junio 18, 2023

Alex Reyes, más allá de los estereotipos de la paternidad

Entrevista con Alex Reyes, padre trans mexicano de 44 años, sobre lo que significa la paternidad, y sobre las posibilidades de vivirla y entenderla desde una perspectiva feminista y LGBT+.

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Ilustración de Lina Rojas

Alex Reyes es un padre trans mexicano de 44 años, vive con Fernanda, su pareja, y su hija Victoria, en Jalisco. Victoria, el cortometraje que cuenta su historia, dirigido por Eloísa Díez,  ganó La Camelina de Plata por votación unánime en el “Festival de Cine sobre Género y Diversidad Cuórum Morelia”, en 2021. 

El documental sigue la historia de Alex, desde su lucha por la custodia de su primera hija, gestada por una pareja que tuvo antes de comenzar su transición, y con quien perdió contacto después de la separación, hasta el regreso a su pueblo natal, Altos de Jalisco, un lugar profundamente conservador con, al menos, 35 Iglesias, en donde conoce a su actual esposa, Fernanda, con quien tuvo a su segunda hija, Victoria, esta vez gestada por él. 

Volcánicas conversó con Alex sobre lo que significa la paternidad, y sobre las posibilidades de vivirla y entenderla desde una perspectiva feminista y LGBT+. 

Catalina: ¿Cuáles son las diferencias entre maternar y paternar?

Alex: Siempre me he enfrentado a la complejidad de las definiciones, porque una pregunta que me hacen mucho es ¿qué es un hombre y qué es una mujer? Y desde ahí empiezan las dificultades, porque, por más que no quieras, a la hora que defines empiezas estereotipar. Me ha pasado lo mismo con la cuestión de la maternidad y la paternidad, es como si limitáramos a las personas: si tú eres el papá, pues haces esto; si tú eres la mamá, haces esto.

Mi esposa es directora de orquesta y pianista y a veces le toca estar fuera más tiempo que a mí. Yo trabajo por las noches, entonces en el día estoy en la casa y siento que estoy un poquito más disponible para la niña. Si le pasa algo o quiere platicar, va conmigo. La ayudo a hacer la tarea y mi mujer se encarga de todo lo de la comida. Pero yo me encargo, por ejemplo, de todo lo de la ropa. Siento que nosotros nos hemos organizado en función de lo que puede hacer mejor cada quien. ¿Quién firma las notas de la escuela y todo eso? Mi mujer me lo deja a mí porque tengo bonita letra.

Al final, en funciones creo que terminamos haciendo casi lo mismo y que son intercambiables. Las diferencias han sido mínimas; sobre todo, porque nosotros no tenemos prejuicios y hemos sido capaces de ver libremente qué hace cada quien. 

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Yo no me siento dentro de funciones específicas cumpliendo esta paternidad, sino como una figura y hacia afuera. Me fui 20 años de aquí. Entonces cuando regreso y empiezo a cambiar, hay mucha gente que no me recuerda, que me ve y no me conoce en la calle. Nos aprovechamos de eso para formar una familia tradicional. 

Catalina: ¿Cómo decidieron que tú ibas a hacer la gestación?

Alex: Fue por un tema práctico. Mi esposa tiene Asperger, y por eso es una mujer muy práctica, me dijo: 

—Sabes que yo estoy entrando al Conservatorio Nacional de Música durante cinco años y no voy a poder tener hijos porque esto va a ser superabsorbente. ¿Por qué no lo tienes tú? 

Y le dije: —¿cómo crees? De veras que se te van las convenciones sociales. Yo no puedo tener los hijos. Yo ya tomé una decisión. Yo ya cambié, ¿no? 

Pero ella ni siquiera cambió su semblante. Me decía: —bueno, pero entonces no vamos a tener hijos durante cinco años. Tú ya tienes 38 años, y vas a tener tu primer hijo conmigo cuando tengas cuarenta y tantos. Yo no me quisiera esperar, pero si es así, nos esperamos. 

