (partido Nacional). Moncada busca la continuidad del progresismo en el poder; tiene 60 años, es abogada, maestra y política hondureña y, de ganar, sería la segunda mujer presidenta de Honduras, siguiendo a Xiomara Castro, la actual mandataria. Del lado del conservadurismo neoliberal está Nasry Asfura, a quien Donald Trump ha apoyado públicamente, sosteniendo la narrativa de ultraderecha de “combatir a los narcocomunistas” y evitar que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, “tome el control del país”. Este viernes, Trump anunció que indultará al exmandatario hondureño Juan Orlando Hernández —que cumple condena por narcotráfico en Estados Unidos—, antecesor de Hernández en el Partido Nacional de Honduras. Por su parte, Nasralla, un popular conductor de la televisión local e ingeniero civil industrial, asegura ser el aliado de Trump en Honduras, con un proyecto “antisistema”. Desde 2017, Nasralla se presenta como un “outsider”, pese a que hace parte estable del ecosistema político, con la promesa de lucha contra la corrupción, que sigue siendo atractiva para sectores cansados del bipartidismo. La movilización de votos de la jornada del domingo será decisiva y definitiva, pues el sistema electoral hondureño elige presidente en una sola vuelta, así que este domingo se sabrá el nombre de la o el próximo presidente de Honduras.
La guerra de encuestas
Un sondeo reciente de CID Gallup (septiembre 2025) muestra un escenario muy parejo entre los tres candidatos, liderado por Salvador Nasralla (27%), Rixi Moncada (26%) y Nasry Asfura (24%), todos con posibilidades reales y un 23% de indecisos; sin embargo, una encuesta anterior (publicada en mayo 2025 por la firma Paradigma) daba ventaja a Nasralla con ≈ 25.6%, seguido de Asfura con ≈ 21.2% y Moncada con ≈ 11.3%. Otras encuestadoras muestran variantes: algunas ponen a Nasralla al frente, otras a Asfura y otras a Moncada. Esto ha generado lo que algunos medios llaman una “guerra de encuestas” que dificulta predecir un favorito claro y añade incertidumbre a la jornada.
Focos de tensión
Este ciclo electoral se desarrolla bajo una prolongada situación de excepción desde diciembre del 2022 y extendida el pasado 12 de noviembre por 45 días (siendo el 26 de diciembre el último día de la medida). De 298 municipios, 226 continúan bajo régimen de excepción, con amplias facultades para fuerzas de seguridad y militarización de territorios. Otro de los principales focos de tensión para estas elecciones es la crisis estructural del órgano encargado del proceso: el Consejo Nacional Electoral (CNE). En las últimas semanas, la Fiscalía General de Honduras abrió investigaciones penales contra altos miembros del CNE, acusados de presunta “asociación ilícita” e intento de manipulación del proceso electoral, lo que profundiza la crisis de confianza hacia el organismo. Desde el oficialismo advierten un posible fraude desde la oposición; esta, por su parte, denuncia que el aparato electoral es manipulable. Pero más allá de acusaciones, lo que prevalece es un escenario donde la institucionalidad electoral parece insuficiente para garantizar transparencia. Lo cierto es que el próximo presidente o presidenta que asuma la presidencia de Honduras recibirá un país que ocupa el puesto 154 en democracia y transparencia, entre 180 naciones, donde más del 60% de la población vive en condiciones de pobreza y la tasa de informalidad laboral se sitúa cerca del 74%.