
Artista plástica, lideresa política, activista por la paz y la memoria. Candidata al Senado de la República por la lista paritaria, en cremallera, del Pacto Histórico en donde ocupa el segundo renglón (y el primero de las mujeres). Representante a la Cámara por la Lista de la Decencia y copresidenta de la Comisión de Paz. Obtuvo la cuarta mayor votación en Bogotá para las elecciones legislativas de Colombia en el 2018. Su trabajo como artista lo ha dedicado a recuperar, tejer y defender, la memoria viva del país y la historia de su padre, Carlos Pizarro. Las banderas de sus luchas están con las mujeres, la juventud, las víctimas y ambientalistas.
Volcánicas: ¿Qué entiende usted por feminismo?
María José Pizarro: Creo que es un territorio y una discusión que aún está en disputa. Pero básicamente es la lucha de nosotras las mujeres por alcanzar una sociedad en igualdad, la búsqueda de una sociedad libre de violencias en contra nuestra. Es también una hermandad entre nosotras y, por supuesto, es la lucha inmensa por dejarle a nuestras hijas y a todas las niñas y mujeres de este planeta un lugar distinto.
Volcánicas: ¿Se considera una mujer feminista?
M.J.P: Sí, me considero feminista. Estoy en mi propia búsqueda, como muchas de nosotras.
Volcánicas: ¿Ha sido víctima de violencia política o de discriminación durante su carrera política?
M.J.P He sufrido violencia política en medio de esta campaña y en el Congreso de la República. Ha existido discriminación por el hecho de ser mujer, a veces hasta en las cosas más sutiles: en una reunión, una conversación, en la forma en la que hablan a veces los compañeros y de alguna manera minimizan la voz nuestra.
Volcánicas: ¿Recuerda algún ejemplo o anécdota puntual?
M.J.P: Hay espacios en los que los hombres se sientan sobre la palabra y es muy difícil poder hablar. Recuerdo mucho una vez, en Pereira, había tres compañeros, no voy a decir sus nombres, que comenzaron a hablar, y yo estaba en medio de ellos, pero en ningún momento me hablaron a mí. Se hablaban entre ellos, era como si yo fuera invisible. Entonces le pedí a otro compañero que me sacara de ahí, porque esa dinámica no tenía mucho sentido, y me fui a hablar con gente más joven y ahí sí hubo eco.
Lo cierto es que muchas veces no se escuchan nuestras voces y definitivamente el trato que recibimos las mujeres no es igual. Yo estoy en un movimiento en el que hay una preponderancia de hombres en los espacios de decisión y donde definitivamente, a veces, el trato hacía nosotras es de accesorio.
Volcánicas: ¿Cuáles son los costos para las mujeres que quieren hacer política?
M.J.P: Es un costo enorme por los sacrificios personales, de nuestras familias, del poco tiempo que tenemos para el cuidado de nuestros hijos. Ahí el papel del padre es muy importante, que puedan acompañar a los niños y niñas para que no tengan sensación de abandono en términos del tiempo que les podemos dedicar. De igual forma tenemos que echar mano de una red de mujeres: las mamás, las abuelas, las amigas, para lograr un cuidado colectivo.
Y en general es muy poco tiempo para nosotras mismas, porque cuando no somos políticas, somos mamás; cuando no somos mamás, somos compañeras sentimentales; cuando no somos compañeras sentimentales, somos hijas. Y, de esa manera, son muy pocos los instantes que tenemos para ser nosotras mismas en términos de nuestra intimidad personal.
Además, creo que las mujeres están mucho más dispuestas a acompañar a sus compañeros en el trabajo político, pero no son muchos los hombres que están dispuestos a estar tras bambalinas mientras nosotras somos las que crecemos y lideramos. Esos son los obstáculos que enfrentamos cotidianamente, pero también tenemos que demostrar que somos leales y comprometidas al proyecto político que pertenecemos, una reiteración que no se le exige a los hombres. Ellos ponen un trino y es “maravilloso”, pero nosotras ponemos un trino y tenemos que reafirmar que somos feministas, mujeres, políticas, madres. Es una reafirmación constante y bastante desgastante.
