diciembre 9, 2021

Barbados: la joya que perdió la corona inglesa

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Ilustración de Carolina Urueta

El pasado 29 de noviembre Barbados se dio a conocer como la república más joven del mundo dejando atrás a la Reina Isabel II como cabeza de estado y dándole la bienvenida a Sandra Prunella Manson como primera presidenta electa de la isla. En la ceremonia de nombramiento, el príncipe Carlos de Gales -futuro rey del Reino Unido- reconoció el “terrible” pasado entre Barbados e Inglaterra (aunque “terrible” es un adjetivo que se queda corto para describir un pasado lleno de abusos y violaciones a los derechos humanos) y la presidenta Sandra Manson dijo en su discurso: “hace 55 años, en una noche lluviosa, los habitantes de la que había sido la primera sociedad esclavizada del mundo, dejaron de lado el manto de la colonialidad para convertirse en una nación independiente. La embarcación de ‘Barbados independiente’ levantó anclas y partió de sus atraques coloniales y, sin poder ver nuestro futuro, nuestro conocimiento, nuestras capacidades y nuestra fuerza, nos embarcamos en el viaje de construcción de nación”. 

El nacimiento de la república de Barbados nos deja muchísimas preguntas sobre las raíces coloniales que se mantienen arraigadas en nuestros tiempos, y en nuestras formas de gobierno, nos lleva a cuestionarnos sobre la verdadera soberanía de las naciones, demandando un debate serio y real sobre acciones decoloniales. 

Empecemos, entonces, recordando un poco de historia moderna sobre Reino Unido: en el año 1949 se fundó la Mancomunidad Británica de Naciones (actualmente conocida como Mancomunidad de Naciones) compuesta por 54 países soberanos independientes y semi-independientes. En la organización se encuentran varios países que fueron colonizados por Inglaterra entre los siglos XIV al XIX. Si bien esta organización obedece a una tratado político y económico en el que los países participan de forma voluntaria, la idea de soberanía entre la organización descansa en la figura de la reina de Inglaterra. Entonces, aunque la reina Isabel II no es necesariamente la cabeza de estado de todas estas naciones, sí es la líder de la Mancomunidad. En el caso de países como Barbados, donde Isabel II también era la persona con más alto rango estatal, surgían inquietudes significativas sobre el pasado en el que se fundó la isla y el pasado en el que se estableció el tratado con la Mancomunidad. 

Los colonos ingleses llegaron a Barbados en el año 1625 y, desde entonces, la isla se estableció rápidamente como uno de los puertos caribeños más importantes para la compra y venta de personas esclavizadas, además de ser un punto fundamental para la industria del azúcar de Reino Unido. La isla estaba dividida en grandes plantaciones en las que centenares de terratenientes ingleses construyeron su riqueza y fortuna, un legado que hasta hoy puede verse en las calles londinenses y que representa para los barbadenses, y otros países colonizados, la prueba de que es justo y necesario hablar de reparación, redistribución de recursos, y decolonialidad. 

El líder barbadense del movimiento Peoples empowerment party (Partido de Empoderamiento Popular), David Comissiong, aseguró en una entrevista para Michel Safi, periodista del medio The Guardian, que “si vas a Inglaterra, si vas a Londres vas a ver edificios fantásticos e infraestructuras masiva, ¿de dónde viene eso? Al final eso viene del saqueo y el robo a las colonias como Barbados”. Y este sentimiento que expresa Comissiong es el mismo que muchos barbadenses compartían respecto a seguir posicionando a la reina Isabel II, y al Reino Unido, como faros de la legitimidad y soberanía de la isla.     

A Barbados llegaron 3.1 millones personas esclavizadas desde África que fueron forzadas a trabajar en plantaciones de la isla o como primera parada para llevarlos después a otras islas del Caribe o Centroamérica, en donde también serían obligadas a trabajar en condiciones violentas e inhumanas. El legado que dejó la industria esclavista en Barbados puede rastrearse hasta el día de hoy, pues es Barbados el lugar con mayor número de tumbas de personas esclavizadas del continente Americano y uno de los países con menos reconocimiento histórico de sus raíces afro-diaspóricas. En otras palabras, dentro del sistema de educación nacional, poco se habla sobre el periodo colonial y poco se estudian las consecuencias de la esclavización tanto para Barbados, como para el Reino Unido. También hay otras consecuencias tangibles, relacionadas con el sistema de salud y el dinero, pues la pandemia por el Covid-19 dejó ver qué tan vulnerable está la isla en términos de su infraestructura de salud y qué tan dependientes son sus ingresos como nación de  la industria turística, cuyo cliente mayor es el turista inglés. 

Si bien las consecuencias de la esclavización y el pensamiento colonial siguen vigentes, y muchas personas en Barbados se han levantado en contra de seguir perpetuando este legado, diversos movimientos impactaron el deseo de emprender una nueva historia, lejos de la corona inglesa. El más importante: BLACK LIVES MATTER (Las vidas negras importan), movimiento civil cuyas acciones y denuncias ayudaron a destituir a la reina Isabel II como cabeza de estado de Barbados. George Floyd fue asesinado en Minneapolis, Minnesota, en mayo del 2020. Su muerte le dio la vuelta al mundo y muchas personas de la diáspora africana despertaron ante la realidad del monstruoso racismo que sigue apagando vidas y restando oportunidades a los afrodescendientes. Esta indignación llegó también a Barbados. 