Y entonces me puse a pensar: nosotros estamos aquí a 400 kilómetros de Ciudad de México y ella todo el tiempo iba y venía. Imagínate con la cuestión del embarazo, de la gestación, con un bebé pequeño, pues la verdad iba a ser muy complicado para ella, siendo que yo ya tengo mis horarios de trabajo en un hospital y me encargo del área de laboratorio clínico y banco de sangre por las noches en el área de urgencias. 

Pues sí, la verdad es que la practicidad me convenció y fue solamente por eso. Mucha gente me dice que mi embarazo fue “una declaración al mundo”, yo pienso que, ¿tal vez lo fue, no? Pero la verdad, es que lo hicimos por un tema práctico. 

Catalina: Durante años las feministas hemos dicho que la desigualdad en el trabajo doméstico es uno de los obstáculos más grandes que enfrentan las mujeres y particularmente las madres, pero a pesar de que está clarísimo que estas tareas se tienen que repartir equitativamente sin importar el género, no hemos logrado que los hombres y padres hagan su parte. ¿Por qué crees que no lo hemos logrado?  

Alex: Mi esposa tiene una historia familiar muy curiosa. Su bisabuelo fue refugiado, era extranjero. No sabía español, así que su bisabuela no podía platicar con él, pero tenían diez hijos. Al parecer y por muchas pistas, era ruso. Estaba escondido en México. Se casa con su abuela y hacen vida de pareja en una montaña lejana, tienen hijos, pero él, precisamente por estar escondido, se dedica única y exclusivamente a las labores del hogar. Su esposa vendía las tortillas en el pueblo, se podía dedicar a vender tortillas del amanecer al anochecer, porque sabía que sus diez hijos estaban siendo cuidados por su esposo escondido. Pero precisamente por esta situación muy peculiar, sus hijos crecieron viendo que papá se dedicaba a la casa sin ningún problema. Todos recuerdan a este papá rubio, barbón, panzón, el prototipo de masculinidad, pero que educó a todos sus hijos para ser amos de casa.

En cambio, en mi familia, los hombres, ¡híjole! No sirven para nada y están cómodos con el asunto. O sea, yo los veo, tan a gusto. A mí me tocó ver a un padre totalmente ausente a pesar de estar casado con mi mamá. Nunca paraba en la casa, llegaba a media noche y se me hacía la cosa más normal del mundo. Escuchaba a muchas amigas mías que decían que que sus papás también eran así. Pues, ¡qué cómodo! Tienes tu familia, tienes tu casa hecha, tienes tus hijos que se llaman tus hijos y que te representan en un momento dado, sin que tú tengas que hacer nada más que ir a trabajar y después de ir a trabajar ni siquiera pasarte por la casa. Siento que es una comodidad que difícilmente van a soltar. Porque va a implicar soltar muchos privilegios con los que ellos están muy cómodos. 

Porque si te garantizan, oye, yo te voy a seguir viendo como el macho que eres, el superhombre, el gorila pecho peludo, ¡pero, ayuda! La cuestión es que “¡híjole, yo quiero ver la tele!” Piensan. Y yo pienso que a una mujer también le dan ganas de decir “híjole, yo quiero ver la tele”, pero no lo puede hacer. 

Mi hija tiene un amigo de su misma edad y juegan juntos. Cuando él agarra una de las muñecas, su abuelo le dice: “Mira, acá están los carritos”. Y después exigen que sean buenos padres, ¿dónde practicaron, donde lo vieron? Hay una crisis de modelos de paternidad, en donde los hombres no tienen modelos de buenos padres que cuiden ni que hagan estas cosas dentro del hogar. No tienen a quién seguir ni sobre qué construir eso que van a hacer como padres. 

Catalina: ¿Y tú sientes que la sociedad te exige menos cosas y te da menos responsabilidades como padre?