Volcánicas: ¿Cómo ha sido para usted, como mujer, el proceso de lograr desmarcarse de la figura de su padre (Carlos Pizarro Leongómez) y crear una carrera política con nombre propio?
M.J.P: Yo era una niña cuando lo asesinaron, no lo conocí muy bien y tampoco viví con él toda mi vida por las condiciones de clandestinidad. Yo, realmente, me reencontré con mi padre porque hice un proceso de dieciocho años reconstruyendo la memoria y la figura de él. Él estaba casi que olvidado y a través de los documentales, las exposiciones, los libros y los trabajos de memoria que realicé, parí a mi padre nuevamente y se lo entregué, de nuevo, a la historia del país. En ese sentido mi relación con él es de muchísimo afecto, respeto, pero también de muchísima comprensión. Comprendí sus banderas, por lo que luchaba, su faceta humana y lo mejor de su faceta política.
En esos dieciocho años encontré una identidad ideológica entre lo que mi padre pensaba y lo que yo pensaba. Ya con una mirada adulta analicé sus luchas, su ideología y el camino que construyó junto a los hombres y mujeres que lo acompañaban, y fue así como encontré una identidad ideológica y una forma de hacer política en la que me siento reflejada y me gusta. Recogí toda esa información que tenía sobre él y la pase por mi propio tiempo, por mi historia como mujer y así fue como llegué a la política.
Al principio existió la tentación del típico afiche con mi nombre y la foto de Carlos Pizarro, pero nunca quise hacerlo por respeto a él y por respeto a mí misma. Porque aunque todo el mundo sabe que soy la hija de Carlos Pizarro, he intentado construir una imagen propia. También han existido momentos de discusión entre si el María José debía ir más grande que el Pizarro, o al revés, pero creo que hemos superado esa etapa en el sentido de que, aún cuando soy hija de Carlos Pizarro, ya tengo un reconocimiento por ser María José.
Estoy transitando mi propio camino, reconociendo que tengo una historia y un impulso, para lo bueno y para lo malo, porque así como es un orgullo para mí ser hija de él y en muchos espacios es bienvenido, en otros no. Me siento profundamente orgullosa de mi padre y de sus luchas, pero también me estoy construyendo como mujer en la política, he construido durante tres años y medio una identidad propia y ya puedo afirmar que no solamente soy la hija de Pizarro, soy también María José Pizarro en el escenario de la política.
Volcánicas: usted es víctima de la violencia en Colombia y es cabeza de familia ¿Qué propuestas tiene para mujeres como usted?
M.J.P: Queríamos una reforma a profundidad sobre muchos aspectos de la Ley de Víctimas que no se han cumplido, o que tienen muchísimas talanqueras, pero con un Congreso como el que tenemos hoy solo podíamos lograr una prórroga de la ley, discutir otros aspectos era imposible, y nos arriesgábamos a que se cayera la prórroga.
Yo he construido una metodología sobre cómo la construcción de memoria es una herramienta muy fuerte en la lucha contra la impunidad, incluso quisimos sacar adelante una ley de memoria, pero con el Congreso actual iba a ser un tiro en el pie, a través de las modificaciones y las discusiones podía terminar perdiendo la potencia y el sentido la ley. Tal vez en un Congreso diferente sea el momento de sacarla.
Para las mujeres cabeza de familia estamos proponiendo una renta básica con enfoque de género. Estamos proponiendo el Ministerio de la Mujer y, aunque sabemos que es una iniciativa del gobierno, podemos empujarlo desde el Congreso de la República. Un Ministerio de la Mujer que impulse medidas con enfoque especial a la atención de las mujeres cabeza de hogar.
Volcánicas: ¿Cuáles son sus propuestas dirigidas a las mujeres?
M.J.P: Estamos buscando tipificar el delito de violencia y de acoso político en nuestro país. Queremos trazar una ruta de atención para las mujeres que han sido víctimas de violencia, acoso y abuso sexual, ya que no hay una política seria sobre el tema. Desde el Congreso nos daremos la pela para sacar adelante iniciativas de este tipo, entendiendo, además, que en cualquier discusión de Plan de Desarrollo, presupuesto, ley, financiamiento, etc, tiene que existir una transversalidad en donde esté la mirada de las mujeres puestas en cada uno de los artículos.
