noviembre 3, 2022

Desde la Epicentra, hacia una salud sin barreras

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Ilustración de de Lina Rojas

Por: Andrea Correa, Giovanny Guerrero, Narsly Jiseth Rivera Álvarez, Yomayra Pastrana, Yury Muñoz, Lou Carbonell, Cam López y Emilia Márquez. 

Este artículo está escrito a varias manos por personas que hacemos parte de la Epicentra. A lo largo del texto se encuentran testimonios de algunes de nosotres. Es posible que en la lectura se noten distintos tipos de escritura o de expresión que son un resultado deliberado de este proceso de escritura colectiva. 

La Epicentra de formación para el acceso igualitario a la salud es una iniciativa que la ONG Temblores y la Fundación Lxs Locxs llevan realizando desde hace varios años en Colombia. Movilizadas por la preocupación de ver el miedo y la discriminación como algo cotidiano en los espacios de atención en salud para las personas con géneros y sexualidades no normativas, este año ambas organizaciones prescribimos una nueva receta: la Epicentra. Es una escuela comunitaria que facilita espacios de encuentro y aprendizaje entre personas TLGB y profesionales de entidades prestadoras de servicios de salud para impulsar una atención en salud libre de violencias y discriminación. La Epicentra es además un dispensario de herramientas que busca inspirar tanto al personal de salud como a cualquier persona que esté interesada en fomentar el cuidado a las personas TLGB en los espacios de prestación de servicios de salud. 

En este artículo mostramos algunas de las experiencias de negación del derecho a la salud que hemos vivido o acompañado desde nuestro trabajo como activistas, líderes y organizaciones. También contamos sobre nuestras experiencias con la Epicentra y sobre las motivaciones que nos han llevado a desarrollar el proyecto.

¿Por qué siguen jugando con nuestra salud? 

Eso es lo que nos preguntamos cuando pensamos en la atención en salud que recibimos las personas con géneros y sexualidades no normativas. Para nosotres es evidente que la salud no es accesible para todas las personas.

Yomaira: “En mi cédula yo me llamo Hernando y por eso no tengo derechos. Como no tengo el nombre de Yomaira en mi cédula, me niegan el derecho a la salud. Yo he sido insultada, me han pedido que tenga cédula femenina para poderme autorizar una cirugía urgente y al mismo tiempo me dicen “señor, siga” cuando voy a las citas. Entonces, ¿para qué me exigen una cédula femenina si me tratan de señor? Si usted me exige una cédula de mujer, tráteme como mujer. Yo necesito es salud, no una cédula femenina”.

Esto enfrentamos diariamente: a condiciones de salud precarias, a que se nos niegue el acceso a un servicio de salud básico y urgente con la excusa de que, si no hemos realizado el cambio del componente de sexo o del nombre en el documento de identidad la EPS no puede autorizarnos el procedimiento. Por ejemplo, las mujeres trans vemos constantemente vulnerados nuestros derechos, nos tratan como hombres y nos hablan de manera despectiva. El sistema de salud tiene una deuda muy grande con las personas con identidades de género no normativas: no vemos garantizado nuestro derecho al nombre identitario, es común que no se respete el uso de nuestros pronombres preferidos y nos enfrentamos a la falta de reconocimiento constante de nuestras identidades de género en los espacios de atención en salud. Así, mientras desde las instituciones del gobierno local se promocionan programas para personas trans, nosotres seguimos experimentando violencia y discriminación en hospitales y centros de salud.

A estas barreras se les suma la falta de información para atender a las personas trans fuera de las normas tradicionales en las que se enmarcan las ciencias de la salud. Estas normas actúan desde una perspectiva que patologiza nuestras experiencias de vida. Además, los vacíos en el campo de la salud sobre las experiencias de vida trans y no binarias impiden la posibilidad de un tránsito con acompañamiento médico que sea seguro, libre de patologización o invalidación de nuestras identidades. Muchas veces esto lleva a que las personas decidan hacer su tránsito sin ningún tipo de acompañamiento, lo que puede resultar en problemas graves de salud. 

Muralla: “Por ejemplo, yo tuve una cita para unos exámenes, le dije a la persona que me atendió desde el comienzo que soy una mujer trans. A pesar de esto, se pasó toda la cita preguntándome por la citología, que cuándo fue mi último periodo. Preguntas que no van al caso.”

También es importante mencionar que​​ hay una doble vulneración de los derechos de las personas adultas mayores que somos trans o trabajadoras sexuales. Nos han negado la atención en salud por no llevar acompañantes aunque estemos en graves situaciones de salud solo por ser adultas mayores. Esto, además de ser una violación a nuestro derecho a la salud, es una negación de nuestra autonomía. También hemos visto negligencia por parte del personal médico frente a personas que viven con VIH, a quienes no se les da una atención diferencial e integral que tenga en cuenta sus necesidades particulares en salud. 