Alex: Claro que sí. Fuimos al colegio a inscribir a la niña y todo eso, y estaban los demás papás y sobre todo, las demás mamás. En el colegio fomentan mucho la cuestión de que sea mutuo el asunto, pero son 16 en el salón de mi hija y habíamos creo que tres papás y todos los demás, pues eran mamás y entonces arman el grupo de WhatsApp y a nosotros nos dicen, así por default, ¿me pasas el teléfono de tu esposa? Siempre que mandan los recados dicen: que vaya la mamá y si se puede, también el papá. La sociedad no espera gran cosa de nosotros, ni cuidados, ni cercanía. Entonces casi siempre te lo dejan a si tú quieres y es muy fácil decir “no quiero” porque además no te ves mal. Y aparte está esta cuestión de que te ven como el superpapá por el simple hecho de que lleves a los columpios a tu hija. 

Catalina: ¿Crees que ejerces una paternidad feminista? Y si es así, ¿cómo? ¿Qué es lo que la haría feminista hoy? 

Alex: Mmmmmm. Yo digo que sí. Pero creo que solo porque busco esta equidad y esta justicia, este llevar las cosas por partes iguales dentro de lo que cabe. Insisto una vez más en esta cuestión de que no se trata de decir tú haces esto, yo hago lo otro, como para que se sean el mismo número de cosas sino que hay que preguntarse, ¿Cuál es tu tiempo libre? ¿Cuáles son tus habilidades? Y equilibrar un poquito más la balanza. Tal vez por buscar esa justicia es una paternidad feminista, pero no es una cosa como para tomar la bandera del feminismo al 100%. Sí creo que el hombre tiene una deuda histórica, eso sí, y que es una deuda que se sigue acrecentando por esto que estamos fomentando y que es una situación que les resulta muy cómoda y que difícilmente van a soltar. Se necesita mucho valor, sacrificar los privilegios, que sabemos que es difícil. 

Catalina: Algo que me deja esta entrevista es que no hay nada en la masculinidad que sea un obstáculo para hacer trabajos de cuidado y para maternar bebés. Es un punto de apoyo para poder decir todo el mundo tiene que estar haciendo este trabajo, que en estos momentos solo hacen las mamás.

Alex: Y fíjate que a mí a veces me ha llegado a lastimar un poquito, cada vez menos, el que me digan, “pues claro, es que tú haces todo eso porque tú eras mujer”, ¿no? Pero eso no tiene nada que ver, porque mira que los hombres de la familia de mi esposa se han dedicado a cuidar. 

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Autor

  • Catalina Ruiz-Navarro

    Feminista colombiana autora del libro “Las mujeres que luchan se encuentran”, columnista del diario El Espectador desde 2008. Creadora del Youtuber Beach Camp, (2019), un campamento para formar a creadoras de contenido latinoamericanas en feminismos y del Creadoras Virtual Camp, un taller virtual para la producción de contenido digital feminista (2020). Hace parte del Consejo Consultivo de la ONG alemana Centre For Feminist Foreing Policy. También es una de las fundadoras del colectivo feminista colombiano Viejas Verdes, que busca divulgar información clara y sencilla sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos a través de las redes sociales. En 2017 co-fundadora de la revista Volcánica, la revista feminista latinoamericana de Nómada y fue su directora hasta 2019. También ha sido columnista de el portal Sin Embargo y Vice en México, Univisión en Estados Unidos y el periódico El Heraldo y la revista Razón Pública en Colombia. Su trabajo como periodista ha sido publicado en periódicos internacionales como The Guardian y The Washington Post. Ha trabajado como Oficial de Comunicaciones en Women’s Link Worldwide y como Coordinadora de Comunicaciones para JASS Mesoamérica (Asociadas por lo justo) en donde trabajó con defensoras de derechos humanos indígenas y rurales en Centroamérica. Ha trabajado con organizaciones internacionales como Oxfam y Planned Parenthood en el diseño de estrategias digitales para la promoción de los derechos de las mujeres. En noviembre de 2016 dictó el TEDx Talk “Hablemos de feminismos” en la ciudad de Bogotá. Es maestra en Artes Visuales con énfasis en Artes Plásticas y Filósofa de la Universidad Javeriana, con Maestría en Literatura de la Universidad de Los Andes. Ejerce estas disciplinas como periodista.

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