Volcánicas: ¿Cuáles son sus propuestas dirigidas a la población LGBTIQ+?
M.J.P: La ausencia de representación de la población LGBTIQ+ en el Congreso se nota porque son muy pocas las leyes e iniciativas que realmente los benefician. Por lo tanto, en este Congreso debe ampliarse la representación de personas de organizaciones sociales que sepan del tema y que hayan liderado las luchas en pro de esa población, porque no es solo ser gay, en el Congreso de la República hay varios compañeros gays, pero no dan discusiones alrededor de ese tema. En algún momento se lograron discusiones muy importantes, tal vez cuando estaban Claudia López y Angélica Lozano juntas en el Congreso, pero para las personas trans no hay, ni ha habido, absolutamente ninguna representación, y es por eso que las propuestas que algunos congresistas sacan sobre el tema, muchas veces, son simple maquillaje.
En ese sentido tenemos que abrir las puertas para que sea un sector con representación, bien sea en el Congreso, o ayudando a los y las congresistas a formarnos y a liderar esas luchas, para no usurpar un papel que no nos corresponde.
Volcánicas: ¿Desde la lista del Pacto Histórico existe esa representación LGTBIQ+?
M.J.P: Sí, el problema son las posiciones en los renglones. Por supuesto que hay gente de esa comunidad, pero no creo que estén en una posición elegible. El Pacto Histórico no va a meter 100 senadores, pero lo que sí sé es que las curules que queden tendrán la voluntad y sensibilidad que se necesita para votar leyes e iniciativas que favorezcan a la comunidad LGBTIQ+.
Y vuelvo y digo, las iniciativas no pueden provenir de nosotros, tienen que venir de las organizaciones sociales expertas en el tema y de quienes han estudiado, conocen y lideran esas luchas. De esa manera hago todo. Es decir, no es que no tenga ningún conocimiento sobre el tema, pero a lo largo de mi carrera política he tenido muchísimo cuidado de no usurpar la representación de las organizaciones sociales, comunidades, ni de los diversos sectores del país.
Por eso esto es una invitación a las organizaciones, muchas de ellas amigas y con las cuales he trabajado, para que me acompañen y ayuden a sacar adelante este tipo de iniciativas porque yo no soy lesbiana, bisexual o trans y por lo tanto debo actuar con el máximo respeto.
Mi curul no es de María José Pizarro, es la curul de una serie de organizaciones sociales con las que hemos construido los debates de control político y con quienes hemos liderado los proyectos de ley, porque esa es la manera más respetuosa de ejercer la representación política.
Volcánicas: ¿Cuáles son sus propuestas sobre el medio ambiente?
M.J.P: Las propuestas que nosotros y nosotras tenemos en términos ambientales están muy ligadas a la posibilidad de ser gobierno, porque en la medida en que seamos gobierno vamos a poder sacar adelante iniciativas diferentes. Nosotros hablamos de descarbonizar la economía, y para eso tenemos que tener una pata en el Congreso y otra en el gobierno. Esto para decir que hay unas propuestas muy ambiciosas, pero dependen de si somos gobierno o no. El Pacto Histórico no solo está comprometido con la protección del medio ambiente, afirmamos, sin temor a equivocarnos, que somos el movimiento ambientalista del país.
En términos personales hemos construido una ley de refugios animales y estamos construyendo una ley de arborización urbana. Hemos trabajado muy fuertemente en la protección y reconocimiento de los humedales, de los cuerpos de agua y de los ecosistemas estratégicos. También hemos trabajado con varios acueductos comunitarios en un proyecto de ley que busca sacarlos de la Ley de Servicios Públicos para que tengan una normativa propia que los proteja. Y obviamente vamos a oponernos al fracking y vamos a ponerle el ojo al tema de la deforestación.