Por otro lado, las personas con orientaciones sexuales no normativas seguimos viviendo vulneraciones en los consultorios. A las mujeres lesbianas nos hacen preguntas innecesarias e invasivas sobre nuestras prácticas sexuales o sobre el uso de métodos de planificación. Los hombres gay recibimos juicios malintencionados sobre nuestras prácticas sexuales y sobre el número de parejas sexuales que tenemos; si consultamos por un dolor articular, nos envían pruebas de ITS, asociando nuestras orientaciones sexuales con el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual y sin que haya previamente un diálogo que dé lugar a la orden de esas pruebas. 

Estos juicios son avalados por una tradición médica que asume lo heterosexual como lo normal, y por esto todas las prácticas y orientaciones que se alejen de la heterosexualidad son tomadas como anormales y asociadas con enfermedades. Por esta razón las necesidades de las personas con orientaciones y prácticas sexuales que nos salimos de la norma heterosexual no están plenamente identificadas y lo que se encuentra en el consultorio son dinámicas espectacularizantes y fetichizantes de estas prácticas. Ese tipo de dinámicas nos desincentivan de atender problemas de salud a través del sistema de salud. La pertinencia de las preguntas y respuestas que nos ofrecen en el consultorio es una condición de posibilidad para que la atención sea respetuosa y realmente atienda nuestras necesidades. Si estas necesidades no tienen lugar en el sistema de salud, entonces, tenemos pocos chances de tener una experiencia completa y digna de salud.

Andrea: “Esas barreras de acceso a nuestro derecho a la salud siguen sucediendo. En este momento nos hacen pruebas constantemente de enfermedades de transmisión sexual, pero los cambios reales en el sistema de salud son pocos”. 

Desde la Fundación Lxs Locxs le hemos apostado a estrategias de salud comunitaria que permitan sobrepasar las barreras de acceso a la salud. Nos hemos convertido en nuestras propias doctoras y psicólogas. Hemos aprendido desde los saberes ancestrales, sobre hierbas y medicamentos naturales. Esta labor comunitaria nos ha permitido conocer que hay una medicina alternativa a la medicina de los médicos que se transmite a través de las voces de nuestras madres, tías, amigas y abuelas. La salud comunitaria es también el acompañamiento cuidadoso que prestamos, es estar muy presentes con cada una de las personas que tienen algún problema de salud. De alguna manera, nos convertimos en unas enfermeras para ellas. Parte de nuestra labor también es buscar los medicamentos que alguien necesite y que por alguna razón no son fáciles de conseguir. Esta labor es importante y ha sido crucial para abordar y acompañar a quienes lo han necesitado, pero por supuesto no reemplaza los servicios, tratamientos y procedimientos que las entidades de salud deberían brindarnos de forma segura. 

Andrea: “La salud comunitaria salvó mi vida. (…) Por eso es que nosotras hemos aprendido sobre várices, hemorroides, asma, gripa, diarrea, la próstata, masajes anti-estrés, todas estas cosas corporales, porque todo eso influye dentro de lo que hacemos comunitariamente. Esto nos sirve para mejorar la calidad de vida”.

Nuestra preocupación por las condiciones limitantes, discriminatorias y excluyentes del sistema de salud dio pie a la Epicentra de formación para el acceso igualitario a la salud. Un lugar en donde nacen reflexiones, respuestas y soluciones en torno a las vulneraciones de derechos humanos que enfrentamos las personas con géneros y sexualidades no normativas. La Epicentra es un lugar de inclusión, un lugar para las personas con géneros y sexualidades disidentes en donde tratamos temas referentes al género, la sexualidad y los derechos humanos para trabajar por el derecho a la salud que nos está siendo negado. 

La escuela de la Epicentra también tuvo un proceso pedagógico con el personal de salud. Este curso fue un espacio de encuentro entre nosotres, como población TLGB y el personal de salud. Estos encuentros que se dieron por fuera de los establecimientos y centros de salud, hospitales o consultorios médicos, y, en ese sentido, también se llevaron a cabo por fuera de la dinámica de paciente – médique o usuarie – prestadore de servicios de salud. A través de metodologías experienciales y creativas, estos encuentros facilitaron el aprendizaje, el diálogo y la creación de estrategias colectivas para transformar los espacios de salud en lugares atravesados por el cuidado. 