En junio del 2020, un colectivo conformado por jóvenes barbadenses llevó hasta la primera ministra la idea de remover de la isla la estatua de Horatio Nelson, quien fue un esclavista británico. Este colectivo cumplió con su objetivo y le otorgó el debido reconocimiento al movimiento de BLM que inspiró la caída de tantísimas estatuas de falsos héroes nacionales. Pero ya otros movimientos y colectivas habían protestado en contra de la estatua de bronce de Horatio Nelson. En 1990 se habían dado protestas buscando su remoción, pero solo habían logrado un gesto simbólico en el que la estatua dejó de mirar directamente a la población, para mirar al horizonte. En junio del 2020 finalmente la estatua cayó, como también cayeron las idealizaciones de muchos barbadenses con respecto a seguir siendo gobernados por Reino Unido. 

Observemos con cuidado cómo después, en septiembre del mismo año Sandra Manson, actual presidenta de Barbados quien era en ese entonces gobernadora general, se pronunció sobre la urgencia de la isla por tener en el cargo más alto de gobierno a un líder nacional: “habiendo obtenido nuestra independencia hace medio siglo ya, no hay duda alguna de que nuestro país es capaz de gobernarse a sí mismo. El momento de dejar nuestro pasado colonial atrás ha llegado. Los barbadenses quieren un líder de estado barbadense que sirva como una declaración concreta de que confiamos en quienes somos y de lo que somos capaces de lograr. Por ende, Barbados tomará el paso necesario y esperado hacia la soberanía absoluta para convertirse en una república”. Entonces, pensar en que existe una conexión entre la ola de indignación que despertó la muerte de Floyd entre las personas antirracistas y la búsqueda de autonomía completa en Barbados, no es descabellado. Es, en cambio, un paso lógico que nos obliga a entender que la decolonialidad y el antirracismo están correlacionados y deben estar presentes en todas las conversaciones que cuestionen el status quo, sin importar en qué latitud nos encontremos. 

Es esencial que empecemos a entender lo que esto representa realmente para Barbados. Puede que muchas personas consideren esto como un mero gesto simbólico, pues en términos generales el país no cambió drásticamente el 30 de noviembre cuando se despertó como república. Sin embargo este es un paso necesario para empezar a resolver preguntas que están enraizadas en dinámicas tirantes entre los países del globo norte y los países del globo sur, preguntas que, además, están relacionadas con eventos que tuvieron lugar muchos siglos atrás, pero que siguen teniendo consecuencias en nuestras vidas. Kareem Smith, periodista y especialista de comunicaciones de la revista Barbados TODAY, afirmó -para The Decibel podcast– que los primeros cambios sí serán simbólicos: 1) la policía no tendrá más la palabra real que hace referencia al reinado inglés y 2) los grandes retratos de la reina Isabel II serán removidos de las casas oficiales. Pero el cambio no se trata únicamente de semiótica, pues buscará hacer cambios constitucionales que representen a todas las personas de la isla y a sus actuales estilos de vida. Entre esos cambios está por ejemplo el deseo de reconocer y afianzar los derechos de la comunidad LGBTQA+. Entender quiénes son los barbadenses sin la mirada de Reino Unido sobre sus tradiciones, sus visiones y sus acciones. 

La presidenta Sandra Manson cumple un papel único en la historia de Barbados, no solo por el actual rol que desempeña, sino porque su carrera es la representación de importantes hitos para la historia de las mujeres en Barbados. Sandra Mason nació el 17 de enero de 1949 en Saint Philip. La gran mayoría de sus experiencias académicas las tuvo en Barbados, lo cual la hace una fuerte representante de lo que la isla tiene por ofrecer desde la Academia. Manson es la primera mujer abogada de la isla y una de las primeras magistradas también. Fue representante de la reina en su país, estando a la cabeza de las negociaciones con el Mancomunado. Entre otros de sus logros podemos encontrar que fue la primera jueza en la Corte de Apelaciones de Barbados, también trabajó como gobernadora General interina y fue miembro del Tribunal Arbitral de la Secretaría del Mancomunado de Naciones. 

Podemos entonces empezar a dibujar algunas consecuencias que traerá el nacimiento de esta nueva república, a la vez que le apostamos a dejar atrás los legados coloniales por medio de acciones de restauración y reparación. Entender que el Reino Unido sigue teniendo un poder superior en 19 naciones africanas, por ejemplo, nos indica qué tanto el discurso de las independencias sólo se manifiesta en palabras. Inglaterra sigue encabezando listados en términos de calidad de vida alrededor del mundo, mientras algunos de sus supuestos aliados padecen hambrunas, atención médica limitada y pobreza. También podemos ver con esperanza a la nueva república de Barbados y a su nueva presidenta que le apuesta a un pensamiento que consolide las complejidades del Caribe como un frente unido: “Soy una radical cuando se trata de lo Caribeño. Creo en la integración regional porque siento que es algo que tiene que suceder. No creo que suceda de forma completa mientras yo viva, pero me iré a la tumba con la esperanza de que sucederá algún día”.

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Autor

  • Carolina Rodríguez Mayo

    Viajera, profesora y escritora. Literata con opción en Filosofía. Especialista en Comunicación Multimedia. Ha publicado su trabajo en revistas de colombianas como Literariedad, Sombralarga y Sinestesia. Columnista de la revista Iberoamericana Afrofeminas. Fue elegida como parte de una antología de jóvenes poetas, Afloramientos, los puentes de regreso al pasado están rotos publicado por Fallidos Editores. Su poesía ha estado en lugares como la Universidad de Brown y en el podcast Gente que lee cuentos. Produce el podcast Manifesto Cimarrón donde conversa sobre negritudes, diversidad y resistencia.

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