Volcánicas: ¿Cuál es su posición, y la de su partido, frente al aborto? Teniendo en cuenta que avalan un precandidato presidencial como el pastor antiderechos Alfredo Saade.
M.J.P: Conmigo no hay discusión alguna, así como defendí la despenalización del aborto en el Congreso cuando se dio la discusión lo seguiré haciendo porque es un tema de compromiso personal. En segundo lugar, nosotros somos respetuosos de la Constitución y de las decisiones de las Cortes, por lo tanto no creo que exista una sola persona en el movimiento que, a pesar de que tenga una posición en contra, vaya a irrespetar una decisión de la Corte.
Y, en tercer lugar, hay que trabajar desde el gobierno y el legislativo para que esta despenalización venga acompañada de una política muy fuerte, no solamente de educación sexual y reproductiva, sino de acceso a métodos anticonceptivos, sobre todo, en las regiones más apartadas del país y para las mujeres más vulnerables. De lo contrario, es más probable que se tengan que hacer uso del aborto en la semana 24, algo que ninguna mujer pro aborto, o no, quiere llegar a hacer. Nadie, por muy feminista que sea, quisiera tener que tomar esa decisión.
Lo que queremos es que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo y que ojalá puedan acceder a la educación sexual y a los métodos anticonceptivos necesarios para no tener que pasar por un impase que es profundamente doloroso. Porque, por mucha convicción que exista, no deja de ser doloroso. Entonces creo que tenemos que ponernos todos, todas y todes, en función de garantizar que una ley de despenalización venga acompañada de una política pública de acceso a métodos anticonceptivos, a salud sexual y reproductiva y a educación sexual.
Finalmente, vamos a proponer un proyecto de ley de maternidades seguras, para que exista un acompañamiento del Estado a las mujeres que decidieron ser madres.
Porque no es solamente despenalizar el aborto, también hay que proteger a aquellas mujeres que deciden continuar con sus embarazos. Hay que brindarles todas las garantías, no solamente en la atención prenatal, sino también después de nacido el bebé. Que puedan tener no solamente el acompañamiento médico, sino el acompañamiento económico, y todo lo que se requiere durante los primeros 1000 días de nacimiento del niño. Creo que son políticas y decisiones complementarias que pueden ayudar a desmontar todas las prevenciones sociales y religiosas en relación con la decisión que acaba de tomar la Corte.
Volcánicas: Dentro del Pacto Histórico se han dado varias discusiones con tintes machistas y sexistas. Incluso varias políticas feministas (Ángela María Robledo, Juana Afanador y Sara Tufano) se salieron del movimiento porque, según ellas, no había garantías para las mujeres. También hubo una respuesta sexista y racista de varios militantes del movimiento sobre el reclamo que Francia Márquez realizó cuando no incluyeron a nadie de ‘Soy porque Somos’ en la lista al Senado.
¿Cómo podría el Pacto Histórico ser más inclusivo y responsable en los temas de género y raza para garantizar que no haya machismo, sexismo y racismo?
M.J.P: Yo creo que es importantísimo que las discusiones se den en ese nivel al interior del Pacto Histórico porque eso quiere decir que las mujeres nos estamos dando la pelea y estamos trabajando y luchando por el reconocimiento de nuestro espacio al interior de nuestros partidos políticos. En los otros partidos no hay discusiones ¿por qué? porque el tema de género y el reconocimiento de las mujeres no se da obligatoriamente al interior de todos los partidos. Esas discusiones que hoy vive el Pacto Histórico son discusiones obligadas en todos los partidos políticos, porque la falta de garantías existe en todos los partidos no solamente en el nuestro.
En el Pacto Histórico se dan esas discusiones porque estamos nosotras, hay unas que las dan de manera pública y otras que decidimos no hacerlo de esa manera, todas luchamos de múltiples maneras y eso no nos hace menos a unas u otras, son sencillamente formas distintas y por eso hay diferencias. Y vuelvo y repito, el feminismo es un territorio en disputa en donde estamos construyendo nuestras propias interpretaciones, encontrando nuestro lenguaje, nuestras formas y la manera en la que nos sentimos cómodas en esa disputa que estamos dando. No todas las disputas son iguales, no es lo mismo el feminismo étnico ni el feminismo indígena que el feminismo afro, ni son iguales las mujeres populares o las mujeres rurales a las mujeres en la academia.