Tanto la Fundación Lxs Locxs como Temblores ONG desde hace varios años han venido realizando informes de derechos humanos que dan cuenta de las barreras, violencias y discriminaciones que enfrentamos en el sistema de salud (ver: Sin curas ni remedios y Qué maricada con nuestros derechos). Asimismo, el año pasado creamos el Botiquín de género y sexualidad para una salud sin barreras, una caja de herramientas y recomendaciones para brindar una atención en salud digna y cuidadosa a las personas con géneros y sexualidades no normativas. Estas son algunas de las herramieentas de las que disponemos en el dispensario de la Epicentra, una de las apuestas de este proyecto para consolidar una biblioteca de recursos, informes y guías que puedan ser de interés para quienes estén en la búsqueda de mejorar la atención en salud para las personas TLGBI en Colombia. 

¿Quiénes somos les participantes de la Epicentra?

Somos una población diversa con distintas profesiones:enfermeros, estilistas, trabajadoras sexuales, gestores, líderes,educadores comunitaries, profes y estudiantes. Una de nosotras es una persona que está en prisión domiciliaria. Somos personas con géneros y sexualidades no normativas; somos lesbianas, no binaries, personas trans, personas de género fluido, hombres gays, algunes de nosotres no encontramos una categoría que defina nuestra identidad de género u orientación sexual. Somos personas que hemos tenido experiencias diversas, personas de diferentes edades, lugares de procedencia, oficios e intereses. 

¿Qué estamos aprendiendo en la escuela de la Epicentra?

En el curso de Pedagogía, género y sexualidad de la escuela de la Epicentra hemos aprendido sobre los derechos humanos y fundamentales que nos están negando todos los días. Cada día entendemos mejor las leyes y normas que existen para que nuestros derechos sean garantizados. También aprendemos sobre el buen trato hacia las demás personas y en general, sobre herramientas esenciales para nuestra cotidianidad y para crear estrategias de reconstrucción de espacios seguros que históricamente han sido adversos para nosotres, como lo han sido los establecimientos de atención de salud. Además, hemos abordado conceptos asociados al género y la sexualidad que son claves para que el personal de salud nos atienda de manera respetuosa y en función de nuestras necesidades diferenciales. 

Mientras estamos aprendiendo sobre estos temas y apropiándonos de las herramientas legales que nos sirven para hacer valer nuestros derechos, hemos tenido que lidiar con los casos de dos de nuestras compañeras, quienes se han enfrentado a discriminación, violencia y vulneración de sus derechos a la salud. 

 ¿Cómo nos ha impactado participar en la Epicentra?

Hacer parte de este proceso es importante para nosotres, ha sido un camino de aprendizaje que nos ha permitido conocer las normas y leyes que protegen nuestros derechos y a través de las cuales podemos hacer que se garanticen. También es un aprendizaje que nos sirve para cambiar, junto con el personal de salud que a veces tiene actitudes o comportamientos inadecuados, desinformados o discriminatorios al momento de atender personas con géneros y sexualidades no normativas. 

¿Qué esperamos de este proceso?

Esperamos que la Epicentra, como en un terremoto, ponga a temblarlas formas de discriminación y violencia por prejuicio que existen en las entidades de salud. Esperamos hacer visibles las falencias en términos de género y sexualidad que hay en el sector de la salud; poder llegar a una conversación directa con el personal que atiende en salud, incluyendo al sector administrativo y de vigilancia (hemos identificado que los casos de discriminación se dan en todos los niveles de la atención, empezando por la entrada a los espacios). Con la Epicentra buscamos aprender y empoderarnos para transformar las barreras que enfrentamos en el acceso a servicios de salud. El propósito de la escuela es que en el momento en que vayamos a replicar lo aprendido en el curso con el personal de salud logremos que las personas que participen se comprometan y brinden una atención cuidadosa y transformen, desde su quehacer en los espacios de salud y las barreras de discriminación y violencia.

En últimas, lo que queremos en la Epicentra es un trato digno en los espacios en los que se debe garantizar el derecho a la salud. ¿Pero qué es esto del trato digno? Para nosotres es: 

“Que me traten como en mi casa, que me estimen, me quieren y me respeten”.

Yury: “Es tratar a una persona con respeto por su forma de ser, vestir y actuar”.

Narsly: “Entender y ser entendida”.

Giovanni: “La dignidad con la que se dirigen a la persona”.

Les invitamos a saber más de nuestro proyecto en: www.epicentra.co. Allí podrán conocernos y entender las diferentes etapas que hemos adelantado a lo largo de este proceso. Invitamos especialmente a las personas prestadoras de servicios de salud a seguirnos la pista y revisar el Botiquín de Género y Sexualidad para una salud sin barreras.

¡Por una salud digna, sin barreras ni límites​, que reconozca nuestros derechos!

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Autor

  • La Epicentra

    La Epicentra de formación para el acceso igualitario a la salud es una escuela comunitaria que busca transformar las barreras de acceso a la salud que existen actualmente para las personas con géneros y sexualidades no normativas en Colombia.

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