António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, afirmó recientemente que la era del calentamiento global había terminado para dar paso al periodo de ebullición global. Esto implica que la crisis ambiental y climática ha alcanzado un punto crítico que provoca eventos extremos, cambios drásticos del clima y aceleración del derretimiento de los polos.
Semanas atrás, el 7 de junio, el mundo se conmocionó con imágenes de una niebla naranja que cubría Nueva York, al mejor estilo de lo que se han imaginado las distopías del cine y la literatura. El efecto respondía al humo de 150 incendios forestales en Canadá, un foco del calentamiento global por su ubicación geográfica.
Sin embargo, y pese al impacto que causó este fenómeno, Nueva York no es la única ciudad asfixiada. Sin imágenes virales, pero con grandes poblaciones afectadas, el sur global vive fuertes consecuencias de la crisis climática que enfrenta con desventajas y por cuyos efectos paga precios más altos.
Uruguay, su crisis hídrica y una sequía sin precedentes
La reserva de agua de Montevideo, que suple también a los alrededores de la capital, está al límite de su capacidad y se está secando la fuente de suministro. Los meteorólogos indican que la reserva está siendo mezclada con agua salada del Río de la Plata, lo que hace imposible su consumo. Las personas están supliéndose con agua embotellada. Pese a las lluvias que se han registrado en las últimas dos semanas, que representaron un alivio para los uruguayos, la crisis no está resuelta.
Expertos indican que uno de los problemas es la sobreexplotación de las fuentes hídricas, puntualmente por algunas industrias, por eso piden que el Gobierno priorice el uso del agua dulce para el consumo humano.
También es el caso de México, que vive una de las olas de calor más fuertes y letales de su historia: 112 personas han muerto en lo corrido del 2023, según la Secretaría de Salud, debido a las temperaturas extremas que están entre los 45 y los 55°C. Dichas temperaturas se han registrado en: Ciudad Altamirano, Candelaria, Bustamante, Apatzingán, Torreón, Nuevo Laredo, Cd Victoria, Tuxtepec, Culiacán, Mérida, Villahermosa, Jojutla, Reynosa, Monterrey, Durango, Guadalajara, Piedras Negras, Chihuahua, Querétaro, Hermosillo, Saltillo, Juchitán, Tepoztlán, Guanajuato, San Luis Potosí, Cuernavaca, Tuxpan, Veracruz, León, Colima, CDMX, Puebla y Zacatecas.
Además, gran parte de la población en México vive bajo fuertes condiciones de contaminación del aire que generan problemas respiratorios y mortalidad prematura. En algunos casos, las partículas PM10 y PM2.5 se alojan en los pulmones y pueden llegar a ocasionar cáncer.
En Guadalajara, por ejemplo, tienen un gran problema de presencia de ozono y en Monterrey, altos índices de partículas suspendidas por las instalaciones industriales en la periferia, según explica el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático. En la región de El Bajío se enfrentan a una elevada presencia de bióxido de azufre producto de la refinería y termoeléctrica en la zona. Por otro lado, en mayo, Ciudad de México declaró contingencia ambiental, por cuatro días, debido a los incendios forestales.
El cuerno de África
Después de cinco temporadas seguidas con pocas lluvias, más de 43 millones de personas de Etiopía, Kenia y Somalia enfrentan la peor sequía en 40 años desde octubre de 2020. Una situación que acentúa la inseguridad alimentaria de esta zona y aumenta el riesgo de hambruna de 20 millones de personas, según un estudio realizado por World Weather Attribution.
El calentamiento global en el cuerno de África ha hecho que la temporada de lluvias sea cada vez más corta y más húmeda y el suelo de la región esté más seco. La investigación también reveló que la sequía va más allá de la falta de lluvia, pues depende en gran medida de la vulnerabilidad de las poblaciones.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de la ONU para la infancia, UNICEF, la sequía en Somalia en 2022 cobró 40.000 vidas y la mitad eran niños menores de cinco años.
“En algunas zonas del norte de Kenia, los paisajes resecos y el ganado muerto han obligado a las familias a abandonar sus hogares en busca de agua, alimentos e ingresos”, aseguró António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.
Un julio sin precedentes en 120.000 años
En julio, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que se rompieron dos récords consecutivos de las temperaturas más altas. El 7 de julio la temperatura media global fue de 17,25 grados Celsius, 0,3 grados por encima del récord anterior de 16,94 grados del 16 de agosto de 2016. Y tres días antes, el 4 de julio, se había roto ese récord con un registro de 17,18 grados Celsius.
La OMM también ha reportado que desde 2016 la capa de hielo de la Antártica, donde la temperatura es más baja que en el Ártico, empezó a reducirse. Sin embargo, este 2023 se ha registrado una reducción sin precedentes.
Alertas globales sin medidas globales
En 2015 se firmó el Acuerdo de París, donde las naciones más ricas del mundo se comprometieron a entregar 100.000 millones de dólares al año a los países en vías de desarrollo con el fin de apoyar la lucha contra el cambio climático. La financiación debió hacerse efectiva desde 2020, pero no sucedió.
La Unión Europea estableció planes para la disminución de las emisiones de CO2 en el continente, pero el sistema interbancario de emisiones, que beneficia a muchos sectores empresariales, como energía y petróleo, ha sido deficiente y ha ralentizado este proceso.
Los países industrializados, por ende más ricos, sobre todo en el norte global, son los que más impactos generan al ambiente, pero las consecuencias son más fuertes para los países del sur, a quienes mitigar los efectos del cambio climático les cuesta una inversión entre el 7 y 19% del PIB de América Latina, según se discutió en la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en diciembre de 2022.
Un estudio publicado por The Lancet muestra que desde 1970 el 92 % del exceso de emisiones de gases de efecto invernadero han sido emitidos por el Norte Global. A su vez, Our World In Data mostró que desde 1751 Estados Unidos y Europa han emitido el 48% de todos los gases de efecto invernadero en el mundo.
Los países del sur global piden la creación de un fondo con recursos para la reparación del daño del calentamiento global. Además de las medidas comunitarias, que han implementado indígenas en Colombia, Perú, Guatemala y Argentina con la siembra de árboles nativos, la reforestación, la conservación de las fuentes hídricas en la Amazonía, creación de bancos de semillas, huertas orgánicas y restauración de ecosistemas.
Así como las altas temperaturas actualmente se registran como anomalías, los expertos alertan que en los próximos años serán la regla. Urge tomarnos en serio el calentamiento global y el cambio climático. Es claro que sus consecuencias van desde la inseguridad alimentaria hasta el desplazamiento masivo de poblaciones. Si los responsables no asumen compromisos por sus acciones, los más vulnerables seguirán recibiendo los mayores impactos de esta crisis global.