Pero, efectivamente, creo que son muchas las cosas que tenemos que hacer. Y no creo que el punto sea que entre mujeres no discutamos, porque es normal que discutamos, lo que tenemos que lograr es que los hombres también den esas discusiones porque las discusiones de mujeres no solo son para las mujeres, las discusiones y la defensa de los derechos de las mujeres debe ser apropiada por toda la sociedad y, por lo tanto, los compañeros de nuestro movimiento tienen que estar dispuestos a transformarse, a cambiar con nosotras y a encontrar su propio camino hacia una nueva masculinidad y una nueva forma de hacer política como hombres. A esto es hacia dónde tiene que caminar cualquier iniciativa que nosotras estemos impulsando al interior del movimiento, incluido un protocolo de género que ya hemos discutido y que está al interior de las fuerzas políticas del Pacto Histórico, pero que como es un espacio en disputa, no ha sido fácil sacar adelante. Esto sigue siendo una discusión abierta que a veces es dolorosa.
También tengo que decir, con muchísima firmeza, que las discusiones que dieron mujeres como Sara Tufano y Juana Afanador eran discusiones del Polo Democrático, no eran discusiones del Pacto Histórico. El número de avales que otorgó la Colombia Humana fue mayoritariamente de mujeres, el Maíz avaló el mismo número de hombres y mujeres, pero el Polo Democrático presentó seis hombres, la primera mujer está en el puesto siete de las postulaciones del Polo. Por eso es una discusión que tienen que dar ellas al interior del Polo, no es un debate del Pacto Histórico y de ninguna de las otras fuerzas políticas que lo conforman.
Por otra parte, efectivamente a Francia Márquez se le incumplió. Ella presentó a un hombre, Carlos Roser, un hombre valiosísimo que todos y todas conocemos y queremos muchísimo, un gran líder de las poblaciones negras del Pacífico colombiano. Pero al ver que la disputa era tan fuerte, precisamente porque había un gran número de hombres postulados, sobre todo en los primeros renglones, se le propuso que presentara una mujer, pero Francia insistió en que tenía que ser Roser. Siendo así, el renglón en la lista en que iba a quedar era mucho más abajo que el renglón que hubiera ocupado una mujer, ¿por qué? porque por encima hay votaciones muy grandes y liderazgos muy fuertes donde la mayoría son hombres. En cambio, desde el lado de las mujeres, había mucha más disposición para que otras mujeres ocuparan renglones altos en la lista.
¿Por qué la disputa es menos fuerte entre las mujeres que entre los hombres? por una sencilla razón, somos menos mujeres que hombres, es triste porque nos deberíamos estar dando la pela igual, pero hoy somos muchas menos que ellos, lo que hace que establecer los renglones de las mujeres sea una discusión mucho más tranquila y sencilla, muy distinta a lo que sucede con los hombres. Entonces creo que para poner esa discusión sobre la balanza, todas las fuerzas políticas tienen que ser autocríticas, incluida Soy porque Somos.
Y, por supuesto, no estamos de acuerdo con ningún tipo de expresión violenta, discriminatoria o agresiva en contra de las mujeres. Es decir, respaldamos siempre a Francia Márquez y no avalamos ningún comentario que se le hayan hecho en redes sociales, reuniones privadas o públicas, o a través de los medios de comunicación, por su condición de mujer en la política. Ella merece todo el respeto.
Volcánicas: ¿Puedes hablarnos un poco más del protocolo de género que están impulsando dentro del Pacto Histórico?
M.J.P: Al interior de las distintas fuerzas políticas que hacen parte del Pacto Histórico hemos planteado la discusión, pero no hemos podido sentarnos con tranquilidad a discutirlo para consensuar una sola postura en un solo documento. Hay varios borradores del protocolo, con distintas visiones de mujeres feministas, pero también de mujeres que no se consideran feministas. El objetivo final del protocolo es eliminar cualquier tipo de abuso y de violencia basada en género al interior de las fuerzas políticas que pertenecen al Pacto Histórico.
Volcánicas: según las encuestas, en la consulta del Pacto Histórico va a ganar Gustavo Petro, un candidato que está rodeado (y ha apoyado) a hombres acusados de violencia en contra de mujeres como Hollman Morris y a detractores de los derechos de las mujeres como el pastor Alfredo Saade. ¿Por qué, a pesar de esto, se debería votar por él?
M.J.P: Primero hay que tener claridad en que Hollman Morris hoy no hace parte del Pacto Histórico. Petro y él pueden ser seguramente amigos, yo no lo sé, no conozco esa amistad, ni su relación, y no me atrevo a meterme en el campo de la intimidad y en las relaciones personales de la gente, sería un profundo irrespeto de mi parte. Pero en lo político, Hollman Morris está en otro espacio precisamente porque en el Pacto Histórico no se dio el espacio para que estuviera en esta lista. Él hoy está en una lista abierta de Fuerza Ciudadana, entonces definitivamente Gustavo Petro no está apoyando a Hollman Morris.
Con Alfredo Saade hay una posición completamente opuesta, no solamente en relación con el aborto, seguro que en muchísimos otros temas también.Pero estamos construyendo un país para todos y esas son las discusiones que tenemos que dar, y si somos capaces de darlas al interior de nuestras fuerzas políticas vamos a ser capaces de darlas con la sociedad, porque es la sociedad que queremos transformar.
Por lo demás, Gustavo Petro no es un hombre que salió del sombrero hace tres días, es un hombre que lleva 30 años en la legalidad dando una lucha política. Ha enfrentado los poderes más siniestros de nuestro país, en los años más duros de la guerra. Cuando el paramilitarismo captaba todos los espacios de poder él denunció la parapolítica, denunció Odebrecht, y también fue capaz de denunciar la corrupción al interior de su propio partido.
Gustavo Petro es un hombre de una generación diferente, la generación de mis padres, una generación que también debe cambiar y que tiene que hacer el esfuerzo para lograrlo. Un esfuerzo que Gustavo ha hecho, él intenta entender cuáles son nuestras luchas, por eso creo que no podemos crucificar a una persona que ha sido absolutamente valiente solo porque no entiende completamente las luchas que estamos dando las mujeres. Claro que tendría que entenderlas y debería ser una prioridad, pero eso también es un camino.
Gustavo hoy es un líder integral con un gran conocimiento del país, un líder muy valiente que ha sido capaz de enfrentar los demonios y las cavernas de este país y, por lo tanto, merece mi respeto y el de toda la sociedad colombiana. Es un hombre brillante, inteligente y con una comprensión profunda del país, por eso creo que es el mejor candidato del Pacto Histórico. Estamos hablando de dirigir el país en un momento convulso, cuando vamos a dar un cambio, un giro total. Eso no ha pasado nunca en la historia de nuestro país y por eso necesitamos a la persona más preparada. Aquí no podemos improvisar, por muy bonita que sea yo, María José Pizarro, o cualquiera, no estamos en el nivel que se requiere para poder dirigir este país. Mujeres como Francia Márquez, como yo, como Arelis Uriana, como Marta Peralta y como muchas otras, estamos formándonos y en unos años seguramente será nuestro momento, pero hoy hay una persona con la capacidad de dar ese giro y abrir ese camino y esa persona para mí es Gustavo Petro. Y no me importa si es hombre o mujer porque tiene la capacidad que requiere un líder y un gobernante para dirigir los destinos de este país. Si pudiera ser mujer y Gustava mejor, pero es Gustavo.
Volcánicas: otra de las críticas de las mujeres feministas que se salieron del Pacto Histórico es que la coalición pone la lucha de clases por encima de los derechos de las mujeres …
M.J.P: Nosotras y nosotros buscamos la igualdad, una sociedad de equidad que pasa por la equidad entre hombres y mujeres y entre identidades diversas. Una sociedad en igualdad pasa por la igualdad económica, la igualdad de oportunidades, y por superar las brechas que existen entre unos y otros en función de su clase, porque somos una sociedad partida en clases. También la igualdad entre razas, somos un pueblo mayoritariamente mestizo, con poblaciones afro y con poblaciones indígenas muy importantes en nuestro país. No puede existir el racismo en la sociedad de la igualdad, que es la que nosotros buscamos construir. Y no es que unas estén por encima de otras, es que todas tienen que caminar de la mano.
Yo creo que el mandato que nos dio la gente en las calles después del estallido social que acabamos de vivir es el mandato de la unidad. ¿Qué fue lo maravilloso que sucedió en el estallido social? Que no eran las mujeres solas marchando, ni los campesinos solos marchando, ni los pueblos indígenas solos marchando, ni los pueblos afros solos marchando, era toda una sociedad marchando por sus derechos.
Y por supuesto que los derechos del 52% de la población no pueden estar por debajo de los demás derechos. Para mí es una de las luchas más importantes, la de las mujeres. Pero no se les puede decir al pueblo negro, indígena o campesino que primero esperen a que las mujeres alcancemos la igualdad y después vendrán los derechos de ellos. De igual forma, no se le puede decir a las mujeres, bajo ninguna circunstancia, que tenemos que esperar un solo segundo para que se materialicen nuestros derechos mientras logramos una sociedad que no esté partida en clases.
Entonces creo que si nosotros buscamos una sociedad de derechos y en igualdad, tenemos que tener la capacidad para construir y liderar las luchas en igualdad. Como mujer, como madre, como cabeza de familia y como víctima que soy, sé que cuando comencemos a solucionar las brechas de desigualdad que existen entre hombres y mujeres habremos dado un paso inmenso para superar todas las desigualdades en nuestro país.
Volcánicas: ¿Qué significaría un gobierno de izquierda para la calidad de vida de las mujeres?
M.J.P: Primero un mensaje a las mujeres de izquierda, para que sepan que un gobierno de izquierda no significa que automáticamente nuestras luchas van a estar materializadas y que ya no tendremos que luchar más. Nosotras siempre estaremos inconformes y siempre vamos a querer ir más allá, eso es importante que lo reconozcamos y que lo sepamos, que si bien este es el inicio de un camino con unas condiciones diferentes, tendremos que seguir luchando. Además, porque nuestros movimientos, así sean de izquierda, también son movimientos profundamente machistas, donde hay una tradición de liderazgo masculina que estamos intentando romper. Hace 20 años había mujeres como Piedad Córdoba y Aida Avella y se podían contar con los dedos de las manos las mujeres de los movimientos progresistas y de izquierda que estaban en la política. Hoy somos muchísimas más, pero esperamos ser muchísimas más, y nuestro esfuerzo va dirigido a abrirle camino a las más jóvenes.
En segundo lugar, la lucha de las mujeres va más allá de las izquierdas y de las derechas, pero las condiciones en un partido de izquierdas y de derechas sí son completamente diferentes. Además, desde el Pacto Histórico nosotros hemos planteado que queremos superar la disputa entre derechas e izquierdas, por eso hablamos de la política de la vida. La política de la vida no plantea un país de izquierdas, plantea un modelo de vida con oportunidades para las juventudes, con derecho a un empleo digno y de calidad para los jóvenes, no a vender bolsas plásticas en los semáforos. En la política de la vida radica la diferencia de nuestro gobierno.
Volcánicas: ¿Qué mensaje le enviaría a las mujeres jóvenes para que se animen a ejercer su derecho al voto?
M.J.P: Cambiar la Presidencia es muy importante, pero si no se cambia el Congreso es muy difícil sacar adelante transformaciones que impacten verdaderamente a las mujeres. Iniciativas para que las mujeres campesinas de este país, por fin, sean titulares de la tierra, para que las mujeres tengan un bono pensional y para que haya una política pública de empleo femenino, entre muchas otras medidas que se pueden tomar desde la presidencia, pero que necesitan de un Congreso que las apoye. Para lograr todos estos cambios voten este 13 de marzo.